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💎 Capítulo 8

Una hora entera dentro de la biblioteca leyendo y estudiando le había provocado un fuerte dolor de cabeza. No le encontraba mucho interés a la materia de Administración. Bavilo estaba tan retrasado con sus estudios que se suponía ya debió haberlos acabado hace más de algunos años junto a Ariana y a Luella. Kamal siendo menor que él, estaba más adelantado y con buenas notas.

Se sentía opacado por sus hermanos y de no estar interesado lo suficiente en el combate y en la Administración. Bavilo gustaba del arte. Tenía escondidos debajo de su cama algunos dibujos, su Madre jamás lo aprobaría. Sus hermanos no sabían de su pequeña pasión por el dibujo, lo consideraba un mero pasatiempo de desahogó y relajación después de estudiar números y más números.

Inhaló y exhaló mientras acariciaba sus cienes, no estaba de humor para escuchar a nadie. No tenía intenciones de visitar a su Madre como de costumbre y tolerar sus sermones. Empezaba a creer que Luella tenía razón ¿Porque seguía intentando conseguir el amor y aprobación de su Madre? Bavilo no entendía ni el porque seguía intentando... Tal vez era porque... es la mujer que le dio la vida ¿Le debía algo?

Fue a la cocina del palacio a tomar té de manzanilla con canela acompañado de algunos bocadillos. Habia querido que Luella lo acompañase pero en todo el dia no habia salido de su habitación. Bavilo conocia muy bien a su hermana, Luella siempre se encerraba horas y horas en su habitación cuando no estaba bien y exigía que la dejarán en paz. No la molesto en lo absoluto y decidió dejarla hasta que ella estuviera lista para poder hablar.

Entro a la cocina y sus ojos púrpuras se encontraron con unos preciosos y deslumbrantes ojos azules de ángel. Era una bella mujer que a simple vista desprendía elegancia, pureza e imponencia. Su cabello portaba el mismísimo sol, sus labios rosados y carnosos formaban una ligera sonrisa.

Tener enfrente a la Princesa Lilith era una cosa muy distinta a solo verla lejos.

Bavilo la había observado cuando ella llegó al palacio con su hermano mayor y la delegación de Gantrick. Se infiltro entre la multitud para presenciar la llegada del Príncipe y la Princesa. Edward le resultó un Príncipe de verdadero temer, Lilith era increíblemente preciosa como un ángel. Un ángel de la muerte que imponía respeto y al mismo tiempo temor, estaba más que cautivado por esta mujer con apariencia de ángel de la muerte.

Bavilo jamás se había sentido tan inmensamente atraído por una mujer. No tenía muchas admiradoras, pero en si ninguna le resultaba hermosa o interesante como Lilith.

—Oh, hola.—saludo con una voz dulce y poniéndose de pie. Lo miro de arriba a abajo.—¿Usted es un Príncipe?

Bavilo asintió con la cabeza tragando saliva nervioso ¿Porque se ponía asi? Era una Princesa de otro Imperio como cualquier otra que a conocido.

—Soy el Primer Príncipe de Arbezela, Bavilo de Secramise.

La expresión de Lilith cambio a una de sorpresa e hizo una reverencia cortés y avergonzada, maldiciendose a si misma por ser tan torpe.

—Espero me disculpe por no reconocerlo al instante.

—No, no, no... No se preocupe, no es la primera vez que sucede esto.—levanto las manos en señal de que dejara de hacer reverencia.—Mas bien soy yo el mal educado por no presentarme adecuadamente ante su llegada hace unos días Princesa Lilith.

Lilith se reincorporó y su mirada volvió a encontrarse con la de Bavilo.

—Es un gusto conocerla finalmente en persona.—dijo Bavilo ahora haciendo reverencia.

—El gusto es mío y no sé preocupe. He estado la mayoría del tiempo reuniéndome con el Emperador y mi hermano que no he tenido la oportunidad de hablar adecuadamente con toda la familia real.

Bavilo dedico a sonreir ligeramente y tragarse su nerviosismo en lo más profundo de su ser.

—¿Viene a comer aquí?—pregunto Lilith dando un paso hacia él.

—Si... Bueno a beber una taza de té con bocadillos más bien.

—Espero me disculpe. No tenía idea que usted vendría, terminaré mi taza de té de inmediato.

—No, no sé preocupe.—volvio a tranquilizarla. Tomo una enorme bocanada de aire para darse valor.—No me vendría mal algo de compañía, y no quiero que se queme los labios.

