07
Marcy Wu siempre había sido una persona lógica y no se dejaba llevar por los sentimientos, ayudaba el hecho de que siempre estaba sola y su única compañía era una rata, Lady Olivia y a veces el rey Andrias.
Los sentimientos nunca habían sido su prioridad y tampoco algo en lo que le gustaría profundizar, solo estaban ahí y ya.
Nunca había sido una gran fanática del romance, pero solía leer las cartas empalagosas que Lady Olivia y la general Yunan se solían mandar a escondidas del rey, pero eso no significaba que fuera una romántica que disfrutara de emparejar personas y seguir su linda historia de amor.
La lógica siempre había estado en el foco principal de la gran obra que se armaba en su cabeza, todas sus decisiones se basaban en esta y sus sentimientos o su corazón nunca interferían en tomas de decisiones importantes.
Entonces, ¿Por qué esta vez su corazón había ganado y comenzado a latir con rapidez, emoción e impaciencia?
¿Por qué últimamente su corazón había estado ganando las discusiones?
Desde que conoció a las dos guardias la lógica se fue por la ventana dejando que su corazón tomara el mando, pero... ¿Por qué?
¿Por qué su corazón se aceleraba cada vez que las veía, por qué sus mejillas se encendían cuando estaban cerca, por qué se había acostumbrado tanto a su compañía y por qué habían dejado de ser solo una pieza de su plan?
No...
No, no y mil veces no, Marcy no podía dejar que Anne y Sasha entraran en su corazón, no podía dejar que fueran más que una pieza que podía mover con facilidad en su tablero.
Allí estaba su problema.
Ellas ya se habían robado el corazón de la princesa desde hace mucho, pero ante la ausencia de la lógica y la cordura, los sentimientos ocultaron esto y lo dejaron florecer como la vegetación en primavera.
Marcy se arrepintió al instante de lo que había dicho, ¿Por qué lo había aceptado?, ¡Esto solo les traería problemas!
Marcy dió un par de pasos hacia atrás, Anne y Sasha fruncieron el ceño, confundidas. Marcy no esperó más, dió la vuelta y salió corriendo.
No le hizo caso a los gritos de las guardias detrás de ella, ignoró cualquier sonido a su alrededor y siguió corriendo sin detenerse por nada en el mundo.
Ni siquiera por su corazón adolorido anelando la compañía y cercanía de las guardias.
Ese sería el último al que Marcy escucharía.
El sol empezó a caer así como las energías de la princesa, se escondió detrás de un montón de arbustos y se dejó caer al suelo. Los gritos de Anne y Sasha habían dejado de escucharse desde hace un rato, ahora lo único que podía escuchar eran los sonidos de las aves cantando en las ramas de los árboles.
Abrazó a la mochila que colgaba de su hombro mientras trataba de volver a respirar con normalidad, su pecho subía y bajaba con rapidez y deseaba con todas las fuerzas posibles el aire fresco que los árboles le daban.
-Mierda, mierda y más mierda — se quejó.
Sintió un nudo en su garganta y se llevó las manos al rostro, sus ojos se cristalizaron y unas enormes ganas de llorar la llenaron, se estaba arrepintiendo de esto y eso no era bueno.
¿Como planeaba volver al castillo sin la compañía de las guardias?
Lo único que tenía en la mochila era su libreta y unos cuantos cobres que Lady Olivia les había dado, nada más.
Quiso sollozar, quiso gritar y quiso desahogarse, pero no podía y tampoco debía hacerlo.
Se levantó del suelo y sintió sus piernas flaquear al instante obligándola a apoyarse en el tronco del árbol que se encontraba a su lado.
Esto sería difícil.
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Luego de un rato caminando, ya era de noche y Marcy tenía sueño, hambre y pensamientos tontos rodeando por su cabeza.
Los pies le dolían y desde hace un rato le había costado caminar con normalidad gracias al cansancio, todo habría sido más fácil si hubiera hecho su maldita anotación sobre esos conejillos sin hablar.
O si Sasha y Anne no fueran unas chismosas de lo peor.
No las había vuelto a escuchar llamándola en todo el rato que llevaba caminando, seguramente habían vuelto al castillo sin ella y en un rato ya tendría a varios guardias buscándola por todo el bosque.
Genial.
Tropezó con una piedra haciendo que se cayera de bruces al suelo, soltó un quejido por lo bajo y se levantó.
« ¡Si quieres matarme ya, manda una bestia y ahórrate el problema, Dios! » pensó.
-¡Ah! — gritó al escuchar ruidos provenir de un arbusto.
