Capítulo 1:|Locura y desesperación|
-Narra Gabriel:
Pasaron alrededor de dos meses y medio, luego de la coronación de Eva. La vida que ahora llevaba, en aquel lugar, se había vuelto completamente diferente. Desde aquella vez, no tardaron en aparecer y aumentar los nuevos casos de personas desaparecidas y atacadas por animales. Lo que, me ha llevado a informarle más de una vez a Eva, pero siempre había alguna excusa o situación en su morada que, debía de darle más prioridad.
Llegué a pensar que mi esfuerzo, no valía la pena. Es decir, nadie se hacía cargo de lo que pasaba en el exterior y eso solo trajo más consecuencias. Es por eso que, comencé a tratar los casos junto a Julián.
Esa misma mañana, mientras pensaba en lo mucho que nos sería de ayuda el tener a Alessia, fuimos a nuestro primer acontecimiento dispuestos a resolverlo y a examinar el cuerpo. Cabe destacar que llevar a cabo esto, me ayudaría mucho con mis estudios y mi trabajo fuera de la universidad.
El primer individuo, se trataba de una mujer de entre veinte y veinticinco años de edad que, presentaba mordidas tales como: en zonas de las piernas y las muñecas. Lastimosamente, había un testigo, el cual no aporto mucho al crimen. Ya que, solo lograba decir palabras que, escuchábamos de otras personas con sucesos similares.
La mujer, iba a altas horas de la noche, conduciendo por la carretera con su novia. Se dio a conocer que, mientras iban por allí, una silueta oscura se les cruzó en el camino. Aquellas, habían bajado del auto al escuchar un grito y al pensar que habían atropellado a una persona. Cuando decidieron distanciarse, para buscar a aquel fenómeno, se encontraron con la nada. Fue así que, la nada las atacó y la que más resultó afectada fue esta mujer, llamada Lissa Smith.
Regresamos a la casa de Julián con los expedientes y demás archivos, llenos de papeleo, para comenzar a debatir el caso. Así que, nos sentamos junto al comedor desplazando sobre la mesa algunas fichas, imágenes del cuerpo y algunos mapas.
- ¿Crees que los Miracle pudieron haberlo hecho? -comenta Julián.
-No, para nada. Se que últimamente, estuvieron demasiado callados y distanciados de estos casos, pero este sujeto o vampiro estaba solo. Por lo general, los Miracle andan en grupos.
- ¿Y los Van Amster?
- ¿Y por qué no alguien del clan de los Realistas? -suspiré- Aquí puede ser cualquiera y de cualquier clan. Pero, lo que más me extraña es que, hay mordidas de un humano encima de las de vampiro.
-Seguramente, las hicieron para despistar al forense. Sin embargo, sería demasiado inexperto de su parte, ya que fácilmente se pueden distinguir el tipo de mordida-agrega aquel-Ahora, la ruta más cercana que tomó para volver a su territorio, fue hacia el bosque.
-Lo que nos lleva a nuestra siguiente víctima, llamado Max Connor. El sujeto presentó mordidas en las zonas del cuello y nuevamente en las muñecas. Y lo que presentaron ambos cuerpos es: la gran cantidad de pérdida de sangre. Es decir, quien sea quien lo hizo, consumió su sangre hasta dejarlos sin vida-respondí.
- ¿Así que, hay un maniático asesino en serie, suelto por la ciudad? -curiosea Gisela, apareciendo de la nada en la casa de Julián, sentada en un sillón.
- ¿Debería acostumbrarme a que entres así en mi casa? -diserta Julián.
-Tú me has permitido entrar a tu casa. Deberías superarlo. -contesta aquella.
- ¿Quién te mando? ¿Eva, ella lo hizo?
-No Gabriel, fue Alessia. Al parecer, no estas informado de lo que pasa allá.
- ¿Y qué está sucediendo?
Dejé lo que estaba haciendo y me acerqué a aquella, para escuchar lo que nos tenía que decir.
-Eva, formó un nuevo clan. En este clan, nos hacen llamar los Insanos, porque al parecer perjudicamos la reputación y la sociedad tanto de la corte como de la ciudad. Por lo general, allí se encuentran los novatos o recién mordidos.
