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Gritos de reyes entre cicatrices y lágrimas

Susan estaba con los audífonos al máximo.

Llorando y escribiendo en su diario.

Escuchaba la discusión de sus padres y los horribles recuerdos de su infancia regresaban como las ráfagas de otoño que se colaban por su ventana.

Phillipo 💕

Hey Susy, ¿estás bien? √√

Voy para allá <3 √√

La pecosa bloqueó el teléfono mientras seguía haciendo garabatos en su libreta.

Garabatos alarmantes.

Garabatos que la llevaron a pasar gran parte de su infancia en casa de los Schuyler–Hamilton.

Sentía que se ahogaría en sus lágrimas cuando su novio entró por la ventana.

— Hey...

Un abrazo la envolvió a ella y a su frágil cuerpo.

Se sentía como una indefensa niña. Esa indefensa niña que odiaba con todo su corazón.

La niña que James destruyó con su horroroso ser.

La traumatizada niña Susan Reynolds.

— Ven Susy, vámonos de aquí

— ¿Me llevas de caballito Phillipo?

El chico rió ligeramente y asintió. La morena buscó su mochila, tomó unas cosas y se subió de un salto a la espalda del pelinegro.

{•••}

Ya con el grupo reunido, fue que Susan se quebró a llorar otra vez.

Lágrimas que le recordaban cuando Madison o Burr se interponían entre James y ella para que no la golpearan.

Sintió como Churro la abrazaba tratando de consolarla.

— Los padres pelean Susan, ya verás que todo estará bien

— Eso me decían a mí y mira, soy tu hermanastro

Todos miraron mal al rizado, quien solo se encogió de hombros.

— ¿Algún día no dirás algo inútil?

— Lo siento Theo

— Volviendo al tema de que tus padres pelean, ¿sabes por qué? —comentó el descendiente francés— Papá vino hace poco y no tenía buena cara

— Solo sé que todo empezó con unas cartas que envió un amigo de mi padre y ahora todo está roto

— Vamos Susan, sé positiva —le animó Frances— Al menos las cosas no han empeorado como algún desastre familiar o algo así

— Eso solo pasaría sí-

La pareja prohibida le cubrió la boca a Georges, quien los había encontrado el otro día en una de sus citas secretas.

— ¿Quieres callarte francesito?

— ¿Qué sabe Georges? —preguntaron varios volteándoles a ver.

— ¡Nada de su incumbencia bola de metiches! —les gritó molesto el chico Church.

— Que agresivo —le reclamó el Phillip mayor— Ni que Georges escondiera algo como un romance o algo por el estilo

— Aquí lo importante es Susan bola de simios, no los secretos entre la papa, el churro y Susy

Todos se quedaron callados ante la imponente Theodoisa, quien había cerrado su libro con brusquedad.

— Si quieren ser menos parásitos para este problema, aporten cosas en lugar de meter las putas manos en las cosas ajenas

Todos asintieron como niños pequeños que eran regañados por su madre.

— Ahora. Que Susan se quede en casa de Church por hoy y ya mañana veremos que hacer. ¿Entendido o tengo que anotárselos?

— Entendido Theo.

Phillip H. abrazó a su novia, aunque ella seguía reacia al pecoso por su actitud infantil.

— Perdón por el espectáculo Frances, pero así es lidiar con ellos

— No importa, crecí rodeada de muchos chicos en los últimos años

— Bueno, vamos por algo de comer y después iremos a hacer algo divertido

{•••}

Todos se despidieron después de ese buen día.

Una divertida tarde paseando por New York, karaoke y comida chatarra.

— ¿Tú madre no le molestará que me quede?

— Mi madre es tu tía Susan, no temas

— No sabes lo horrible que eso se escucha Phillip, y por ese hecho es que temo

— Sabes que eres bienvenida cuando sea

— ¿Y el señor Jefferson?

— Thomas es alguien cool, y siempre está a la par de las reglas de mi madre

Sonrío tímida y asintió.

— ¿Un besito antes de entrar?

— Me das una incomodidad que no te imaginas Phillip Church Schuyler

Rieron y se besaron.

Era tan arriesgado que se besaran allí, en la puerta.

En cualquier momento alguien podría abrirla y los descubrirían.

O alguien en el ascensor

Las escaleras.

Un chismoso que los viera por una ventana.

Pero no pasó. Estaban allí besándose con amor en la línea de fuego más ardiente de sus vidas.

Era la cosa más arriesgada que habían hecho en casa del otro.

— Basta Phillipo, alguien--

— Tranquila, mis padres están ocupados cocinando la cena a esta hora

— Eres un maldito atrevido —lo golpeó amistosamente en el hombro. Él rodó los ojos y la volvió a besar fugazmente.

Buscó las llaves en su mochila y abrió la puerta.

— ¡Mami! ¡Pa! Llegué con una invitada

Thomas apareció con un bol y una red para el pelo.

— Al fin llegas Phillip, tu madre me dejó a cargo de la cena mientras ella salía. Es probable que no vuelva hasta mañana

— Que extraño, ¿y eso por qué?

— Algo con Margarita o no sé —Susan se removió incómodamente, algo que el chico notó.

— Iré a mi cuarto con Susy ¿no importa si se queda hoy?

— Ñe, no importa

— ¿Qué cenaremos?

— Macarrones, tengo una nueva receta

— ¿De acuerdo? Vamos Susan, nos vemos Pa'

Siguieron su camino por el corredor escuchando a Thomas cantar una canción de estilo ochentero, riendo por su pasión al cantar.

— ¿Siempre es así?

— Sí, es divertido cuando lo conoces bien

Entraron en la pequeña cueva de Phillip, llena de posters y fotografías varias.

— Tenía tiempo sin estar aquí, se siente extraño

— Casi no vienes desde el susto del San Valentín del año pasado

— No me recuerdes eso, tía Angelica por suerte sabe tocar y nos separamos antes de romper nuestro juramento

— Tú quédate tranquila, no nos molestarán en la noche. Siempre se quedan haciendo sus cosas

— ¿Cosas?

— Ver películas, bailar juntos, salir con sus amigos, tener citas. Cosas de adultos

— Bien, creo que dormiré

— ¿Dormir? Pero aún no hemos cenado si quiera

— No tengo la costumbre. De pequeña mamá me mandaba a dormir muy temprano porque no había dinero o para que no escuchara las cosas horribles que James la obligaba a hacer

La cara de Phillip estaba llena de impotencia ¿como alguien podía ser tan cruel?

— No te pongas así, te ves como un pequeño, adorable y rizado pug —rió ligeramente calmando el cólera en Phillip— En fin. Comencé a cenar desde que aquel tiempo que viví con mis tíos Elizabeth y Alexander, pero aún me cuesta perder la costumbre.

Admiraba a esa chica, de verdad que lo hacía.

— ¿Puedo abrazarte? Deseo y necesito abrazarte ya

No esperó respuesta y la envolvió entre sus brazos, haciéndola reír.

— Eres realmente admirable

— Y tú un tonto

— Somos tal para cual

— Sí tú lo dices

Se sentaron en la cama, iniciando una conversación.

Phillip quería mantenerla despierta para hacerla comer.

Aún estaba molesto

Pero la sonrisa de Susan era un tranquilizante realmente efectivo

{•••}

Ya habían cenado.

Nada mejor que los macarrones de Jefferson antes de dormir.

Un "buenas noches niños" y un abrazo.

Eran grandiosos.

Se acostaron, perdiéndose en sus pensamientos.

— ¿En que piensas Churrito?

— En ti

Rió con fuerza cuando observó el sonrojo que se extendía por el rostro moreno de Susan.

— Eres tan tierna

— Vives halagándome, y yo insultándote

Y se besaron otra vez.

Allí, en el lugar prohibido.

Donde habían jurado que no iban a besarse o mostrar alguna señal de su relación.

Casi rompieron el juramento una vez.

Hoy ya estaba totalmente roto.

— Phillip no aquí...

— Por favor Susan, te lo suplico, solo un beso y es todo. Lo prometo —la besó de nuevo. No buscaba más que besos, pero el nerviosismo seguía en Susan.

— Phillip dije no.

Silencio.

Silencio que le recordó cosas las horribles que creyó haber borrado para siempre.

— ¡James basta por favor!

Lo empujó cayéndose al suelo y respirando entre jadeos.

Sintió las lágrimas de nuevo.

Se hizo bolita en el suelo, abrazando sus rodillas

Se metió debajo de la cama abrazando una almohada

Ocultando sus gritos silenciosos y pecaminosas lágrimas en busca de callar cada recuerdo de su destrozada infancia.

— Susy en serio lo siento, déjame-

— Déjame sola.

— Pero-

— ¡Dije largo! —se exaltó, no al punto de gritar y alertar a alguien pero si lo suficiente para sobresaltar a su novio—. Ya tengo suficiente con mis padres para que tú trates de dañarme como lo hizo James

El chico se metió debajo de la cama, ocultando la carita de la morena en su pecho.

— No me iré, eso sería una estupidez de mi parte. Y no soy estúpido

— Si claro, solo un idiota que no escucha un "no"...

— Perdón

— Vete a la reverenda mierda, Phillip.

La siguió abrazando, aceptando la realidad.

Escuchó un suspiro de la chica. Sabía perfectamente cuando ella actuaba y cuando eran sus traumas del pasado los que actuaban

Eran dos versiones de Susan

Reynolds y Lafayette.

— Mi p... —se cortó abruptamente —. James nunca escuchaba cuando le decía que no. Yo era solo una niña

— ¿Qué? —tenía unas grandes ganas de ahorcar a ese ser ¿podías ser...?

— ¡No es lo qué tú piensas! Es que cuando tenía siete le rogué a James para ver a mi madre. Tuve una pesadilla horrible y quería que ella me abrazara, así que corrí buscándola...

Casi vuelve a quebrar en llanto con los abrumadores y horribles recuerdos de su infancia repitiéndose una y otra vez.

— Nunca olvidaré la cara de mi madre cuando lo vio tirándome del cabello, como me trató igual que a un animal que gimoteaba indefenso entre las fauces de un depredador y luego me obligó a ver las cosas horribles que le hacían a mi madre. Fueron minutos o tal vez horas ¿yo que sé? Solo fueron los peores momentos de agonía que he vivido. El morbo en las caras de esos asquerosos bastardos, mi madre llorando y retorciéndose...

— Pensé que Burr, Mulligan y Madison te protegían

— Eso fue antes de Mulligan, en ese punto Madison todavía era un adicto. Estaban drogados y casi muertos en el mesón de la cocina. Cuando James me soltó corrí a la pierna de Madison y me escondí allí toda la noche, aunque él estaba inconsciente me sentía segura allí por alguna extraña razón

— Susan...

— Repitió eso unas cuantas veces más. Varias veces colgando de mi cabello llorando y gimoteando mientras mi madre era sometida en ese horrible lugar. Cuando Madison se enteró del nuevo "entretenimiento disciplinario" de James lo amenazó con algo, ni idea con qué exactamente, pero me soltó y me encerró en mi cuarto poco después de la amenaza

Estrujó a la morena en su pecho, tenía tanta rabia contra el progenitor de dicha criatura tan pura y buena.

— Aún recuerdo cuando le rogaba "Papá por favor, deja a mi mami" y él solo reía. Me da tanto asco recordar cuando me respondía "Tú mami es una zorra y debe pagar. Mejor si gano algo por su putería", las veces que solamente me escupía, me zarandeaba o inclusive solo me miraba a los ojos. Allí no había nada Phillip, solo maldad

— Ya no te tortures Susy

— Me torturaré todo lo que quiera, necesito sacarme esto

Silencio en señal de aprobación.
Eso bastaba.

— El trauma que tengo aún no lo supero. Los hombres, a ellos aún les tengo pánico ¿Sabes lo que es tener miedo de ser atractiva? Que te miren mucho, caminar por la calle cuando está muy desolada, que te dejen sola en un lugar muy concurrido, cuando te acosan por la calle, temer por tu seguridad cada vez que sales de tu hogar o hasta dentro de el... pensar lo peor porque solo eso conoces

— Nunca lo sabré Susan, pero te aseguro que eso no te pasará.

— Nunca estaremos a salvo. Siempre existirán hombres como James y mujeres inocentes como mi mamá.

— Todo puede cambiar, solo hay que esforzarse mucho más

— Eres tan ingenuo que me das gracia

Suspiró sonoramente, acurrucándose en su pecho

— ¿Segura que quieres dormir aquí? En el piso?

— Solo un poco más.

La abrazó, sintiendo aún el revoltijo de emociones dentro de sí mismo.

— Muy bien niña, hora de ir a la cama —la sacó del curioso lugar, quedando ambos de pie frente a la cama.

— No me digas niña churro de plaza

El chico llevó una mano a su pecho, fingiendo estar ofendido.

— Las niñas aman comer churros de plaza

— ¡Oh Dios! Cállate hazme el favor

Ambos volvieron a la cama.

Aún había cosas que Susan le debía decir.

Aún había cosas que Phillip debía cambiar.

Pero todo debía avanzar y progresar, igual que ellos.

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