01: Nostalgia.
New York.
20 de junio, 2022.
—Me quiero morir.
—Déjame adivinar, ¿Otra vez te rechazaron? —pregunta Thea, notablemente cansada de mi dramática entrada.
No la culpo, cada último viernes del mes atravieso la entrada de su penthouse pronunciando la misma oración.
—Y además, se burlaron de mí —añadi, quitándome el abrigo y los zapatos para después ponerlos en el armario de la entrada con el que ya estaba más que familiarizada después de casi diez años de amistad.
—Cuéntame hasta el último detalle —pidió, acercándome una copa de vino. —¿Brian Brennan tuvo algo que ver?
—Sabes bien que no lo he visto desde hace casi tres años, gracias a Dios y a Anna Bolena —solté, dándole un largo trago a mi copa.
—¡Oh! Tenía esperanzas de que te lo encontrarás en tu casting —comento, —ya sabe, para seguir la tradición de encontrarlo en cada lugar.
—No lo he visto desde hace casi dos años y no quiero empezar a verlo otra vez —afirme, sabiendo vilmente que era una mentira.
Claro que lo había visto una infinidad de veces, por supuesto a través de una pantalla, cuando daba alguna entrevista o en una de sus películas que hasta el momento todas han sido exitosas. Pero, claro, no era lo mismo que verlo todos los días en castings; en los cuales él se quedaba con algún protagónico y yo sin nada.
—Eventualmente lo verás y tendrás que hablar con él, es decir, al fin están los dos en la misma ciudad y los dos tienen el mismo amor por el cine así que…
—Solo vengo a nueva York tres días al mes, así que la probabilidad de encontrarlome en algún puesto de hot dogs es casi nula.
—Pero, no inexistente.
—como sea, mañana regreso a Los angeles.
—¿Tan rápido? —pregunto Thea, casi escupiendo el vino. —Pero, si apenas has llegado.
—Lo sé, yo también odio irme tan rápido pero, no hay nada que pueda hacer.
—Tu no pero, yo sí y tu lo sabes —hablo con suavidad. —tienes un gran currículum; hablando con las personas indicadas, puedes llegar a la cúspide del éxito.
Sé que Thea lo hace con las mejores intenciones, la conozco desde hace años, para saber que ella no hará respecto a mi trabajo hasta que yo no lo pida.
—Es cuestión de una sola llamada para que todo esto cambie —comentó, agitando su celular en el aire. —No tendrás que viajar tanto, conseguirás el dinero suficiente y lo mejor de todo es que podrás callarle la boca a tus padres.
—Valoro demasiado tu propuesta, Thea, pero ya conoces mi respuesta —dije, dejando salir un suspiro a la vez en que la puerta era abierta.
Por ella entró una pequeña pelirroja, notablemente sonrojada y emocionada. Emma sólo se ponía de esa forma cuando se trataba de un hombre bien dotado o de información realmente jugosa, en todo caso, ambas cosas son buenas para cotillear en nuestra reunión mensual.
—Perdón, sé que llegó tarde pero, no van a creer de lo que me he enterado hoy —soltó, quitándose su abrigo y sombrero para después dejarlos caer a un lado de la puerta, se quitó los zapatos para después ponerlos junto a los míos. —Charlotte Cox está siendo obligada por su disquera a cumplir su contrato con un tercer álbum pero, también la están obligando a trabajar con su ex novio.
Thea se tenso notablemente ante esa información pero, si estuviera en su lugarcito también lo haría. No conozco mucho acerca de como fueron las cosas, conocí a Thea cuando al fin había logrado separase de la banda para convertirse en la aclamada cantante que es hoy. Sé lo mismo que todo el mundo ajeno a la vida personal de Thea sabe, no más ni menos. Ella nunca habla de ellos, siempre evita el tema por lo que no quiero presionar. Confío en que hablara de los hechos cuando esté lista.
—¿Cuál de todos? —me aventure a preguntar, —he oído que se acostó con más de cien personas de la industria.
—Con Ashton King —respondió Emma, soltando un chillido. —Antes de que tuviera una relación de tres meses con Thea, él estuvo durante seis años saliendo con Cox e incluso existieron rumores de una posible boda.
—¡Por el fantasma de Jane Seymour! —exclamé, sin lograr entender si Emma era amiga o enemiga de Thea. —No creo que eso importe ahora, todo el mundo sabe que Charlotte Cox es una mentirosa.
Lo único por lo que es recordada es por ser la hija del hombre que llevó a Thea Jones a la cúspide del éxito, y por ser la artista más escandalosa y problemática de su generación, sin contar que Thea tiene que darle un 50% de regalías de su primer álbum como solista.
—Como sea, ¿Alguien sabe dónde está Angela y Hyacinth? —preguntó Thea, poniéndose de pie —No he sabido nada de ellas desde esta mañana.
—Ya deben de venir en camino, ya sabes cómo es Ángela que le gusta detenerse en cada tienda —comente sin darle mucha importancia, —cambiando de tema, ¿Aún hay entradas disponibles para la exhibición de Rose Jamison?
—Negativo, se terminaron en menos de diez minutos. —responde Thea, dirigiéndose a la cocina —nunca imaginé que habría muchas personas interesadas en la pintura.
Lo cierto es que pese a que las pinturas son maravillosas de una forma que te hace sentir demasiado, lo que a muchas personas realmente le interesa es saber quién es el artista detrás de tan increíbles pinturas.
Algunos minutos y algunas copas de vino, la puerta del departamento fue abierta dejando pasar dejando ver a la sofisticada Hyacinth con Ángela detrás de ella, notablemente avergonzada.
—Lamentamos llegar tarde, —se disculpó Hyacinth con su usual expresión de serenidad —pero, alguien fue lo suficientemente descuidada para caer del ferry y tener que llegar a una boutique a comprar ropa nueva.
—Fue un accidente —soltó Ángela, sentándose en el suelo sobre la bonita alfombra —y ya me disculpé por eso.
Ángela Hassan es tan bonita que aún sin maquillaje y un gran peinado, se sigue viendo hermosa. Bueno, después de todo es una reina de belleza que ha sabido mantenerse a flote después de perderlo todo.
—¿Dónde está Gemma? —pregunte de forma impactante, —creí que venía con ustedes.
—Está en el lobby —se limita a responder Hyacinth, —está en una llamada con su madrastra así que… supongo, que no debe de tardar.
Tengo realmente un gran pequeño círculo de amistad, valoró mucho a mis amistades ya sea dentro o fuera del mundo de la industria del entretenimiento, por eso siempre me abstengo de pedirles favores monetarios o propuestas de trabajo; mayormente las amistades se arruinan cuando hay dinero de por medio. Además, mi vida financiera no debe ser asunto de ellas.
Hace diez años, cuando conocí a Thea en sus comienzos de solista, después de abandonar el grupo en dónde era tecladista; me invitó a trabajar como su modelo en el vídeo de su canción debut. Es un recuerdo bonito, no me abrió las puertas laborales en el campo del cine, pero me gane una bonita amistad que hasta el día de hoy mantengo con vida. No quiero imaginar una vida en que ella no se haya presentado ante mí después de terminar una de mis primeras obras de teatro, aún recuerdo el tipo de flores que me llevó al camerino y al lugar al que fuimos a cenar esa misma noche.
—¿Alguien tiene hambre? —preguntó Ángela, poniéndose de pie —preparare pasta.
—¡Gracias a Díos, alguien se anima a cocinar! —exclamó Thea dejando salir un suspiro de alivio, —la última vez que yo cociné a todas nos cayó mal la comida.
Me reí levemente, recordando que me tuve que tomar un fin de semana libre, hasta que el dolor estomacal se fue. Trabajo en un lugar realmente glamuroso en L.A; blues velvet burlesque, me gusta el ambiente laboral, pero odio a los hombres que lo frecuentan. En su mayoría son idiotas que se sienten con el derecho de mirar de más por el tipo de ropa que llevas puesta, siempre es lo mismo en ese lugar, pero la paga es lo suficientemente buena para hacerlo soportable.
Todos los días estoy audicionando para episodios piloto, películas y obras de teatro. He grabado algunos episodios piloto, pero siempre por extrañas circunstancias nunca les dan luz verde, para salir al aire.
—¡Llegué! —exclamó Gemma, trayendo consigo algunas botellas de vino —traje vino, por favor no me odien.
—Has traído vino así que créeme que nadie te odia —dije, para acercarme y darle un caluroso y afectuoso abrazo. Es la primera vez que nos vemos en mucho tiempo, últimamente la única forma de hablar con ella es a través de una pantalla.
—Yo también te extrañe —soltó, correspondiendo mi abrazo con cuidado de no dejar caer el vino.
Gemma Gaile y yo habíamos estudiado juntas, logramos congeniar al instante por lo que nos volvimos mejores amigas. Ella a diferencia de mi le iba increíble, había logrado ganarse un lugar en Hollywood y ha sido premiada por la academia dos veces.
Nos separamos para tomar lugar en uno de los sofás del penthouse, a ninguna de nosotras se nos daba bien cocinar y Angela entraba en histeria cuando alguien pisa la cocina cuando está cocinando, por lo que nos limitamos a sentarnos y ponernos al día.
Desde hace seis años tenemos la tradición de reunirnos el último día del mes, la empezamos cuando nos dimos cuenta de que habíamos dejado de saber qué era lo que realmente pasaba en nuestras vidas. La prensa estaba dañando tanto la reputación de Gemma, que no sabíamos realmente qué era lo que pasaba con ella. Además, Thea pasaba más tiempo sobre un escenario que descansando las horas necesarias para brindar un buen show.
En ese entonces yo estaba audicionando todos los días para algo distinto, a veces para episodios piloto y otras veces para obras de teatro; tuve demasiada suerte en algunas, aunque solo he tenido una participación tomada en cuenta para premios y el periódico; estar en un musical en que absolutamente nadie tenía fé me dió un poco de visibilidad ante un nuevo público, la mitad del país halaga mi interpretación y la otra mitad definitivamente ya conoce mi nombre.
—¿Saben a quién me encontré la semana pasada? —pregunta Gemma mientras termina de poner la película, levanta la envoltura agitándola en el aire bajo nuestra atenta mirada.
Yo me hundo en mi lugar, llevando una copa de vino a mis labios para darle un sorbo. Emma y Thea parecen estar emocionadas por la situación, mientras Ángela no entiende que es lo que quiere decir. Hyacinth simplemente no le da importancia, más bien, se prepara para lo que viene.
—Me encontré con Brian Brennan —informó, finalmente —Al parecer se ha comprado un departamento en la gran manzana.
—¿Por qué Brian Brennan importa? —preguntó, Ángela sentada en el suelo sin entender muy bien la situación.
—¡Ay, se me olvida que tú eres lo suficientemente nueva en el grupo, para entender porque la relación de Brian y Elodie es una historia que nunca llega a su final y ni pasa de moda! —exclama Gemma, luciendo divertida por relatar los hechos.
—¿Qué pasa con Brian? —pregunto, nuevamente Ángela en mi dirección.
—Es complicado…
—En realidad no es complicado —hable finalmente, interrumpiendo a Thea —lo que pasa es que estudiamos juntos y hasta hace unos años, antes de que cambiara mi residencia a L.A, él y yo nos encontrábamos en todas partes.
Y siendo la persona educada que soy, le correspondía su saludo con una de mis sonrisas ensayadas que salía automáticamente cuando lo tenía cerca.
—Elodie lo miraba hasta en la sopa —comentó hyacinth con diversión.
—Audición a la que iba, audición en la que él estaba —informe, —¿Quién se quedaba con un papel? Él, ¿Quien regresaba llorando a su departamento? Claramente yo.
Si bien interpretar al personaje de Margaret me dió reconocimiento, no me abrió demasiadas puertas; razón por la que mi agente me dejó, cosa que vuelve más difícil obtener lo que estoy buscando.
He participado en una buena cantidad de obras teatrales, mi nombre es bastante conocido en los teatros. Prácticamente me he consagrado como actriz de teatro, tristemente no he podido salir de obras de teatro.
Estoy un poco cansada de ser Julieta. No es que odie ser Julieta o estar en el teatro, pero quiero y necesito aunque sea ser un personaje secundario en alguna película.
Se que es difícil, lo supe desde que decidí estudiar actuación pero ya son casi 10 años actuando y aunque tengo uno que otro éxito que pueden considerarse memorables cómo mi participación interpretando a Celia Foote en historias cruzadas en función de teatro, mi alma necesita aunque sea un papel secundario en la pantalla grande para poder morir en paz.
Porque si no cumplo mi sueño, entonces todo lo que he sufrido solo será en vano.
—Oh, ya lo entiendo —afirmó Ángela —
Entonces, ¿se odian?
¿Lo odio? Claro que no, no ahora, pero probablemente mi respuesta sería otra si todavía tuviera diecinueve y todavía estuviera dolida, por algo que sabía que no tendría un buen final. Me aferré a él durante un par de meses, pero estar con él se sentía como si hubiera todo un océano separandonos (él era estúpidamente inaccesible, para algo más que no fuera meramente carnal) estúpidamente pensé que podríamos llegar a tener algo serio. Es decir, los dos teníamos el mismo sueño y éramos extranjeros, lo que me llevó a acercarme más a él.
Pero, él se alejó cada vez más formando un océano entre nosotros. Creo que en el fondo él sabía que mi carrera como actriz no sería tan brillante como la de él, supongo.
Así que ignoró esa pequeña relación, (o que haya sido) y solo me limito a dar respuestas pequeñas cuando me preguntan por él.
—Para nada, estoy segura de que él no me odia, me dedicó su primer Oscar así que solo hay una amistad cordial. —Me limito a responder, dedicándole mi absoluta atención a la película que se reproduce en la pantalla.
Película para la que también audicioné pero, como de costumbre, no había logrado quedarme con el papel.
—No se le dedica tu primer Oscar a alguien con quién solo tienes una amistad cordial, Elodie. —Objeto Emma, llenando nuestras copas de vino —y tú le dedicaste tu Tony.
—Fue para estar a mano.
—Por supuesto, nadie ha dicho lo contrario.
Lo cierto es que ya no hay odio, rencor o un poco del cariño que llegue a sentir por Brian Brennan. Lo único que queda ahora es una especie de celos, porque a fin de cuentas él tiene la vida con la que yo soñaba.
—Brian Brennan no importa —declaró Thea, —Él no ha llegado a Broadway, Elodie sí.
—Suficiente —dije recomponiendome en mi lugar, —hablemos de otra cosa; Brennan no es importante, no lo he visto desde que me mudé a Los Angeles.
Y no quiero verlo, ha pasado realmente un tiempo y no tengo la voluntad suficientemente para desempolvar los recuerdos y ponerme nostálgica.
Deje la ciudad para no tener que verlo en cada esquina, para no encontrarme con él cuando lo único que quiero es un café. Los dos pusimos distancia desde que nos graduamos, pero la vida siempre se empeñó en hacernos tropezar… y eso realmente hace que los nervios se me pongan de punta, porque nosotros nunca fuimos nada serio, pero, sin embargo, yo sentí que lo fuimos todo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro