Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6

Kiara Wilson

14 de agosto de 2011

Shakespeare Globe, municipio de Southwark, Londres.

A principios de marzo, no creí que a la mitad de un año estarían cayendo sorpresas iniciativas a un futuro sobresaliente. Ni a mis pocas horas de nacer lo hubiera admitido y esperarme a realizarlo fue un suceso milagroso; como lo debió tener con mi relación con Henry. Se que la herida no cicatrizo, no obstante, confeccionaría mi propia fortuna de enfrentarme a esa circunstancia y estaba en mejoras; mi propia piel me lo declaro. Las canciones te lo manifiestan así revueltas en melodías con un fondo tormentoso y, en esa parada espiritual hay recompensa; porque mientras tanto, mis oídos oyen a esas rimas para danzar libremente y soy tal para cual. La pasarela lo sabía al cruzar mi reinado y los cables rojos se inquietaban con la mareada de mi rapidez. Todo venía a mi favor, incluyendo al sol que me desechaba partiendo en otros lugares y eso que al exponerte te quemabas. Un día espeluznante sin nada que criticar. Sin nada que exigirme después de desprender mi fogosa voz en un representativo teatro y elogiar con claridad las miradas de mis admiraciones; destacarme me ha sacado de quicio para alterar mi euforia y ahora, supe que descarté angustias cargadas trasladando mis piernas a las afueras. El show duro al menos unas dos horas y al chocarme con el exterior fue como beber agua congelada. Además de estar calcando mi rostro en abundante polvo. En esos tonos tierra que hacia mi piel aún más tostada de lo que ya era y en un pintalabios bordo a juego con un vestido formal hasta mis rodillas.

―Kiara. Hazme el favor de apartarte de esos audífonos―advirtió Carol sacudiendo mis brazos una y otra vez.

―Estoy en tiempos de relax, admítelo. Mi evento ha terminado―le asegure distraída, no sabiendo que una masa de gente se sumaba.
Mi familia se encontraba detrás de mis espaldas con un bullicio tremendo de exagerar y los robustos guardaespaldas protegían la privacidad moderadamente (Seguramente han pedido autógrafos). Una locura veraniega.

― ¿Qué escuchas? ―interrogo con prisas.

Fingí que no tragaba enojo y acomodé mis auriculares como si nada.

―Justin Bieber. 

―Hazlo ―clamo agitada.

―Está bien. Lo hare por ti ―gemí, envolviendo los cables de estos y los guardé. Carol compenso mis molestias, aunque lo comprendí en el caso de los sonidos que circulaban en las calles, con multitudes de voces confundiendo a mi sensible cabeza. Eran muchos extraños en medio de un colapso y los fortachones hombres hacían lo posible para recoger a todos en un círculo con el apoyo de los policías británicos. ¿Todo esto estaba sucediendo tan solo cuando me despegue del mundo? Si y era perfectamente precioso, porque mi pasarela aun existía y la de mis propios padres también que la construyeron recibiendo honores del pueblo.
Me aturdí con el desmadre tanto que, francamente no sentí los repitentes tirones que provenían de mi camisa acuadrillé a lo que hizo que volteara de un brinco. Una señora totalmente blanquecina con aquel maquillaje furor intervino con una pequeña niña a su lado. La menor lucia realmente acaramelada con un par de gotas saladas en sus dos mejillas. Me incline a su misma altura y su expresión pálida equiparo todos mis sentidos. Socializar no sería lo suyo.

―Hola. Eres muy bonita― acaricie sus regordetes nudillos.

Mientras Carol consiguió una oportunidad y desprendió a la mujer con su elocuencia. Su hija no dio ni un centímetro a la distancia de su madre, solo con un balbuceo respondió:

―Gracias. Eres unas de mis cantantes favoritas. 

FAVORITA, la palabra FAVORITA. Significaba demasiado para mi poder escucharlo. Deberás, no fue más que una debilidad, porque su inocencia me recordó a mi infancia y su terror me brindo escalofríos. Ya desbordaba en llanto.

