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Extra

Nota🤍

Esto pasó cuatro años después de que, Humberto. Llegó al extranjero. Es un especial para una personita que quería ver a, Humberto. Cómo un gatito bajo los brazos de la pantera. 🤭😌 Esto es para ti, KimberlyVallejoR

Con una copa en su mano, humberto se ve maravillado por la exclusiva vista. enfrente de él, había una lluvia de flores, si, allá fuera estaban celebrando la primavera. Los pétalos de diferentes flores son elevadas por el norte, creado por grandes ventiladores. Para que se viera más hermoso.

—Hermoso, ¿Verdad?—Comenta, pero su mirada coqueta, no está en los pétalos. Ese color gris verdoso, está fijo en el rostro de Humberto.

—Sí.

—Pero, ¿Por qué tú expresión no es buena?

Esa persona es, de piel morena aterciopelada, mucho más alto que Humberto. Que por dos centímetros no media dos metros de altura. Sus hombros son sumamente anchos al igual que, su explendido pecho, tonificado. Cintura estrecha y unas largas piernas.

Con sus brazos cubría por completo, la esbelta complexión de Humberto. Así, de fornido es.

Rostro ovalado, tallado con la más suave porcelana. La gran melena negra, es sumamente sedosa. Ahora mismo lo atrae suelto. Cejas pronunciadas, pómulos marcados y unos bellos labios.

—¿Sigues culpandote?—Lo abraza por la espalda, apoya su mandíbula, en el cuello de Humberto—Sé que, no fue agradable lo que hicistes, pero ya pagaste lo suficiente. Te alejaste de tu familia, justo como lo pidió tu, tío.

Para Humberto, estar lejos de su familia, era mucho más agonizante que los golpes. Él amaba convivir todos los días con sus padres. Por lo que, irse al extranjero fue un gran castigo.

—Eso no aliva mis culpas, Reny—Deja la copa a un lado, da medía vuelta para quedar frente a frente de Reny.—Mis terribles palabras casi lo conducen al suicidio...Saber eso fue muy abrumador e aterrador.

Solo entonces entendí, cuento peso y dolor tienen tus palabras, fui demasiado inmaduro. Pero, eso no justifica nade de lo que hice. Las palabras hirentes duelen más que los golpes o las mentiras.

—Tienes mucho tiempo para seguir pidiendo perdón. Eventualmente, un día lo obtendrás.—Besa la mejilla de Humberto.

—¿En verdad lo crees?—Sus ojos brillan ansiosamente.

—Sí. Después de todo, no has parado de enviarle mensajes durante todo esté tiempo. Aunque no te responde, eso no quiere decir que no los lea.

—Gracias—Su rostro es sostenido por el pecho de Reny—Gracias por quedarte conmigo, aún después de saber que soy un bastardo.

—No me importa tu pasado—Lo levanta en sus brazos—Lo que valo y respeto es tu presente, el como maduraste durante estos últimos años. Eso es lo que me hizo enamorarme de ti—Con cariño, lo deja en la ancha cama—Y también tu trasero—Sonríe con descaro.

Reny, sube a la cama. En medió de las separadas piernas de Humberto, se arrodilló. Y no precisamente a rezar. El medio lobo está idiotizado, le encanta en la manera que Reny, se quita la camisa. Puede apreciar esos hermosos paisajes, llamados cuadros de lavadero.

—Todavia recuerdo en la manera que las agarraste—Frunce el ceño—No entiendo cómo puede enamorarme de un pervertido.—Se sonroja un poco.

—No podía quedarme con el deseó de saber cómo sé sentía, el tocarlo.—Queda completamente desnudo.

Humberto, sigue poniéndose rojo, todo por esa escopeta entre las piernas de la pantera. La primera vez que iban hacer el amor. Humberto, el muy ingenuo creía que sería el de arriba.

Cuando vino a reaccionar, él ya estaba abajo, listo para recibir el cariño de esa feroz, dulce, pantera. Su expresión podía ser malvada. Pero, en el interior es una pasita muy dulce.

—Solo estás excusado tu hábito pervertido.

—Acepto que soy pervertido—Sonríe—También sé, que te gusta—Tira la bata a un lado, el cuerpo desnudo de Humberto, quedó a la vista de ese lujurioso pantera.

Ya tenía unas cuantas marcas, tanto en los muslos como pezones, se notaba que le gustaba morder esos lugares. Con un poco de vergüenza, Humberto se separó sus piernas.

Llevan un año siendo solo amigos, dos años de relación, uno de casados. Y durante todo ese tiempo, sigue poniéndose tímido a la hora de hacer el amor. Y eso, solo enciende mucho más a la pantera. Humberto no podía ganarle a Reny, de por sí, siempre fue un chico dulce.

Al conocer a Reny, conoció una versión de si mismo que jamás creyó que tendría. Pero, a veces tiene sus días malos. Unos, dónde ni la pantera lo puede apaciguar, eso días. Reny compra todo lo que le encanta a Humberto.

