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Capítulo 14:|Dejarse llevar|

-Narra Julián:

Desperté, desperté en un lugar completamente diferente al que no estaba acostumbrado a visitar, además de estar confundido y con un dolor de jaqueca. Al parecer, mi padre debió utilizar algo para dormirme y traerme hasta dicho lugar. Así que, mirando a mi alrededor estaba en una camioneta negra solo, en la cual no había tardado en bajar.

Las calles estaban repletas de autos, rodeaban la inmensa plaza y la gente concurría a un festival que se estaba dando en la misma, tratando de no llegar tarde porque de lo contrario se lo perderían. Aquellos, se vestían con elegantes trajes y algunos antifaces, tapándose a propósito el rostro. Muchos de ellos, se encontraban con amigos y familiares, descorchando en el acto unas botellas champán.

Por otro lado, el servicio de catering no tarda en colocar variedades de alimentos sobre las mesas, para dar inicio a tal celebración. De hecho, creo que conmemoraba a Frederick Swan, que resultó ser un importante y muy famoso comediante que cubría su rostro de la misma forma que lo hacían estas personas. Aunque muchos de ellos piensan lo contrario; que se trataba de un borracho que muy seguido tenía problemas de control y con la manipulación en distintas circunstancias. También, se rumora que asesinó a su mujer y que algunos de sus huesos los utilizaba para hacer esculturas en su casa, por simple decoración. Un completo y total psicópata.

Encontré un teléfono público y con las pocas monedas que de casualidad llevaba encima, marqué el número de Alessia.

-Vamos Sissi, contesta. -formulé para mi mismo con el nuevo apodo que le había colocado a aquella.

No dejaba de mandarme al contestador y las monedas se me estaban acabando. Intentando por una tercera vez, al fin logra contestarme.

-Julián, ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué no has vuelto?-dijo preocupada.

-Justamente por eso te estoy llamando. Ayer fui a la mansión, estuve hablando con Gael y luego no recuerdo nada más. Y ahora, me encuentro en un festival y no entiendo qué hago aquí.

En ese instante, aparece mi padre y me quita el teléfono de las manos, para contestarle a Sissi y cortar:

-Niña, tu novio esta bien, no molestes.

-¿Qué estás haciendo?-expresé molesto.

-Regalo de cumpleaños adelantado...-contesta sarcásticamente- ¡Sorpresa!

-¿Acaso me drogaste?-Indagué.

-De lo contrario no venderías conmigo. -asintió- Ven, esto es todo para ti, puedes comenzar a comer cuando se te antoje.

-¿No que los Cazadores no pueden alimentarse de los humanos y solo de vampiros?-dije sorprendido.

-¡Ay Julián, no sabes nada y por eso me necesitas!-formuló- Todo está en tu mente, por eso te niegas a alimentarte de los humanos, después de todo somos Cazadores. Sabes que, no somos iguales a los demás clanes y es imposible que ellos te enseñen lo que debes ser.

En eso, llama a una chica que se había alejado del festival, para morder su cuello.

-Tranquilo, la mayoría de ellos están hipnotizados. -agrega para luego ordenar- Ahora come.

La sangre comenzaba a brotar de su cuello y no podía evitar mirar hacia otro lado. Mis ojos se tiñeron de un rojo fuego, mientras que mis colmillos, estaban clavados sobre su carótida. De una forma tan increíble, mis sed creció cada vez más, al punto de no poder controlar lo que hacía. Es así como, el festival finaliza con varias filas de gente muerta, por toda la plaza.

-Narra Eva:

Salí lentamente de la cama, mientras Egan aún dormía, juntando mis pertenencias para irme a la casa de mi madre. No tardó en maldecir, el solo hecho de que, le había prometido regresar por la noche y no lo había cumplido.

Cuando llegué, estaba desayunando, me miraba mientras tomaba a sorbos su té y lo degustaba con unas galletitas dulces.

-Buenos días, Eva. -saludó.

-Buenos días...-respondí depositando un beso en su mejilla y subiendo a mi habitación.

Me cambié de ropa y bajé nuevamente al comedor, bebiendo aquel líquido rojo al que me había acostumbrado. Se dice que, la mayoría de nuestra especie pierde la cabeza por un poco de ella y la verdad están en lo cierto, pero hasta el momento podía controlarlo.

-Si te vas a quedar en la mansión, debes avisarme, porque luego de las ocho de la noche estaré cerrando todo. -comunica.

-Si, lo . Surgieron algunos inconvenientes. -dije bajando mi mirada hacia un florero de la mesa- La próxima te lo haré saber antes, mamá.