Lilith sonrió y se sentó junto a Bavilo en la mesa. Los sirvientes se encargaron de traerles un poco más de té y algunos bocadillos como pasteles y galletas. Bavilo permaneció callado mientras se servía una taza de té y se llevaba a la boca unos cuantos pedazos de pastel. No entendía porque la Princesa lo ponía tenso, ya podía sentir su rostro calentarse producto de los nervios.

—¿Acostumbra tomar té usted solo?—pregunto Lilith abruptamente.

—Algunas veces.—contesto y dio un sorbo a su taza de té.—¿Y usted?

—Igual algunas veces.

—¿No debería estar con su alteza el Príncipe Edward ahora mismo?

—Si.—solto una suave risita divertida.—Pero mi hermano está de muy mal humor hoy y no tengo ganas de verlo hacer erupción como un volcán todo el tiempo.

Bavilo no pudo evitar sacar una pequeña carcajada, está Princesa estaba resultando ser bastante humorística.

—Con todo respeto alteza, ¿El Príncipe siempre es así?

—Hmm...—tarareo pensativa.—No sabría decirlo.—carcajeo y sirvió otra taza de té.—¿Usted no es así con sus hermanos alteza?

Bavilo se quedó pensando en una respuesta. Amaba muchos a sus hermanos pero si que había ocasiones en los que no soportaba alguna de sus actitudes.

Ariana, por ser tan burlona y por la tremenda rivalidad que ambos tenían.

Luella, por sus cambios de humor algo drásticos.

Kamal, por ser tan ingrato.

Haveron... solo era Haveron.

Pero a pesar de todo, Bavilo los quería. Les tenía mucho cariño a sus hermanos, aún cuando Benela le había hecho que siempre compitiera y los envidiara.

—Son mis hermanos, podrán ser algo insoportables pero no dejo de quererlos.

Lilith le sirvió otra taza de té, sin borrar la sonrisa de su rostro.

—Creí que era la única que se sentía así respecto a sus hermanos.—dejo la tetera aún lado y le acercó la taza de té al Primer Príncipe de Arbezela.—Pero usted tiene 4 hermanos con quien convivir y todavía no tienen deberes tan extremos.

—¿Deberes tan extremos?

Lilith asíntio.

—Edward está siempre ocupado con asuntos del ejército de Gantrick. Y mi hermano más grande, el Emperador Zayn está tan ocupado con asuntos de estado que apenas hablamos.

—Pero los sigue viendo todo el tiempo ¿Porque le molesta eso?

Lilith azotó uno de sus puños sobre la mesa lo que provocó que se tambaleara. Bavilo tuvo que agarrar la tetera antes de que se cayera el poco té que quedaba adentro. Por un momento vio los ojos de Lilith brillar en un azul intenso y siniestro ¿Porque tuvo que hacer esa pregunta tan estúpida?

—No me gusta hablar todo el tiempo de asuntos de estado con mis hermanos.

La voz de Lilith sonaba un poco distorsionada, haciendo que Bavilo se pusiera pálido. Los hermanos de la Princesa podían ser temidos y sádicos, pero eso no quería decir que ella tampoco podía serlo. No debía bajar la guardia con Lilith, por más angelical que pareciese.

—L-lo siento, no era mi intención decir algo inapropiado.—se disculpo con un ligero temblor en su voz.

—No importa.

Lilith tomo varias bocanadas de aire y calmarse, tomo la tetera y se sirvió otra taza de té. Después se la llevó a los labios y dio un gran sorbo.

—Fue un honor acompañarlo su alteza.

Se levantó de la silla e hizo reverencia ante Bavilo y finalmente se fue.

Bavilo se quedó confundido ante el repentino cambio de humor de Lilith, en un momento estaban hablando de forma tan natural y en un instante ya estaban distantes. Esa era la primera vez de Bavilo que tenía una conversación tan natural con una mujer, y tuvo que arruinarlo haciendo una pregunta tan estúpida.

Lilith deseaba tener o volver a tener una convivencia cálida con sus hermanos sin que la principal conversación sea asuntos de estado. Bavilo no sabía eso porque sus hermanos y él se aseguraban de convivir —aun si terminaba peleándose con Ariana—.

—Si que soy un estúpido.

