Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

71. Antes de la pelea.

El domingo llegó al igual que los nervios de Martina. Estaba más nerviosa que de normal y no sabía bien por qué. Era una pelea más. Muy importante, eso sí, pero al fin y al cabo era como todas. Pero conocía bien a su rival y sabía cómo peleaba ésta. Le gustaba el juego sucio y Martina siempre tenía que sortear los golpes ilícitos que Joana le daba. Era parte de la estrategia que empleaba esta contrincante y por suerte, Martina ya la había estudiado.

Se levantó muy temprano, como solía hacer cuando le tocaba pelear. Se puso sus auriculares, cogió el móvil y se fue para el jardín. Intentó centrarse en la pelea y en su rival, pero sorpresivamente le vino a la cabeza Lorena. Joder, a buenas horas se puso a pensar en ella. Se imaginaba tenerla enfrente, ellas dos solas, acercándose a Lorena con los ojos cerrados, para así emplear el olfato y olerla hasta quedar totalmente cautivada por su arrebatador olor, el cual la volvía loca. Luego rozaba con sus labios los de ella, mientras la piel de ambas se erizaba como nunca, pasaba sus largos dedos por la piel de Lorena y ésta comenzaba a gemir suavemente, mientras también le devolvía el beso a Martina. Y cuando iban a jugar ambas con sus respectivas lenguas, Martina volvió a la realidad. Su entrepierna comenzó a darse vida y no era cuestión de que eso sucediera en ese momento, cuando debía centrarse en la dichosa pelea. Si es que la echaba de menos a rabiar. El pensar en ella de esa manera sabía que sólo iba a pasar en sus sueños y que nunca más podría hacer esos malditos sueños realidad. De repente le dieron ganas de llorar. Necesitaba verla y sentir su mirada fija en ella, necesitaba olerla, acariciarla, besarla y hacer muchas más cosas con ella. Pero no sólo en sus sueños, sino hacerlo de verdad.

En casa de Lorena pasó algo parecido. Se despertó durante la noche muchas veces por culpa de Martina. No paraba de pensar en ella, desde que se fue a la cama hasta que se levantó, y más ahora que sabía que la joven estaba sola. Pero estaba muy nerviosa porque no sabía si ir a verla pelear. Para empezar, si la joven la veía, podía repercutir en que perdiera la pelea. Y luego podría ser que Martina no quisiera saber nada más de ella. Eso la dejaría completamente hundida. Y luego estaba que a ella no le gustaba ir a ver a Martina pelear. Se ponía enferma de ver cómo la joven era golpeada. No sabía cómo Martina podía disfrutar recibiendo golpes, y dándolos ella. Le costaba entenderlo. Pero cada uno tenía sus gustos y ella, cómo no, debía respetarlo. Era parte de Martina y sabía que ella no era quien para cambiar esa faceta de la joven.

Martina miró al reloj y se sobresaltó cuando vio la hora. Antes de las 9pm había quedado con Carlos en el Wizink, un espacio multiusos de Madrid donde se organizaban variados actos deportivos además de otro tipo de eventos. La joven sabía que iba a haber mucha gente viéndola pelear. Además, iba a pelear en la final y se jugaba mucho en esa pelea con Joana. Martina peleaba en la categoría de superligero, que era de 57 a 60 kg. Tenía un cuerpo portentoso para la edad que tenía.

La joven se puso ropa deportiva, cogió todas sus cosas y antes de irse se dirigió a las habitaciones de sus hermanos.

-Ey, Diego, me voy. Llegó la hora de la gran pelea.

-Martina, ten cuidado, no te dejes pegar demasiado, por favor. ¿Y por qué llevas el ojo así?¿Te lo hicieron entrenando?

-Eh... Hermanito, no sufras por mí. Sabes lo fuerte y valiente que soy, y no me voy a dejar golpear más de la cuenta. Tú confía en mí. Y no, me lo hicieron ayer por defender a alguien...muy especial para mí, claro.

-Vaya, eres como una superheroína que defiende a los buenos de los malos, pero en la vida real. Estoy muy orgulloso de ti, que lo sepas.

