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capitulo 13

Cuando Rirel creyó haber ganar la guerra y que debajo de su pies estaba nada menos que el supuesto cadáver de “Deamon” no siguió conteniendo su alegría, soltando un gritó de victoria mientras carcajea a más no poder.

No podía con tanta alegría y siguió dejándole a saber a todos sobre ello, completamente cegado con lo que le están permitiendo ver.

—¡Gane!—Celebro.—¡Esta vez soy el vencedor!—Se enorgullece de todo lo que hizo sin prestarle atención a sus seguidores.

Él solo sigue embriagandose con una alegría basada en una ilusión, sin percatarse que desde lo lejos solo lo veían como un loco más de lo que ya es. Asmodeo negó con la cabeza, sintiéndose molesto por tener que lidiar, gastar su energía en una idiota como Rirel. Sin embargo, no podía decirle no a los juegos raros de su hermano mayor.

—Limpien todo.—Ordeno.—No déjen nada que diga que en su momento hubo una lucha aquí.

‹No puedo creer que haya sido tan fácil el acabar con este infeliz demonio, si lo hubiera sabido anteriormente o hace cientos de años atrás nada de está prueba hubiese sucedido. Entonces momento estaría únicamente enriqueciendo de sabiduría, dándoles grandes oportunidades y cumpliendo las plegarias de las personas de esos otros mundos, los que superviso y los recompensó según su rendimiento, dedicación.

Esos mundos que daño Xiao por sus objetivos tendrán que volver a girar entorno a lo que estaba escrito, en nigún momento debía de ganar la persona que poseía Xiao. El cambiar el rumbo es como si el villano fuera merecedor de eso porque sí, cada persona que Xiao poseyó se convirtió en villano. Robando y destruyendo a los hijos del destino, los protagonistas.

Sin embargo, cuando todo vuelva a la normalidad y limpie todo este desastre me ocuparé de eso. Darles la oportunidad a las personas que sufrieron a manos de Xiao a obtener su venga... ¿Eh?› Le costó unos segundos darse cuenta de que algo no andaba bien.

Se suponía que al ganar la ilusión se rompería y cada uno ingresaría al primer plano, es donde se reunirían con los demás Dios y el creador de todo que estaba también juzgando cada uno de los pasos y decisiones de Xiao junto a su amado Deamon.

—¡¿Tú?!—¡No puede ser!

Esa sonrisa fue destrozada en menos de un segundo cuando a lo lejos, bajo el cielo sostenido en el aire se encontró con esos arrogantes y tan autoritaria mirada tan negra como sus alas negras expuestas.

—Si tú estás ahí entonces quién es...—Vio desaparecer el demonio que según era Deamon.

A seres como él también se les iba y venían los colores, hundido en la negación. Sintiéndose el ser mas estúpido que pudiera existir en el mundo, universo.

—¡No puede ser verdad!—Exclamo, la realidad destrozó su falsa victoria y cada uno de sus files seguidores lo observó con decepción.

Mientras Rirel pensaba que estaba ganando la guerra junto a los demás, esos mismo seres pronto fueron saliendo de esa ilusión y se dieron cuenta de la verdadera cara de Rirel. Meditando sus acciones y lo que su lucha ciega podría haber causado si se hubieran enfrentando con los demonios, y no una ilusión.

—Bastante patético de ver la verdad.—Comentó con desdén.—Esperaba más a decir verdad.

Hubiese sido mejor el eliminarlo y hacerlo pasar como trágico accidente, o mejor aún, dejar que se matarán entre ellos. Pero, mi amado Xiao no quería darle ese gusto a seres como estos que solo disfrutan viendo el sufrimiento de los demás.

—¿Dónde está esa inteligencia y grandeza de la que tanto presumes, eh?—Preguntó mientras bostezaba, aburrido.

Pronto voy a retorcerse su alma por miles de miles de años, siento que he olvidado algo pero eso no es un impedimento para querer hacerle el triple o sextuplet de dolor que él nos planeaba hacer pasar.

—Ahora eres mas como una pequeña y fea cosa.

A sus ojos todos ellos eran seres tan estúpidos y fáciles de engañar, negando con su cabeza mientras sonreía con burlas por lo fácil que le habían puesto todo y no iba a ocultar su alegría, de que por fin podrá formar su vida con Xiao sin ninguna interrupción.

—¡Deja de estar arriba y baja!—Ordenó.

—No te atrevas a darme órdenes.—Lanzo agua pero una demasiado sucia como si fuera tinta de pulpo.—Es molesto que hables cuando llevas la apariencia de Xiao, no te queda y no voy a permitir que digas una palabra mas mientras tiene su rostro.—Por ello le cubrió la cara.

—No te precipites.—Xiao detuvo a Deamon el cual estába listó para atravesar el corazón de Rirel.—Recuerda que no debe de irse tan fácil de este mundo.—Susurró bajito.

—Bien.—Fue obediente.—Estoy seguro que cualquier de ellos es mucho mas fuerte que tú, patético.—Sonríe perverso.—Nunca fuiste nada especial ni poderoso.—Señala.—Te agradezco por hacerlo todo más fácil.— Disimuladamente los ojos negros y violeta se miraron con complacida.

Deamon tenía la certeza que Xiao se iría a vivir con él al reino demoníaco, o ha otro lugar a millones de distancia de estos reinos. Renunciando a sus puesto como futuros reyes, dioses.

—¿Qué crees que estás haciendo, Xiao?—Exige explicaciones.—¿Por qué estás aquí?

—Lo mismo te pregunto a ti, padre.—Disfrutando ver cómo Rirel mirá hacia arriba.—¿Qué haces llevando mi apariencia?—Desde aquí se ve tan pequeño y mas repugnante que una cucaracha.