- ¿Y ella te colocó ahí, cierto? -insistí.
-Si, sin ni siquiera dudarlo por un segundo. Aquella, cree que es lo mejor para todos, ya que es la única forma de que todos estén en orden y como debería ser. Piensa que es mejor no mezclarnos. Además, hay nuevas reglas que aplicó y que estamos obligados a cumplirlas.
Gisela, arqueó sus cejas, mientras tomaba un vaso de coctel que contenía nuestra bebida más tomada. La bebida, tenía un sabor ligeramente dulce y agradable al paladar que, sabíamos compartir últimamente con Julián. Pero, a todo esto, aquella no tarda en agregar:
- ¡Esta loca!
- ¿Han tenido nuevos miembros en su clan las últimas semanas? -diserté.
-Sí, han llegado unos tres esta semana.
-A lo mejor, podríamos preguntarles-le indiqué a Julián.
-No, no dejan entrar en nuestro clan a los Realistas. Eso, no está permitido. -comunica aquella- Debes de tener, el permiso de Eva primero.
-Entonces iré allí y se lo pediré en persona. Le diré que me dejé hablar con su nuevo clan-finalicé.
-Narra Lucas:
Cuando Eva tuvo que ascender a su trono, aun así, no me quitaron mi residencia ni mis miembros. Al parecer, ahora todo marchaba bien. Además, aquella misma se interesó en buscar nuevos reclutas para mí, debido a todos los hombres que había perdido.
Inesperada y sorpresivamente, nuevos afectos de amor surgían de parte de Eva hacia mí. Últimamente, estuvimos encontrándonos con frecuencia. Nuestras miradas, se sabían encontrar accidentalmente a menudo y suspiros del alma que nos dejaban con deseos de vernos un poco más.
- ¿Cuándo le dirás a Gabriel sobre nosotros? -le pregunté.
Aquella se levantó de la cama, en la que estábamos conversando, y se dirigió hacia la ventana. Observó el horizonte y respondió:
-Lucas, no hay un nosotros.
-Creí que lo nuestro, significaba algo para ti.
-Tal vez. Tal vez si, tal vez no. Es un misterio. -me mira y agrega-Tú, me has hecho mucho daño.
Sin embargo, lo que acababa de decir pareció no importarle, ya que nuestros labios se volvieron a rozar como la última vez. Segundos más tardes, la puerta sonó.
-Señorita Martínez, solicitan su presencia-anuncia su guardia-Dice que es urgente.
- ¿De quién se trata? -pregunta del otro lado de la puerta.
-Gabriel Gonzales-Le respondió.
-Iré en un momento-agregó aquella.
-Narra Alessia:
He pasado casi tres meses fuera de la ciudad buscando a mi madre. Los hechos, solo me han llevado a alejarme de mi hogar. Allí me he encontrado con personas muy gentiles y otras no tanto, pero ninguna que me lleve a dónde está mi madre.
Hay rumores de que Silvia, la dejó con vida hasta la entrada de California. Desde ahí, recorrí cada rincón de California, acabando en un centro especializado de científica avanzada de Utah, Provo.
Me dirigí a la entrada de aquel y le pregunté a una chica de seguridad, si conocía a Emil Bristol que, al parecer trabajaba con mi madre y la conocía.
-El señor Emil Bristol, aún no ha llegado, pero puede esperarlo en su oficina-contestó aquella- ¿Y usted es...?
-Alessia Lottus, hija de Ada Lottus-respondí.
La chica me observó y asintió nuevamente para que subiera a la tercera planta del edificio de aquel hombre. Entonces, subí por el ascensor y me topé con un chico, allí dentro. Aquel, llevaba una bata blanca hasta las rodillas y un pequeño cartelito plateado centrado en su pecho del lado izquierdo que, indicaba su nombre. Se llamaba Darwin Stone. Era de tez blanca, tenía ojos verdes y su cabello era entre castaño y rubio, y lo llevaba un poco más largo que lograba pasar sus orejas.
