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Único




Denisse se encontraba absorta en los recuerdos de hace unas noches, el encuentro con ese muchacho revolvió todo su mundo, solo pensaba en lo bien que disfruto de su encuentro, de sus bromas y de aquella sonrisa característica e infantil.

— Lástima —soltó en un suspiro apoyando su frente en el escritorio, quejándose como niña pequeña simulando un llanto.

Todo fue interrumpido por los golpes en su puerta, los que automáticamente activaron la compostura de ese cuerpo perfecto que tenía.

— ¿Si?

—Jefa —dijo MiHyung su secretaria— El nuevo modelo acaba de llegar.

— Que vaya a la prueba de vestuario, bajaremos en diez minutos —respondió ella enfocándose en su tableta, la que usaba puntualmente para sus diseños.

Terminó de dibujar aquel retrato, que tenía grabado en su mente, hasta los más simples detalles, esperó unos momentos y caminó con ella en su brazo, abrazándola como si fuera el más importante tesoro.

Lo era, ahí tenía muchos trabajos que aún no habían sido publicados y mostrados a la luz.

Denisse era una importante diseñadora de modas, que recientemente se hizo fama en un pequeño desfile impulsado por sus amigas, Mica le prestó uno de sus tantos locales, esos que poseyó gracias al divorcio, Liz se dedicó a maquillar a cada modelo que Jannete contrato en su empresa, Anita organizó cada detalle, Gisselle se encargó de los contactos televisivos, y Loly, le hablo a diseñadores para los que ella había modelado con anterioridad.

Así fue que, siendo un éxito, emprendió de las fauces para brillar en la moda.

Ahora, a tan solo siete meses después, ya podía costear un gran evento para su próximo desfile "Retro".

Al llegar a la pasarela improvisada en el piso seis de su empresa, se sentó al frente de aquella tarima, y pronto, hombres y mujeres comenzaron a caminar para ella con la ropa que había creado con tanto esmero.

Sus ojos se abrieron de par en par al ver a aquel muchachito que tanto había llamado su atención, literalmente, Denisse no sabía dónde meterse, subió la tableta hasta su rostro escondiendo los nervios del momentos, lo que se cuestiono al mismo tiempo, encontrando idiota aquella actitud, aclaro su garganta, tomo una actitud profesional y miro con atención y como si no le importaba nada, aunque por dentro, moría de nervios.

Frente a ella se quedó cada uno en fila, esperando alguna respuesta, corrección, o felicitación de parte de la mayor.

Tae sonreía orgulloso, esperaba ver alguna reacción parecida, fue hasta ese lugar simplemente para verla y tenerla frente a él, era una misión cumplida que se había propuesto.


Denisse y Tae paseaban por las calles de Corea, estar en el pub con la música alta les era imposible conversar y conocerse como querían, la idea, fue de él, aquella mujer le intrigaba, tanto como para darse un tiempo y saber más de ella.

— Así que, eres diseñadora.

— Si —contestó ella con naturalidad— llevo unos meses en el rubro, no ha sido fácil levantar mi propia marca, quizás, y solo quizás si un modelo famoso trabaja para mí sea más conocida.

— ¿Dónde queda tu empresa? —indago.

— En la calle 37 es una empresa pequeña… ¿Y tú qué haces?, Para ser solo un joven te vistes bastante bien.

— Tengo trabajos esporádicos, por aquí, por allá, nada fijo.

— Ya veo, a tu edad los trabajos fijos no son tan importantes, la idea es que pruebes de todo hasta que encuentres lo que en realidad te gusta.

— Creo que encontré algo que me gusta.

— ¿A si? … —pasaron unos chicos por su lado viendo a ambos, ella noto las miradas de los hombres— Tae, de casualidad ¿Eres gay? —el muchacho rió en una carcajada nerviosa.

— ¿Por qué?

— Bueno, he notado como te ries, coqueteas o miras a otros, además tú manera de vestir no es de un hombre cualquiera.

— No sé si sentirme halagado u ofendido.

— No, no… no lo tomes a mal, tienes clase, eres agradable y creo que podríamos ser muy cercanos.

— Ya veo, pues… prefiero guardar mi sexualidad para mí, no es algo de lo que hable con libertad.

— Está bien, lamento si te incomodé.

— Para nada, hermosa, tú tranquila —siguieron el camino con su grata conversación.

—Hola, Nis —susurro Tae en su oído mientras ella estaba algo distraída, giro a él con una bella sonrisa.

— Hola ,Tae —respondió con las mariposas y nervios en su estómago— es una sorpresa verte aquí.

— Te dije que tenía trabajos esporádicos.

— Así veo, y para ser un principiante lo haces bastante bien.

— Cariño —sonrió nasalmente— Yo no soy un principiante, no entiendo porque aún no me reconoces.

— ¿Tu? … Lo siento Tae, ¿Podrías explicarme?

— Claro que sí —tomó su teléfono y busco su nombre.

Fue entonces que, Denisse miro las pasarelas en videos del modelo Coreano Kim Taehyung, marcas como Celine, Louis Vuitton, Gucci, las más importantes y destacadas, el rostro de ella enrojeció de la vergüenza, tenerlo como modelo sería una gran oportunidad, podría llegar a las grandes tiendas, esas que quería para impulsar completamente su carrera, pero, ¿Cómo le haría para pagar su trabajo?, entonces, ese sueño se le derrumbó en sus manos.

— Jefa —dijo su secretaria— Ya terminamos.

— Oh!... Puedes irte MiHyung, descansa.

— Hasta mañana —reverencio a ambos.

Denisse entregó aquel costoso teléfono al muchachito frente a él, tomó el último traje y lo arreglo en un perchero.

— Creo que no podrás trabajar para mí Tae —dijo con un tono de desilusión y sin verle al rostro por la vergüenza.

— ¿Por qué no?

— Pues, simple —volvió a él— no tengo los medios para pagarte, te dije que estoy recién levantando mi carrera, con suerte tengo para levantar esta exhibición.

— Punto uno, tu no me contrataste, vine a ofrecer mis servicios, cuando eso pasa, estoy dispuesto a recibir el sueldo de un modelo básico.

— Sí pero…

— Punto dos —interrumpió— creí que habíamos hecho buena amistad, y los amigos se ayudan —ella bajó su mirada, si tan solo no fuera solo una amistad, el chico en serio le gustaba— y punto número tres —dio un paso a ella— tengo una buena idea para que me pagues.

— ¿Una mejor idea? —titubeo en la pregunta.

Sus ojos se removieron en cada facción de aquel apuesto joven, lo tenía todo, todo lo que siempre busco en un hombre, al menos, en lo físico, Tae es atractivo, amable y totalmente a su gusto.

Taehyung, levantó una mano acariciando con sus nudillos en la mejilla blanca de la latina, enfocando sus ojos en esos labios deseosos.

— ¿Quieres uno de mis trajes? —cuestiono con duda y nerviosa

— Quiero —dijo y guardó silencio unos momentos, tomó su mano cálida— quiero que seas mía —prosiguió sin duda, sin una pizca de arrepentimiento.

Al ver el mínimo movimiento en retroceso de Denisse la empujó del agarre en su mano comiendo directamente sus labios, los que ella no se negó por ningún motivo en probar.

Ahí, en completa desolación siguió con el juego sensual, tomando aire a ratos y enloqueciendo a la mujer con su lengua que invadia cada rincón de su cavidad bucal.

Se abrazaron mutuamente, en aquel caliente ósculo, con sus manos recorriendo su cuerpo sobre la capa de ropa que les molestaba el contacto piel a piel.

En un movimiento intenso, Tae tomó el cuerpo de la mujer levantando un par de centímetros para sentarla en aquel mesón enorme dónde se cortaba la tela para los diseños, botón por botón desabrochó la blusa blanca, dejando libre para sus labios que besaban por doquier su pecho, apretando los montículos redondos y perfectos.

— Tae.

— No, no —dijo con una voz gruesa— Tae es para otro momento, ahora, soy señor Kim. —pasó su lengua caliente sobre sus labios enrojecidos e inflamados, calentando aún más el cuerpo de ella que ya, lubricada de una manera insólita.

Con su pulgar, deslizó entre sus labios sonrió, no como lo hacía antes, una sonrisa diferente a la de aquel niño que había conocido, una sonrisa que denotaba sensualidad, una sonrisa que le erizo la piel llenándola de corrientes en todo su cuerpo.

— Señor Kim —respondió ella con voz suave y sensual, sujeto de la mano en su rostro y atrevidamente, llevó el pulgar a su boca, lamiendo, chupando y succionando el dígito.

— ¡Bruja! —mordió su cuello— me la pusiste dura con eso —subió sus manos sobre las piernas desnudas, subiendo la falda holgada, acomodándose entre sus piernas— Te la voy a meter en este instante, gemiras mi nombre —corrió su ropa interior— te vendrás sobre mi polla y luego, te hincarás para chuparla tal cual lo hiciste con mi dedo.

— No, señor —dijo llamando su atención— lo haré mucho mejor —Tae entró de golpe con esa respuesta, llenando al instante su interior, sacando gemido tras gemido con cada invasión de su pene en ella.

— Por dios, hermosa —pujo con fuerza moviendo el cuerpo de ella— me encanta lo que siento en tu interior —beso con obscenidad sus labios, mordiendo de ellos y su lengua— estás tan estrecha.

— Sí, señor, cojeme como gustes, nací para darle placer.

Los sonidos se oían por todo el lugar, rebotando en las paredes y haciendo eco, Tae se volvía loco, creía que perdería la cordura, la penetraban con brutalidad, la acariciaba salvajemente, brusco, apretaba, así le gustaba tomar a las pocas chicas con las que estuvo, con ninguna culminó pues ninguna le había dejado hacer lo que él quería, según muchas, era muy bruto y les hacía daño.

Pero Denisse, lo instó a más, lo dejó hacer lo que quería, incluso, pedía más, exigía más, y lo disfrutaba tanto como él al cumplir sus deseos.

Pronto, y cuando creía que terminaría, sintió las contracciones en el vientre, apretando su pene de una manera descomunal.

— Maldición —gimió de una manera gutural— Bebé —suplico.

— Ya, ya —dijo ella y rápidamente cayó sobre sus rodillas engullendo su largo miembro, tragando como toda una experta.

Con dos mamadas fue suficiente para sentir aquel líquido caliente llenar su boca, disfruto tanto que sonidos placenteros salieron de su pecho y saboreo el semen que caía por su garganta.

— Delicioso, mi señor —Tae sonrió, aquella tierna sonrisa volvía a aparecer.

¿Quién diría que detrás de esa sonrisa de niño bueno, se escondiera una oscura, sexy y excitante sonrisa?

Desde aquel día no se volvieron a separar, Tae estaba convencido que no encontraría a una con tantas agallas, una que disfrutará cumplir sus más oscuros deseos.

Nis, simplemente quería cumplir cada expectativa, la imaginación de Tae volaba y ella estaría ahí solo para hacer lo que él le ordenara.

En cuanto al desfile, fue todo un éxito, Tae modelo como el profesional que era, y luego de eso, Denisse recibió muchos inversionistas y contratos para sus diseños.

Incluso, desde París, Francia le llegó una propuesta jugosa que no dejó pasar.

Gracias a ese chico tenía fama, una pareja estable y sexo, el sexo que su esposo jamas le dió y ella necesitaba y pedía a gritos.






Fin






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