-¿Marcy?
-¡Marcy!
Marcy no pudo reaccionar cuando los brazos de las guardias ya estaban alrededor de ella, tardó en hacerlo, pero cuando terminó de digerirlo y se percató del calor que los cuerpos de Anne y Sasha le brindaban, correspondió el abrazo y se dejó llevar.
-¡Marcy, por el amor al rey, no vuelvas a hacer eso! — Anne tomó a la princesa de las mejillas.
-¡Deja tu por el amor al rey, por el amor a nuestras vidas, Anne! — Sasha dijo y abrazó a Marcy por los hombros.
Las dos guardias se lamentaron mientras abrazaban a la princesa y esta las escuchaba sin protestar, a pesar de que no era una fanática del contacto físico, esto se sentía... Bien.
No se sentía agobiada, se sentía como una taza caliente en una noche fría de invierno, reconfortante y le devolvía el alma al cuerpos luego de estar sola en la noche durante tanto tiempo.
Rió.
Anne y Sasha observaron atónitas a Marcy, quien empezó a reír, su rostro se había iluminado y una hermosa sonrisa se dibujó en este. Las mejillas de las guardias se pintaron de carmín y sus corazones empezaron a latir rápidamente.
-¡¿Por qué te ríes?! — chilló Anne.
-¡Casi nos matas del susto, te perdimos dos veces! — Sasha remarcó el dos en su oración.
Marcy se cubrió el rostro con las manos y negó con la cabeza.
-¡Ustedes dos se estaban casi besando! — recriminó al par de chicas — yo solo... Las dejé con su romance.
No podía negar que se había sentido un poco mal cuando las vió tan cerca, pero decidió que estaba estorbando en el momento y las dejó solas para ir a hablar con un par de conejillos sobre lo lindas que eran las chicas que probablemente se estaban besando en ese instante.
-¡Estábamos en una discusión, nada homosexual! — Sasha dijo.
-¡Primera vez que no mientes! — Anne apoyó a su mejor amiga.
Marcy negó con la cabeza y rodó los ojos, se puso de pie y observó a las dos guardias quienes la siguieron al instante.
-Mejor vayamos caminando — les dijo — tendremos que mentirle a Lady Olivia sobre nuestra pequeña salida.
-Tal vez, pero no sonará mucho a una mentira si te damos un curso sobre el reino — sugirió la castaña.
Marcy observó a Anne, entre emocionada e ilusionada.
-¿De verdad?
Anne tomó las manos de Marcy y asintió, Sasha observó la escena con los ojos entrecerrados y pensó que era momento de que entrara a hacer su papel.
Colocó sus brazos en los hombros de ambas chicas y las separó metiendose en el medio.
Anne la observó mal y Marcy la observó emocionada.
-¡Claro, Marbles! — dijo — seguro te encanta nuestro pequeño curso.
El corazón de Marcy latió emocionado y sus mejillas se coloraron, esta vez, si pudo notar el lindo apodo que Sasha había usado.
-¿Como me llamaste?
Sasha también se sonrojó y sonrió, nerviosa.
-Me parece lindo, no es porque tu nombre no lo sea, pero me gusta poner apodos — la rubia dijo.
Marcy desvió la mirada de aquellos ojos azulados, apenada.
Anne entrecerró los ojos y observó al par de chicas que parecían tomates, y ahí estaba otra vez, el vacío en su estómago.
¿Por qué se sentía así cada vez que Sasha y Marcy estaban cerca?
O mejor...
¿Por quién se sentía así?
El regreso al castillo fue entre risas y pequeños resúmenes de lo que había en el centro del reino, Anne y Sasha le contaban a Marcy sobre los restaurantes, los lugares públicos y los sitios principales de turismo mientras la pelinegra las escuchaba atentamente.
Así pudieron armar una pequeña mentira que le contaron a una contenta Lady Olivia, la cual no se enteró sobre lo que verdaderamente había pasado.
En la noche, Marcy se apoyó en el mueble que se encontraba al lado de su ventana y pensó en el cielo y en la miel.
En los cuerpos que le brindaban calor y la hacían sonrojarse ante la cercanía, en las sonrisas radiantes y contagiosas de ambas guardias y sobre todo, en lo feliz que la hacían.
Irónicamente, las guardias habían empezado a trabajar en el castillo para proteger en alma y cuerpo a la princesa de cualquier hombre que quisiera robar su corazón, y resultó que Anne y Sasha, terminaron robando los pensamiento, el corazón y toda la atención de la princesa.
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