-Lo siento mucho, déjame ayudarte-le dije, al ver que el choque que tuvimos provocó que, algunos de los papeles que llevaba en su planilla se cayeran.
-Está bien, no te disculpes, estas cosas a veces suelen suceder-comentó-Soy Darwin Stone.
-Si, ya lo sabía, lo he visto en tu bata-le señalé y luego le extiendo mi mano -Es un gusto, yo soy Alessia Lottus.
- ¿Y a que piso vas?
-Al tercero. Estoy buscando al profesor Emil.
-Qué bueno, yo también me dirijo allí.
-Igual, la chica de seguridad dijo que lo esperé en su oficina, ya que aún no había llegado.
-Entonces, mientras esperas, ¿No te molestaría tomar un café conmigo?
-Me encantaría. Pero, en este momento, no me apetece tomar algo. -agregué.
-Lástima. Entonces, ¿Charlamos? -dijo aquel, una vez que llegamos al tercer piso.
-De acuerdo.
-Narra Ella:
-Gabriel que gusto volver a verte. -le susurré, mientras me acercaba un poco más a aquel- ¿Caminamos?
-Por supuesto-respondió depositando un beso en mis labios.
Salimos al patio trasero de la mansión que, hasta sabía ser similar a un castillo, y comenzamos a recorrerlo mientras hablábamos.
- ¿Qué te trae por aquí? -lo examiné.
-Muchas razones-formuló.
- ¿Cómo cuáles? -insistí.
- ¿Acaso les has ordenado e impedido, a tus miembros o a los que cuidan de ti, que no te vuelva a ver?
-No, ¿Por qué lo haría? -dije mientras acomodaba las arrugas de mi vestido-Después de todo, eres mi novio.
-Pues, siento que ya no es así-suspira y continua- Siento que te has tomado demasiado en serio tu papel de reina que, ya no tienes tiempo para distracciones.
-Trato de hacer lo mejor para todos. Además, te dije que ya habrá momentos en los que, volveremos a estar juntos como siempre.
-No hagas falsas promesas, Eva.
Ambos permanecimos en silencio.
Me acerqué a unas flores rojizas que acababan de florecer, en las primeras semanas de marzo y comencé a oler la suave fragancia de la misma que, lograba quedar impregnada en mi cuerpo. Fue entonces, cuando aquel agrego:
-Has cambiado.
- ¿Y eso debería de estar mal?
-Me refiero a que ya no eres la misma de antes. - se sienta en una banca blanca de madera del patio y me señala-Dijiste que esto, no te cambiaría. Que no serias indiferente ante las demás personas.
Me acerqué y me senté a su lado.
-Me dijiste que volverías en marzo a nuestra casa, tú casa. - Toma mis hombros y me observa, para que desvié la mirada del suelo- Eva, tu cumpleaños es en unos días y apostaría mucho que lo has olvidado. Además, ¿Qué hay de tu madre?
- ¿Qué sucede con ella?
-Le prometiste que, irías a visitarla. Así como, terminar tus estudios de la universidad conmigo, ya que es nuestro último año. Pasarías el tiempo suficiente que pudieras, antes de que me vaya. Tampoco, tuvimos un San Valentín juntos.
Baja su mirada al suelo, donde algunas hojas verdes comenzaban a ser arrastradas por el viento y se depositaban sobre el mismo. Dado a aquello, expresa:
- ¡Y mírate! Solo te sientas a observar a los demás como hacen tu trabajo, mientras la vida cruza delante de tus ojos.
-Tendré toda una eternidad para disfrutar de las cosas de la vida. Pero, por el momento, estoy ocupada atendiendo las nuevas sugerencias y necesidades de mis miembros.
- ¿No te interesó nada de lo que te dije, cierto?
-Como te comenté, estoy ocupada.
Me levanté del banco y comencé a avanzar hacia la salida del patio. Pero, Gabriel toma mi muñeca y me impide continuar.
-Cosas están sucediendo allí afuera. Gente bañada en sangre y con mordidas en sus cuerpos. Otras, están desaparecidas y los números cada día aumentan.