-Sí, algo así, Diego.-Martina no cabía en sí de lo feliz que se sentía por saber que su hermano estaba orgulloso de ella, y que además la veía como una superheroína de carne y hueso. La palabra "orgulloso" le había llegado al corazón y le había tocado directamente el alma.

Justo en ese momento entró Cristina a la habitación de Diego.

-Martina, trae el trofeo a casa, ¿Vale?

-Lo intentaré, Cris. Ya sabes cómo se las gasta Joana y es un hueso duro de roer.

-Lo sé, pero confiamos en ti. Sabemos que ese trofeo va a estar puesto en una estantería de nuestra casa. Por cierto, también sabemos que eres valiente, pero...¿Eres valiente también en el amor?

A Martina la pregunta de su hermana la dejó descolocada.

-Bueno, Cristina...Tengo solo diecinueve años y muchas veces no sé cómo actuar en el amor. Y no, en ese aspecto creo que no soy valiente.

-Pues no lo entiendo, si eres luchadora para una cosa, deberías luchar por todo. ¿Y sabes por qué te lo digo? Te lo diré, Martina. Porque llevo tiempo que no te veo nada feliz. Y creo saber el por qué. Así que sólo te pido que luches también en el amor. Estoy segura que con lo valiente que eres, también vas a ganar.

Martina se quedó mirando a su hermana y pensando en el consejo que le acababa de dar ésta. Y sí, tenía toda la razón, no había luchado por lo que más ella quería. Y eso no iba con ella. A ella no se le resistía nada que pudiera conseguir, y sabía que a Lorena la quería en su vida. Su hermana pequeña le había abierto los ojos. Lo que tenía que hacer era luchar por el amor que sentía por su profesora. Un amor tan sumamente especial, único y puro, no lo podía dejar escapar así por así, por su cobardía.

-Cris, tienes razón. Tú déjame que gane esta pelea y luego me ocuparé de lo otro. Ya lo verás que sí. Y gracias...

Las dos hermanas se abrazaron, y Diego no tardó en unirse a sus hermanas.

Ese abrazo y esa despedida con sus hermanos le dio una energía extra a Martina para enfrentarse a la pelea con Joana. En ese momento sabía, aunque se tuviera que dejar todo en la pelea, que iba a traer el trofeo a su casa.

La joven había quedado con Sofía en que ésta la recogería. Y a la hora acordada estaba esperándola en la puerta.

-¡Eh!guapa, ¿Descansaste bien? Llegó el ansiado momento...¿Qué tal estás? joder, llevas el ojo hinchado...Ya lo sabía yo.

-Pues algo nerviosa, pero sabes qué, voy a ganar esa maldita pelea porque Cristina quiere poner el trofeo en nuestra estantería. Y el ojo, no te preocupes, es lo de menos.

-Me encantas, Martina. Lo segura que eres de ti misma para el boxeo. Ya podías ser así para otras cosas, ¿No crees?

-Cállate anda. Justo estuve hablando con Cris sobre eso, y me ha abierto los ojos. Me ha dicho que tengo que luchar por todo, no sólo en el boxeo. Y tiene toda la razón. He sido una cobarde con Lorena. No he luchado por ella cuando me muero por estar con ella, por abrazarla, besarla y hacerle el amor.

-Joder, ¿Y te tiene que abrir los ojos una adolescente? Ya te vale. Pues sí, tu hermana tiene toda la razón. Ya es hora de que eches narices no sólo al boxeo. Porque además es que te sobran narices.

-Lo sé. Tengo que buscar el momento de hablar con Lorena. Yo lo voy a intentar. No sé si ella quiera saber de mí o no, pero por mí que no quede.

-Eso es, Martina. Eso tienes que hacer. Pero ahora mismo si quieres ganar a Joana, céntrate en lo que te tienes que centrar, y una vez que hayas ganado, entonces ve a por Lorena.

-Eso mismo voy a hacer. Ya lo verás.

Las dos se dirigieron al Wizink. Martina cerró los ojos mientras su amiga conducía, y se concentró, por fin, en el esperado combate.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro