Capítulo 13
*Capítulo con escenas picantes*
No son escenas +18, pues no se describe ningún acto sexual.
Estas escenas estarán en capítulos aparte, donde se especificará que son +18 y de una forma en que la trama no se vea afectada... es decir que no es imprescindible leer estas mismas para entender la historia.
Eres libre de escoger. <3
Greg.
— No puedes estar aquí, vete por favor.
— ¿Tienes miedo de que tu novia descubra que aún sigues perdidamente enamorado de mi, Greg? —la pelirroja se acercó a mi y trazó un camino con su dedo índice por mi brazo derecho.
La aparté y cerré la puerta en su cara. Volvió a tocar y me dejó una nota con su nuevo número por debajo de la rendija.
No me interesaba para nada Amanda y el poco interés que podía haber quedado, se esfumó cuando analicé lo cínica que fue delante de Dest.
Esta mañana había sido un total desastre. Cuando me desperté para ir al campus ya Kevin no estaba... no había rastro de él... como si jamás hubiese vivido aquí.
El examen había ido genial... pero luego me encontré a Amanda en la puerta con la excusa de alquilar el cuarto que ahora estaba vacío.
¿Cómo rayos se habrá enterado?
Lo único que me daría un poco de paz, era hablar con ella... había configurado el asistente de voz para que fuera más fácil para ella utilizar el móvil.
— Hola. — sonreí de lado.
— ¿Cómo dormiste? ¿Cómo estás?
— Bien, bien. ¿Qué tal tu examen?
— Genial, ¿nos vemos hoy?
— Mamá y papá me llevan a cenar fuera esta noche, ¿quieres venir?
Tragué en seco y comencé a toser como un loco.
Ya conocía a su padre, pero no a su madre. Acostumbraba a ir por su casa, pero cenar con su familia sería como presentarme oficialmente.
— ¿Ir?
— Parece que no ha sido una buena idea, mejor nos vemos...
— Iré, pero voy a estar nervioso y ya sabes que cuando eso pasa le hablo hasta a los peces Dest. Tenme mucha paciencia, prometo no hacerte quedar mal.
— Greg, eso no me preocupa. Si me haces quedar mal, no te besaré en dos meses, pero seguiré contigo.
— En dos días o no hay trato.
— Vale, en dos minutos.
Sonreímos y terminamos de coordinar todo para la noche.
Fumé como un loco y me probé diez trajes diferentes... parecía una chica preparándose para el baile.
Media hora antes salí en un taxi y ya estaban los Williams fuera de la residencia.
Los saludé y me tuve que detener ante Destiny. Llevaba un vestido rojo carmesí que le llegaba hasta la mitad del muslo. No enseñaba nada de piel por delante, tenía las mangas largas y un cuello corto...en la parte trasera una abertura mostraba hasta el final de su espalda formando una U.
Nada de maquillaje como de costumbre, pero un labial brillante en los labios.
La besé y se puso roja al instante.
— Cuidado muchacho. —me advirtió el señor Williams y me aparté de su hija en un salto.
— Cuidado con el auto Gregory. No soy de los padres que amenazan. — me ofreció la mano y la acepté... aunque apretó más de la cuenta.
Me coloqué en la parte trasera, por primera ves iría junto a Destiny.
Coloqué mi mano sobre su rodilla y al instante la acarició. Besé su hombro y a la luz de la luna me sonrió con ternura.
Repartí cortos besos por sus mejillas y comencé a trazar un círculo con mis dedos por su rodilla.
Entreabrió los labios cuando mordí con delicadeza el lóbulo de la oreja.
Me aparté y se las arregló para sujetarme la mano. La miré y negó con la cabeza.
— No te alejes. —me susurró y la besé otra vez.
El auto se estacionó y bajamos... juro que me quedé con ganas de hacerle muchas otras cosas, pero todo a su tiempo y con ella tenía todas las horas del maldito reloj disponibles.
