Capítulo 13
"Ese sabor amargo fue el que me mantuvo flote.
¿Te cuento un secreto?
Fuiste el primero que me hizo salirme de la amargura de mi ser"
Ninguno de los dos estuvo presente en la reunión, el único que sabía la verdadera razón era Kim Namjoon, quien en lugar de empezar postergó para el día siguiente toda la reunión y acuerdo.
La tarde entera habían pasado teniendo sexo en distintas partes del cuarto, el salón, el espacio de la cocina y minibar. Ambos estaban en su propio límite , pero ninguno quería parar, se habían vuelto adictos a sus cuerpos, solo bastaba descansar un poco para que nuevamente Yoongi hiciera gemir al menor hasta hacerlo correrse. Una y otra vez.
Pero en ese momento, ambos se encontraban acostados en la cama, Jimin tenía su cabeza recostada en el hombro de Yoongi, y este lo abrazaba y acariciaba su piel, no sabía qué le pasaba, porque él no era así, pero sentirse de esa manera con Jimin le hacía sentir muy en calma.
Jimin en ese momento tan íntimo se puso a pensar, todavía dudando un poco de Yoongi. Una camiseta negra cubría el torso del mayor. Se levantó bajo la atenta mirada gatuna del contrario, quedando encima de él con sus piernas a ambos lados de su cuerpo sintiendo la humedad de sus sexos tocarse. Observó la línea que iniciaba el borde de la camisa y sin decir nada la subió nervioso, con sus manos temblando y esperando encontrar lo que estaba buscando. Si era cierto que él era Agust, solo había una forma de probarlo y quizás esa era la razón por la que jamás se quitó su camisa hasta ahora.
En su pálida y pulcra piel logró ver aquella cicatriz, una "J" se dibujaba perfecta en el pectoral izquierdo del mayor, varios tonos más claros que su propia piel, se hacía lucir la marca que le había hecho él mismo con una navaja. La culpa empezó a invadir su ser, hasta que no se dió cuenta cuando sus lágrimas caían mojando el torso desnudo del pelinegro. Yoongi observaba al menor sollozar, el rubio evitaba su mirada a toda costa, la ternura que le dió era demasiada.
Se levantó, para poder acercarse al rostro del rubio de ojitos bonitos.
—¿Por qué lloras?— preguntó Min.
—Fui un idiota, imbécil. Te hice mucho daño.
Yoongi no contestó nada, solamente se dedicó a acariciar las piernas esbeltas del menor por debajo de las sábanas. Lo arrastró junto a él hacia atrás, hasta que su espalda chocó contra el respaldo de la cama, permitiéndole apoyarse cómodamente en las almohadas mientras seguía las caricias en las piernas de Jimin. La duda carcomía dentro del menor, una pregunta rondaba en su cabeza ahora que analizaba muy bien las cosas y no se contuvo en hacerla.
—¿Por qué cambiaste tu nombre?— preguntó tímido.
—No lo cambié, en realidad ese solo era un apodo en el orfanato en el que estuve.
—¿C-cómo?— Yoongi asintió, atrayendo la cintura del menor hacia él.
—Soy adoptado, mi hermano también. En los días de secundaria todavía no era legalmente un Min, el proceso de adopción se tardó más de lo esperado.
El menor lo observó intrigado, no quería parecer un chismoso al hacer varias preguntas sobre la vida de él. Pero le interesaba mucho su historia, aún más al saber quien era en realidad. Yoongi observó la intriga del menor, por lo que sonriendo empezó a contar.
—Mis padres biológicos jamás me registraron, antes de ser adoptado no tenía nombre. Aún así, aunque la protección a menores me sacó de mi "hogar" y me pusieron en adopción, ellos quisieron recuperarme. Por eso el proceso tardó.
—¿Por qué quisieron recuperarte si nunca te dieron un nombre?— preguntó Jimin, viendo al mayor encoger los hombros.
—Eso no importa ya.
El menor quería seguir escuchándolo, sabiendo más de él, aunque pronto se encontró sumergido en los ojos negros de Min que lo veía finamente a los suyos. Con temor y nerviosismo fue inclinándose cada vez más hacia él, hasta posar sus labios en los suyos. Yoongi dejó que el menor tomara el control, Jimin lo besó tan profundamente que era imposible no crear un ambiente sexual entre ellos.
Park preso del deseo empezó a balancearse sobre la erección de Yoongi que no tardó ni cinco segundos en ponerse aún más dura robándole un jadeo cuando el pelinegro tomó posesivamente su cadera y lo hizo sentar sobre ella teniendo por primera vez a Yoongi dentro de él en aquella posición en la que lo sentía aún más profundo, haciendo temblar sus piernas. La manos rudas de Min se aferraron a su cadera ayudándole a moverse, Jimin mordiendo su labio negó con la cabeza apartando las manos del pelinegro creando su propio ritmo.
