Capítulo 7
Kiara Wilson
18 de agosto de 2011
― Aquí estoy, no pasa nada―; en un soplido supo desperdigar su cabello rubio de su rosado rostro. Se dirigió con su sonrisa cándida, unas de sus peculiaridades y cogió su taza de té con cierto cuidado, como si se tratara de una frágil pluma; ahí mismo, aparto su mirar en la mía alcanzando a apreciar una morada florecilla totalmente descuidada con el fin de desperdiciar a sus pétalos hacia las puertas del cielo.
―Una adolescente con problemas de adultos ¿No crees? ―persistí en que me devolviera un vistazo en vez de tener su perfil. Ella, sorbio a su te en chiquitos tragos y la coloco en la manta que aún se mantenía firme. Con serenidad, al fin de cuentas volvió a mi:
―No suena a tan de adulto.
No le reproche nada. Solamente capte el asombroso banquete que habíamos creado. Uno sin límites, en variedad de alimentos dulces y salados; con esos biscochos y aquellos pasteles azucarados que al probarlos se transformaban en postres agridulces. Era un verídico de subes y bajas. Una merienda acompañada de platos preparados por Poppy, como constantemente lo producía. Además, instalarse en un sitio ideal detrás de mi hogar para consolar mis frustraciones con Estrella era un gesto de limpieza y mi propia manager me lo había recomendado después de la decepcionante noticia. Me sentía como si una pared me hubiese golpeado la frente al oír las palabras de Carol. Unos dichos prontamente erróneos que percibían de mi algunos de esos profesionales. Estaba completamente cumpliendo un error terrible esa discografía y realmente juzgaban a una persona sin haberla visto. Ese hombre que Carol lo nombro como una ignorancia, no podría estar en esa empresa, ni siquiera obtenía el derecho de opinar de cierta manera:
"Señora, nosotros realmente lo sentimos. Pero Kiara no puede entrar a nuestra discografía. Especialmente porque debería esperar a que sea algo mayor para estar aquí"
Era incomprensible darle un significado a ese dialogo. Excepto los artistas de la actualidad que deslumbran con su talento, han firmado sus contratos a una edad juvenil y... ¿Cómo sería posible que mi edad no estaba en sus listas? No lo comprendía. Una escasa confusión intervino a mi mente y también, lo decían mis padres. Impulsaba a reclamarlo, con una energía positiva y a la misma vez negativa, pero el éxito era eso. Una montaña rusa de casualidades y tenía otro objetivo que encarar: el abrazo del tío Henry y la discografía; dos desafíos que adquirir como nuevas metas.
―Servi más te si quieres―; Estrella lo hizo sujetando la tetera con delicadeza y añadió más de la bebida rojiza―. Que sea caliente, si es posible―le respondí con el típico tono agrio que emitía al enfadarme y mi mejor amiga lo noto de repente, aunque no reclamo nada, solo permanecía con su compostura inicial.
Di un largo sorbo sin hacer abrumantes sonidos raros y lo acabé en segundos. Pues, era una diminuta taza de cerámica; similar a las de mentira. Podríamos estar fingiendo un reinado con la supuesta elegancia de ese banquete.
Estrella se paralizo demasiado al dar a conocer mi velocidad de ingerir el líquido. Fue un hecho zonzo, pero la oportunidad de reírme logro que espantara a mis confusiones y todo era jovial al compartirlo con ella. Era como si renaciera una herida y luego, la cubres con un curita.
―Oye Kiara―pausa―. Por cierto, quiero que estes bien.
Su voz transmitía consuelo al oírla y sus preocupaciones desbordaban mi querer en mi mejor amiga. Porque estaba hecha por una intensa luz que ahí mismo no cabían las señales malignas, solo cruzaba caminos dispuestos a comportarse como ella.
―Rubia, te he dicho que lo estoy―le suplique y entonces, se aseguró de tener un ambiente adecuado para hablar; como lo hubiera creído, tendía a sospecharlo cuando se manifestaba así.
―Tengo un pequeño rumor que hará que tus ánimos estén en la cima.
