Capítulo 6:|El extraño caso de Nick Wright|
GabrielEl suceso de última hora había sido increíble y sorprendente, debido a que después de quetermináramos el trabajo quise retirarme por la simple razón de que ya era demasiado tarde.Además, tenía que ir a hospedarme en algún hotel, si es que encontraba alguno disponible.Entonces, Eva se fue a su cuarto para descansar.Fue así que abandoné la casa, pero no tardé en volver luego de darme cuenta de que habíaolvidado mi celular. Al tenerlo conmigo y guardarlo en el bolsillo de mi pantalón, ya estaba listopara irme nuevamente. Pero, dado mi buen sentido auditivo, no pude evitar escuchar a Eva gritary sollozar en una de las habitaciones, cosa que me pareció extremadamente raro.—¡No te vayas, por favor, quédate! —exclamó.Eva estaba hablando sola y en muchos de los casos se quedaba en silencio, para recibir unarespuesta de parte de sus súplicas. ¿Acaso era sonámbula?—¡Necesito que te quedes, no me dejes!Volvió a insistirle y suplicarle al desconocido con quien hablaba en sus sueños.—¡Basta, nadie ha tomado tu lugar, entiéndelo! —dijo en sollozos—. ¡No, Lucas! ¡No, por favor!—gritó.Me daba pena por el dolor y el sufrimiento que tenía que cargar. Ella no dejaba de castigarse así misma. A lo mejor, se sentía culpable porque pensaba que yo estaba ocupando el sitio deLucas. Me asusté con un nuevo grito que no solo se extendió por todos los rincones de lahabitación, sino que también hizo eco en varios de ellos. Entonces, no tuve más remedio queayudarla. Su madre ya no estaba en su casa y el único refuerzo que le quedaba era el mío.
***
EvaMe desperté toda bañada de sudor. Mis ojos aún permanecían hinchados y rojos. Mi peloestaba totalmente enredado y mojado por el mismo. Recuerdo haber corrido a la habitacióndonde sabía descansar Lucas, sin saber por qué lo hacía. Cuando llegué allí, tenía la esperanzade encontrarlo, pero él no estaba. No, no estaba, solo había sido todo un inútil sueño. Pero aúnme dolía y no importaba si verdaderamente solo había sido parte de una pesadilla, porque aún lo seguía extrañando.Volví a sollozar, arrodillada cerca de aquella cama. Acaricié las sábanas, apretándolas confuerza, apoyando la cabeza en ellas, tratando de que mi dolor se aliviara. Pero, aun así, eraimposible aliviar semejante dolor.Unas frías manos se colocaron debajo de mis axilas y me ayudaron a levantarme del piso.Estas me brindaron, por un momento, la calma que nunca había sentido en tanto tiempo. EraGabriel, estaba tratando de ayudarme, pero solo logré apartarme de él. Lo miré con despreciocuando ya me encontraba de pie, demostrándole que él tenía la culpa, por haber llegado a mivida.Volví a mi cuarto, como si nada de aquello hubiera pasado, secando mis lágrimas. Luego, solome encerré allí, repitiendo algunas de las escenas que vivía con mi madre. Fue así que mecoloqué de espaldas a la puerta, tratando de entender si estaba haciendo las cosas bien. Pormomentos, podía sentir la respiración entrecortada y cómo bombeaba el corazón de Gabriel. Alparecer, se encontraba del otro lado de la misma puerta, esperando obtener alguna respuesta atal suceso. Pero no, no iba a hacer eso.Me quedé en el mismo sitio por mucho tiempo, mientras aún escuchaba su respiración.Minutos más tarde, tomé el valor de enfrentarlo, pero él ya se había ido. Si solo hubiera tenido lasagallas para haber salido antes... ¿habría tenido la misma oportunidad de poder explicarle lascosas? No, era demasiado tarde para explicar esos sentimientos confusos que empezaba a sentirmi corazón.
***
Gabriel
No había caso en seguir esperando del otro lado de la puerta, para que pudiera darme unaexplicación. Entonces, decidí marcharme y no hablaba de uno o dos días, tal vez sería parasiempre. En este momento, creo que ambos necesitábamos aclarar nuestras propias ideas.No estaba seguro. No identificaba aquel terremoto de emociones que me hacían colapsar. Enlo absoluto y para nada sabíamos qué era lo que comenzamos a sentir cuando estábamos cerca.Solo somos aquel chico desconocido y la chica que un día lo perdió todo.
***
Eva
Sin darme cuenta, acostada en el sofá cama del comedor, volteé mi celular. Lo levanté y lorevisé. Tenía varios mensajes. Después de todo, hacía cuatro días enteros que no veía el celulary las llamadas perdidas de mis amigos, al igual que Gabriel. Aquellos me informaban sobre latragedia que le había sucedido a uno de los estudiantes de la universidad en la semana. Prendí latelevisión, para enterarme mejor de esto. La gente enfurecida, protestaba de la siguiente formacon carteles:—¿Otra muerte más? ¿Cuándo parará esta locura?Después teníamos a otras que ni siquiera sabían lo que realmente había pasado, pero losuponían.—Estamos cansados, principalmente, de aquellos adolescentes que no se hacen responsablesde sus fiestas alocadas. Deberían prohibirle la toma de alcohol y el manejo por la noche.—No queremos más tragedias ni peleas universitarias. Se supone que todos deberían llevarsebien.Luego, una madre conmocionada por el dolor y la pérdida de su hijo, expresaba en sollozos:—¡Quiero que me devuelvan a mi hijo!No podía creerlo, estaba atónita ante lo que veía. A continuación, seguí escuchando lasnoticias atentamente y esta vez los que hablan eran los periodistas; empezaron a entrevistar avarios de los testigos y los que decían haber estado cerca del lugar donde se había cometido estesupuesto asesinato. Hacían esto con otras personas de la misma zona y el personal de launiversidad. Sí, mi universidad.—Sí, Julián Rodríguez, el cazavampiros, experto en estos casos, nos acaba de confirmar ycontar que esto sucedió apenas hace algunas horas. Dicen que él mismo pudo reconocer marcasy mordidas de un vampiro en el cuello del joven Nick Wright. También afirma que el vampiroescapó, pero él lo encontrará así sea que esté vivo o muerto. Tenemos un nuevo héroe quepromete salvarnos de estas criaturas.El reportero recibió un papel, mientras estaba al aire. No tardó en leerlo e indicar las nuevasreglas que se establecerían para toda la ciudad.—Para su máxima seguridad, se recomienda no salir de sus casas, hasta un próximo aviso. Sepondrá un toque de queda. Eviten cualquier contacto o comunicación con extraños, ¡Su vida corre peligro!Cuando apagué la televisión, todavía seguía sintiendo algunos escalofríos que recorrían micuerpo, procesando todo. Y acabé sacando mis propias conclusiones, en las cuales incluía aGabriel: ¿y si había matado a Nick? ¿Y si él era un vampiro? Comenzó a dolerme la cabeza detan solo hacerme la idea. La verdad había sido demasiado por ese día y no tenía pruebas paragarantizar que esos fenómenos o criaturas sobrenaturales existían. Debería... debería dejar demirar películas de ficción y dormir un rato más.
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