Capítulo 72. La pelea.
Martina y Sofía llegaron justas a la hora que había quedado Martina con su entrenador. La joven estaba muy nerviosa de ver tanta gente yendo y viniendo por los alrededores del Wizink. Iba a estar bastante concurrido el lugar, de eso no cabía duda.
Sofía aparcó en el parking subterráneo y se dirigieron al lugar donde estaba Carlos. Mientras, Martina y su entrenador se dirigieron al vestuario que les habían asignado. Sofía había quedado con Carmen y con Marta, ya que tenían unos buenos asientos para ver bien la pelea, por ser familiares de una de las boxeadoras.
Sofía iba tan tranquila andando por el recinto hasta que vio a su profesora con Marta. Y sólo pudo esbozar una sincera sonrisa. Joder, era el día de Martina. Seguro que acababa ganando la pelea y para colmo tenía a Lorena viéndola pelear. Eso era imposible que acabara mal para su amiga. Pero al momento se puso nerviosa de pensar que Martina podría ver a Lorena y despistarse en la pelea. Tenía que ganar a Joana sí o sí. No cabía la posibilidad de que perdiera contra esa mujer. Y más si estaba la profesora delante.
Carlos dejó a Martina cambiarse de ropa y una vez que ya estaba lista, él accedió al vestuario. Tenían que analizar juntos a la contrincante que iba a tener la joven en el combate. Cuáles eran sus puntos débiles y cuáles los fuertes. Martina ya sabía perfectamente cómo peleaba Joana y tenía que estar alerta de cualquier movimiento sucio que hiciera la contrincante.
Mientras, ya en las gradas, Lorena estaba atacada de los nervios. No sabía si había hecho bien yendo, porque no quería ver a Martina lastimada, pero por otro lado quería compartir con ella ese momento tan importante para la joven como era esa pelea. Marta la notó más nerviosa de lo normal.
-Eh, Lorena, relájate. Verás que va a ir todo bien.
-Claro, me lo dices tú que estás más que acostumbrada a ver a tu sobrina pelear.
-Conozco a Martina y sé que va a dejar en la pelea todas sus energías. Estoy segura de que va a ganar. Sólo que esta contrincante juega sucio en sus peleas. Veremos con qué le sale hoy a Martina.
-¿Que juega sucio?¿En serio?¿Y me lo dices ahora?
-Tranquila, porque Martina ya la tiene pillada.
-Joder, eso espero.
-Confía en ella, ¿vale?.
-No me queda otra, porque, irme ahora ya no puedo, ¿No?
-No seas cobarde, Lorena, y quédate. Estoy más que segura que te merecerá la pena después. Ya lo verás.
-Está bien. Uf, tenía que haber hecho meditación antes de venir.
La gente iba llegando y el recinto poco a poco se iba llenando. Para ser una pelea de esa categoría y más siendo un combate entre mujeres, había bastante más gente de la esperada.
El ambiente estaba bastante distendido entre el público. La gente estaba alegre, muchos gritaban y reían sin parar. Mientras, las dos púgiles se acercaban al cuadrilátero con sus respectivos entrenadores. El réferi* ya estaba esperándolas a las dos. Martina intentó no mirar hacia el público porque eso la desconcentraba mucho, y más en una pelea como la de esa mañana, que había más gente de lo que ella se esperaba.
Mientras, Lorena estaba a punto de comerse las uñas, y no lo hizo porque llevaba una bonita manicura francesa. Cuando vio aparecer a Martina, se tensó significativamente, tanto que Marta puso su mano en el muslo de su amiga para así relajarla un poco. A Marta le quedó más que claro que su amiga estaba colada hasta los huesos por su sobrina.
-Joder, Marta, creo que quiero irme..-Le dijo muy agitada la profesora.
-Ehhh, vamos, yo sé que Martina se alegrará cuando te vea. Así que tienes que quedarte. Sé lo que ella significa para ti…
Lorena miró a los ojos a su amiga y quería medir las palabras que iban a salir por su boca, pero quiso ser honesta con Marta y se abrió con ella acerca de sus sentimientos, aún estando Sofía pegada a Marta. Poco le importó a la profesora que Sofía escuchara lo que le iba a decir a Marta.