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Luella entrenaba con su espada, agitándola en el aire con ira. Necesitaba descargar toda su furia con algo después de enterarse del plan de Ariana.

Seguía analizando las cosas, habia tomado la decisión de entrar en pelea por el trono contra su propia hermana. Necesitaba apoyo y una buena estrategia.

Luella estaba 100% segura que Ariana ya tenía asegurado el trono puesto que no solo era la favorita de su Padre, también ya había ganado mucho apoyo del pueblo y de algunos miembros de la Realeza de países extranjeros como por ejemplo la Princesa Tetra del Reino de Xek. Algunos nada más le darían el apoyo a Ariana por su belleza y especialmente por sus joyas ¿Como podía atacar a las Joyas? Paso toda la noche, reuniendo la información de las Joyas y crear una estrategia de ataque contra ellos.

El Duque Phantom era el comandante de las Tropas Imperiales y el Jefe del Clan Phantom. Los poderes y habilidades de esa familia eran bastantes fuertes. Como primera joya de Ariana, toda la familia Phantom debía estar de su lado por obligación.

Efrit era el comandante de Xek y tenía alta experiencia en el campo de Batalla como el Duque Phantom. Su ejército debía seguir a Ariana por órdenes de Efrit y por ser una joya.

Haun era el guardia de seguridad de Darhan, a parte de su alta habilidad de sacar información con la seducción y su buena destreza con la espada.

Raymond era un increíble genio estratega y la magia que poseía era absolutamente fuerte, mucho más que la de Ariana.

Y por último Jade, miembro de la casa Meldea. Su habilidad para ver el futuro mediante el agua lo hace de los más peligrosos del Joyero. Puesto que cada decisión que tome, los planes de Luella se vendrán abajo.

Había algo más, Ariana le había contado todos sus logros. Sus planes futuros jamás se los contó más que sus objetivos para ser la futura Emperatriz. Pero jamás le contó sus planes ¿Como no pudo verlo desde el principio? Todo el plan de Ariana de sacar a Luella del palacio junto a Bavilo y Kamal han estado desde el principio. Ariana estaba siendo astuta al hacerla creer que su relación de hermanas seguía siendo igual, las cartas podrían haber sido enviadas con la finalidad de contarle todo como mejores amigas. Pero en otra parte, Ariana debía estar enviando las cartas para que Luella no sospechara nada. Debía haber un modo para que Luella ganara apoyo de Arbezela y de Países extranjeros, y sobre todo tener que deshacerse del harem.

—De verdad que es idéntica a su hermana.

Luella se detuvo abruptamente y vio por encima de su hombro, descubriendo a Raymond Amber con una sonrisa  socarrona y a lado suyo venía Jade con los brazos cruzados.

—Le gusta entrenar con la espada.—carcajeo el rubio.

—No me gusta que me comparen con mi hermana.

—No la estoy comparando, mi querida Princesa Ariana es incomparable.—se acerco a Luella con esa sonrisa burlona y susurro a su oído.—Y mucho menos con una Princesa débil.

Luella apretó fuertemente la empuñadura de la espada, la ira se le estaba subiendo a la cara. Tenía altas ganas de degollarle el cuello. Las palabras de Raymond le habían dejado las cosas claras, Ariana si planea echarla del palacio cuando sea Emperatriz. Ahora entiende porque Raymond la estaba tratando irrespetuosamente.

—¿Acaso quieres que te golpee otra vez?

—No, pero le dije que cuando tenga la oportunidad se lo devolvere.

Raymond se echó a reír y pasaba de largo a Luella. La Segunda Princesa de Arbezela tuvo el impulso de clavarle la espada directamente en la espalda pero se contuvo lo suficiente. No esperaba que aquel idiota fuera igual de insoportable que Efrit.

—No es la única que le desagrada.—dijo Jade atrás de Luella.

—¿Que?

—Igual me desagrada.—señalo a Raymond con desprecio.

Luella miro a Jade con expresión confundida, había creído que ellos dos se llevaban lo suficientemente bien.

—¿No te llevas bien con él?

—No, es bastante acosador. Se me insinúa de formas asquerosas.—dijo apretando la mandíbula y cruzándose de brazos.

Está era la primera vez que Jade estaba siendo amistoso con Luella, y eso le resultaba extraño.

—¿Que?—exclamo el peli azul en tono seco.

—¿Porque estás siendo educado conmigo?—pregunto con la ceja arqueada.

Jade se quedó callado por unos minutos, como si estuviera pensando en las palabras adecuadas para Luella. Hasta que en un suave suspiro finalmente respondió:—Porque usted no se parece en nada a su hermana.

Jade paso a lado de Luella para seguir a Raymond, pero la Segunda Princesa de Arbezela no se quedó callada.

—¿A que te refieres con eso?

El peli azul se detuvo y volvió hacia Luella con expresión seria.

—Usted no me resulta parecida a su hermana mayor, creí que era idéntica a ella pero he descubierto que no es así.

—¿No te agrada mi hermana?—dio un paso hacia él con interés ante sus palabras.

—¿Porque me agradaría una mujer que me obligó entrar en su haren en contra de mi voluntad?

Un silencio pesado se hizo incómodo entre los dos, Luella estaba pasmada por la revelación de Jade. No tenía idea de que Ariana lo obligó a entrar en el Joyero. Ahora entendia mil veces mejor porque de todos era el más distante con su hermana mayor.

—Yo... no tenía idea.—balbuceo.

—No hay necesidad de explicaciones, ya me lo suponía.

Jade hizo una reverencia ante Luella y se fue para alcanzar a Raymond quien se había acostado en el césped con los brazos sobre la cabeza.

Luella observo una gran oportunidad en Jade, y un plan empezaba a formarse en su cabeza. Podría hacer que Jade se le uniera y él pueda desmantelar desde adentro el joyero, era claro que odiaba estar ahí en el harén. ¿Y si Jade mentía nada más para confundirla? ¿Y si le decía a Ariana sobre sus planes? Sería un excelente plan el desmantelar desde adentro el joyero, pero era muy arriesgado. Todos los hombres que Ariana poseía los tenia comiendo de la mano. Debía asegurarse que Jade decía la verdad, no debía actuar por impulso o desesperación.

—Luella

Escucho a su hermana mayor llamarla. Rodó los ojos de fastidio y tuvo que fingir que todo estaba bien.

—¿Que ocurre?

—Nada en especial, vine a entrenar un poco.

Ariana venía vestida con su armadura plateada de entrenamiento y con el cabello suelto. Nell, Efrit y Haun venian con ella pero se reunieron junto a Jade y Raymond en el césped.

—¿Entrenarás con el señor Belloque?

—No.

El tono de Ariana era seco a como acostumbraba hablarle a Luella. Fue hacia donde estaban las espadas mientras se amarraba el cabello en una coleta. Luella conocía perfectamente a su hermana mayor cuando estaba enfadada con ella, siempre era distante y seca.

"¿Tiene el descaro de estar enojada conmigo cuando ella planea echar a Bavilo, Kamal y a mi del palacio?"

Su mandíbula empezaba a dolerle y unas cuantas lágrimas de rabia amenazaban con salir. Pero no podía permitírselo, tenía que ser fuerte de ahora en adelante si es que iba a entrar en pelea por el trono de Arbezela.

A lo lejos observo al Príncipe Edward salir y sentarse en un banco cercano, sus ojos rojos se encontraron con los ojos azules del Segundo Príncipe de Gantrick. Ariana debio haberle convencido para que viniese también a verla entrenar. Luella le llegó una idea que considero loca o arriesgada, pedirle al Príncipe Edward que la ayude por la pelea del trono ¿Pero como? Aún no podía actuar debido que Ariana todavía no le pedía ser su joya. Si Edward aceptaba ser parte del Joyero, la pelea por el trono sería mucho más difícil. Ya que tendría que deshacerse no de 5, si no 6 joyas en total. Además de que si llegaba primero a Edward, Ariana le llegaría después y el Príncipe le diría todas sus intenciones.

—¿Me estás escuchando?—dijo Ariana alzando la voz a Luella.

Luella salió de su trance y dejó de mirar a Edward.

—Perdona ¿Que decías?

—Un duelo tú y yo ¿Te parece?

—¿Para que?

—Necesito entrenar ¿Ok? Ya vencí incontables veces al señor Belloque, tú serías más adecuada para entrenar.

Luella vio de forma detenida a su hermana, estaba claro que Ariana estaba tan enojada con ella y quería un combate para desquitar toda su ira. Luella estaba por negarse, pero era una buena oportunidad para ver las mejoras de Ariana y saber si tiene una oportunidad de finalmente vencerla. También quería descargar toda su ira contra su hermana después de enterarse de sus intenciones y sobre la forma en la que Raymond le faltó al respeto.

