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JeongIn beso lo finos labios de MingJun, de la forma más delicada posible, un suave contacto. El Alfa no deseaba lastimar al omega. A su Omega.

Con delicadeza fue subiendo de intensidad el beso, mientras las manos de MingJun reposaban en su pecho, creando figuras imaginarias cuando empezó a pasar la yema de sus dedos. Ambos estaban nerviosos, pero seguros de lo que harían.

MingJun apartó la camisa del alfa dejando ver el torso pálido del Yang. Algo sonrojado JeongIn hizo lo mismo con el Omega. El chico Suh dejo escapar un jadeo cuando sintió como sus pezones eran apretados con algo de fuerza. El alfa tenía algo con esa parte de su cuerpo.

JeongIn tomó asiento en la cama, y MingJun se sento a horcajadas de él, ambos compartiendo un dulce beso. JeongIn apartó sus labios de los del omega y empezó a dejar besos en el cuello de su novio.

El alfa se acomodó mejor en la cama, hasta quedar apoyado contra la cabecera de la cama con su novio sobre su regazo.

MingJun empezó a besar el cuello de su novio, dejando marcas de pertenencia.

—Junnie...con calma—pidió el Alfa tratando de que su novio bajará la intensidad, pero el omega, solo empezó a mover sus caderas sobre la entrepierna del mayor, que dejó escapar un gemido, ante los excitantes roces.

—¿Quieres qué me detenga, Alfa?—inquirió MingJun en un tono burlón mientras dejaba un chupete sobre el cuello de su novio— Que Alfa tan débil tengo.

Y en vez de que eso, hiciera que el mayor sintiera vergüenza, solamente provocó que sujetará las caderas de su novio para detenerlo.

—Te enseñare lo débil que puedo llegar a ser—aseguró con su tono de mando, que provocó un placentero escalofrío en la columna vertebral de MingJun.

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Suh MingJun se aferraba a los hombros de Yang JeongIn, que no dejaba de mordisquear los pezones del omega, mientras se lo follaba. El chasquido de las pieles chocando entre ellas, solo hacia que la habitación se sintiese sofocante.

El omega se estaba arrepintiendo de sus palabras, aún podía sentir la dura intromisión de su novio, dentro de sus paredes anales, ocasionando que un gritó escapara de sus labios.

Aunque mientras tenía sus piernas alrededor de las caderas de JeongIn, y este se aferraba a la cintura del Suh, se alegraba en haberlo provocado.

MingJun dejo al descubierto su cuello, y JeongIn sintió que la respiración se le iba. El alfa se detuvo de inmediato, él deseaba  tanto marcar al Suh, pero tenía miedo de no ser lo suficientemente bueno para el chico.

—JeongIn—MingJun miró a su novio. En esa mirada demostraba lo que deseaba.

JeongIn volvió a penetrar al chico que dejó escapar un gemido, mientras se sujetaba de los hombros del contrario.

Las lágrimas se escaparon de los ojos de MingJun, sus uñas se incrustaron en la espalda del alfa, formando finas líneas sangrientas. Tratando de soportar el dolor que sintió cuando JeongIn lo mordió. Dolía, si, pero sabía que todo mejoraría.

Porque siempre que estaba con JeongIn todo mejoraba.

El Alfa lamió la mordida que habia ahora en el cuello-hombro de su novio, y luego le dió un beso, que era más como un juego de lenguas, al separarse un hilo de saliva los unía, pero este se rompió cuando MingJun trato de ocultar su rostro con la almohada que estaba a su lado.

JeongIn había acelerado los movimientos de su cadera, ahora abusando de forma rápida y precisa de la próstata de su novio.

—Alfa...no más—susurró MingJun, al sentir como sus fuerzas se estaban yendo, además eran muchas sensaciones, que no lograba concentrarse en lo que estaba haciendo.

—No—dijo Jeongin usando su voz de mando justo al lado del oído del omega, que se sintió más sumiso de lo que ya estaba.

Sus ojitos tomaron tono claro, dejando ver qué su omega era quien tenía dominio de él, en esos momentos.

Y los ojos del Yang tuvieron cierto destello rojo, al ver tan sumiso a su Omega, y sin más se aferró a los rellenitos muslos de MingJun para profundizar las embestidas.

El omega sentía que su garganta ardía, de los gemidos y gritos que escapaban de esta, y no pudo evitar tener un orgasmo.

—Viniendo antes que alfa, que omega tan débil—y un gemido lastimero se escapó de los gruesos labios de MingJun, ante las palabras de su novio. Ahora se arrepentía de haberle dicho débil a JeongIn.

El Alfa seguía imperturbable, y MingJun dejó caer sus manos, y enterró sus uñas en las sábanas cuando sintió como otro orgasmo empezaba a formarse en su vientre bajo.

—Alfa—chilló el menor, cuando JeongIn empezó a chupar con fuerza sus pezones, y no pudo soportarlo más, se vino otra vez, pero mucho más fuerte que la primera vez.

Y sin más cayó inconsciente. JeongIn no tardó mucho y se corrió dentro de su novio, que aún inconsciente soltó un gemidito ahogado.

El Alfa al entrar en sí, empezó a acariciar el rostro de su novio, que seguía dormido. El nudo los tendría unidos un rato, y JeongIn algo avergonzado por sus acciones, acomodó a su novio en una mejor posición, para evitar que el nudo lo lastimara o a él mismo.

Y ya arropados, se durmió junto al omega, que dejaba escapar pequeños suspiros.

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Youn JeoGin tomó un sorbo de su copa de vino, mientras se cruzaba de piernas.

—Es un gusto conocer a mis con-suegros.—exclamó el Youn, brindándole una sonrisa a los esposos Suh—. Su hijo es encantador.

—Gracias, pero su JeongIn también es un amor—dijo Ten sonriendo alegre—. Su hijo se ha portado de maravilla con nuestro cachorro.

—Me alegra—anunció el Youn tomando algo de su copa.

—JeoGin, tengo una pregunta con respecto a MingJun—dijo Johnny mirando su copa con vino—. No se si será mi olfato u otra cosa, pero nuestro cachorro está dejando escapar un leve olor a vainilla.

—¡Oh!—el Omega sonrió—. También lo sentí, MingJun está pasando por un tiempo de aceptación de su Omega.

—¿A qué te refieres?

—Creo que ustedes al ser sus padres deben conocer el comportamiento de su hijo, y saber que el reprimía sus instintos omegas—JeoGin sonrió mirando a su esposa que estaba comiendo y le brindó una mirada divertida—. JeongIn al ser su alfa sin darse cuenta a vuelto a MingJun, un poco más... sensible, llorón o empático.

—Eso es cierto—murmuró Ten.

—El olor de vainilla, es como si MingJun atrajera a JeongIn, para que su Alfa este con él, con su omega.

—Esto me alivia. Creí que mi hijo estaba embarazado—dijo Johnny para soltar una risa.

—También lo creí—dijo Seojoo riendo.

Pero JeoGin y Ten solo se brindaron una pequeña sonrisa.

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MingJun entreabrió sus ojitos, algo aturdido por la luz que impactaba en su cara, miró el reloj sobre la mesita de noche y vio la hora 10:57 a.m. se sentó en la cama y frotó uno de sus ojitos. El dolor en su cuello lo atacó y pronto las imágenes de la noche anterior lo rodearon.

Soltó un pequeño bostezo que cubrió con su manita, y se estiró un poquitín, estaba vestido, lo cual debió haber sido obra de JeongIn.

Llevó su mano a la marca que JeongIn le había hecho y sonrió. O era así hasta que cayó en un detalle.

¿Dónde estaba JeongIn?

Sus ojitos se empezaron a humedecer, y sin proponérselo ya estaba llorando abrazado a una almohada, que amortiguaba de cierta forma sus sollozos.

La puerta de oa habitación se abrió de forma brusca, y el omega alzó la mirada encontrándose a su novio en el umbral de esta misma. De inmediato JeongIn corrió hasta llegar al menor, que al tener a su novio cerca se le tiró encima para abrazarlo y llorar sobre este mismo.

—¿Q-Qué te ocurre bebé?—el alfa aún escuchaba los sollozos de su novio— ¿Te duele algo, amor? ¿Junnie, qué te pasó?

—Alfa....me dejó—y JeongIn quiso golpearse.

Su madre bien se lo había dicho, cuando creas un lazo con un omega, este estará sensible durante unos cuantos días. La pareja de un omega recién marcado debe estar pendiente a este, ya que será una bomba de sensibilidad.

Y Suh MingJun ahora estaba demasiado llorón.

—Shhhh, bebé....Alfa está aquí—respondió el Yang acurrucando a su novio contra su pecho—. Cálmate mi amor.

MingJun sollozó un poco más y se dejó mimar por su novio, que con cuidado dejó un beso en la marca que decoraba el cuello-hombro de su pequeño Omega.

Cuando el Suh estuvo más calmado, JeongIn siguió dejando pequeñas caricias en la espalda de su novio.

—Te había ido a preparar el desayuno, no quise demorarme mucho, pero es que estaba buscando preparar algo dulce que no tuviese canela. ¿Estás mejor?

El más joven asintió.

—Lo estoy, porque estás aquí conmigo.

Y ahora ambos unidos por su lazo, compartieron un beso, un tierno beso, que los hizo sentirse dichosos.

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