-Ella lo significa todo para mí, Marta, que no te quepa la menor duda.
Sofía, como era de esperar, escuchó la confesión de su profesora y por dentro estaba que no cabía en gozo de felicidad de saber que los sentimientos de su amiga eran completamente correspondidos por Lorena. Sólo esperaba que terminara la maldita pelea para ver a esas dos mujeres decirse tantas cosas a la cara…
Mientras hablaban Marta y Lorena, apareció Carmen con Claudia y cuando Lorena la vio, no podía creer lo que sus ojos estaban viendo. ¿Qué hacía esa chica ahí?. Claro que también querría ver a Martina pelear, como todas las que estaban ahí. Igualmente las tres mujeres saludaron a las recién llegadas. Y Sofía no sabía qué pensar, sólo esperaba que Claudia no trastocara los planes que parecía que había para su amiga y para Lorena porque ella misma se moría de ganas de ver a su amiga con la mujer que la tenía loca perdida.
Mientras presentaban a las dos púgiles, las cuales ya estaban en el cuadrilátero con el réferi, Martina desvío la mirada hacia donde se encontraba su tía y sus amigas, y sus piernas casi le fallaron cuando vio quién estaba sentada al lado de su tía. Joder, ¿Por qué había ido Lorena a verla?Si ésta le llegó a decir que no le gustaba verla pelear. Las miradas de las dos mujeres se buscaron y vaya si se encontraron. Para Martina sólo existía esa mujer a pesar de estar tan abarrotado el recinto, y para Lorena le pasó exactamente igual. El tiempo se detuvo para las dos mientras no podían retirar la mirada una de la otra. Martina se alegró mucho porque sabía que después de la pelea tendría la oportunidad de ver o incluso hablar con Lorena. Y eso la hizo tocar directamente el cielo.
Por fin iba a empezar la pelea. Martina, muy a su pesar, tuvo que retirale la mirada a su profesora y volver a centrarse en lo que iba a hacer en ese instante, que era pelear contra esa tosca mujer que tenía enfrente de ella.
Las dos mujeres se quitaron sus respectivas batas y se acercaron una a la otra. Iba a dar comienzo el combate.
Lorena no podía quitar la vista del esculpido cuerpo de Martina. Cuánto desearía tener a la joven en ese momento toda para ella. Se moría de ganas de hablar con ella, y cómo no, también de besarla y abrazarla. Sólo podía pensar en hacer eso con Martina. Y no le extrañó lo más mínimo que oyera según qué cosas del público acerca de Martina y de su cuerpo. Porque no sólo tenía un cuerpazo, es que también era muy guapa. A decir verdad, no le pegaba nada el deporte que practicaba.
La gente no paraba de silbar y de animar el comienzo del combate. Había muy buen ambiente en ese lugar y dicho ambiente que se respiraba era muy contagioso para los allí presentes.
El combate por fin comenzó. Las dos mujeres se pusieron en posición de defensa, mientras ambas tanteaban a la otra contrincante.
El primer golpe se lo llevó Martina, pero enseguida se llevó sus manos a la cara para defenderse de dicho golpe, a lo que aprovechó Joana para darle en el abdomen haciendo un movimiento muy rápido con su brazo derecho. Martina no se lo esperaba.
Martina consiguió devolverle el golpe añadiendo unos cuantos más por todo el busto de Joana, ésta acabó entre las cuerdas del cuadrilátero en posición de defensa. El réferi tuvo que intervenir para separarlas.
El público no dejaba de vitorear y animar a una y a otra.
Poco a poco fueron pasando los asaltos de dos minutos cada uno. Las dos mujeres estaban agotadas de dar tantos golpes a la otra. Aunque Martina quería llevarse el trofeo, Joana no se lo iba a poner nada fácil.