-Mandaré algunos de mis hombres a que haga una revisión en cada bosque o lugar en donde se sepan esconder y me los traerán aquí, para que pueda encargarme de ellos.
-Mandar a alguien no soluciona las cosas, Eva. -suspira- Estas mandando a tus hombres porque yo te lo pido, pero deberías de mandarlos, porque realmente te importa la vida de esas personas allí afuera.
Aquel, suelta mi muñeca. Y Me dirigí nuevamente a mi morada, antes de poder decir otra palabra.
-Narra Alessia:
Esperando afuera de la oficina del profesor Emil, Darwin, comienza a contarme como es trabajar en este lugar. Dice que, actualmente, están cada vez más cerca de encontrar aquel descubrimiento que mi madre había empezado y que termino dejándolo a medias.
- ¿Y de que se trataba? ¿Cuál fue ese descubrimiento que mi madre consiguió? -dudé.
-Era un antídoto, una vacuna que, lograría combatir el Cáncer. Especialmente, la Leucemia. -respondió aquel.
- ¿Y por qué abandonarlo? -argumenté.
-Se sospecha que hubo intentos de homicidio involuntario que, le impedía a Ada, seguir con el antídoto. Y como era arriesgado seguir intentándolo, decidió retirarse.
-Es tan sorprendente saber que, esa cura podía salvar muchas vidas y que a causa de una muchedumbre que no estaba de acuerdo, eso le haya impedido seguir haciendo su trabajo.
-Supongo que, en parte, has venido a este lugar para saber lo que hacía tu madre aquí y que las respuestas te las diera Emil. Pero, no era necesario preguntárselo a él necesariamente, por ser el más cercano a tu madre. Porque, los rumores llegaron rápidamente a todos y es de lo que últimamente se habla en el edificio-finaliza Darwin.
Recuerdo que, cuando aún mis padres vivían juntos, mamá se negaba trabajar afueras de la ciudad. Pero, luego de su divorcio, decidió viajar aquí, para especializarse más en el tema. Tiempo después, dadas las circunstancias, se comentaba que había fallecido debido a un cáncer que fue mortal para su salud y que por eso estuvo interesada en buscar la cura.
Dolorosamente, en aquel entonces, solo me había quedado con aquel hecho de saber que, tenía una enfermedad en su interior que cada día la iba deteriorando más. Y desde allí, el único que me cuidó fue mi padre, el cual solo faltaría cuestión de tiempo para que desarrollara su plan de traerla a la vida.
A mi madre, no alcanzaron a tratarla en Oregón, fue por eso que tuvimos que trasladarla a Utah. Los especialistas y sus mismos compañeros de trabajo, la ayudarían y la tratarían. Pero, aquello no termino bien. Lo último que recuerdo de ella, antes de colocarla en un cajón fúnebre, fue que: su cuerpo desnudo vestía un camisón blanco y largo. Sus extremidades, estaban delgadas, similar a la de un cadáver. Su piel estaba fría y algunos manchones marrones se extendían en su rostro, como los que alguna vez tuvo Julián en su cuerpo. Y para finalizar, llevaba su cabello rubio ondulado y suelto que, conseguía extenderse por toda la camilla en la cual estaba postrada.
Darwin, bloquea mis pensamientos y me devuelve a la realidad diciendo:
-Alessia, tu madre está viva.
-Narra la otra:
Había perdido la cuenta de cuanto llevaba perdida en la oscuridad absoluta. El aire, cada vez era terriblemente sofocante y repugnante. Mi cuerpo, se había convertido en un cadáver andante, entre las sombras. Y siempre, me tropezaba con otro cuerpo similar al mío, pero en peor estado.
Comencé a arañar las paredes y a utilizar el sentido del tacto, para poder encontrar una salida de este agujero. Fue entonces que, logré tirar un par de piedras apiladas tapando una posible salida. Pero, lo único que logré obtener de aquello, fueron las mismas texturas de otras piedras que anteriormente venía sintiendo.
Dándome por vencida, caigo sobre el piso frio. Aun así, dejaré que mi cuerpo reúna fuerzas, para poder encontrar una solución a este problema...
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