—Bien.

Sujeto su espada con ambas manos y se coloco en posición mientras Ariana igual optaba una posición de defensa. Ambas hermanas se miraron a los ojos por largos minutos para después correr hacia una la otra y estrellar sus espadas, produciendo un fuerte sonido metálico que resonó en todo el jardín. Ambas empujando sus espadas una contra la otra forcejeando.

Luella gruñó entre dientes y deslizó su espada con la de Ariana hacia arriba y la Primera Princesa se tambaleo hacia atrás. Embaino rápidamente su espada cuando Luella corrió hacia ella y logro esquivar a tiempo la estocada de su hermana menor.

—¡Ah!—Ariana soltó un alarido y contrataco con la misma fuerza hacia su hermana menor.

Luella puso su espada en frente suyo y otro fuerte sonido metálico por el choque de espadas se hizo presente.

—¿Que te traes con el Principe Edward?—susurro Ariana entre dientes mientras seguía forzando su espada contra la de Luella.

Luella con la respiración agitada y ejerciendo toda su fuerza respondió:

—Nada... simplemente fui amable con él.

—Ser amable no significa coquetear con él—forzó aún más la espada hacia delante.

—No estoy coqueteando con Edward.

—Y lo llamas por su nombre ¿Como debo interpretar eso? Estás rompiendo nuestro código de hermanas "No te fijaras en el enamorado de tu hermana".

—No voy a pelear por un hombre contigo Ariana.

"Si peleo contigo será por el trono"

—Yo tampoco quiero pelear contigo por un hombre... pero me molesta que ¡Mi hermana! Este interesada en el hombre que deseo, sabes cuanto quiero que sea mi joya.

—Hablas de él como si fuera solo un objeto para ti, y no pienso robarte nada. No me quieras culpar del porque no se ve interesado en ti cuando tú lo estás alejando.

Luella forzó aún más la espada hacia enfrente, haciendo que Ariana de un paso hacia atrás y gruñó frustrada. Ariana golpeo a Luella en el área de la espinilla de una patada, Luella gimió de dolor y retrocedió pero se reincorporo cuando Ariana se abalanzo contra ella y ambas empezaron a chocar sus espadas.

Las Joyas de Ariana y el Príncipe Edward presenciaban la batalla entre las hermanas Secramise con seriedad y preocupación de que no salieran lastimadas. Las Joyas preocupados por Ariana y el Príncipe Edward, preocupado por Luella.

—Terminemos con esto.

De un fuerte golpe, Ariana hizo que Luella retrocediera con su espada en mano.

La Primera Princesa de Arbezela se abalanzo contra su hermana menor con una sonrisa en sus labios.

Debido al golpe, Luella se le escapó de sus manos la espada y cayo al suelo, mientras Ariana le apuntó con la espada dejándola victoriosa en esta pelea. La de ojos Rojos miro hacia arriba y con rencor a su hermana mayor. Había sido vencida una vez más contra su hermana mayor.

Ariana suspiro fuertemente y dejo caer su espada al suelo para tenderle la mano a Luella y ayudarla a levantarse, pero fue rechazada puesto que Luella le dio un manotazo y se puso de pie sin ayuda.

—Lo siento.—se disculpo Ariana desviando la mirada a otro lado.—Luella por favor debes entender que...

—Olvidalo.—interrumpio.—Ya te dije que no pelearé contigo por un hombre, pero hay veces en las que tus métodos para conseguir lo que quieres no son las correctas.

Las dos hermanas se quedaron calladas ante lo dicho, Luella recogió su espada y siguió mirando a su hermana con desprecio.

—Para que veas que no he roto nuestro código de hermanas...—señala discretamente al Príncipe Edward.—...es tú oportunidad para volverlo tu joya.

Luella se dio la vuelta para ir al banco y tomar un poco de agua y limpiar su sudor, antes de irse observo una sonrisa pequeña formarse en Ariana.

Caminando hacia el banco, observó de reojo el como las Joyas de su hermana se burlaban de ella.

Nell tenía una mirada de orgullo por Ariana. Efrit la miraba con burla y diversión. Raymond se reía a carcajadas. Haun solo tenía una sonrisa burlona. Y Jade era el único que no se estaba burlando.

"Los voy a destruir hijos de puta."

