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14

-¿Tres metros de cuerda?

Anne negó con la cabeza.

-Aún es muy poco.

-Bueno, ¿Para que la quieren, van a escalar una muralla del palacio o algo así?

Sasha contuvo una sonrisa mientras Anne observaba la cuerda que Clexa les ofrecía.

-No, pero la necesitamos para un trabajo.

-Son soldados, ¿Para qué usan una cuerda?

Sasha se interpuso entre la conversación y colocó un par de monedas frente a la joven de cabellos dorados.

Esta sonrió al instante y observó a Sasha.

-Entiendo, no más preguntas.

Tomó las monedas y las guardó en un frasco debajo del mostrador.

-¿Cuánto es lo máximo que nos podrías ofrecer? — Anne preguntó.

-Seis metros.

Anne soltó un suspiro cansado.

-Danos un momento.

Anne jaló a Sasha por el brazo hasta una parte solitaria cerca del mostrador de Clexa en el mercado del reino, el ruido del gentío aún se lograba escuchar, pero no tan fuerte como antes.

La rubia se apoyó en la pared de piedra y observó a la castaña hacer lo mismo a su lado.

-Sigue siendo muy poco.

-¿Qué hacemos?

Anne se cubrió el rostro con las manos, las cuales aún tenían una venda al rededor ya que Anne se tomaba muy en serio las indicaciones de Marcy.

Y eso podía ser un problema en la situación en la que estaban.

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-¡¿Por qué te empeñas en arruinar todo?!

-¡¿Yo arruinar todo?!

-¡Si, tu lo haces!

Marcy dió un par de pasos hacia atrás y frunció el ceño, sus zapatillas finas resonaron en el salón, pero este sonido desapareció casi al instante dejando un espeso silencio con el.

El rey Andrias observaba a Marcy con odio y furia reflejándose en su rostro, se había levantado bruscamente de su trono y ahora estaba cada vez más cerca de la princesa.

-¡Has sido tú el que se ha empeñado todo este tiempo en comprometerme con un príncipe! — Marcy gritó — ¡No me quiero casar, por lo menos, no con un hombre y mucho menos con el idiota de Darrell!

-¡Entonces, dime, maldita sea! — Andrias se acercó a Marcy a modo que la distancia entre ambos fuera casi nula — ¡¿Qué mierda es lo que quieres, qué te haría feliz?!

-¡Las quiero a ellas!

Marcy se dió cuenta de lo que acababa de decir, no se podía retractar y mucho menos fingir que no lo había dicho, lo había gritado al rostro del rey y todos los presentes la habían escuchado.

Marcy cayó al suelo sobre sus palmas, subió la mirada rápidamente hasta encontrarse con los ojos juzgadores del rey.

-Yunan — la llamó.

La general apareció justo al lado de Marcy al instante.

-Traela.

El rey Andrias comenzó a caminar hacia el frente pasando de largo a Marcy en el suelo, Yunan ayudó a Marcy a ponerse pie e intentó preguntarle por si estaba bien.

« ¿A donde se supone que iremos? » quiso hacer la pregunta en voz alta, pero su garganta ardía y no quería más problemas, por lo menos no ahora.

Marcy se apoyo en Yunan y juntas caminaron detrás del rey en silencio.

-El principe Darrell y su familia siguen aquí.

-¿Quieres que te felicite? — Marcy rodó los ojos.

-No, quiero que te pongas de rodillas y le pidas perdón.

Marcy frunció el ceño y se negó al instante.

¿Ella, de rodillas pidiendo perdón a un idiota insoportable? Qué gran chiste.

-No lo haré.

-Lo siento, pero no eres nadie para elegir.

-¿Disculpa?, ¡Seré yo la que se ponga de rodillas, no tu, está claro que debería ser yo la que elija! — Marcy dijo — ¿Por qué debería pedirle perdón?, Deja que se vayan y ya.

-Porque no se pueden ir.

Marcy sabía la respuesta a la pregunta que quería hacer, pero necesitaba escucharla salir de los labios del rey Andrias.

-¿Por qué?

-Porque te casarás con el.

Marcy sintió un inmenso nudo en su garganta y un recuerdo golpearla al instante.

-¿Qué es esto?

