Se sentía como un padre.

Controlar a los niños.

Era agotador.

Su favorito siempre fue Alex.

Tan capaz de todo

Y tan imparable.

Ese chico sería grande.

A pesar de todo.

De ser huérfano.

Ser inmigrante.

Tener enemigos.

Cada caso era resuelto rápidamente.

Hasta se libró de las calumnias de Thomas.

Verlo crecer lo llenaba de orgullo.

Ver crecer a sus muchachos.

Eso era suficiente.

Cada decisión que dictaba en ese tribunal le ayudaba a limpiar el mundo.

Ver a tantos crimínales encerrados y arrestados.

Aún recuerda la cara del gánster que encerró.

Se hacía llamar.

"Rey George III"

Hubieron dos antes que él.

Su cara de ofendido por tales acusaciones

Esa era una de las mejores cosas que había ocurrido en su larga y sabia vida.

Más cuando condenaron a su mano derecha.

Samuel.

Repartir justicia.

Eso era suficiente.

Al menos

Una última vez.

Porque ya estaba envejeciendo.

Y moriría en algún punto.

Pero ese era el ciclo de la vida.

Y si podía impartir justicia

Aunque sea una vez más.

Eso sería suficiente.