capitulo 12
El campo de batalla se cubrió de sangre era como un mar de cadáveres sobre el charco rojo bajo de ellos, no se podía distinguir a quién le pertenecía porque mueren tanto seres de vestimenta blanca como los demonios. Protegiendo a sus líderes y marchando al frente acabar con el principal culpable de todo esto, Rirel. Ese que los veía desde la distancia sin intervenir mas solo enviaba a sus files seguidores.
Mirándo fijamente y con desprecio al supuesto futuro rey de la tinieblas, Deamon. Rirel estaba demasiado convencido que su ataqué sorpresa ha puesto en aprietos a Deamon. Su alegría de ver que todo está yendo como quiere lo cego, se embriagó con el sabor de la victoria mucho antes de haber ganado y para cuando se de cuenta ya será demasiado tarde.
Desdé el instante en que se encontró con la mirada del Demonio que se está haciendo pasar por Deamon, desde ese instante Rirel cayó en la trampa sin siquiera notarlo. Su error fue creer que la saber que iba a pasar le daba las de ganar, su segundo error fue no destruir a Xiao en ese instante en que supo el peligro que representaba para él. Tercer y último error fue dar por cantado los poderes de los demonios, principalmente el de Asmodeo él que le está mirando fijamente haciéndose pasar por Deamon. Mientras que el último nombrado se encuentra junto a Xiao, reunidos con los encargados de cada plano superior.
Mostrándole lo cruel que es Rirel sobre todo el hecho de haber desobedecido una órden de Dios de todo el universo, ese era el ser que le entrego cierta información a Rirel por medio de un tercero. Esperando que con eso cada raza estuviera en paz, que pararán las guerras y luchas innecesarias cuando cada uno ya tenía todo. No comprendía que mas que querían.
No había otro color a su alrededor y a unos cuantos kilómetros qué no fue ese gris, cubriendo cual manto todo a su paso. Los que vivian bajo de ese cielo solo podían resguardarse, ansiosos de que algo cayera sobre sus cabezas, techos de sus hogares.
La mayoría de los humanos no entendía que sucedía en el cielo, del porque su Dios se encuentra tan molesto como para provocar tales truenos, rayos. Temían por sus vidas y solo podían rezar, rezar y más rezar pero sus plegarias no podían ser escuchadas. No cuándo se estaba llevando a cabo una guerra siendo liderada por ese Dios al que le súplican, está demasiado extasiado con su asegurada victoria.
‹Xiao tenía razón con respecto a que no nos estaban esperando, sigo sin confiar en él por eso envié a alguien de confianza a inspeccionae, lanzar el primer golpee y para mi dicha fue un golpe certero, rompiendo la primer barrera inmediato.
Rompimos la secundaria y la tercera antes de que pudieran levantarla, es ahí cuando mi mirada se cruzó con la de ese repugnante demonio. Esos ojos negros tan viciosos y lugubre me seguía trasmitiendo la misma sensación de disgusto como la primera vez en que lo vi.›
Como era de esperarse Rirel no se mostró ante sus enemigos con la apariencia que todos conocen, no. Él uso una diferente apariencia para no quedar implicado por si las cosas salían mal y no uso otra que la apariencia de Xiao. Para cada uno tanto aliados como enemigos quien dirigía todo era nada menos que Xiao, aunque eso no fuera verdad mas que solo una estrategia de Rirel.
Se sentía confiado porque sigue creyendo que tiene en sus manos a su hijo, también porque lo dejo al cuidado de muchos de sus leales seguidores. Era una lastima o suerte que nunca a logrado conocer realmente como es Xiao, está lejos de ser lo que él piensa y cree que es Xiao.
—Sigan derrumbando todo a su paso, no dejen nada y hagan un camino para mi.—Ya era momento de cruzar ese campo de batalla e ir por la cabeza de "Supuestamente" de Deamon.
—No se dejen intimidar y sigan destruyendo sus cabezas, derramando su sangre.—Exclamó, sosteniendo un arco y flechas que lanza al frente como si de una lluvia se tratara.
‹¿Cuanto tiempo tengo que soportar seguir de está manera? No podré seguir resistiendo no tengo tanta energía y si me quedo sin nada se dañara todo... Deamon, darte prisa. Es tedioso y agotado el fingir ser tú.›
Mientras Asmodeo sigue actuando en el plan intermedio ya se estaba hablando de lo que estaban viendo, incrédulos y decepcionados del Dios que creían recto, amable. Arrepentidos de haber dado su voto al momento en que lo santificaron como el nuevo Dios y padre del plano superior como el del mundo humano.
—Me cuesta creer que lo que está sucediendo ahí sea únicamente una ilusión.—Expreso el Dios del tecer plano, mirando el agua sobre la mesa.
Cada individuo en esa sala era una flama azul, de esa manera se presentaron al ser llamados por Xiao. Fue repentino por eso se prestaron con una forma no física.
—Se ve tan real y es preocupante.—Siguió diciendo.
—¿Entonces querías ver una guerra de verdad?—Preguntó fríamente Deamon.
—¡Claro qué no!
—Entonces solo cierra la boca y toma una maldita decisión.—No iba mostrar respeto.—Deberían de estar agradecidos que no se este derramando sangre, ¿saben lo difícil que es el mantener a todos en un estado de ilusión?—Aún con sus poderes brevemente sellados Deamon seguía teniendo esa infernal presión.
—¡Deja de ser tan..!
—¡Ya basta!—Xiao interviene no permitirá que insulten a su hombre solo que, aparento que los estaba deteniendo.—Entiendo el enojo del príncipe, no estoy de su lado pero los hechos hablan por si solo.—Muerde su labio inferior.—Se me enseño ser bondadoso con todo ser vivo, jamás juzgar a nadie y siempre, siempre seguir el camino correcto... ¿Quién me enseñó todo eso?—Apunta al ser que se está haciendo pasar por él.—Mi padre.
Un pequeño silencio se creó en la sala cada uno miraba minuciosamente las expresiones de Xiao, era tan bueno haciéndoles creer todo lo contrario que no sé podía sospechar de él.
—No sé cómo sentirme al respecto después de todo, él también me enseñó a no tener emociones y si las llegaba a tener jamás mostrarlas. Pero, ¿por qué él está haciendo todo lo que se me enseñó hacer? No lo entiendo, ¿qué gana con iniciar una guerra contra el Reino demoníaco cuándo no ha hecho nada?
—Tengo la respuesta a ello pero no tengo la autorización de decirlo.—Comento el representante del Dios principal, el creador de todo el universo.—Solo diré que no se gana absolutamente nada y es lo que no pudo entender el Dios de este plano, se dejó llevar por su...
—¿Por qué no lo detuvieron?—Preguntó Xiao, conteniendo su enojo.-¡Sé supone que es el dueño de todo y nada está por encima de él!
—Él también es alguien que está ocupado!—Alza la voz.—Se les ha dado poder, conocimiento, no es su culpa que sigan queriendo más y más. ¡¿En que se diferencia de los humanos?!
—No le grites.—La mesa se partió en dos.—No me interesa si esta ocupado o no tu Dios.—El negro en sus ojos brillo con sed de sangre.—Que venga y arregle los desastres de sus creaciones o simplemente tomen una decisión.—Vio a cada uno.—Desató una guerra contra todos ustedes y ese Dios del primer plano no interviene, o simplemente me dan al cabecilla de tal complot. El que rompió las reglas y el tratado. Decidan rápido antes de que mi hermano empiece a desatar su verdadero poder.
El silencio volvió a surgir solo que esta vez mas sofocante, las pruebas eran inrefutables era mas qué evidente que uno de los suyos fue el primero en romper las reglas escritas.
—Yo, como hijo de mi padre me veo en la penosa situación de votar para que se le castigue.—Levanto su mano.
Es molesto seguir con esta farsa me ha empezado a doler el rostro al mostrar tanta tristeza, decepción, preocupación. Solo quiero lanzarme a los brazos de Deamon el cual esta siendo muy atrevido. Por debajo de la mesa de piedra me estado manoseando mis piernas con una expresión tan seria, recta.
—No voy a permitir el sacrificio innesario cuando el príncipe está siendo venebolo, nos está dando opciones y como tal eligió la segunda opción. Es mi padre, sí. Sin embargo, también soy el heredero de este plano y tengo que velar por todo ser vivo viviendo aquí.
—Voto por la segunda opción.
—Igual yo.
—Yo también eligió la segunda.
—Mi voto también es para la segunda opción.
—Ya que esta decidido es momento de ir a ese campo de batalla...
—Tenga más cuidado.—Deamon evito que Xiao cayera al suelo, se preocupo pero no lo mostró.—No crea que voy a cambiar de opinión solo porque se ve así de mal.—Quiero llevarlo conmigo en mis brazos, darle besos. Me estoy cansado de fingir que no nos conocemos.
—Soltarme.—De repente me maree... ¿Será qué?—Solo terminemos con tal situación que nunca debió ocurrir... ¿Vamos a sellar al pecador?
—Si.
Respondieron todos y cada uno yendo al campo de batalla, creyendo que iban a sellar a Rirel. Sin imaginarse que solo están siendo mas fácil el trabajo de Xiao, el encerrar el alma de Rirel en un lugar que únicamente lo recibirá con sufrimiento.
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