Una pequeña Marcy señaló una fotografía donde una mujer vestida de blanco estaba tomada de la mano con un hombre elegante y de ropas caras, las manos de la mujer sostenían un gigante ramo de margaritas blancas con un listón azul.

-Eso se llama boda — explicó el rey — es cuando dos personas que se aman deciden unirse por más que un lazo sentimental.

La pequeña sonrió y se sentó en el regazo del rey sosteniendo la fotografía con sus manos.

-¿Algún día podré casarme?

-Cuando tú estés lista y sientas que has conocido al hombre ideal para ti.

Marcy puso una mueca.

Al notar esto, el rey frunció el ceño.

-¿No te quieres casar?

Marcy negó con la cabeza, sus ojos no dejaban de estar fijos en aquella fotografía.

-Si, me gustaría, pero no con un hombre — explicó — las mujeres son más lindas, ¿Está bien eso?

Los ojos del rey estaban a punto de salirse de sus cuencas ante la sorpresa a la repentina confesión de Marcy.

Fungió una sonrisa y despeinó cariñosamente a Marcy, aún era una pequeña, solo estaba confundida.

-Claro, te apoyaremos en todo.

-¡Genial!

Marcy se levantó y caminó hacia la salida del salón dando saltitos.

Andrias volteó hacia Lady Olivia.

-Solo está confundida.

-Si usted lo dice, mi señor.

El recuerdo golpeó a Marcy como una cubeta de agua helada y hielos haciéndola despertar de un falso sueño y una falsa ilusión.

Andrias era un mentiroso.

No, era mucho más que eso.

Tal vez podía ser mucho más idiota que aquel príncipe arrogante que Marcy había odiado desde el primer segundo.

Tenía la falsa ilusión de que tal vez Andrias entendiera la situación... Qué la entendiera a ella.

Pero solo eran ilusiones.

Andrias no aceptaba quién era, Andrias solo quería la falsa imagen que había creado de la princesa frente a todo el mundo, pero no a la verdadera.

No sabía su libro favorito, tampoco su comida preferida o su bebida de siempre, no conocía sus horarios y tampoco el nombre de su mascota.

La había escuchado hablar por horas, pero no sobre lo que ella en realidad gustaba.

Marcy sintió sus ojos arder, quiso llorar, quiso gritarle a Andrias, quiso escapar y correr a los brazos de Anne y Sasha como si fuera una niña pequeña.

Pero no lo hizo.

No podía arruinar el plan.

-Rey Argo, lamento la actitud de la princesa, pero ahora está dispuesta a disculparse y ser una buena chica, ¿Cierto, Marcy?

Marcy se sentía bien bajo los brazos cálidos de la general, brazos que la habían sostenido todo el camino evitando que se cayera a pedazos, como una estatua antigua cuyo único soporte era la idea de ser restaurada algún día, pero cuando fue obligada a separarse, las ilusiones se rompieron y los pedazos de piedra cayeron al suelo.

La estatua de había derrumbado y sus ilusiones habían caído junto con esta.

Marcy podía sentir sus rodillas doler al estar apoyada en el suelo, se sentía mareada y quería salir corriendo del lugar.

Quiso vomitar cuando sintió el toque áspero de Darrell en su mentón.

La general se sintió impotente al no poder ayudar a Marcy y ser una espectadora más de cómo el príncipe se acercaba a ella.

El rey Andrias solo mostraba satisfacción y nada más, no lamentaba lo que hacía y mucho menos se sentía triste ante la escena.

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Marcy se dejó caer en la cama.

Se pasó las manos por el rostro y soltó un sollozo.

Hasta que Sullivan apareció a su lado y dejó una carta envuelta en un listón.

Marcy se apresuró en tomarla y empezar a leer.

"Tenemos la cuerda, ven rápido"

Marcy no lo dudo, se levantó de la cama y buscó el baúl de ropa que Lady Olivia le había permitido tener en su habitación.

Arregló la capa en su cabeza y salió de su habitación dejando tres cartas en su cama y toda su vida atrás.

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ANDRIAS JODETE EN EL INFIERNO PENDEJO DE MIERDA.

Esto empieza a ponerse bueno, ¿Tienen miedo de lo que pasará?

HAGAN SUS APUESTAS SOBRE LO QUE CREEN QUE PASARÁ, QUIERO ENTRETENERME 😍

Nos vemos ♡︎

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