Encuentro Peligroso (Parte 2)
Iris
Estos días me ha pasado la cuenta, mi estado físico no está en lo mejor y l no he dormido en tres noches. Este encuentro con Vermouth está poniendo mi cuerpo casi al límite, de hecho si Kudo no hubiera agachado la cabeza cuando le dispare al sujeto lo habría matado de verdad.
-Buena forma de manejarla-entre jadeos Conan me elogio.
Aun nos recuperábamos pero pude darle una sonrisa de agradecimiento.
-¿Ahora qué? Eres la que sabe qué hacer-reclamo Miyano levantándose mirando a lo lejos.
-Me alagas pensando que yo pueda hacer algo, nadie tiene un plan contra esto y si lo tuviera no serviría por los caprichos del destino-dije poniéndome a su misma altura limpiándome la ropa-.Excepto yo- me apunte con los pulgares, me reía por dentro de su asombro-, le dije a Heiji que no actuara al primer golpe porque no obtendríamos resultados. Quiero que crea que nos tiene acorralados...
-...Cuando la verdad es que nosotros la atraparemos-Kudo termino la oración.
Guiñe el ojo como afirmación.
Revise la pistola que le robe a la blonda mujer, aun quedan cinco. Más que suficiente.
-¿Donde se supone que estarán?-nuevamente Miyano pregunto.
-En la entrada del muelle, tenemos que atraerlos hacia allá-explique dibujando con mi dedo en el suelo la ruta más corta al "punto x" por decir así. En cuando escuchamos pasos aproximándose reanudamos la carrera.
Nos oyeron y volvieron a disparar, llegando a zona segura me tantee el cuerpo por si estaba herida, no fue el caso por suerte.
-¿Cuánto falta?-Conan me pregunto detrás de mí.
-Calculando... 20 metros.-dije haciendo una seña para que avanzaran.
<<Maldición desearía más que nada que fueran menos>>
Corrimos sin detenernos esta vez, yendo a este paso estaríamos a salvo.
Sentí un fuerte apretón en mi hombro izquierdo deteniéndome en seco.
-¡CORRAN!-
Me quitaron la pistola golpeándome con la empuñadura de esta. El mundo se fue a la oscuridad, dando vueltas sin parar, creo que la mandíbula se me zafo. Mi vista se nublo pero pude ver como los chicos llegaban al punto, esboce una sonrisa de alivio, que no duro mucho hasta que la mano me tomaba por el cuello asfixiándome, la arañaba o golpeaba, no fue nada para quien me estaba ahogando.
-Nunca escaparas de nosotros, los estúpidos de Roy y Clarisa no pudieron. Y tú tampoco-cada palabra de Vermouth, siendo ella que me noqueo, me llenaban cada vez más de un odio que era difícil contener.
Si ya mi vista estaba mal con la falta de oxigeno a mi cerebro empeoro, distinguiendo solo manchas oscuras y grises. Camino a paso lento durante largos minutos, de seguro para hacer más larga la tortura.
<<Termina de una vez conmigo>>pensé ya sin aguantar esto.
Luces de todas la direcciones vinieron dejándome verdaderamente ciega, creí que Vermouth me acerco demasiado al túnel. Me soltó cayendo pesadamente al suelo, tosiendo, recuperando el aliento y la vista.
Lo último fue lo que me alegro enormemente en toda la noche. La policía de Osaka armados contra ella, Heiji estaba ahí entre los hombres acorazados en chalecos antibalas. Me levante a tientas del suelo, nuevamente la rubia de cabello suelto me tomo de la ropa poniendo el arma en la sien derecha.
-¿Aun piensas que saldrás de esta? No importa si me matas, te irás al infierno conmigo-le sonreí con sorna, mis ojos se clavaron en los suyos reiterando mi victoria.
Pero en ese instante...Sonrió
Saco una especie de control remoto del pantalón mostrándoselo al público espectador.
Se acerco con el arma aun en mano, diciendo.
-Me iré de aquí o tu hermano quedara esparcido en el lugar en una bola de fuego- ronroneo en mí oído, paralizándome de horror. ¡Una bomba! ¡Maldita...! Volvió a su postura y grito-¡hay una bomba en mi auto, con una radio de destrucción de 300 metros a la redonda...-que nos aniquilaría no solo a nosotros si a la gente que vive en los alrededores-...dejare a la niña si me dejan ir!
Sonreía con satisfacción, quería decirle Ginshiro quien lideraba a la fuerza armada, que no le creyeran ni una palabra. Pero yo tampoco estaba segura.
De no muy lejos se escuchaba el chillido de los neumáticos su transporte, conducido seguramente por uno de sus secuaces. Freno cerca de nuestro punto, lo suficiente para verme reflejada en la carrocería del coche.
Obviamente no se despediría sin darme un recordatorio de la superficie del suelo, golpeándome en el estomago otra vez con la empuñadura. El auto volvió a encender después que Vermouth se subió, dando vueltas a mí alrededor encerrándome. Recuperaba el aliento, entre toses y bocanadas, levantando la vista para mirar algo que me congelo hasta la medula. Una figura infantil apoyada contra el vidrio del puesto trasero, los ojos vendados que no escondía una lagrima que caía por el contorno de su rostro.
Vermouth no mentía, era Edward.
El vehículo acelero y volvió a desaparecer en las sombras.
Estaba apoyada como una mesa, los brazos comenzaron a temblar y caí otra vez (mi rostro tiene una especie de atracción con el pavimento)
Heiji fue el primero en acercarse tomándome de caballito hasta el asiento trasero de una patrulla, me recosté unos segundos pensando en la suerte de que no le pasara nada a mi hermano y la rabia de no poder haber hecho algo para salvarlo.
Después de serenarme me senté correctamente viendo como me examinaban Ai y Conan con mirada clínica.
-Sabia que me extrañaron-pase mi mano por mi flequillo limpiando el sudor de mi frente.
-Esa cara espanta a cualquiera esa debe ser la razón de que Vermouth te halla soltado, quería dormir este año-detallo Haibara sin sonreír, desviando la mirada.
-No deberías decir: ¡Oh, Verona me salvaste la vida, como pago seré tu esclava por un mes entero!-fingí imitando a una princesa Disney en los movimientos de manos y gestos.
-Espera sentada.
<<Que elocuente eres Científica Loca>>
-Oye pequeña-saludo Hattori con rostro preocupado-¿estás bien?
-S-si-dije entre un bostezo-solo...solo necesito...necesito 72 horas de sueño o un café.
No les quise hacer reír aunque fue el efecto obtenido.
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De vuelta en el hotel, Ran nos abrazo como boa constrictor diciendo.
-No lo vuelvas a hacer Vero-chan, Conan-kun se supone que tienes que cuidarla-. Oye, admito que hace buen trabajo en eso pero que Ran no me trate como una menor y menos comparándome con Kudo.
Le di unas palmaditas de consuelo en la espalda. Y del Aire dos puños aterrizaron en nuestras cabezas.
-¡DUELE!-gritamos al unisonó.
-¡No te quejes! Niños malcriados, cuantas veces les dije que no se metan en donde no los llaman-.Nos nos jalo las orejas desde la recepción en donde nos esperaban, por el ascensor hasta el piso 12 llegando a nuestra habitación.
-¡No saldrán de ahí hasta mañana, espero que con esto escarmienten!-Mouri nos grito desde el otro lado.
<<Vaya, pero que mal esta, si con esto antes Kudo no paro ¿Por qué yo sí?>>pensé mientras bufe en dirección a mi cama.
Me lance directamente a ella sin quitarme la ropa ni abriendo el cubrecama. Cerré los ojos dejándome llevar por el sueño.
No tuve pesadillas, recuerdos o nada parecido. Fue la noche con más sueño ligero que he tenido, de hecho la primera. Desperté sin alarmar a nadie escuchando la conversación de Conan y Haibara aquí junto a mi cama.
-¿Cómo que te llamo?-inquirió la castaña clara.
-Si, a las 17:00 me dijo que tendría a su hermano en el muelle, si le decía algo a Iris lo mataría-confeso con tono triste. Solo lo supe por su voz ya que si volteaba me descubrirían.
-Aun así lo hubiera matado con la bomba-objeto Ai irritada.
-Era mentira, mientras la encerraba con las vueltas del auto vi la parte de abajo...estaba limpia, otra cosa es que ella fuera la bomba pero se ama demasiado como para pensar en suicidio.
No sabía que pensar y sentir. ¿Por qué me lo ocultaron?... ¿Por qué?
¡Maldita sea ¿Por qué?!
No aguante mas, di un salto abalanzándome contra el cuello de Shinichi, Miyano se alejo asustada pero sin gritar sabiendo por experiencia que le podría hacer.
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N. Omnisciente
Sherry intento acercarse para separarlos, pero...
-¡Déjala!-ordeno el detective con la voz cortada por la presión en su garganta.
-¡¿Por qué mierda no me dijiste?! ¡Lo pude haber salvado, pude arrebatárselo a la organización!-Reclamo la pelirroja en cólera, sus pensamientos racionales quedaron en el olvido.
-¿Y cómo lo hubieras hecho, matándola? No, no permitiría eso-sin signo de resistirse, Shinichi miro seguro a Iris, que encarnaba las cejas y sus ojos se transformaban en un animal. Quien no la conociera vería que las pupilas casi se alargaban como las de una fiera.
-Si era necesario lo hubiera hecho. Seguro crees que no puedo con ello. Fui de la organización también, me entrenaron para matar y tu sabes que lo hare, si no lo hice hoy lo hare en el próximo chance...
-N-No... no lo...harás-Kudo ya sentía los efectos de la falta de oxigenación. Forzando cada palabra con lo quedaba en sus pulmones delgas vital.
-¡Dime porque estabas tan seguro!-Verona exigió una vez más, cubriendo en esa mascara de ira un derrumbamiento interno-¡Dime porque no me dejaste salvarlo!
-¡¡Porque no quería que cayeras a ellos!!-confeso de seco.
Todos guardaron silencio por un periodo de tiempo casi eterno. Verona soltó un poco sus manos del cuello del muchacho, buscando con la mirada respuesta clara de lo que había dicho.
-No quiero que te vuelvas uno de ellos, no eres como ellos, y sé que no lo serás. Tú me prometiste que no le harías daño a nadie, que no matarías a nadie. Desde ese entonces, deje de confiar en la desconocida que fue parte de los hombres de negro... confié en Iris Atribuko, en Verona Edogawa...en ti.
Ambos no dejaron de mirarse, Shinichi con su mirada tranquila que transmitía una total sinceridad, y por el otro lado (más bien encima de Shin) Verona con ojos casi saliendo de sus orbitas de asombro. Una sonrisa de ambos en la comisura de sus labios floreció.
Ambos se sentaron en el suelo, sin que ninguno de los dos se atreviera a mirar al otro.
Haibara puso los ojos en blanco agotada y dijo.
-Creo que vi una correa de electro-choques, iré a traerla si pasa otra vez.
-Jajaja que la puerta no golpee tu trasero al salir-le grito la otra chica antes que la puerta se cerrara del todo.
-Traje unos libros de...
-Alto-. Le interrumpió poniendo una mano frente a él- déjame adivinar ¿tu amigo Doyle?
El chico suspiro como afirmación.
-Y como ya la idea de dormir se fue al caño, leamos hasta que nos ardan los ojos ¿no?-Verona prácticamente le leyó la mente a Edogawa.
Sabían que algo cambiaria esa noche, no eran ya desconocidos confiando uno en el otro por obligación. Se convirtieron en algo más.
Mucho más.
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