Es lo Mejor para Todos
Iris
Por segundos sentí que el tiempo se detenía, estaba en shock, pero como dije sólo fueron unos segundos. Me levante rápido y corrí, corrí lo más rápido que pude, me resbalaba pero no me detenía, hasta llegar al pequeño pozo.
-¡¡Conan!! ¡¡Por amor de Dios, Conan!!-no lo veía por ninguna parte, trate de serenar mi mente, pero era imposible.
Un ruido a pasos de mi me alerta, voy hacia allá, limpiado la nieve tratando de ver atreves del hielo, y diviso la figura de Blassy golpeando la gruesa capa, aguantando el aire.
-¡Conan! Por favor resiste, no te rindas- empecé a golpear el suelo, un intento desesperado.
Los golpes se hacían más suaves, ya no pudo retener oxigeno las burbujas salían de su boca, comenzando a sumergirse.
-No...no ¡por favor no! No, no Conan, no hagas esto- la garganta me dolía de tanto gritar.
Cerca de mí, casi por milagro había una nueva grieta formándose, me deslice hasta ella y la pateé, con toda mi fuerza y enojo, no pare, seguí y seguí hasta que se separo lo suficiente para moverla con las manos, empuje el bloque de hielo y busque a Blassy. Lo vi flotar y lo tome de los brazos, lo arrastre hasta un lugar más firme, estaba pálido, no parecía respirar.
-Conan, resiste, Conan, no le hagas esto a Claudia, no le hagas estoy a la liga y a Haibara- le presionaba el pecho, no funcionaba-¡No me hagas esto a mí, egoísta infeliz!
Y lo escucho toser, el agua sale de su boca, un suspiro y una sonrisa salen de mí, no supe que mas hacer que darle un abrazo, pasando mi mano por su cabeza, descubriendo un poco de sangre, me saque la chaqueta cubriéndolo con ella, lo subo a mi espalda y comienzo a caminar.
-Iris...tu... ¿estás bien?- pregunta Conan con una voz muy débil.
-Sí, si lo estoy, tranquilo solo aguanta hasta llegar al hotel-
Seguimos por el bosque atravesando los pinos y la nieve, subíamos por cerro en donde nos deslizábamos sólo hace unas horas, la nieve se hacía más espesa, me torcí el tobillo cayendo de bruces a la nieve, tomaba aire para recuperarme y seguir, pero diviso una figura por los arboles, un aullido potente sale del lugar, y esbozo una sonrisa de alivio.
-¡Bruma ven!-ella corrió hacia mí, lamiéndome-ayúdame, ven aquí.
Tomo a Conan y lo pongo en el lomo de Bruma, lo amarro con la chaqueta para más seguridad, retomando el camino. Al llegar a unos metros del edificio, tomo el comunicador de Blassy.
-¿Cómo era esto? A si- empecé la llamada.
-Iris que pasa, niña ¿dónde estabas?-el profesor parecía haber despertado de su siesta.
-Estoy afuera del hotel, venga rápido, Conan cayó a un lago congelado, lo traje aquí, traiga alguna manta o lo que sea pero rápido-
No entendí lo que me había dicho, pero supuse que estaba en camino. Desate a Conan de Bruma, el cae enzima mío, esta aun mojado, en eso abre los ojos y me sonríe.
-Gracias - hablaba con un hilo de voz.
-Que fuerte eres Kudo-le devuelvo la sonrisa.
El profesor y yo vamos al cuarto de él, solo nosotros y Haibara lo sabían, no queríamos preocupar a los demás, me senté en la cama y veía como atendía a Conan, le cambiaban la ropa mojada por un pijama, Haibara le revisaba la temperatura porque había agarrado una fiebre, yo lo único que hice fue ponerle un paño en la cabeza y salí del lugar. Me pare en el balcón de cuarto, quería sentir el viento en mi rostro y tratar de serenarme.
-Hola- era Haibara imitando mi postura.
-Que quieres- le dije cortante, realmente no quería ver a nadie.
-Más bien que quieres tú-
-Quiero que desaparezcas- eso iba más para mí.
-Conan está bien, no te tienes que preocupar, el es fuerte- ella se cruza de brazos.
-Esto fue por mi culpa, todo lo que ha pasado es por mi culpa, esa noche debió dejar que me disparaban.
-Pero te salvo porque no quería que cayeras en esa organización.
-Yo ya era parte de ella, solo no cumplí una orden y me quitaron todo-agache la cabeza.
-Por lo menos tenemos algo en común- me ira sonriendo ya había comprendido.
-¿Hermano?-
-Hermana- dejo de mirarme- mi nombre en la organización era...
-Sherry, el profesor me lo dijo, volviendo al tema... -
-Ya basta, estas cosas pasas, él no término como paleta helada-
-¿y eso me tiene que hacer sentir mejor?- el sarcasmo abundaba.
-No lo sé, decídelo tú-
-Ok, ¿sin rencores?- le extiendo mi mano.
-Sin resentimientos, ahora así amigas-
-Prefiero fugitivas de una asociación misteriosa unidas por casualidad-le doy una sonrisa como la del gato de Alicia en el país de las maravillas.
-Si... dejémoslo en amigas- me da unas fuertes palmadas en la espalda.
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Al parecer Blassy se quedaría dormido hasta el día siguiente, la fiebre un persistía, Ayumi y Ai jugaban a la guerra de bolas de nieve, Genta y Mitsushiko habían ido a esquiar, y el profesor se había esfumado, yo me quede cuidando al chico, no tenía ganas de hacer otra cosa.
-Disculpa por todo, por hacerte enojar, por meterme en las cosas que no me incumbían, bueno por cada estupidez que he hecho- le cambie el paño por uno más frio.
Me quede pensando y la imagen de él ahogándose no se borraba, desde que me conoció solo habían pasado cosas mal.
-Me acerque mucho a ti porque sabía que me ayudarías, pero solo te causo problemas-
-Iris...iris- Conan hablaba con muy despacio.
-Estoy aquí, cálmate- lo tome de la mano y se levanto.
-¿Como estas?- jadeaba mucho.
-Me lo pregunta el que casi queda como cubo de hielo, estoy bien, gracias- sonrió.
-¿Cómo... como llegamos aquí?-solo me miraba con un ojo, tosiendo.
-Te llevamos Bruma y yo, al parecer si se encariño contigo-
-me duele la cabeza- parecía un niño chiquito.
-No debiste levantarte, además del chapuzón, te golpeaste la detrás de la cabeza- lo tome de esta y lo recosté.
-No me trates así, me puedo cuidar solo- no puedo creer lo arrogante que es.
-Entonces debí dejarte en el agua, congelándote de lo lindo-me pare de la cama.
-Oye, te agradezco todo pero no te preocupes tanto por mí...-
-Permiso- salí del cuarto.
-Ya basta, no aguanto más esto, eres testaruda, persistente y fastidiosa.
-¡Si soy todo es porque me tienes aquí, porque no dejaste que me fuera el día después de recuperarme! ¡Lo único que has hecho a si callarme y regañarme! No eres mi padre para hacer eso-
-Es que... es que... eres insoportable, ni siquiera me quieres decir que sabes, si conoces a esos hombres de negro, hasta puedo pensar que-
-Que soy uno de ellos, ¡Sí! Lo era, mi nombre era Amareto, lo único que hacía era contrabando, estas feliz, seguro piensas que tenias razón en no confiar en una extraña.
-Lo siento, no que quería decir eso...-
-Pero ya lo dijiste Conan, me quedo muy claro, sabes- le di la espalda- te pareces algo en ellos, cuando obtienen lo que quieren, se desasen de uno.
-¡Yo no soy así! Jamás haría eso, entiende Iris, quiero lo mismo que tú, detenerlos.
-Te creo, pero no quiero detenerlos, quiero... quiero-
-Dime-
Tenía que salir, no podía mentirle pero menos decirle la verdad, se lo prometí a el que no atentaría con la vida de nadie, aunque jure lo opuesto por ellos. Conan se levanta tratando de detenerme, aun no tenía fuerza suficiente, lo tome antes de que cayera el suelo y lo volví a acostar, toque su frente, la fiebre había aumentado, le cambie de nuevo el paño de la cabeza por uno nuevo.
-Profesor, creo que a Blassy le subió la temperatura, es mejor que lo revise- le dije cuando él entraba al cuarto.
Haibara me había dicho algo, pero la ignore, cuando cerraron la puerta, pegue la espalda a ella, deslizándome hasta el suelo, escondiendo mi rostro entre las piernas.
-*No debí acercarme tanto a él, sólo hice que corra más peligro, poco a poco tengo que alejarme, lo suficiente para que no me sigan a una muerte segura, si los quiero debo apartarlos del riesgo, debo apartarlos de mí, es lo mejor para todos*-
Me pare y fui al cuarto que compartía con Haibara, me acosté mirando hacia el techo, gire mí cabeza y vi encima de la cama de la castaña unos libros, tome el de "La historia Interminable" y me interne en su mundo, me acuerdo que lo había leído a los 11 años.
-Qué casualidad, la emperatriz infantil y yo necesitábamos un nuevo nombre, la diferencia es que el suyo le salvaría la vida- cerré los ojos, imaginando como seria Fantasía, Atreyu o Fujur, y por fin caí en los brazos de Morfeo, en ese desastroso día.
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