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Capítulo 3:|El gran día|

-Narra ella:

El gran día había llegado. Mi cumpleaños número 20, ya estaba aquí e iba a estar lleno de sorpresas. Estuve pensando que, la mejor forma de celebrarlo, sería organizar la fiesta en la mansión. Además, por qué no invitar a los tres clanes y empezar a llevarnos bien entre todos.

Me levanté de la cama y me dirigí a mi armario, el cual había pasado mucho tiempo desde que lo había utilizado. Comencé a buscar algún atuendo que, pueda adaptarse a la ocasión. Hasta que, encontré el indicado. Me coloqué una remera negra con una falda cuadrillé de color marrón claro y unos tacones del mismo tono que mi remera.

Mientras sacaba una bolsa de sangre de la heladera, para alimentarme, Gabriel se despierta y me dice entre bostezos:

- ¡Buen día!

Aquel, deposita un beso en mi mejilla agregando:

- ¡Feliz cumpleaños, Eva!

-Gracias. -le susurro mientras me abraza- Creo que iré a ver a mamá. Le diré que está invitada a venir a la mansión, claro si ella quiere acompañarme en este día tan especial, para festejar juntas mi cumpleaños.

-Pensé que, lo harías en tu casa o en otro lugar que no fuera tu mansión. Pensé que, festejaríamos nosotros con nuestros amigos de siempre.

- ¿Amigos? Yo no tengo amigos. Esos no son mis amigos. Todos nos odiábamos desde un principio y en lo único que nos hemos convertido luego de aquello, fue en compañeros de trabajo.

-Eva...

- ¡Suficiente! No me arruinaras mi día y tampoco me impedirás realizar esta fiesta.

Una sonrisa infame en mi rostro apareció, de oreja a oreja, disfrutando el dolor que le causaba a Gabriel poco a poco.

-Narra Egan:

En un nuevo día, aún seguía siendo extraño el acontecimiento que, tuvimos que experimentar en la noche anterior. Luego de haber encontrado el aljibe y esa mancha de sangre que, posiblemente podía ser de Sasha, habíamos cometido una total locura.

La mancha, llevaba al pozo, lo cual implicaba acercarnos más a él para poder saber si había alguien allí adentro. Pero no pudimos avanzar para seguir investigando, ya que otro vampiro mitad cazador nos advirtió que, si intentábamos pasar por aquel círculo que rodeaba el aljibe, podíamos lastimarnos.

Ese círculo, estaba ahí por una sola razón y eso era: proteger lo que había adentro. ¿Qué estaban escondiendo? ¿Por qué se negaban a dejarnos entrar? ¿Ahora los cazadores conspiraban contra nosotros? ¿En que los beneficiaba a ellos? Cosas que, posiblemente no podre saber, hasta no arriesgarlo todo.

Fue así que, al intentar cruzar por aquel círculo, una especie de campo de fuerza hizo que me niegue a seguir intentándolo. En ese mismo instante, una descarga eléctrica es impactada en todo mi cuerpo. Me había dejado muy adolorido, luego de aquello, como si balas de madera demasiado potentes atravesaran todas mis extremidades.

Abandoné la misión. No había remedio, para algo que era realmente imposible de atravesar, sin ser dañado en el camino. Por el momento, no había nada que hacer.

-Narra Alessia:

Posteriormente del suceso de la nota que, me había quitado el sueño, tuve que llamar a Julián para que pueda calmarme. Era entendible, estaba sola y por más que tenga la suficiente fuerza para defenderme, aun así, no dejaba de estar en una ciudad desconocida. Así que, esa noche me quedé hablando con Julián, hasta la madrugada. Aquel dijo que, no debía de preocuparme y que todo iría a mejor. Pero, era fácil decirlo a kilómetros de distancia.

Me quedé sentada en una de las sillas, del balcón del edificio, contemplando el amanecer. Y no importaba si comenzaba a quemarme por los rayos del sol, porque era la única manera de saber que, lo que estaba sucediendo era verdad.

Entonces, nuevamente quedé paralizada, al pensar en mi madre. Y estaba segura de que, no era la primera vez que sucedía. Segundos más tardes, mi teléfono comenzó a sonar en mi mesa de luz, lo que me hizo sacar de mis pensamientos. Gemí del dolor, como un animal que fue capturado inútilmente, por una simple trampa. Mis piernas, habían comenzado a humearse y si no fuera por Darwin que me llamaba por teléfono, posiblemente ya estaría hecha polvo.

- ¡Darwin! -expresé aun quejándome por el dolor.

- ¿Alessia, te encuentras bien? -pregunta.

-Sí...-le respondo- ¿Qué está sucediendo?