-Eva, eres grande y una mujer totalmente independiente, por lo que no es necesario tu disculpa. Sin embargo, deberías entender que de todas formas necesito aplicar esa seguridad, para mi bienestar, para tu bienestar y para el de todos. No es la primera vez que las cosas terminaron saliéndose fuera de control y acabaron mal.

-Pero de alguna forma, tú has querido que forme parte de esto, lo has querido desde un principio. De lo contrario, ¿Crees que esto sería necesario?-comenté- Quisiste que dejara mi sufrimiento atrás y comenzar con la investigaciones y todo lo demás que vino después con el paso del tiempo.

-De alguna forma, logró cambiar tu vida...-contestó.

-¿Logró cambiar mi vida? Todo empeora, mamá. Todos los días hay algo nuevo que debemos enfrentar y con la llegada de los mismos esperar a que alguien más muera. Todas las personas que alguna vez ame, están muertas o me han abandonado. -las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas- Solo quiero ser feliz y acabar con todo esto, porque realmente estoy cansada.

Marta solo permaneció en silencio, sabiendo que parte de mi discurso era cierto y que gracias a ella todo inicio. No obstante, continue interrogandola, ya que se han dado a conocer diversos temas y que uno de ellos lo había podido comprobar durante la noche.

-Algunos de los clanes, llevan tatuajes en su cuerpo o mejor dicho signos, que tienen significados diferentes cumpliendo con una muy buena función. De hecho, resultó ser que Silvia, Victor y el hombre que fue compañero de celda de Gabriel, lo tenían. Además, Egan también lo tiene. -me levanté de la mesa acercándome a aquella y me crucé de brazos, mientras me apoyaba sobre una de las esquinas de la pared- ¿Cuando pesabas decírmelo? Se hacen llamar los Amanecidos y pueden caminar a la luz del sol, sin la necesidad de consumir Sansagreñe.

-Una bruja. Por medio de una bruja, obtienes los signos, pero la mayoría lo tienen hace tiempo. Por esa simple razón, es que ellos lo tenían antes.

-¿Y qué me dices de la cura? ¿Cómo es posible que la sangre de Ada Lottus sea esa cura?

-Ada, ha sido parte de numerosos experimentos, por lo que acabó siendo hasta su misma cura. Pero, en realidad, esta se obtiene tras una luna azul y entre otras cosas. El vampirismo siempre fue complicado. -explicó- Una vez que la tomas, no puedes volver a ser vampiro si te has arrepentido, es por eso que primero hay que pensarlo bien antes de realizar dicha acción. Un conocido lo intentó y a las pocas semana tras arrepentirse murió.

Mi teléfono comenzó a sonar, en aquel momento, resultando ser una llamada de Egan. Le indiqué a mi madre que debía contestar, por lo que salí afuera de la casa y me senté en las escaleras para hablar.

-Te fuiste temprano. -dijo con su voz algo ronca.

-Si...tenía cosas que hacer-respondí tratando de inventarme alguna excusa.

-¿Estas bien?-insistió.

Por unos minutos quedé en silencio y del otro lado de la línea se podía escuchar como aquel salía de la ducha.

-¿Sigues ahí?-agregó.

-Si...em..necesito decirte algo- le dije y él asiente- Egan...no creó estar preparada para esto, tu lo has dicho, fue un error y sería mejor olvidarlo.

Aquel, no respondió nada. Yo me mordía el labio algo nerviosa. Hasta que, solo terminó finalizando con la llamada.

-Narra Gisela:

Había ido a la estación de policía, ya que Bianca Johnson había encontrado nuevas pistas que, se relacionaban con las muertes. Aparentemente, días anteriores me ha estado siguiendo hasta mi casa, con su acompañante que no era nada más ni nada menos que Arley: el joven que fue carnada para la fiesta que había realizado la hermandad.

-Necesito hablar con Bianca. -informe al oficial que se encontraba en la entrada.

-Tendrá que esperar, porque ahora está ocupada, pero en cuanto pueda la atenderá. Así que, por favor, tome asiento. -respondió.

Hice lo que aquel me había dicho. Luego, el oficial recibió una llamada y Bianca apareció. Este le comunicó que tenía una misión y que además yo la buscaba.

-Ella, puede esperar. Lo que esta sucediendo es más importante. -anuncia.

La misma, se sube a una patrulla junto a Arley y van rumbó a la locación. Por lo que, decidí seguirlos, ni bien subí a mi auto.

Estacionaron unas cuadras antes y se trataba de un festival, en el cual había cuerpos desangrados por todas partes. Y a tan solo pocos metros, podía notarse algunos testigos, por lo que decidieron seguir avanzando con sus armas cargadas posiblemente con balas de madera.

Viendo la escena del crimen, tratan de interrogar a cada uno de los testigos, pero ninguno logra decir ni una sola palabra por lo aterrados que están. En eso, logró ver una figura reconocida entre las sombra de una cafetería, al frente de los hechos. Así que, camino sin que me noten los policías, hasta aquella.

-¿Alessia? -expresé- ¿Que haces aquí?

-¿Tu que haces en este lugar? Me enteré que el padre de Julián, lo trajo hasta aquí. Dudo que, Gael hizo esto el solo. Temo que pueda lograr sacar el lado oscuro de Julián.

-Le asignaron el caso a Bianca, la persona que te conté que quiere reabrir los casos, junto a Arley. Sin embargo, es una larga historia para contarte en estos momentos, por lo que nos conviene que sigas buscando a Julián y yo siga distrayendo a mi oficial.

Alessia, siguió por su camino, mientras yo me acercaba a ayudar a algunos heridos de la zona. A lo mejor, si me camuflaba como interesada en el caso y la que no tuvo nada que ver en este tema, podría ganarme su confianza.

-No te pedí que vinieras y que tampoco ayudaras, lo dejé más que claro que eras una de mis tantas sospechosa para mi. -explicó.

-Lo , pero me necesitas, porque yo te ayudaré a atrapar al vampiro responsable de esto. -le informé.

-Narra Eva:

Me dirigí hasta la universidad, para realizar las inscripciones del cuarto y último año. Cuando ingresé al mismo, me hacia recordar los momentos que atravesé en este lugar, como si hubieran sido los últimos que recordaré después de recibirme como profesora.

-Así que, también estas aquí. -comentó Gabriel.

Iba tan distraída, recorriendo cada salón e inspirando el aire del ambiente tan conocido que, no me había dado cuenta de la presencia de Gabriel.

-Sí...-dije con una sonrisa forzada- ¿También te inscribiras, no? Falta poco para que volvamos a las clases.

-Eso creó. -expresó mientras agitaba una carta sobre su otra mano inquieto- Sabes, mañana es el cumpleaños de Julián, podrías venir si quieres.

-Sí, lo recuerdo. Me encantaría acompañarlos. -contesté.

-Creó que es mi turno, pero me gustaría hablar con vos a la salida, es muy importante. -me enseña.

-De acuerdo. -asentí.

Tras terminar el papeleo y hablar un rato con la señorita Frank, me dirigí al patio delantero en donde estaba Gabriel sentado en algunos de los bancos.

-¿Y que es lo que tienes para contarme?

Suspira y piensa detenidamente cada palabra que utilizará en su diálogo.

-Se que, debí decírtelo antes, pero Gisela me rogó que no se lo dijera a nadie más porque tenerla a salvo es lo que nos interesa en este momento y alejada de estos asuntos. El hecho es que, eres a la primera persona a la que se lo contaré, ni Julián aún lo sabe.

-Me preocupas, ¿De quién se trata?

-Aurora Callen.

-¿Acaso es...no?-dudé y luego agregué- ¿Hija de Gael?

-Sí, Gael es su padre, Julián y yo somos sus hermanos. Es la hija de Silvia.

-Tengo una sobrina...- un nudo se formó en mi garganta- ¿Mataron a su madre y ahora me lo dices? ¿Cómo puedo ver su rostro después de esto? ¿Y que le diré, que su madre...?

-Lo . Pero, ella no esta en Oregón, esta en Astoria.

Gabriel, me contó de su viaje con Gisela hasta dicha ciudad y del peligro que podíamos correr tanto nosotros como ella. Además, de que una bruja la estaba protegiendo.

-Hace unas semanas atrás, fue su cumpleaños y esperaba que su madre fuera a llevarla a un parque de diversiones. Me dolió tanto, no volver a verla y saber que lo ultimo que le quedó de Silvia fueron las ultimas palabras que ella le prometió.

Caminamos de regreso, hasta la casa de mi madre, horas después de seguir procesando tal conversación.

-Venderé mi casa...-solté tras tomar un vaso nuevamente con el liquido rojo.

-Espero que, su nuevo dueño no arruine la casa, si alguna vez piensa en cambiar la pintura que lleva en aquella. Me agradaba demasiado el color gris opaco de ese hogar y los sillones acolchonados.

Ambos nos tentabamos de la risa, mientras tomábamos una que otra copa juntos con mi madre incluida, ¿Cómo no reírnos de nuestros fracasos y nuestras desgracias de la vida?

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