El balanceo de las caderas de Jimin le hicieron cerrar los ojos, el menor se movía tan suave y tan bien que sentía que en cualquier momento terminaría. Sintió la boca tímida del menor acercarse a su cuello y con los sentidos nublados se dejó hacer ante el suave tacto. Jamás lo había hecho de aquella manera, es más, jamás había permitido o siquiera imaginado estar bajo el cuerpo de alguien, o ceder el control... Pero ahí estaba, jadeando por los movimientos circulares que un chico de lindos ojos estaba haciendo encima de él, logrando llevarlo a otro mundo, haciéndole sentir cosas nuevas, cosas que nunca creyó que se podía sentir haciéndolo de una forma suave.
De movimientos circulares y el vaivén que el chico tenía, pasó a subir y bajar de una forma lenta mientras sostenía las manos pálidas de Yoongi entrelazadas a las suyas, quien se maravilló al ver cómo su miembro salía para de nuevo perderse entre los glúteos suaves del rubio. Hizo su cabeza hacia atrás en una repentina ola de placer, aquello era tan diferente a lo que siempre había practicado, pero le estaba gustando. Ver cómo el sudor perlaba la piel de Jimin, como mantenía su cabeza en alto gimiendo y jadeando con sus labios entreabiertos y sus ojos cerrados. Ver como en un gemido agudo se sumergía en su éxtasis. El chico soltó una de sus manos para guiarla al pecho pálido del mayor acelerando un poco más sus movimientos, sintiendo aglomerarse la excitación hasta estallar y mojar a ambos con sus fluidos. La manera exquisita que su miembro era preso de los espasmos del menor era maravillosa, casi al punto de hacer a Yoongi tener su orgasmo.
—Todavía no hemos terminado, cariño— el menor se ruborizó ante las palabras de Min, mientras seguía subiendo y bajando a pesar de que sus piernas temblaban.
Yoongi invirtió la posición, quedando entre las piernas del menor, empezando el mismo vaivén lento que Jimin había iniciado. Las estocadas lentas y profundas de Yoongi le hacían delirar, sentía como su cuerpo se hundía en el colchón cada vez que Yoongi dejaba caer su peso en él. Pronto sintió los finos labios de él sobre los suyos al compás de sus movimientos. Aquello se sentía tan maravilloso, tan irreal, hasta podría decir que sentía que aquello no era simple sexo, o al menos de parte del menor no lo era.
—Jimin —susurró sobre sus labios —. Joder, necesito...
Un gruñido ronco escapó de los labios del pálido y observó cómo la mano de él se aferraba fuertemente a las sábanas y las venas se marcaban en el dorso de ella. Estaba claro que Yoongi se estaba conteniendo para satisfacerlo, pero él también quería aumentar el ritmo.
Debía estar loco, complacer no era cosa de él, él siempre vivió para ser complacido pero ese chico estaba jugando con su mente ¿Prácticamente pedirle permiso? Debía ser una locura.
—Hazlo —gimió el menor —. Y-yo también lo necesito.
Ni bien Jimin dijo aquello aceleró el ritmo, la espalda de Jimin se arqueó recibiendo gustoso el nuevo ritmo mientras gemía más alto. Yoongi lo tomó por su estrecha y esbelta cintura manteniéndolo en la misma posición, deleitándose de los gestos que el rubio le regalaba, tenía una espectacular vista de él.
Las embestidas fueron en aumento hasta que se lograron escuchar los ruidosos sonidos de sus pieles chocando. La manos de Jimin no pudieron quedar quietas y fueron dirigidas hasta el torso de Yoongi que se encontraba cerca de su clímax, con sus uñas bajó lenta y profundamente desde su pecho hasta su pelvis, dejando un camino rojizo como las garras de un animal. Sólo eso le bastó al pelinegro para desatarse en un maravilloso orgasmo entre gemidos graves y Jimin no iba a negarlo pero el solo hecho de ver al mayor tan excitado le provocó otro orgasmo, uniéndose a las sensaciones de Yoongi mientras aún su cintura era tomada por él con un poco más de fuerza hasta que se detuvo.
—Te mueves maravillosamente, cariño.
Ambos se miraron fijamente, Jimin se puso nervioso al ver a Yoongi acercarse cada vez más hasta juntar sus labios. Robándole suspiros y gemidos que eran callados por sus labios. Su cuerpo dolía, sus piernas temblaban pero nada de eso le importó a Jimin, que no fue impedimento para volver a crear aquél delicioso vaivén entre ellos.