-Pues, creo que deberías volver al centro. Emil, se ha suicidado. Se tiró del quinto piso.

-Narra Julián:

Nos hemos reunido con Gabriel y Gisela otra vez en mi casa. Los casos, aun no fueron cerrados y todavía quedaba mucho de qué hablar.

-Espero que me tengan buenas noticias. -comenta Gisela.

-Al parecer, ese se ha vuelto tu sillón favorito. -le dije a aquella, al verla siempre en el mismo asiento, cuando se trataba de reunirnos a charlar.

-Mmm...me parece lindo. -respondió mientras acariciaba el mismo.

-De acuerdo, concentrémonos en el tema -dice Gabriel, señalando las fotografías de los cuerpos que, habíamos tratado anteriormente- Al parecer, Nora y su clan, no tienen lugar en las escenas del crimen. Pero, alguien está actuando no solo a nuestras espaldas, sino que también intenta manipularnos.

-Sin embargo y a pesar de que, Gabriel dijo que este vampiro estaba trabajando solo, posiblemente haya alguien más que lo esté ayudando-agrega Gisela.

- ¿Y por qué necesitaría la ayuda de alguien más? -diserté.

-Porque y aunque el ayudante de este vampiro, sea invisible ante nuestros ojos, siempre es mejor de a dos. Además, menos trabajo para aquel. -dedujo aquella- Es por eso que, sugiero buscar a alguien cercano a este vampiro.

- ¿Y cómo lo haremos? Ni siquiera sabemos con quien trabaja este vampiro-le comuniqué.

-Seguramente, tendríamos que usar a alguien como carnada, tener paciencia y realizar estas reuniones más seguidas, para mantenernos informados. -Gisela comienza a reírse de la nada- ¡Wow! ¿Vieron eso? Soné como toda una investigadora profesional.

-No estamos para juegos, Gisela. -advierte Gabriel.

-Ahg..le quitas lo divertido-respondió.

-Narra Alessia:

Llegué rápidamente, ante la noticia de último momento que, Darwin me comunico. El lugar, estaba repleto por la prensa y se hacía imposible avanzar entre tanta gente. Una cinta amarilla ancha, se extendía de punta a punta, por toda la zona formando un enorme cuadrado.

Lo único que, se podía apreciar desde muy lejos, era el cuerpo. El cuerpo estaba tapado por una sábana blanca, dentro del mismo cuadrado. Además, millones de fragmentos pequeños y grandes de vidrio, estaban a su alrededor con un charco de sangre.

Comencé a abrir paso entre aquellas personas, sin importar que, los guardias de seguridad del centro me detuvieran. Darwin, me ve y les indica a aquellos que, tengo permiso para avanzar hacia la zona.

-Necesito ver a Emil. -expresé entre el barullo de la gente.

-Sera imposible. Ellos, están esperando a la policía y al forense que llamaron.

-Necesito ver el cuerpo...-insistí- Por favor, antes de que la policía venga. Soy forense y también puedo encargarme.

-De acuerdo...-respondió aquel.

Levantó la cinta amarilla, para que pudiera examinar el cuerpo. Recorrí el escenario más de una vez, tratando de encontrar alguna anomalía, antes de usar mi poder para determinar minutos atrás de su suicidio.

Fue así que, terminé levantando la sábana para ver si tenía mordidas de un vampiro, por alguna parte de sus extremidades o especialmente en su cuerpo. Sin embargo, el cuerpo estaba limpio, lo que significaba sin ningún rasguño o marca fuera de lo normal.

Rendida y furiosa al ver que, no había alternativa y tenía que utilizar mis poderes, coloqué mis manos sobre el cuerpo inerte. Imágenes totalmente distorsionadas invadieron mi mente por completo. Sonidos desgarradores y sangre en las mismas escenas se volvían a presentar, como un bucle del tiempo que, era imposible parar.

Mi mente se calmó. Ahora, veía la escena de Emil con más claridad. Estaba cenando solo en su casa, hasta que alguien toca a su puerta y lo invita a pasar. Era un hombre. Ambos, discutieron por un rato y luego el individuo lo vuelve a amenazar. Inmediatamente, una mujer interviene enojándose con el individuo y tratando de hacer mejor el trabajo que, seguramente le había ordenado a aquel sujeto. Finalmente, aquella acerca el rostro de Emil contra el suyo y utiliza lo que parece la hipnosis.

La visión acabó en aquel momento. Decidí abandonar la zona, porque los especialistas comenzaron a colocar sus artefactos, para comenzar a analizar algo que ya había hecho.

- ¿Y bien...? -preguntó Darwin.

-No, aquí no. En un lugar más seguro.

No sabía si mis acciones eran las más correctas. ¿Acaso hacia bien en confiar en alguien que acababa de conocer? De todas formas, era el único que era consciente de que algo malo sucedía, debido a los hechos repentinos.

-Narra ella:

Fui hasta la casa de mi madre. Tal vez, el visitarla y pedirle que venga a mi fiesta, no era el único motivo por el que estaba allí.

-Hola madre-Le dije mientras aquella abría la puerta.

La mujer de cuarenta y cinco años de edad, se detuvo a mirarme detenidamente. Frunció el ceño y negó en su interior, algún comentario silencioso que se había hecho a sí misma. Creo que, había empezado a desconfiar de mí.

- ¿Qué sucede? -la interrogué dudando, debido a sus expresiones faciales.

-Nada. Es que... ¡Te ves muy hermosa hija! -contestó.

-Mientes. -le respondí- Bueno, como veo que no quieres apartarte a un lado para ingresar a tu casa, lo haré sin tu permiso.

-No. -niega aquella- Creo que, no puedes entrar ahora. Estaba por salir y no sería justo de mi parte que, te deje esperando aquí en la puerta hasta que vuelva.

-Está bien. Solo me tomé la molestia de venir hasta aquí, para invitarte a la fiesta que daré por mi cumpleaños, el cual realizaré en la mansión.

-Entonces, allí estaré. -afirma mi madre.

Luego de una incómoda conversación con mi madre, me dirigí a mi mansión, para comenzar con los preparativos y para que mis miembros les avisen a los clanes sobre la fiesta. Al estar allí, la mansión ya estaba decorada con guirnaldas y globos de diferentes colores, como de esas celebraciones que se les hacen a niños que cumple seis años.

-Al parecer, ya te has adelantado con los preparativos. -formulé mientras Lucas se acerca hacia mí.

-Es un día muy importante, como no me adelantaría a organizar la fiesta por ti.

Antes de que pudiera besar mis labios, lo detuve.

-No, ahora no...-negué.

- ¿Por qué?

-Ahora estoy ocupada. Además, aun no se lo he contado a Gabriel.

- ¿Cuánto tiempo más ocultaras esto? -duda aquel.

-El tiempo que sea necesario.

-Narra Alessia:

Salimos a caminar con Darwin, alejados de la muchedumbre, para poder conversar tranquilos sobre el tema. Fue así que, comencé a contarle que tenía como un sexto sentido y que podía determinar los sucesos un poco más allá de lo normal.

-Entonces, tienes poderes. -comenta.

-Sí, algo así podría decirse.

De todas formas, decirle que tenía poderes, no era lo que más me asustaba. Lo que realmente importaba era que, descubra mi verdadera identidad y el verdadero caso de por qué murió Emil Bristol.

-Eran Amantes-mencionó.

- ¿Perdona qué? -fruncí el ceño.

-Emil Bristol, era el amante de Ada Lottus. Es decir, de tu madre.

- ¿Cómo lo sabes? -añadí mientras aun trataba de procesarlo.

-Estuve investigando y no fue lo único que encontré.

- ¿Qué más encontraste? -le dije y paramos de caminar.

Ada Lottus, nunca había descubierto una posible cura contra el cáncer. No, nunca se trató de eso. Aquella, había descubierto la cura contra el vampirismo. Sin embargo, Darwin no lo menciono de esa forma, ya que le aterraba la idea de tan solo pensarlo. Es por eso que, no se necesitó una palabra más, para saberlo.

-Narra Ella:

La noche cayó y los invitados comenzaron a llegar. Esta noche, tenía mi vista fija en dos objetivos, los cuales eran: disfrutar de mi cumpleaños y hacer que Egan me cuente un poco más sobre las escrituras del papiro.

La música comenzó a sonar y varios de los clanes comenzaron a llegar. Los Miracle, los Van Amster y los Insanos, se hacían presentes. Así como también, Gabriel, Gisela y Julián.

-Tenemos que hablar. -me susurra Lucas, mientras aún permanecía con la mirada fija, en mis invitados.

-No-le dije sin voltear la vista de aquella entrada.

Lucas, agarró con fuerza mi muñeca y decidió arrastrarme fuera de la sala principal. Llegamos hasta una de las habitaciones, donde normalmente era para los huéspedes y no tarda en formular enojado:

- ¿A qué juegas? Esta no eres tú.

-Lo que yo haga, a ti no te debería de importar, no te metas en mis asuntos. -le indiqué mientras lo agarraba del cuello y lo arrinconaba contra la pared.

Lo solté, pensando que lo había entendido. Sin embargo, antes de que pudiera marcharme, aquel utilizó su poder.

-Hola Silvia.

Por más que aquel hablara, no podía hacerle caso, ya que solo me concentraba en el dolor que sentía.

-Pensaste que nunca lo descubriría. -me señaló, mientras sacaba su daga, similar a la que yo tenía.

- ¿Cómo...? -lo examiné, mientras gritaba por el dolor y comenzaba a tener mi verdadera forma.

-Llevas un tatuaje en tu espalda, es obvio que, eso solo significaba una sola cosa. Eras una de ellos.

-Se llaman Signos...no tatuajes-añadí.

-Lo sé. Así como también sé que, te da el poder de no quemarte por el sol. En realidad, es más conocido como: Los amanecidos. -continúa diciendo- Así que dime, ¿Dónde está Eva?

- ¿Acaso no prefieres saber sobre los signos o por que aun sigues con vida?

-Ahora, lo único que quiero saber, es donde esta Eva.

-Entonces, jamás te lo diré...-negué en entrecortadas palabras.

Lucas, se acercó cada vez más hacia a mí, para intentar clavarme la daga. Debido a que, me encontraba débil en el suelo. El cual, solo provocó que sea el momento indicado para que pueda sacar mi daga y se la pueda clavar en el corazón antes de que, aquel pudiera hacer lo mismo conmigo.

Desgraciadamente, terminó en el suelo, debido a la sangre que comenzó a brotar de su pecho y a como su cuerpo se comenzaba a descomponer rápidamente. De hecho, ya no valía la pena, porque ahora sabía la verdad. Fue por eso que, dejé que su cadáver se siga pudriendo en aquella habitación.

Volví a guardar mi daga, tomé mi forma nuevamente y regresé a la fiesta. Al regresar, absolutamente todos se divertían y bailaban en la pista con una música que, posiblemente podía ser de los años setenta u ochenta.

-A ti te estaba buscando...-le susurro a Egan.

Aquel, parecía estar un poco apartado de la fiesta, lo que seguramente me daba a pensar que estaba vigilando la zona. Por eso, me acerco un poco más a él con una copa de alcohol en mi mano, para disimular el inconveniente de hace algunas horas.

- ¡Feliz cumpleaños! -me dice.

-Gracias-le respondí algo curiosa- ¿Bailamos?

Extendí mi mano y lo llevé a la pista, antes dejando la bebida en una de las tantas mesas. Comenzamos a bailar un ritmo lento, por lo que, tuve que colocar mis brazos alrededor de su cuello.

- Y bien, ¿Por qué me estabas buscando?

-Necesitaba hablarte de un temita con las escrituras del papiro.

- ¿Ahora en tu cumpleaños y mientras bailamos?

-Sí-afirme.

- ¿Qué sucede con el papiro? -me interrogó.

-Me pareció que, aquel contenía algunas palabras que detallaban un poco más sobre mi liderazgo, aquel día que me lo entregaron por mi coronación. Pero, inesperadamente comenzaron a desaparecerse algunas palabras y letras tiempo después.

Lo miré fijamente a sus ojos color verdes y volví a agregar:

-Si mi memoria no me falla, tú me has traído esas escrituras, la cual debiste pedírsela a mi madre. Y en la mañana había ido hasta su casa, para hablar sobre este problema, pero no quiso dejarme entrar. ¿Acaso están ocultándome algo de lo que todavía no me he enterado?

-La verdad es que, no sé nada sobre las escrituras, pero podría investigar. Y no, te aseguro que, no hay nada de lo que te estemos ocultando.

-Espero que así sea, porque de lo contrario no querrás verme enojada, mi querido Egan-le respondí.

Aquel se separa de mí, frunce el ceño y agrega:

- ¿Acaso es una amenaza?

-Creo que deberías considerarlo de esa forma. Te recuerdo que, si quiero puedo quemar tu mansión y hacerte la vida imposible, lo que también incluiría a tus hermanos. -finalicé diciéndole.

En ese momento, giré sobre mí misma y me dirigí a sacarlo a bailar a Gabriel que, se encontraba en el bar tomando unas copas con Julián.

-Te lo robo por un momento...-le dije a Julián.

- ¡Que no sea por mucho! -contestó.

-Has tomado demasiado, Gabriel.

-Si, lo admito. Es que estaba muy bueno. Pero, ¿Desde cuándo tomas tu?

-Bueno, creo que ya tengo la edad suficiente-le digo.

Aún continuábamos bailando, pero no duro por mucho, ya que paran la música para dar un aviso muy importante. Scott Miracle y Ross Van Amster, quien no los había visto en toda la fiesta, toman el micrófono y anuncian que encontraron a Lucas muerto en una de las habitaciones. 

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