Dejo caer la espada al suelo y se sentó para tomar de su botella de agua y limpiar su sudor de la frente. Inés quien estaba cerca, no dudo en ir a ayudarla y traerle más agua para hidratarse. Luella sintió a Edward observándola, el banco estaba unos cuantos metros cerca del suyo. No queria verlo a los ojos, había sido vencida en frente de él y le daba vergüenza que también Edward se burlará.

—Principe Edward.

Escucho a Ariana llamarlo en un tono coqueto. Está vez Luella se molestó en observar y presenciar si Edward aceptaba ser una joya.

Edward miro a Ariana con su habitual expresión seria, no estaba de buen humor el día de hoy y pensó que ver a Luella le animaría un poco pero ver a Ariana solo le provocó que se pusiera malhumorado.

—¿Si, alteza?

—¿Podemos hablar ahora que no está ocupado y no tiene compromisos con nadie?—dijo con una sonrisa y jugando con un mechón de cabello.

Edward suspiro fuertemente porque ahora mismo no tenía escapatoria.

—Que sea rápido.

Ariana sonrío y no pudo evitar reír un poco ante la respuesta de Edward. Estaba más que emocionada por qué por fin tiene al Príncipe donde lo tiene. Se tomó unos momentos para elegir las palabras adecuadas.

—Segundo Príncipe de Gantrick, Edward Clifford. Quiero que usted sea mío.

Un silencio sepulcral se apoderó del ambiente, Edward se quedó inmóvil ante aquel pedido directo y sin rodeos. Había conocido un sin fin de mujeres directas pero ninguna tan directa y sin vergüenza como Ariana. 

—¿Que sea suyo?—arqueo una ceja.—¿Que forme parte de su Joyero?

—Asi es, quiero que usted sea mi preciada joya ¿Que debo hacer para que así sea?

Edward volvió a quedarse callado por la respuesta tan directa de Ariana. Sus uñas empezaron a enterrarse en sus piernas y la ira se le estaba subiendo a la cara. En este preciso momento, no sentia que estuviese siendo tratado con respeto o dignidad humana. Se sentía como un objeto. Ahora mismo quería cometer un acto salvaje en contra de Ariana pero se contuvo lo suficiente para hacer aquella estupidez. Se habia dado cuenta que Ariana le habia echado el ojo, pero jamás se le pasó por la cabeza que fuera tan descarada para pedirle ser su joya. Ya entendía porque tanta insistencia en hablar con él a solas.

—Que fastidio.—dijo en voz baja y la mandíbula apretada.

Se levantó del banco y le dio la espalda para irse, sin embargo Ariana lo detuvo a toda prisa interponiéndose en frente suyo.

—No espere, no se vaya.—sonrio suavemente.—Se que fue algo atrevido de mi parte decirlo de golpe...  pero de verdad quiero que me dé una respuesta.

—¿Y usted cree que en verdad aceptaré ser su joya?—contesto en tono frio y se cruzo de brazos.

—Tal vez... yo puedo darle lo que usted quiera. Siempre y cuando me ayude a cumplir con mis objetivos.

—Usted no tiene nada que ofrecerme.

—Tengo mucho que ofrecer.

El tono que Ariana uso era seductor y le guiño un ojo de forma coqueta ¿Intentaba seducirlo? Si ese fuera el caso, no le estaba funcionando. Edward no se creía un debilucho que caía con la pequeña provocación de una mujer, se necesitaba mucho más que eso. Edward miro de reojo a Luella, quien seguía sentada en el banco de a lado y observando la escena furiosa y en parte melancolíca. Sus ojos azules volvieron hacia Ariana y una sonrisa divertida apareció en sus labios.

—Es eso así.—expreso con diversión.—Si me quiere como su joya, entonces le propongo algo.

—¿Que cosa me propone?—pregunto Ariana con una sonrisa coqueta y entusiasmada.

—En un combate de 1 minuto, si usted me golpea una sola vez y me deja fuera de combate...—enseño su dedo índice.—...sere su joya, si no lo consigue entonces no seremos nada. Le prometo que no usaré mi magia.

—De ese modo conseguí a Haun.

—Pero yo no soy Haun.

Ariana se quedó callada unos instantes y finalmente se echó a reír.

—Acepto el reto Príncipe Edward, estoy dispuesta a hacer lo que sea para que usted sea mío.

Edward tomo una de las espadas y se coloco en medio del campo de entrenamiento y observo a Ariana ponerse a una buena distancia y sostuvo muy bien su espada.

—¿Nell, podrías contar el minuto?—pidio al Duque sin dejar de ver a Edward con una sonrisa.

—Por supuesto alteza.

Nell contó en cuenta regresiva en voz alta y el combate dio inicio.

Ariana se abalanzo contra Edward y sus espadas se golpearon y chocaron entre si. Ariana ponía todo de si misma en la pelea pero Edward no estaba usando ni el 10% de su fuerza.

—¡Deje de confiarse!—exclamó Ariana sonriendo.

—No estoy confiado.

Ariana golpeo en el área de la espinilla a Edward pero él ni siquiera se inmutó, en cambio él le respondió dándole un fuerte empujón hacia atrás. Edward se abalanzo hacia Ariana para darle una estocada en el pecho pero la Princesa logro esquivarlo a tiempo.

—45 segundos.—anuncio Nell el tiempo.

Edward observo a Ariana volver a irse contra él y esquivo sus estocadas con su espada como si nada. Manipulaba su espada con una mano, mientras que Ariana debía hacerlo con ambas y soltando varios alaridos de frustración.

—Usted es muy perseverante.

—¡Y lo seré hasta que seas mío Edward!

Ariana empezó a avanzar hacia el enfrente y Edward a retroceder mientras seguía bloqueando los ataques de Ariana.

—¡Edward serás mío!

Edward apretó la mandíbula fuertemente y su espada choco contra la de Ariana y la empujó fuertemente provocando que ella caiga al suelo con la espada en mano. Edward le apuntó con la punta de su espada con expresión fría, sus ojos azules brillaban debido a la magia que él mismo produjo para intimidarla.

—La perseverancia no funciona si uno es arrogante.

Ariana lo miro sorprendida desde el suelo, se quedó inmóvil ante la presencia imponente de Edward. Ningún hombre en su vida la había intimidado, está era la primera vez que se sentía pequeña e indefensa.

Edward le dio la espalda y dar por terminado este combate.

—15 segundos.—dijo Nell anunciando el tiempo que quedaba.

Ariana aprovecho aquella distracción de Edward, se levantó del suelo y agarro su espada con ambas manos. Corrió hacia él e iba solamente a colgarse en su espalda y ponerle la hoja de la espada en su cuello.

Como si fuera en cámara lenta, Edward se centro nuevamente en Ariana y una onda expansiva emergió de él, arrojandola contra el suelo.

—Princesa de Mierda.—susurro entre dientes para si mismo.

Nell, Efrit, Haun y Raymond se acercaron a toda prisa para auxiliar a Ariana debido al impacto.

—¿¡Princesa Ariana se encuentra bien!?—exclamo Efrit alarmado.

—¿Puede moverse?—pregunto Nell rodeando su cintura.

—¿Le duele algo? Raymond revísala.—dijo Haun preocupado.

—Estoy bien chicos.—aseguro en tono suave.

Ariana se apoyo sobre Nell y este la levanto del suelo sin mucho esfuerzo pero teniendo mucho cuidado de no lastimarla.

—Dijo que no usaría sus poderes.—recrimino a Edward.

—¿En serio pensó que mantendría mi palabra?—pregunto con una sonrisa irónica.—En un combate no importa si juegas limpio o sucio, así es la guerra. ¿Pero, quiere mi opinión? odio a los que atacan por la espalda como cobardes, así que ¿Por qué no jugar sucio yo también?

—¡Maldito infeliz! ¿Como puedes tratar a la Princesa de esa manera?—Efrit preguntó completamente enfadado y se acercó de forma amenazante a Edward. Coloco su mano en el hombro de este con violencia.—Deberia darte una paliza ahora mismo.

Edward miro la mano del peli rojo con frialdad y completamente rabioso, sujeto con fuerza la muñeca de Efrit quitando su mano de su hombro.

—Y tú... si me vuelves a tocar, te mato y ofrezco tu cuerpo al Dios Asthorat.—amenazo en voz baja y soltó bruscamente a Efrit.

Efrit retrocedió y gimió de dolor por el agarre en su muñeca, colocándose a lado de Ariana.

—Como le dije Princesa Ariana, si usted me daba un golpe sería su joya. Pero como no pudo, tendrá que conseguir otra joya.

Edward se dio la vuelta e ir de regreso al palacio no sin antes cruzarse con los preciosos y seductores ojos rojos de Luella que lo hacían perder la cabeza.

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