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Despertó poco a poco, fijando su vista hacia la ventana admirando el cielo, que con el pasar de los minutos se hacía cada vez más oscuro, se entristeció, pues sabía que se encontraba solo en la cama otra vez. Se colocó de lado quedando frente al ventanal y sintiendo en la boca de su estómago una sensación de vacío y miedo.
Él creía que la peor sensación era estar en una relación a distancia, lo sabía por qué tiempo atrás estuvo en una que no dió frutos y jamás le trajo nada bueno, los celos y la desconfianza empezó hasta que decidió cortar con el que ahora era su ex. Se dió cuenta que esa no era la peor sensación, la peor sensación era la que estaba sintiendo al darse cuenta que estaba enamorado de una persona que no le amaba en absoluto y que sabía perfectamente y se había resignado a aceptar que solamente estaba jugando con él, sólo por estar a su lado lo aceptaba, y lo hacía por querer.
Suspiró entrecortado, reteniendo sus lágrimas. Tuvo que hacerse el dormido cuando sintió la cama hundirse, creyó que él no estaba, que seguramente había ido a buscar a ese otro chico pero no, ahí estaba abrazando su espalda.
—Sé que no estás dormido— dijo con su profunda voz. Jimin se volteó con los ojos brillosos llamando la atención de Yoongi. —¿Qué sucede?— el menor negó.
—Nada
—Entonces ¿Por qué parece como si quisieras llorar?
—Apenas estoy despertando—se excusó. Yoongi alzó una ceja no queriendo darle más importancia a una cosa que para él era insignificante.
—¿Quieres ir a cenar conmigo? —preguntó de lo más tranquilo.
—¿Me está invitando a una cita? —preguntó tímido haciendo sonreír al pelinegro.
—Puedes tomarlo cómo quieras— respondió inclinándose para dejar un beso en sus labios —, ve a ducharte, te esperaré.
Yoongi se levantó de la cama y Jimin pudo verlo mejor, llevaba unos pantalones de vestir a la medida y una sencilla camisa blanca y zapatillas, vestimenta sencilla pero que lo hacía lucir perfecto. Su teléfono sonó y peinándose su cabello hacia atrás con su mano contestó la llamada, Jimin aprovechó ese momento para correr desnudo hacia el baño y así evitar que Min lo viera.
Yoongi escuchaba la voz de su secretaria a través del aparato mientras su lengua se paseaba por su labio inferior al ver la figura de un pequeño rubio desnudo perderse por la puerta del baño.
—¿Entonces señor Min?
—¿Qué?
—¿Qué le digo al señor Kim Seokjin?
—Mañana en la reunión hablaremos sobre eso, no atiendo asuntos del trabajo en estos momentos— colgó la llamada.
Caminó hacia el baño en donde abrió en silencio y se sentó tranquilamente en la tapa del inodoro viendo la silueta de Jimin mientras aseaba su cuerpo de la manera más inocente y tranquila sin percatarse de su presencia.
Con un suspiro emocionado Jimin apartó el vidrio llevándose la sorpresa de ver a Yoongi observando con una sonrisa. Inmediatamente agarró una bata y se la colocó nervioso y con sus mejillas rojas haciendo que el pelinegro riera a carcajadas.
—¿De qué te ríes?— se quejó. Yoongi se levantó y lo tomó de sus caderas.
—He visto cada parte de tí, has tenido mi lengua recorriendo cada parte de tu cuerpo ¿Porqué te avergüenza que te vea?
—No lo digas de esa manera—dijo tapando su rostro con ambas manos.
—¿De qué otra forma quieres que lo diga?
—Preferiría que no lo hiciera— escuchó la risa de él y luego como con ambas manos apretó sus glúteos por encima de la bata.
—Ve a la sala y espérame allá.
—¿Qué, porqué?
—Sólo hazlo.
Jimin se fue tomando la secadora que se encontraba ahí en el baño, también tomó un pequeño bolso que había traído de su cuarto, este contenía su maquillaje, perfume y algunos otros articulos personales.
Aprovechó la tardanza de Yoongi para maquillarse tenuemente y secar su cabello, aburrido de esperar estuvo a punto de ir a buscarlo pero el sonido de sus pasos lo detuvieron.
Esta vez Min venía con un saco del mismo color de su pantalón, de un azul marino, casi negro. Entre sus manos traída unas bolsas de cartón con logos de marcas de lujo, se extrañó cuando las puso en la mesa de vidrio en medio de los sofá y empezó a revisarlas.
