Capítulo 15
Destiny.
Esperé.
Estuve horas sentada en el maldito sofá... esperando que él regresara, que me dijera que todo había sido una broma y volviéramos a dormir juntos.
Sentí el timbre y luego la voz de mi hermano... me guié como pude y sujeté la sábana alrededor de mi cuerpo otra vez.
— ¿Derek?
— Abre Dest. — busqué el cerrojo con las manos e intenté girarlo hacia la derecha. Sentí como se desbloqueaba la cerradura y me aparté para que él pudiera abrir.
— Vamos a buscar ropa y nos vamos de aquí.
— No. Ayúdame a vestirme y recoger, pero no me voy a ir.
— ¿Qué? Dest te dejó aquí sola y tú no tienes la capacidad de...
— ¿De qué Derek?
— Sabes a lo que me refiero, por favor no hagas esto.
— Me quedo aquí y punto. Si no estás dispuesto a ayudarme por favor llama a Daniela.
— No, yo te ayudo, pero ¿estás segura de lo qué haces?
— Si. Ahora el me necesita más que nunca.
Después de una hora Derek se fue y pasé la noche sola... recostada en el sofá esperando sentir como entraba por la puerta.
No sé en qué momento me dormí, pero desperté en la cama y con su brazo sobre mi cuerpo otra vez.
Tuve la esperanza de que quizás fue solo un sueño... pero sentirlo sollozar destrozó todas esas ideas.
— Greg.
— Lo saqué de casa como una basura Dest... no pude decirle nada más... no pude...
— No. — le interrumpí. — No te culpes.
— ¿Cómo no? ¿Quién sabe qué pasó por la mente de Kevin cuando saltó de ese edificio? ¿Quién sabe cuál fue su último pensamiento? Quizás me odió, no puedo saberlo... no ahora que está...
Lo dejé hablar... me necesitaba.
— Perdí tantas cosas Destiny... y por un momento temí perderte también. No esperaba verte aquí y ahí estabas.
Gracias, porque no sé qué hubiese pasado si al regresar la casa estuviera vacía.
— Te quiero mucho, no puedo dejarte solo ahora.
Greg.
16 de marzo.
El desfile de sombrillas negras y cabezas bajas.
El horripilante paisaje... el olor a abandono.
Las flores secas sobre algunas tumbas.
Los lentes oscuros ocultando las lágrimas.
— Greg, estamos listas. — Kimberly, la señora Kingston y Destiny subieron las escaleras de la capilla.
Me sujeté fuerte a la mano de la chica de ojos ámbar... ella estaba siendo mi trampolín... impulsándome hacia arriba... evitando que cayera aún más profundo.
Me coloqué frente a todas esas personas y desdoblé el papel que había guardado en mis vaqueros.
— Kev... para muchos fue sólo el chico rubio que lograba seducir hasta a las sillas... pero para mi fue más.
Para mi sigue siendo más. Cuando me rompieron el corazón, él estuvo ahí. Cuando me enfermaba, él estaba ahí. Cuando necesitaba consejos, él estaba ahí.
Pero cuando él necesitó de mi... yo no estuve ahí. Quizás es muy tarde para lamentos, para decir cuánto lo quiero, pero en verdad lo quiero... y la gente que me conoce sabe cuánto. — los busqué con la mirada.
— Kevin Kingston era un tipazo, un gran jugador de básquet, un ligador tremendo y el mejor de los amigos que jamás tendré.
Comencé a llorar y bajé las escaleras buscando ansioso los brazos de Destiny.
— A partir de hoy no quiero más sufrimiento Greg. No quiero sentirte con pesadillas en las noches, ni sollozando en los rincones... ya te arrepentiste y estoy segura de que te perdonó. Pero recuerda siempre que no quiso que tú sufrieras por él. — me dijo una vez subimos al taxi y tenía mucha razón.
Debía continuar con mi vida. Vivir todo eso que Kevin no pudo hacer.
— Por favor déjenos aquí. — el taxi se detuvo a una orilla de la avenida, pagué y llevé a Destiny hasta el borde desde donde se podía ver el atardecer.
La besé y una vez más odié que ella no pudiera ver.
— Es muy linda.
— ¿Qué?
— La forma en la que sonríes cuando te beso.
Se sonrojó.
— Todo el cielo tiene tonos cálidos. Los últimos rayos del sol pintan todo de tonos anaranjados. — sus ojos y su cabello parecían hechos para ese momento. — Te amo Dest. Gracias por quedarte cuando nadie más lo hubiese hecho.
— Nunca... habías dicho...
— Lo sé, pero si lo digo es que lo siento.
Volvimos a casa y el golpe a la realidad me hizo recaer en la tristeza.
Aquel lugar había guardado todos los recuerdos... por más que doliera no podía alejarme de allí.
Ahí quería mi futuro con Dest, o quizás en un lugar más grande, en otro estado donde solo seamos nosotros.
— Quiero ducharme. — le dije.
— ¿Solo una ducha? — arqueó una ceja.
— Solo una ducha. — besé su frente y me encaminé hacia el cuarto de baño.
Dejé que el agua caliente relajara los músculos que desde días atrás estaban tensos.
Cuando salí estaba desnuda, recostada boca arriba con los brazos estirados... dejándome ver su cuerpo en su totalidad... se había quedado dormida esperándome.
La acomodé, la cubrí con una sábana y me recosté a su lado.
Tenía junto a mi a una chica que valía oro... perderla sería sin duda alguna la mayor de mis estupideces.
No estaba dispuesto a dejarla ir... no cuando ella había sido el ancla que mantuvo mi barco sobre el agua.
Nota de la autora: capítulo corto, pero esperen el otro pronto, porque ustedes son niños buenos.
los amo. <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro