El sauce más sabio y viejo
Washington estaba viejo.
Ver a su querido "hijo" Alexander crecer era un regocijo.
Criarlo desde pequeño fue un regalo del cielo.
Su amada Martha jamás pudo tener hijos con él.
Pero con Alexander le era suficiente.
Había tenido una gran vida.
Tanta maldad castigada.
Tanta felicidad para su hijo.
Estaba listo para irse.
Una última vez con su familia.
Una vez más.
Una linda y pequeña fiesta con todos sus amados "hijos y nietos"
Eso era suficiente.
Una última vez.
Jamás había sentido tanta paz y alegría.
Al día siguiente era igual.
A pesar de las lágrimas.
Los sollozos.
Las palabras.
Él ya había tenido una gran vida.
Y el día de su muerte fue uno que jamás ansió.
Pero si que aceptó gustoso.
Una última vez pudo ver a su familia.
Una última vez fue feliz
Una última vez
Estuvo en el plano terrenal.
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