― ¡Dile algo más a la chica! ―apresuro su madre.

―Te-te quiero―se aferró a su remera y dependía de ella. Coloco su mirada en el suelo, consumida en vergüenza. Pero, no aguante en apreciar su amor y obsequiarle mis confianzas. 

― ¿Sabes? Yo también―le sonreí, a lo que ella también me imito.

Le pedí cercanamente a Carol una lapicera. La incivilizada niña tendió su bracito y marque su piel con mi firma. Fue complicado ya que tenía miedo a presionarla demasiado con el bolígrafo. Después de despedirla, un grupo de adolescentes me abatataron con su llegada. Era una invasión de hormigas y a su vez un interrogatorio sin frenos. Sus preguntas se basaban en el concierto reciente y cuales eran mis preciados proyectos. Un combo.

―Si, sí. Muchas gracias cielito―; terminar de autografiar y encontrarte con una sombra interminable me puso los pelos de punta―. ¡Oh rayos! ¡Familia! ―exclame risueña.

Mis padres a los que ya me entregaron sus felicitaciones se mostraban totalmente brillantes. Con un fuerte resplandor en sus semblantes, como si hubiesen nacido nuevamente y no podía negarse que requerían de la fama a veces. Lo captaba al relacionarse con su gente y que echaban de menos las cámaras.

― ¡Vieron cuantos fanáticos tengo! Lo puede decir Carol―la señale con cierto atrevimiento. Carol, sin reprocharme nada les dedico una ojeada con ironía.

―Ya veo―agrego Mack tan tenso como pudo y mi madre que lo acompañaba inflaba sus pulmones reteniendo el aire en ellos; como si estuviese por aclararme un acontecimiento especial. 

―Hija ¿Ya paso la tristeza con el tío Henry? ―se tornó en un murmullo suave y desesperanzado. No quise retrasarme ni lo más mínimo en la situación de desear rozarme con sus robustos brazos y contener mi cariño en ese estado, porque en un futuro más que mañana lo realizare. Es un castigo bastaste desgarrador cuando amas a un ser querido y no le brindas lo merecido porque un trauma te condena.

―Tú te refieres porque no pude abrazarlo ¿No? ―; mi voz se transformó en una apagada, esfumando mis energías poco a poco. Aunque mi padre por mi ausente personalidad anterior se dio cuenta de que no era un momento adecuado para debatirlo. Él jugaba los pases siempre. 

―Amor. ¿Te parece si hablamos de eso en casa? No podemos arruinar su… ―breve pausa―. Bueno el mejor día de su vida―le susurro eliminando la charla grupal, pero mis sentidos detectaban todo asique logre oírlos con una ceja arqueada. Mi madre le asintió no tan convencida de su honorable decisión; sus acuerdos nunca coordinaban con su esposo.

―Hermanita―; Michael me desconcentro de ese central pensamiento que solía tener cuando alcanzaba algún sueño o alguna derrota y analice que mis padres se rodearon entre sí para estirar su lengua con Carol.

―Oh ya vienes. ¿Qué quieres? 

―Harry Cruise estaba aquí―señalo el Shakespeare Globe tan elegante como aparentaba. Con aquel estilo alemán y una ostentosa circunferencia impresionante que daba una sensación de envolver tus narices con ese aroma a pino.
Al nombrar que Harry Cruise se halló en el mismo suelo nuestro quede descolocada; aun al saber que grupos de admiraciones me regalaban sus amables saludos y ni en bromas que me percibía una pobre chica enamorada sin prestarles atención.

― ¿Dónde se ha ido?  ―le insistí a tal punto de estar en puntillas para observar a mi alrededor y ninguna de esas melenas podrían decirle a mi sutil corazón que se trataba de él.