—La realidad es que nunca quisiste destruir los demonios como tal.—Asegura con oscuridad en su ojos.—Lo que en verdad querías era destruir a Xiao, tenías miedo de él y lo que lograría ser una vez que logra romper el muro que lo haría trascender...

—¡Xiao!—Ignora a Deamon para dirigirse a su hijo.—¿Fue tu plan, verdad?—Sono afirmación en vez de una pregunta.—¿Te aliaste con él, cierto?

Otra vez fuí tan tonto en creer que tenía el control, el poder, pero solo baile nuevamente en las palmas de sus manos. ¿Quizás el no ser este mi verdadero yo si no que una creación de una prueba mi inteligencia fue reducida? Solo de esa manera pondría ganarme cuando en su momento los lleve a la muerte.

—¡Has vuelto traicionar a tu propia raza por un vil demonio!—Acuso desbordando energía.—Como tu padre tengo que corregirte...

—Tu descaro e hipocresía no tiene fin.—Suspiro.—No tiene caso seguir hablando contigo, padre.—Levanta su mano una señal para que los demás muestren su presencia.—No culpes a los demás de tu propias decisiones, acciones. Si hay un culpable ese eres únicamente tú.

—¿Qué crees que estás haciendo?—Se pone en guardia creyendo que Xiao lo atacará en cualquier instante, pero en eso ve a los otros recién llegados que conocía muy bien.—¡¿Ustedes también?!

‹¡¿Cómo es posible que hayan sido tan fácil de convencer?! Por algo no les dije nada de mis planes porque se pondrían su moños, pero verlos aquí todos juntos listos para atacarme. Que cobardes.› No estaba en posición de llamarlos cómo tal cuando él estuvo haciendo cosas peores.

Ya en este momento la duda de poder ganarles fue creciendo en Rirel. No se imaginó que Xiao lograría tal azaña en llamar a los demas y convencerlos para que se unieran a su causa.

—Rirel, nos vimos en la penosa desición de votar por tu expulsión.—Comunican.—Ante tu egoísmo al liderar una guerra con intrigas y maléficos planes, hemos decidido que sellaremos tus poderes.

—Como muestra de buena fe hacia nosotros el príncipe, Deamon. Solo pidió tu cabeza y eso es mejor que perder incontables vidas a causa de tu egoísmo...

—Jajajajajaja.—Sonrió descontrolado.—Ni crean que han ganado o ganarán porque eso no pasará.—No tengo porque preocuparme lo que soy ahora no es mi verdadero yo.

Mi alma se encuentra en otro lugar y tengo la certeza que podré salirme con la mía, como siempre lo e hecho. Por lo tanto me da igual si muero aquí. Digamos que solo soy un casaron con conciencia solo eso.

—Vamos, háganlo.—No hay porque poner resistencia.—Se los dejaré fácil solo hagan lo que se suponen que harán.

—No caeremos en tus artimañas, Rirel.—Dijeron ellos dudosos del comportamiento del criminal.

Solo Xiao y Deamon tenía una idea de lo que Rirel estaba pensando, tuvieron ese presentimiento que algo mas vendría después lidiar con él.

—Solo dárse prisa que no tengo todo el tiempo...¡¿Eh?!—Abre sus ojos en grande tras sentir algo caliente hurgando en su pecho.

Era la mano de Deamon que atravesó desde su espalda hasta su pecho, buscando algo y no sabía que pero le hizo sentir escalofríos a Rirel. Ante la inesperada situación Rirel por reflejo reaccionó liberando su poder, atacando a diestra y siniestra.

Solo que Xiao no se lo iba a dejar facial, desplegando desde el cielo un sin fin de caderas las cuales como culebras se metían y envolvían en cuerpo de Rirel mientras Deamon seguía hurgando en interior.

Aún así, Rirel no se dió por vencido y es que tenía miedo todo en el le decía que si moría sería su fin, ya no estaba confiando y tampoco podía dejarse atrapar como lo tenía pensado. Tenía que seguír luchando por salir de esta.

—Xiao, no es el verdadero.—Comunicó Deamon.

—Ya lo sospechaba.—Alzo su mirada al cielo.—Vuelvete loco.—Demando.

—Estuve esperando por esto.—Sonríe locamente.

—Destruye este falso mundo.—Sus ojos se volvieron blanco y bajo de él todo empezó a temblar.

En cuestiones de segundos todo se empezó agrietar, romper, el cielo se caía a pedazos mientras que los presentes se quedaron congelados menos Xiao y Deamon los cuáles eran los únicos reales en ese mundo que pronto se volvió nada, dándole paso a un nuevo entorno el cual era peor de desastroso.

—¿Esto es?—Se preguntaron la pareja protegiendose entré si al observar varios cuerpos desmayados o más bien, puestos a dormir a puros golpes.

—¡Huang!—Ese nombre solo salió de sus labios al ver al sonriente adolescente mientras liberaba su furia contra una persona en específico, lo tenía colgado de los pies mientras que en el corazón tenía una estaca tan negra y corrosiva, eso impedía que la persona colgada usará sus poderes.

—¡Papá...padre!—Su voz quebradiza del preadolescente a penas fue audible.—¡Son ustedes!—Corrió hacia ellos.—Los extrañe...—Sollozo en sus brazos, abrazando con fuerza.

—H-Huang, Huang.—Ambos padres repetían el nombre de su pequeño hijo.

Xiao se encuentra demasiado absorto cómo para ponerse a pensar del porque aquel repentino mareó, si Huang se encuentra en el primer plano superior, creando caos y no en su estómago, ¿entonces era acaso una nueva vida la que indujo a Xiao esos repentinos mareos o solo era una falsa alarma?

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