— Reservación para cinco a nombre de Madelaime Moore. —conté una y otra vez y la cuenta no me daba.
Entonces la cara de Dest me dijo que no se trataba de una quinta persona que a ella le agradara.
— ¿Por qué eres así?
— Porque es lo mejor para ti... nadie te va a querer así Destiny... este solo se interesa por tu fortuna... — papá le pidió que hiciera silencio — No Robert, ya basta de hacerle creer a esta mocosa que la vida es color de rosas.
Se soltó de mi agarre y dio un paso adelante.
— ¿Sabes qué pasa? Que nunca has estado para saber cómo son realmente las cosas en mi vida. Si volviste no fue por mi accidente, fue para sacarle provecho a la situación y seguir viviendo con lujos... porque yo no te importo, no te importa Derek y no te importa papá... solo importas tú mamá y déjame decirte que vivir así es vivir en la mierda.
La señora abrió la boca y no supo que más decir.
— No tienes ni idea de quién es Greg y lo que significa en mi vida. Tampoco tienes idea de lo imbécil que es Leonardo. Solo lo supieras si de verdad fueras una madre, una persona en quien pudiera confiar.
Se volteó y la sostuve en mis brazos. Le pedí irnos y asintió. Antes de cruzar el umbral de la puerta de cristal volvió a girarse.
— Me duele decirlo, pero papá es más madre que tú.
Todos los presentes habían visualizado el espectáculo y cuando aquella señora se volteó todos fingieron seguir con su vida.
Detuve un taxi y me coloqué a su lado. No lloró, no protestó, no dijo una palabra... solo me sujetó la mano y la colocó otra vez sobre su rodilla.
— ¿A mi apartamento? —asintió.
Una vez allí, improvisé algo de cena con lo que tenía en la nevera y nos acomodamos en el sofá para cenar.
— Hacía mucho no comía hamburguesas.
— Tienes el privilegio de probar las hamburguesas de Greg. Eres afortunada.
Suspiró. No estaba para nada bien.
— Quiero tomar una ducha.
— Vale, te preparo todo y luego te...
— Quiero que te duches conmigo.
— ¿Solo ducharnos? —sonrió y asintió.
— Hoy será solo ducharnos, no estoy de humor.
— Te entiendo. Vamos.
— Pero déjame terminar...
La agarré y la cargué... la dejé caer en la cama mientras buscaba una camiseta para prestarle... ella solo sonreía.
Genial Greg... eres bueno en algo.
— Vamos. —la tomé de las manos y una vez en el cuarto de baño llegaba la tarea difícil.
— Desnúdame. — me dijo con un tono seductor.
— No me hables así si solo quieres tomar una ducha.
Sonrió y se volteó. Apoyó ambas manos en el lavabo y desde el espejo la pude ver sonreír.
Agarré el vestido a ambos lados de sus muslos y levanté con calma y delicadeza la tela que la cubría.
Dejó caer la cabeza hacia detrás y mis pupilas se dilataron por aquella obra de arte que tenía delante.
Deslicé ambas manos por su torso desnudo. Acaricié sus hombros y sentí como cada pizca de mal humor desapareció.
Se volteó y me pidió que recogiera bien su cabello, hice lo que pude y abrí el grifo.
— ¿Aún tienes la ropa puesta?
— Si. — me señaló con las manos que me acercara.
— Lo justo es que yo te ayude también.
Le indiqué donde comenzaban los botones de la camisa y los desabrochó uno a uno. Llevé sus manos hasta el cinturón y con gran habilidad en pocos segundos me dejó solo en bóxers.
Ya el agua estaba caliente, en ese punto exacto que tanto me gustaba.
La invité a entrar y dejó que el agua le recorriera la nuca y bajara por su espalda.
Me acerqué y la besé. Correspondió con el mismo deseo que yo y ahí supe que no iba a ser solo una ducha.
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