—Ponte esto— dijo tendiendo la bolsa sin verlo y revisando otras más.
Jimin la tomó y sacó las prendas quedando encantado con lo bonitas que eran. Sin vergüenza alguna empezó a ponerse las prendas, la primera vez que se había vuelto a probar un conjunto de lencería había sido aquella vez que la madre de Yoongi le dió aquél collar, siempre pensó en la oportunidad de volver a ponerse unas y no sé atrevería a protestar, porque la verdad le había gustado mucho la experiencia.
Cuando ya estaban sobre su cuerpo Yoongi levantó la vista con sus ojos brillando y oscurecidos, se impresionaba que aquella prendas le quedarán de una manera hermosa, hasta podría decir que le quedaban mejor que a cualquier mujer.
El pelinegro retrocedió hasta sentarse en uno de los sofás tomando una pequeña bolsa oscura con un logo desconocido para él.
—Ven aquí— ordenó el mayor.
Jimin se acercó hasta quedar frente a él y el contrario con sus manos lo atrajo hasta quedar sobre su regazo a horcajadas. Sin previo aviso el mayor juntó sus labios. El beso era suave y demandante. Jimin no estaba consciente, lo único a lo que prestaba atención era a los besos que Yoongi le daba, a sus deliciosos labios sobre los suyos. Hasta que sintió los húmedos dedos de Yoongi entrar en él apartando la delgada tela de la lencería. Gimió sobre sus labios, los movimientos eran suaves y pausados, Yoongi apartó luego de unos segundos sus dedos y Jimin pudo sentir un objeto contra su entrada y como era empujado dentro de él sacándole gemidos agudos.
El pelinegro se acomodó y guío al menor a quedar boca abajo en el sofá, sacó el dilatador de dentro de él y vertió aún más lubricante volviendo a introducirlo, Jimin apretaba el cuero del sofá con fuerza y trataba de mantenerse quieto. Las embestidas se volvieron rápidas cada vez más y cada cierto tiempo las hacía más lentas torturándolo.
—Yoon..Gi— dijo apenas —. Te necesito.
—¿Qué tanto?
—M-mucho— contestó
—¿Por qué eres así Jiminnie?— gruñó haciendo esa pregunta más para sí mismo —. Me estás teniendo en tus manos cada vez más, esa maldita forma tuya de ser...— el pelinegro dió una nalgada al menor que resonó haciendo arder su piel —. Esa maldita lujuria tuya me encanta.
Yoongi volteó el cuerpo de Jimin hacía el sofá, quedando con su trasero hacia él, admirando la vista del juguete sobresalir de sus glúteos.
Bajó el cierre de su pantalón dejando salir su palpitante miembro y aún sin sacar aquél juguete ingresó en él de forma lenta, sintiendo lo delicioso que se sentía la estrechez de Jimin, mientras el menor se retorcía de placer y dolor. Pronto las embestidas empezaron y Jimin no se esperó aquello pero algo dentro de él empezó a vibrar. Gimió alto ante la sensación, Yoongi aumentó la intensidad de las vibraciones del aparato con un pequeño control, aquello también lo tenía a él al borde de su límite. Con ambas manos sostuvo la cintura del menor apretando la piel cuando su intenso orgasmo se hizo presente. Jimin se encontraba temblando y apenado, era la segunda vez que eso le pasaba, el abundante líquido había terminado en el cuero del sofá.
Yoongi ayudó al rubio a levantarse pegándolo a su pecho y Min pudo observar la abundante humedad con una gran sonrisa.
—Eres perfecto, cariño— dijo dejando un beso en su cuello —. Quédate aquí.
Él se levantó y segundos después volvió para ayudar al menor a limpiarse, se colocó detrás de él apartando nuevamente la lencería de su cuerpo
—Yoongi por favor... —no sabía si resistiría más, su cuerpo estaba sensible y aún no se recuperaba de su última vez.
—Tranquilo, esto te va a gustar.
Sintió un objeto frió y húmedo entrar en él y con un pequeño quejido sintió como tocaba su fondo. Yoongi volvió a acomodar su ropa interior, agachándose para dejar un beso en uno de sus glúteos.
—Perfecto
—Yoongi, n-no voy a...
El chico pronunció las palabras bajito y con nervios, sintiendo aquél objeto dentro de él.
—Oh sí cariño, sí lo harás. Vístete, se nos hace tarde.
"Por primera vez probé la vainilla de tus labios,
por primera vez pude decir que me gustó otro sabor que no fuera el amargo.
¿A qué estamos jugando?
Estamos siendo unos tontos.
Estamos cayendo en un círculo vicioso del que no queremos salir"
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