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Capítulo #23

"Aquí tienes, para que mates un poco el tiempo" el señor Jung lanza con brusquedad el celular de su hijo, mismo que cae al lado de él, la pantalla se rompe un poco, pero está seguro de que sigue funcionando.

HoSeok solloza cuando sus oídos captan el sonido de la puerta siendo cerrada, se sumerge en una profunda oscuridad, ninguna luz está encendida en aquel frío sótano.

Hace unos minutos había terminado todo aquel sufrimiento que HoSeok cree que lo acompañará por el resto de su vida. La noche ya había caído hace unas horas e incluso la madrugada hará presencia pronto y él se encuentra en una habitación pequeña, totalmente desnudo, sin ninguna manta y con su celular que apenas tiene la mitad de la carga.

Se puede saber lo sucedido con solo mirar su cuerpo. Su piel bronceada tiene moretones por todos lados, sus labios se encuentran partidos, su ojo hinchado y morado, sus brazos y piernas llenos de marcas rojas por los latigazos, muchas porciones de su piel con huecos por los dardos, sus pies cansados y los tobillos hinchados.

HoSeok rompe en llanto al recordar la peor parte y con la que concluyó la noche, se abraza a sí mismo y esconde su cara entre sus piernas, siente un dolor punzante en su parte baja y puede jurar sentir la sangre escurriendo entre sus muslos a pesar de que eso ya pasó hace un rato. Definitivamente hubiera preferido morir en lugar de experimentar lo que su propio padre le hizo. Puede sentir las manos de ese repugnante hombre impregnadas en su piel y jura que nunca había sentido tanto asco hacia su persona como ahora.

Llora... Llora por lo que parecen horas, en realidad lo son, porque no pudo dormir en ningún momento durante la noche y ya el sol ilumina el cielo, el brillante día se cuela por una pequeña ventana y le da iluminación al lugar.

Todos afuera, en el mundo exterior, continúan su vida como siempre, unos se levantar para ir al colegio, otros van de camino al trabajo, unos cuantos todavía duermen... Nadie se interesaría por HoSeok, ¿Quién lo haría? Él gritó tan fuerte ayer, tanto que sintió sus cuerdas vocales desgarrándose por cada chillido que salía de su garganta y su alma partiéndose con cada minutos que pasaba; pero nadie ayudo, tal vez muchos escucharon en el silencio de la noche, pero todos hicieron oídos sordos, porque nadie conocía a Jung y por ende a nadie le interesaba.

El celular sonando interrumpe el llanto de HoSeok, él levanta los ojos totalmente hinchados y toma entre sus dedos temblorosos el aparato, puede ver a penas el nombre del contacto, es WonHo.

'Probablemente se preocupó porque no aparecí ayer en el trabajo'. "¿Preocupó?" Pregunta HoSeok con la voz ronca y la garganta ardiéndole, que cosas tan tontas está pensando, por supuesto que lo único que le interesa a WonHo es el dinero que gana gracias a él, por eso lo llama, mas no porque se preocupe, es obvio. Vuelve a mirar su celular que aún suena y decide que no está de humor para contestar, así que solo cuelga la llamada.

Ya verá si le habla en otro momento...

Un mes.

Un maldito mes no ha salido de su casa, las únicas llamadas que recibe son de WonHo, pero no ha contestado ninguna. Muchas veces tuvo la tentación de atender y decirle todo lo que pasaba, contarle y esperar a que lo ayude, pero nunca podía, su dedo pulgar siempre se paralizaba antes de tocar el ícono para contestar.

Siempre se ha considerado un muchacho estudioso, pero en ese punto el colegio le vale una mierda, para ser sincero lo único que quiere ahora en lugar de notas perfectas es dejar de levantarse a las tres de la mañana después de terribles pesadillas, siempre termina metiéndose a la bañera luego de que un mal sueño consuma sus pensamientos, restriega con ansias el jabón, se centra tanto en pasarlo por todo su cuerpo que la piel toma un tono rojo e incluso, a veces, la sangre brota sin control. Se siente tan sucio, que no le importa lastimarse; restregará una y otra vez la esponja sobre su dermis, hasta que su piel deje de ser visible y solo queden sus huesos, hasta que deje de sentir tanto asco al punto de vomitar cada vez que se ve al espejo y recuerdo todo con detalle, impregnado en su memoria como un tatuaje permanente.

"¡HoSeok!" Se escucha la voz de su padre desde la planta de abajo, fuerte y clara como siempre.

HoSeok se estremece de pies a cabeza, se levanta de su cama a toda velocidad y baja corriendo por las escaleras hasta quedar en frente de su padre. Mantiene su mirada gacha, porque verlo a los ojos se siente como un verdadero infierno, como si pusieran miles de llamaradas sobre su cuerpo y lo único que pudiera hacer es llorar y volver a mojar su cuerpo con agua, restregar y repetir el proceso, porque el martirio que siente su alma cuando su padre lo obliga a mirarlo directamente, es indescriptible, no sabe como expresarlo para que alguien más lo comprenda, pero las ganas de derramar lágrimas sin parar siempre nacen de lo profundo de su pecho ".¿Qué sucede?" Pregunta en voz baja y temblorosa.

"He decidido que el día lunes podrás regresar a clase sin problemas" su mirada fría se mantiene sobre lo que apenas puede ver del rostro de su hijo, la cabeza del contrario no se levanta y aunque le parezca una falta de respeto tiene cosas más importantes que hacer en ese momento ".Saldré durante unas horas, no te olvides de limpiar la casa".

"Claro" contesta, sintiéndose aliviado cuando la puerta de la entrada se abre y cierra de manera rápida, el aire vuelve a sus pulmones. Se encuentra totalmente sorprendido de no haber escuchado ningún insulto ese día, es tan extraño, probablemente su padre debe estar muy ocupado. Por otro lado su cuerpo siente pequeños temblores al pensar en regresar al averno que sería la institución, no se siente nada preparado, de solo pensar que aquellos ojos podrían observar más allá de lo visible se siente asqueado; las ganas de vomitar regresan.

Sin aguantarlo por mucho tiempo corre hacia el baño de la planta baja y vacía la poca comida que se mantenía en su estómago, siente su garganta arder y sus ojos llorosos, ya no sabe si es por el esfuerzo que ha hecho o lo cansado que se siente de intentar.

Tira de la cadena del inodoro y se sienta, con la espalda pegada contra la pared del baño y las piernas totalmente estiradas, su mirada se pierde por un segundo en el foco que permanece apagado. En medio de su trance su cerebro le lleva hacia aquel momento horroroso en el que pedía por ayuda mientras gritaba del dolor, al peor día de su vida, considerando que hubo muchos que lo dejaron sin aliento, ninguno se compararía con ese. Ese día frío, doloroso y gris, dónde por más que quiso escapar, que todo fuera un sueño, que nada fuera real; lo fue, cada segundo había dejado una marca más profunda y cada minuto eran miles de lágrimas derramadas, pintando con su transparencia un doloroso recuerdo en cada rincón de esa casa.

Ya ha tenido suficiente. Saca su celular a toda prisa y marca el número de WonHo sin pensarlo dos veces, no puede resistir ni un segundo más sufriendo de esa manera.

Un pitido, dos pitidos y al tercero por fin es atendido ".Necesitamos hablar".

Disfruten beibis;))))💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜💜

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