—Tengo que amar el paquete completo—Se aferra de los hombros de Reny—Te amo, con todo y tu lado pervertido. Pero, no le enseñes esos malos hábitos a nuestro hijo.

—¡Claro que no!—Besa los labios de Humberto.

Reny tenía un hijo de seis años, de otra relación. Su anterior pareja murió tres años después de dar a luz. Ese fue principal miedo de Humberto. Tenía miedo que esa pequeña panterita, no aceptara que saliera con su padre.

Sus preocupaciones fueron en vanas, a la panterita le cayó muy bien, Humberto. Este era muy bueno con los niños. Así, fue como se conocieron. Humberto cambió de carrera por la de docente.

—Concéntrarte solo en mi—Lleva su mano a ese palpitante lugar—Mírame—Besa el cuello hasta llegar al medio marcado abdomen.

—Mmm~—Los dedos de Reny. Se delizan muy fácil, ¿cómo no hacerlo? Si hace menos de cuatro horas termino su celo. Mi interior, sigue sensible y dilatado a más no poder.

—Está muy blandito—Sonreí emocionado, se ahorraría tiempo en las preparación—Voy entrar—Besa el cabello de Humberto—Si es demasiado incómodo y te lastima, paramos. ¿Si?—Era consiente de que hace tres días, fue muy rudo.

—Solo lléname una vez más—Separa aún más sus piernas—Soy fuerte, no me voy a quebrar. Dejá salir todo en lo más profundo de mí interior—Su rostro es rojo escarlata, decir eso fue, muy vergonzoso.

—Como un buen esposo—Muerde la clavícula de Humberto— Tengo que darle lo que pide a mi hermoso, esposa—Lleva su duro miembro a ese lugar, Humberto se estremeció al sentir esa cosa caliente.

Esta vez lo harían sin preservativo, no tenían miedo de que Humberto quedará embarazado. Porqué al ser medió lobo, esas posibilidades son muy nuelas. Aparte, ya tenían un pequeño. No quería más.

—¡Aaah!—Humberto, se sujeta fuertemente de los hombros de Reny. Tanto así, que sus uñas se están clavando en esa morena y hermosa piel.

Sigue siendo estrecho, su interior me aprieta mucho, eso me hace sentir bien, pero no puedo moverme. Se sigue sintiendo como nuestra primera vez.

Solo que en ese entonces, Humberto no paraba de llorar, al principio fue por el dolor, me dolía verlo así. Por lo que decidí detenerme ahí. Pero, Humberto no quería.

Llevamos como tres veces intentando hacer el amor, pero Humberto se ponía nervioso a la mitad del camino, por lo que parábamos. Pero un día se armó de valor, llegamos hasta el final. Ya no lloraba por el dolor, ahora lloraba por el placer.

—¡Aah!

Gime al sentir las embestidas provenientes de Reny. Ese se mueve muy profesional. Así como trabaja con sus caderas, su boca debora los pezones del más joven.

Una mano en las caderas de Humberto, la otra en el miembro de su esposa. No podía dejar que se vinera mucho antes que él.

Humberto es un completo desatre embriagado del más delicioso placer, su espalda se arquea cada vez que, Reny empuja sin piedad su duro e erecto miembro. Explora lo más profundo del sensible y cálido interior.

—Precioso—Admira la belleza de su esposa—Eres preciso—Embiste más profundo.

—¡Aaah!—¿Que fue eso? Se sintió extraño, muy profundo—¡UHG!...Reny...¡Aah!—Otra vez tocó ese lugar.

Mis piernas están empezando a temblar, mis manos ya no tienen fuerza para seguir sosteniéndose de mi esposo, si sigue rozado ese lugar, voy a tener más que solo una epifanía de placer.

—Me encantas—Lame los pezones de Humberto—Me encanta sentir tu explendido y cálido interior...¡Uhg!—Sus labios van en busca de los de su esposo.

Reny siguió empujando más rápido, pero dulcemente, los dos están en un frenesí de placer. La pantera frota el miembro de, Humberto. Al mismo tiempo que roza el dulce punto llamada; próstata.

Con un ruidoso y obsceno gemido, ambos llegaron al Clímax. Reny cumplió el deseo de Humberto. Soltó toda su semilla en el interior. Causando una espamos en el más joven.

—Te amo—Respira con dificulta. Despacio sale del interior de Humberto—Te amo, esposa—Castos besos, fueron dejados en el rostro de Humberto.

—Te amo—Me encanta esa mirada, en la manera que me ve, me transmite de todo—Una vez más—Sonrío tímidamente.

Reny no iba a ponerse sus moños, no podían dejar pasar una oportunidad así. Es rara la vez que, Humberto, lo sugiere. Siempre ha sido el.






Nota 🤍

Buenos días 🌅 espero se encuentren bien, mis querida/os lectores 💖♥️💙

En otro rato subiré el último extra, de este arco 🤧
Esperó que hayan disfrutado de esta lectura ✨💮

Att: Yessi.A

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