Cuando llegaron al octavo asalto, Joana aprovechó un pequeño descuido de Martina para arrearle un Cross detrás de otro, lo que hizo que la joven se desestabilizara y cayera al suelo. Martina estaba tan aturdida que le costó incorporarse. De hecho se levantó cuando el réferi dio el séptimo segundo, quedándole tres segundos para perder el combate.
La pelea estaba muy interesante y el público estaba ya totalmente alterado gritando y animando a las dos boxeadoras.
Lorena no podía más. Sus piernas no pararon de moverse ni un segundo de lo nerviosa que estaba. Y cuando vio a Martina tirada en el suelo estuvo a punto de levantarse e ir al lado de la joven, pero Marta la detuvo.
-Lorena, aguanta. Ya quedan pocos asaltos. Veo jodida a mi sobrina, pero espero que se recupere en los dos asaltos que le quedan.
-Joder, ¡qué duro es ésto, Marta!. Tenía que haberme quedado en casa, quién me mandaría a mi venir a ver esta barbaridad…
-Te recuerdo que querías estar al lado de mi sobrina, cariño.Y también te recuerdo que es lo mejor que has podido hacer.
-No me lo recuerdes. No sé si voy a poder lidiar con ésto.
-Claro que vas a poder. Ya lo verás.
Cuando acabó el octavo asalto, cada boxeadora se fue para sus respectiva esquina, donde las esperaban los entrenadores. A Martina le sangraba bastante el labio, por lo que una doctora se acercó rápidamente a examinarla. Martina iba a seguir peleando se lo permitiera la doctora como si no. Ésta le hizo ver a Carlos que tal vez lo mejor sería que Martina acabara la pelea ya, porque no estaba en óptimas condiciones para seguir peleando. Carlos sabía perfectamente que Martina iba a seguir el combate, pero igualmente le preguntó y como ya se lo esperaba, ésta le dijo que sí iba a seguir. Por lo que le curaron el labio a la joven y enseguida continuó el noveno asalto.
Martina buscó a Joana y ésta intentó esquivarla como pudo, hasta que Joana sacó su peor lado y golpeó a Martina detrás de su cabeza, casi a la altura de la nuca. Martina cayó de nuevo al suelo y el réferi volvió a contar los diez segundos para dar por finalizado el combate. Martina sacó fuerzas de la nada y volvió a levantarse, y de repente le dio un jab a Joana que ésta no se esperaba, ya que pensó que Martina iba a quedar ko con el mal golpe que le dió en la cabeza.
Martina aprovechó a golpear a Joana sin piedad. Hasta que terminó el noveno asalto. Joana quedó bastante tocada con esa inesperada recuperación de Martina.
Las dos mujeres se sentaron de nuevo en sus respectivas banquetas. Y a Martina de repente se le vino a la cabeza Lorena. Sólo quería acabar la pelea para verla y estar con ella. No podía ni contar los minutos que creía que le quedaban hasta que pudiera verla. El tiempo se le estaba haciendo eterno. Pero ya sólo le quedaba un asalto y había conseguido recuperarse del maldito puñetazo que le dio Joana en la cabeza. Joder, conociéndola se lo tenía que haber esperado. Nunca peleaba limpio esa chica, y esa pelea no iba a ser diferente a las demás.
El réferi dio paso al décimo y último asalto.
Martina estaba que se subía por las paredes. Quería acabar cuanto antes con Joana. Y vaya si lo hizo, a pesar de estar agotada por el desgaste físico que estaba teniendo en el combate. Aunque Joana se defendía, Martina consiguió darle un upper* totalmente espectacular que hizo que muchos de los ahí presentes se levantarán de sus asientos para aplaudir el perfecto golpe que Martina le propinó a Joana. Ésta cayó al suelo y ya no pudo levantarse en los diez segundos que le dio el réferi. Por lo que finalmente Martina ganó el combate.
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*Réferi: árbitro del combate.
*Upper: uno de los golpes más espectaculares, si se realiza con la fuerza adecuada. El golpe parte de la mano derecha y desde abajo: se ejecuta un golpe en dirección vertical que va directamente a la mandíbula del oponente.
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El próximo capítulo es de los esperados. Espero que lo disfrutéis.
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