―Ya lo encontraras. Recuerda que fue uno de mis amigos de la infancia―me animo con una palmada en mi hombro izquierdo, aunque, de mi parte fue una golpiza. Y a pesar de las diferencias, concordaba con mi mellizo. Los dos han creado un lazo de amistad en eternidad cuando aún no traspasaban los diez años. Sin embargo, ese hilo es inquebrantable y era extraño llamarlo así por sus caracteres desiguales.

―Te creo.

Para concluir, luego de que la organización de los policías sea eficaz, nos aproximamos a el transporte de David que ya en un ambiente tranquilizador, estaciono con disciplina para trasladarse a mi hogar. Antes de que marcháramos, le agradecí a Carol por cada ocasión. Era más que una asesora, durante esas primeras semanas de agosto no sabría como hubiera llegado hasta aquí sin su apoyo.
En ese absorbente recorrido, nos estrujábamos por la iluminación de los rayos ultravioletas y por los pocos huecos de aire que se proyectaba en el coche. En un ingenio, le suplique a David que bajara la ventanilla por una brisa ligera que nos adormecía y lo más atento de él fue fingir ser periodista. Nos ha confundido de tantas preguntas que ni siquiera las distinguía. Fue como una aventura del éxito. Además, nos tocó profundizar lo de mi tío Henry. Pues, deberás que el largo viaje se trató de eso, con sus típicos consejos de hombre al volante y con la combinación de aquellas motos especializadas en protegernos a nuestros costados.

―Todo a su tiempo Kiara. Ya tendrás la oportunidad exacta para abrazar a tu tío―exclamo con una caricia a su calva nuca. Un genio que no haya desperdiciado atentamente su manejo.

―Usted es el verdadero maestro―reí asomando mi cabeza en su asiento y también lo hizo mi familia.
































Segunda parte

Hora: Seis y media de la tarde.

Mi toalla absorbía las gotas frías que caían sobre mi cuerpo y el aire secaba mi cabello cuando danzaba. Estaba cubierta en agua sobre mi reposera y las plantas de mis pies reían con el pulido césped. Acababa de salir de la piscina con la clave de leer los mensajes anónimos de mis amigos y de desconocidos que solían idolatrarme. Me sentía plena y no cabía duda que si me bronceaba demás ni siquiera me importaría; porque, aunque el móvil calculaba el calor en su pantalla, no lo realizaría en los tantos textos emblemáticos. Michael, regreso sin mostrarse y tomo asiento a mi lado (no era nada zonza al saber que se encontraba, aun así, lo ignore por completo) divague por la pantalla en varios minutos, hasta que arriesgue el valor de entablar una dialogo con mi hermano.

― ¿Te ha gustado?

Supe que interrumpí a sus entendimientos por eternidades, ya que su enfoque principal era la impresentable luna que solía esconderse entre tonos azulados y por otro lado en las zonas más nublosas del cielo. Era una unión de colores que se dividían en capas y todos aquellos detalles se mostraban con claridad al ser un campo disperso.

―Estuviste fantástica hermanita―contesto, con su extraña seriedad. Solo en situaciones particulares mi hermano podía ganar mi afecto.

―Siempre lo estoy. Pero lo pregunto para no estar en silencio todo el rato.

Los dos mellizos no dijimos nada. Reiteramos la acción de acumular la pausa, mientras la gruesa tela de algodón hacia el trabajo de secarnos. Supuse que la rareza cayo en Michael, jamás lo visualicé captando toda su elegancia, hay que tener en cuenta que no había algún efecto anormal en él. Aunque lo resumí aspavienta:   

―Michael. ¿Qué te sucede?

―No soy bueno guardando secretos, encima que tú lo insistes―se inclinó hacia a mí con un típico rostro travieso que tuve que controlarme a no adelantar a su grave voz.

―Entonces si no eres el chico indicado para guardarlos ¡Dilo! ―; él se aseguró de que el entorno no le afectara a ser un detective y consiguió continuar con los rumores del público:

―Carol presentara mañana tu composición a Island Récords.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro