Escape Parte 2
Conan
¿Una palabra perfecta para describir este sitio? Laberinto.
Tenía que admitir que Verona nos guiaba excepcionalmente bien, vuelta a la izquierda, luego derecha, detenerse cuando cuatro pasillos se unían con guardias transportando los contenedores de gasolina que la pelirroja había mencionado antes. Haibara tenía de la mano a Edward, estaba unos metros atrás de mi girando su cabeza constantemente con miedo y era más que comprensible, su ropa estaba rota y sucia de manchas extrañas muy posible de sangre.
De solo pensar en las torturas que ha vivido me dan escalofríos.
-Conan, necesito tus lentes.
-¿Eh?
Era Verona que con molestia repitió la pregunta:
-Necesito tus lentes. Ahora.
Asentí quitándome las gafas y dándoselas. El sistema de rastreo encendió en los ojos de ella cuando la imagen de la brújula digital comenzó a distorsionarse de forma errática, me lanzo de vuela el objeto con una mueca de disgusto.
-Como pensé, este lugar es obsoleto pero se tomaron la molestia de impedir que nos comuniquemos, el GPS de las gafas esta inutilizable como debo suponer también los pin. No podremos pedir la ayuda de nadie a menos que estemos fuera. Estamos solos.
Si ella quería deprimirnos aun mas lo logro, todos nos miramos preocupados por la respuesta. En fin, asentimos retomando el camino.
-No. Se. Muevan.- Verona susurro advirtiéndonos, guardamos total silencio esperando mas información, ella miraba por el margen de muro apretando algo entre las manos.
En un segundo había saltado a la vista de quien nos escondíamos, apunto con mi reloj (¿cuándo demonios me lo quito?) y lo siguiente fue el golpe seco de un cuerpo chocando con el suelo. Nos devolvió la mirada dándonos a entender que estaba despejado.
Caminando con rapidez, comenzó a buscar Dios sabe que en el inconsciente tipo hasta que su cara de satisfacción
-Bingo- dijo sonoramente mientras levantaba triunfante una semi automática.
-Verona-san deja eso es muy peligroso- Ayumi apenas hablo delatando miedo.
-La última vez salimos de suerte... y alguien murió...- bajo la mirada, levantándola inmediatamente después.-...lo necesitamos para protegernos, no dudaran en matarnos. NO. LES. DE. ESA. OPORTUNIDAD... Andando.
-¡No!
Era Ai. Camino lento hacia la pelirroja con a mirada llena de enfado.
-No te seguiremos a ninguna parte, no sin antes algo que nos asegure sobrevivir.
-Estoy aquí. Eso debe ser suficiente seguridad.
-De lo único que nos da seguridad es que terminaremos muertos, mientras los demás, si tienen algo de suerte, los volverán perros de la organización.
- Y obviamente tu experiencia con ellos es el argumento de tan "alentador" resultado ¿no? -se podía notar en su voz la mezcla de enojo y sarcasmo que al parecer, sacaba a Shiho de sus casillas.- Si tienes otra opción soy toda oídos, pero ahora, unos malditos siniestros quieren hacernos explotar. No se tu pero yo voy a seguir, tu quédate cuanto quieras.- dijo dándole la espalda y avanzando unos pasos, se detuvo y volvió hacia atrás tomando la pistola y poniéndola en manos de Miyano. Una miraba confundida a la otra, quien sostenía unos ojos desafiantes.
-Sí. Tienes razón yo lo comencé todo, el que los secuestraran, el que me golpearan y el que pongan una bomba en este sitio...
-¡¿UNA BOM...!?-
-Shhh- callé a Genta que se había enterado.
-...así que tienes dos opciones: 1. Continuamos abriéndonos camino antes que muramos o 2.- tomo las manos de la castaña con el arma posicionada en su frente. Esto se ponía muy mal ¡No tenemos tiempo para esto!-. Me disparas terminando con la cadena de desastres que he formado, sales ahí y los enfrentas.
Ninguna desviaba la mirada de la otra, estaba tentado en arrebatarles la pistola pero la presión era demasiada. No di crédito a lo que vi y escuche, Shiho le sonrió con risillas de por medio y bajo el arma.
-Bien. Guíanos señorita "duro de matar"
-Por aquí madame...
-Creo que me dará un infarto- dijo Mitsushiko tocándose el corazón con una mueca de alivio.
-Buena forma de hacer elecciones aunque yo prefiero una propaganda televisiva y discursos elaborados.- digo tocándole el hombro, los demás habían ya avanzado mientras nosotros seguíamos ahí por una extraña razón.
-Tienes mucho que aprender sobre las elecciones, no importa cuántas te den siempre será una.
¿A qué se refería con eso? Haibara podía elegir dispararle pero no lo hizo... a menos que...
-La ilusión del control- digo fuerte haciendo que se detuviera y volteara hacia mi.- Creaste una atmósfera donde Haibara pensaba tener el control... pero siempre lo tuviste.
-Debió fijarse que mi dedo estaba sobre el percutor, solo porque ella tienen la afición de tener la última palabra no significa que no podía tomarlo a mi favor.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-..-.-.--.-..--.-.-.-.-.-..--.-.-..-.--.-.-.-.-.-.-.-..--..--.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Iris
¡DIOS! ¡QUE MIEDO TUVE! ¡¿ACASO LE VIERON LOS OJOS?! ¡MI RAZÓN 2 ME SALVO LA VIDA, DE NO SER POR ESO ME HABRÍA VOLADO LOS SESOS!
¿Qué? ¿Acaso no les interesa que estuve a punto de morir a manos de una científica loca? ¡Bien, muy bien! Agregare esto a la lista de mis traumas, para eso existen los siquiatras.
En fin, luego de solucionar el problema con Haibara y matándola mentalmente como unas seis veces continuamos caminando por los pasillos hasta unas escaleras que conducían al cuarto piso. Era bastante extraño que ya no tuvieran guardias, pero luego de pensarlo un poco más, me quedo claro ¿a quién le gustaría quedarse dentro del un edificio con mucho potencia de ser usado para películas de horror que será una bola de fuego a manos de una asociación maquiavélica con alucinaciones de dominación mundial?
Créanme, nosotros no.
El aire denso por la tensión llenaba nuestros pulmones en un ruidoso coro de respiraciones fuertes, alteradas y delatoras, delatoras de miedo, de tristeza, de una sombra oscura que nos perseguía con tanto empeño como el que nosotros poníamos en huir.
-¡Alisten los contenedores, faltan 8 minutos para que esto se vaya al infierno!- .cada musculo de mi cuerpo se tenso al escuchar esas palabras.
- Escuchen bien, no harán nada más que lo que yo diga, si unos de nosotros es herido, alguien ayúdelo o hagan lo que puedan pero NADIE. SE QUEDA. ATRÁS.-susurraba dentro de una circunferencia que fórmanos de improviso.
Todos asintieron mirándose expectantes e intranquilos, Conan ironizando una sonrisa rematando con: - ¿Acaso tenemos otra opción?
-Sí. Sobrevivir ¡Vamos!
Corrimos por entre los contenedores transportados en largos carriles tres metros de altura, algo agachados no éramos vistos por nadie. Cada cuanto se cruzaban esas plataformas, corríamos repitiendo la rutina de escondernos entre los barriles. Fue en un cruce donde mi atención fue llamada por una maquina circular con un reloj que marcaba 6:56, 55, 54, 53...otro en 49,48, 47...no había necesidad de decirlo en voz alta para confirmarlo.
-Nos aproximamos al ascensor esperen a ese carril y cuando yo diga corren sin detenerse hasta allá ¿entiende?
Espere sus afirmaciones con la cabeza o en susurros.
Pero lo que escuche era bastante remoto a lo que esperaba.
Cuando el estruendo de la explosión ceso sobre nuestras cabezas, los oídos me zumbaban seguido de un pitido como el del pin aunque más agudo, con la ropa llena de polvo y escombros me levante del suelo tambaleándome sosteniéndome de lo primero que encontré.
De hecho, del primero que encontré.
-¿Te encuentras bien?-. Preguntamos Kudo y yo al mismo tiempo.
- Golpeada- respondo.
-Podríamos estar mejor- dice con una de sus mejores sonrisas falsas.
Tomo poco tiempo darme cuenta del panorama. Entre el humo que distorsionaba todo a solo metros de nosotros, se dibujaban columnas de fuego tan altas que llegaban a lo que alguna vez fue el techo, ahora convertidos en fragmentos de concreto, metal y polvo. Charcos de sustancia oscura se expandían por el suelo cubriendo algunos escombros y cuerpos de guardias esparcidos por doquier en posiciones que provocaba un revuelco en mi estomago.
Buscaba con la vista a los demás, mis oídos zumbaban y mi cuerpo se remecía de una incómoda forma. Odia esta sensación de vulnerabilidad, que por cruel jugada aumento con el chirrido de ascensor. No era miedo, era lo que antecedía al miedo. Antes de encender la luz y ver el monstruo bajo tu cama. Antes de pisar mal el escalón y caer al vacío. Eso que siente un segundo antes de que sea lo que sea que te atacara se lance sobre ti.
Y los ojos de la bestia que se abalanzaba contra nosotros se clavaban en nuestras nucas.
Las miradas descompuestas de tres de los miembros más importantes de la organización me habrían parecido lo más grandioso sino tuviera la misma expresión de sorpresa. Vermouth y Gin expedían llamas de los ojos , en tanto los labios torcidos y una sola ceja encarnada en una expresión de incomprensión por Vodka se ocultaba tras esos lentes oscuros que parecías pegados a su cara.
Los 8 o 10 hombres que los acompañaban cargaban sus armas dirigidas hacia nosotros.
¡Esperen!-Grite lo más fuerte que pude levantando los brazos en señal de pausa. Bajaron levemente sus armas, observándose y a sus superiores por una señal de fuego.- Quizás se preguntes porque el cabello rojo, es para que los malos no me vean sangrar. Ese amigo entiende el concepto -doble mi muñeca aun con los brazos en alto hacia un tipo justo al lado de Gin.- trae pantalones marrón.
Se ojeo los pantalones, juro que nunca me había costado tanto reírme en toda mi vida.
-¡FUEGO!
Ráfagas de balas rosaban nuestras cabezas mientras tomaba del cuello a Shinichi y nos protegíamos un monte de contenedores metálicos pobremente sostenido entre si.
-¡Buena frase, mal momento!-Entre gritos Conan comento mi broma que de seguro fue su forma más educada de no decirme un insulto -. Casi nos vuelan en pedazos y ¿eso es lo primero que se te viene a la mente?
-¡Lo siento! ¿Ok? ¡Entre en pánico! Dime que hubieras hecho tu si...-la frase se suspendió en mi boca por la aparición en mi vista de una bomba con la cuenta de 1:30 minutos.
Esta, debo admitir, es lo más descabellado que se pudo ocurrir. La tome entre mis manos sin prestar gran atención a la histeria de mi amigo, levantando la cabeza buscando una ventana de oportunidad.
-¡¿Qué rayos piensas hacer con eso?!- su voz no era la de un detective engreído, el pánico le afecto hasta en las cuerdas vocales.
-¿Confías en mi?
-¡No!
-¿Confías en mi?
-¡¡No!!
-¡¿CONFIAS EN MI?!
-¡¡OK SI!!
-Bueno...al menos uno de nosotros lo hace.- mi mente mando la orden de correr hasta otra pita de escombros después de que mis piernas ya lo habían hecho subconscientemente. Ya estaba preparada. Hasta que múltiples impactos de una ametralladora interrumpió. Sin mentir esos disparos fueron percutidos con impresión y ansiedad.
Casi con ira.
-¡¡NINGUNO DE ESTOS INUTILES SABE QUE HACER!!...- una chillona voz encolerizada que no reconocía en Vermouth se hizo presente. En sus lecciones de tiro me decía que la furia hacia que el tiro fallaba, como imaginaran, eso no aplicaba en ella
Los disparos eran tan veloces y erráticos que los gritos de dolor apenas fueron audibles, esta era la crueldad de la que la Organización era capaz, toman todo de ti y cuando ya no queda nada que puedas darles no dejan rastro en la faz de la tierra de que alguna vez viviste. Si tenías sueños, familia, alguien que aguardaba por ti, a ellos no les interesaba nada más que ellos mismos.
-¡Aaaaghhh! ¡Ay-ayu-da!- gire a la derecha hacia la voz rota que me llamaba. Ensangrentado, sucio, vulnerable. Arrastrándose lejos para salvarse de a quienes les había servido.
-... ¡Si quieres las cosas bien hechas...-un último disparo termino con la vida de ese guardia.-...tienes que hacerlo tú misma! ¡Sal de tu escondite pequeña cobarde, no tienes oportunidad! ¡GAME OVER!
No podía de dejar de mirar a ese hombre inerte en el suelo, temblaba. No podía parar de hacerlo. Mi espíritu flaqueaba ¿Qué tal si tenía razón? ¿Y si nunca hubo manera de salir con vida? ¿Si todo lo que hicimos valió para nada?
-¡Verona! ¡Saldremos de aquí...juntos ¿prometido?!- esa voz. Solo esa voz me saco de la oscuridad en la que me sumergía. Kudo me salvaba otra vez.
-¡Si vas hacer la heroína, no pierdas tiempo y hazlo de una vez!- Nunca imagine que el irritable timbre de Haibara me animara.
Enfoque mi vista algo nublada, todos estaban ahí. Ayumi, Mitsuko, Genta, Miyano, Kudo y Edward. No se quito nunca los auriculares, sé que no podía verme pero sus ojos estaban en mí apoyándome, diciendo sin palabras como los demás "no te rindas". Aun quedaban 38 segundos.
-¡Te equivocas Vermouth...siempre encuentro la salida!- arranque una placa de metal donde bajo de esta estaba los cables que hacían funcionar el aparato, me levante y fui frente a tres de los miembros más importantes.- Pero dime cual debo cortar ¿azul o rojo?
-¡¿ESTAS DEMENTE?! ¡TU NO PODRIAS!
-Pruébame.
Tomaron sus armas y corrieron al ascensor despavoridos, La rubia presionaba el botón de descenso frenéticamente mientras sus acompañantes cerraban la reja sin éxito. La maquinaria estaba defectuosa. Un consejo seria que si buscan edificios tan viejos para hacer trabajos sucios, lo mejor es revisar que no esté en ruinas antes de que una la destruya.
15 segundo.
-No importa que hagas, nada servirá contra nosotros, tú nos perteneces, siempre trabajaras para nosotros. Gin en más de una oportunidad uso esas palabras para hundirme en el miedo y la obediencia; tanto que en un punto de mi vida lo creí. Lo que él no sabía...
...Es que su discurso ya no tenía el mismo efecto.
-¿Sabes qué? Renuncio.
Lance el detonador como un disco que le tiras a un perro en dirección al ascensor, corrí tomando impulso colocando al máximo la potencia de las zapatillas, la onda expansiva reventó mis oídos y penetro por mi pie como si los huesos se me destrozaran. La bola de fuego incandescente viajo a toda velocidad hasta la parte superior de la maquinaria, hasta sus cables, provocando la explosión definitiva.
Por sus últimas miradas supe que no lo comprendieron.
No al menos hasta darse cuenta que caían al vacio.
Atónita quedaba pequeño en comparación con lo que vivía, el aire en mis pulmones entraba y salía muy distinto como antes, calmado y profundo, un posible efecto de la adrenalina.
-Está bien...-la sorpresa tenso mis músculos, y la alegría los relajo con la suave presión de la mano de Shinichi en mi hombro.-...la pesadilla termino.
Reí por lo bajo y asentí. Todos comenzamos a reír.
-Vero-chan ¿Qué es eso?-Ayumi se acerco tomando mi brazo, buscando la fuente de su curiosidad. Guardamos silencio también en búsqueda de eso, el silbido de las llamas y el crujir de las paredes dificultaban en parte.
Bip, bip, bip, bip, bip...
<<No por favor, no por favor, no por favor>> suplique mentalmente.
-Tomen a Ed-¡Quiero decir! A este chico y vayan a esa ventana ahora- ordene empujándolos a correr.
-¿Qué te sucede?-pregunto con cansancio Haibara corriendo a mi lado.
-Si mis cálculos no fallan...en 12 segundos lo sabrás.
-Es otra...
-¡Si es otra! Y es mejor que sigas el paso llevaremos las galletas en la reunión de la Organización en el purgatorio.
Esquivábamos, rodeábamos, saltábamos cuanto escombro se cruzara por delante. Para los miembros más jóvenes de la Liga el tiempo fue suficiente, para Miyano y yo no.
La ráfaga ardiente abofeteo nuestros rostros y sacudió el suelo bajo nuestros pies, resquebrajándose y destruyéndose a medida que avanzábamos, otra explosión aun más fuerte, tanto que los muros aledaños se precipitaban sobre nuestras cabezas hasta la superficie creando grandes agujeros con los fierros sobresaliente entre el concreto. Solo el último estrépito antes de llegar hasta los muchachos basto para hacernos caer.
Sujeta de un fierro saliente con una mano y tomando a la castaña con la otra. Sacudiéndola pero no reaccionaba hasta después de unos segundos.
-¡Haibara, reacciona, no eres para nada liviana! ¡Hagas lo que hagas no mires...!
-¡AAAA!
Muy tarde ya miro hacia abajo.
-¿Por-Porque...Porque no me has dejado...?
-¿Dejado caer? ¡Mmmm! ¿estas dementes? ¡Aaaggh! ¡Te odio pero dije que...Mierda...no dejaría a nadie atrás! ¡Uuuuhhh...menos a mi... rayos que difícil lo que diré...a mi amiga!
Mi hombro ardía y algo frio bajaba cosquilleando todo mi brazo hasta la mano con la que la tenia sujeta, la sangre y sus manos sudadas resbalaban del agarre dificultando mas el trabajo.
Una brusca caída lo deterioro todo aun mas, el metal se comenzaba a encorvar como un garfio y el concreto se caía poco a poco. No quedaba otra oportunidad.
Es todo o nada.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.--.-.--.-.-.----.--.-.--.-.-.-.-.-.--.-.-.
Narrador Omnisciente
En tanto los varones bajaban por la escalera de incendio, Ayumi jalaba con desesperación a Edward, quien en una especie de hipnosis, no salía de la ventana mirando vacíamente ignorando el peligro mortal que sufría al quedarse ahí, las pequeñas manos de la chica seguían insistiendo para sacarlo de ahí pero estático permanecía en su lugar.
Los audífonos estaban débilmente superpuestos en sus orejas, por donde entraba un débil murmullo de fuego silbante, el rechinido del metal y gritos de una voz nebulosa por el resto de los radios.
-¡Kudo tómala ya!- de un impulso subió el cuerpo de Miyano hasta un poco arriba del sobresaliente, apretando los dientes por el inclemente dolor de sus extremidades superiores, aferrándose a al material de construcción cuando ya la científica fue puesta a salvo por el detective. En este acto, Verona rasguña su vientre un la punta de aquel metal.
-Verona toma mi mano, apresúrate.
La grieta que se formaba entre la superficie segura y la desmoronada finalmente se desprendió. Los segundos pasaron lentamente, las mentes de ambos se bloquearon en la aterradora impresión, sus miradas cruzadas reflejaban la luz anaranjada de las flamas y los brillantes ojos azules del otro.
Sus manos tan solo a centímetros de unirse no pudieron lograrlo.
-¡NOOOOOOO! ¡¡VERONA!
Los audífonos se deslizaron hasta su cuello, donde sus oídos pudieron percibir el primer sonido con claridad en mucho tiempo, un grito un grito desde el fondo de una persona que sentía familiar. Un grito que solo recordaba de la noche más oscura que podía recordar.
Su pecho tembló, tomándose de la camisa y aprensándose con ansiedad entre los dedos figurativamente el corazón. Sus labios temblaban también, sus ojos nublados brillaban en destellos perlados de tristeza, casi negación.
-Onee-sama...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro