Capítulo 3. Entre el boxeo y la Universidad
Esa misma tarde habían quedado Marta y Lorena para hablar del primer día de universidad de Lorena y de paso contarle ésta que tal se había portado su sobrina. Lorena se citó con la profesora en el Momo.
-Hola guapa, ¿Qué tal estás? estás preciosa.Y ahora eres doctora. Tendré que tratarte de doctora entonces.
-¡Qué dices! Yo soy Lorena para ti. Soy la misma de siempre, pero ahora con un título más.
-Si, eso sí. Sigues siendo la misma, en todos los sentidos.
-Gracias Marta. Por cierto, hoy conocí a tu sobrina y a su amiga.Y de momento parece que no van a dar mal en clase.
-Ya las aleccioné el domingo. Les dije que eras una tía muy dura y se lo creyeron.
-Me encanta que me vean como la profesora mala. Así no pierden el respeto. Y sí, tu sobrina y Sofía estuvieron atentas a las explicaciones que di. Luego cuando acabó la clase quise hablar con Martina para darle a entender que conmigo lo iba a tener muy difícil. Aunque obviamente no voy a ir a por ella siendo tu sobrina.
-Jaja, gracias Lorena, pero ten cuidado con Martina, a ver si va a ser ella la que vaya a por ti.
-¿Qué quieres decir con eso?
-A Martina le gustan las mujeres...Lorena.
Lorena se quedó de piedra cuando dijo eso Marta. Con razón no le quitaba los ojos de su escote y de sus ojos...Joder, se debería de haber dado cuenta ella misma cuando habló cara a cara con ella.
-Aunque a decir verdad, entre que tú eres heterosexual, le sacas unos cuantos años y encima tú no eres el tipo de mi sobrina...
-¿Ah, sí?¿Y qué tipo de mujeres le gustan entonces, si se puede saber?- de repente estaba muy interesada en saber qué tipo de mujeres le gustaban a Martina.
-Pues tú eres demasiado femenina para ella... Además ella es de liarse con la primera que encuentra. Sólo quiere a las mujeres para acostarse con ellas. Luego si te he visto no me acuerdo...Vamos que nunca ha tenido una novia seria.
-Ah, vaya, entonces tu sobrina no pierde el tiempo.
-No, que va, ella sale mucho los fines de semana por el pub La modo, y que yo sepa cada fin de semana se acuesta con una diferente.
-Joder. Bueno tranquila, menos mal que soy heterosexual, y tu sobrina no tiene nada que hacer conmigo...- Las dos mujeres rieron.
Estuvieron hablando y poniéndose al día con muchos otros temas más, hasta que la cafetería casi cerró y las dos mujeres tuvieron que despedirse e irse a sus respectivas casas. De todas formas quedaron en verse para el fin de semana siguiente. Irían a cenar por ahí y de paso irían luego a tomarse alguna copa. Así recordarían viejos tiempos de cuando salían por ahí juntas de marcha.
Mientras, Martina volvió por la tarde a entrenar. Se acercaba el campeonato de Madrid de boxeo y sabía que debía darlo todo entrenando. Así que decidió ejercitarse por la mañana muy temprano, y luego por la tarde. De momento como estaba empezando las clases en la universidad podía dedicarle más tiempo al boxeo. Ella quería ser la mejor y para ello se esforzaría lo que hiciera falta.
Cuando llegó a casa, muy cansada, cenó con sus hermanos y luego se sentó con ellos a hablar un rato antes de irse éstos a dormir.
-Martina, perdona pero necesito tu ayuda con los deberes de matemáticas.
-Está bien Cristina. Tráelos y les echaré un vistazo. Pero también te digo que has tenido toda la tarde para hacerlos. Y ahora es casi la hora de dormir.
-Lo sé, Martina, pero hoy te has ido a entrenar durante toda la tarde y no has estado en casa para ayudarme. Si yo no he salido. Me he venido directa del colegio.
-Vale, tranquila, muéstrame en que necesitas que te ayude.
Martina estuvo una hora con Cristina explicándole cómo tenía que hacer esos ejercicios. Ella los entendía perfectamente, además siempre se lo explicaba a su hermana de forma muy clara. Cristina prefería que le explicara las clases ella que la profesora de matemáticas.
Cuando estaba ya casi por echarse a dormir, Martina recibió una llamada de su tía.
-Hola guapa, espero no haberte despertado.¿Qué tal estáis?¿Cris y Diego?
-Están bien. Ya más que dormidos. ¿Y tú?
-¿Has ido a entrenar?
-Sí, sabes que en nada tengo el campeonato de Madrid. Y tengo que ganarlo.
-Sí, lo sé. Ahí tendrás a tu tía animándote, cómo siempre. Aunque igual vienen también tus padres.
-Gracias tía. Te quiero mucho, ya lo sabes. Y lo de mis padres, prefiero no hacerme ilusiones.
-Haces bien, Martina. Por cierto, un pajarito me ha dicho que hoy en clase te has portado bien.
-¿Ah, sí? Vaya, sabes, mis tiempos rebeldes ya pasaron, tía. Ahora soy una estudiante universitaria muy responsable y con muchos quehaceres.
-Pues sigue así. No te me tuerzas. Desde luego que el boxeo te lleva por buen camino. Pero ya sabes que me da mucho miedo que esa preciosa nariz te la acaben por desfigurar.
-Tía, son gajes del oficio.
-Si, pero eres preciosa y deberías haber elegido otro deporte. Eso sí, reconozco que tienes un cuerpo que quita el sentido.
-¿Ves? algo bueno tenía que tener el boxeo.
-Si, y que ahora mismo eres la mejor de España. Estoy muy orgullosa de ti.
-Gracias tía. Bueno, yo sé de una que justo se iba a ir a dormir. Estoy reventada.
-Vale preciosa, mañana hablamos más. Qué vayan bien las clases y con tu super profesora borde amiga de tu tía.
Las dos rieron con ganas. Tenía razón su tía. Lorena parecía una mujer de armas tomar. A Martina le daba mucho respeto esa mujer.
Esos ojos color azabache la tenían confundida. Los veía muy especiales y hermosos, pero a la vez le daban como miedo. No sabía el por qué esa mujer le producía eso. Además cuando se acercó a ella los nervios la invadieron. Estaba claro que esa mujer no le era indiferente. Pero ella tenía claro que no tendría nada con ella por ser la amiga de su tía y porque además aunque fuera muy femenina, no era su tipo para nada.
Y sin quererlo, se quedó dormida pensando en su profesora.
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