Reaccione con un respingo y detecte que mi entusiasmo aterrorizo a Estrella, ya que no gesticulo nada durante unos segundos. A veces, mis impulsos eran escalofriantes y, sin embargo, era porque los rumores siempre se relacionaban con él; en letras que resalten a su debida importancia.
― ¡¿Harry Cruise?! ―exclame.
―Proviene del cerebro de Freddie.
Freddie honestamente no era un apodo, era un nombre de verdad y es lamentable que cada desconocido procesara su nombre al conocerlo. En ese chico, era normal que estuviese en disputas en cuanto a eso y como se trataba de mi mejor amigo, las traumas de tenerme como su equilibrante escudo me venía a mis recuerdos una y otra vez. A pesar de protestar por ser su defensora, no podría mentir que era un favor para él.
―Oh, ya me imaginé. Ese chico nos conquista con sus fantasías―negué con mi cabeza.
Estrella prosiguió susurrando sin dejar que tomara una boconada de aire:
―Al parecer, Freddie converso con él y según su memoria, me ha dicho que Harry estuvo en tu evento―me señalo remarcando ese tú en signo de pertenecerme y el claro error fue descreer en Michael, no había caído en sus engaños.
―OH RAYOS, OH RAYOS. Entonces, lo que me dijo mi hermano no era pura mentira.
Observe que mis latidos se aceleraban a la par del relato y presionaba con las yemas de mis dedos la fina manta que cubría al solido suelo y como así, exigía en ley de atracción que mi mejor amiga siguiese narrando y finalizara con sus eternas detenciones.
―Y...además, su madre le comento que quizás te contratarían para que cantaras en su fiesta de bodas―se apretujo a si misma románticamente, agregando un sonoro suspiro. Al ver su gesto, me conmovió a un punto de desear oponerme en el corazón de Harry e interrogarle incoherencias a mi mejor amiga que ni siquiera tenían sentido.
―TU SABES CUALES SON MIS SENTIMIENTOS POR HARRY ¿NO?
―Desde que tengo recuerdos.
A mi parecer, la memoria de Estrella cuando se lo he confesado, navego en esas situaciones en donde se escaparon mis primeras corazonadas en la reunión social que solíamos tener en mi infancia.
―POR MAS RAZON LO HARE, CANTARE PARA SUS PADRES―chille con viveza junto a la caricia del viento. El clima se conservaba estable por suerte, no era agobiante como en otros años, que si quedabas en una zona quieta corrías el riesgo de deshidratarte.
―Ten en cuenta que solo es un rumor, pero igualmente me pone feliz que estes así―se inclino con la casualidad de que la iluminación del sol atrape a unos de sus penetrantes ojos celestiales y me alegro al conocer que se contentaba por mí.
―Oh, ven aquí. Te quiero mi rubia.
La abrace fuertísimo. Como si la unión de una soga quisiera cortarse y me limitara a que sucediera, protegiendo ese daño.
―Yo más.
Al borde de separarnos, mi móvil sacudió mi muslo en un tembleque haciendo que se encendiera la pantalla. Lo tome con extrañeza y me deslice en esos tantos mensajes pendientes. Deplorablemente algunos eran de semanas atrás, pero huía de una manera frecuente.
El chat número siete era de Carol. A su costado marcaba un horario entre la mañana y el mediodía, con mas razones le responderé. El llamado se oía urgente escritas en mayúsculas y expresiones bastantes posesivas. No quería revelar mis distracciones patéticas.
¡KIARA! ¡Si logras leer mejor por ti!
Lo que intento decirte es que esperaremos mínimo tres días para volver a ir a la discografía a convencerlos, porque sus observaciones son totalmente absurdas. Creo que deberían pensar a la artista que pierden.
Mi compañera también se sumo a leerlo pausadamente y concordia con la idea de mi manager. Era poco real en lo que se aferraban y con intentarlo de nuevo ayudaría a comprender que, por no haberlo analizado, se resbalarían por perder a una cantante totalmente joven para postergar a sus viejos conocimientos.
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