Capítulo 54
Narra Violette
Miré conmocionada a mi amiga a través de la computadora de mi laptop.
-¿De verdad? -pregunté incrédula a lo que oía.
-Si, no sabes cuánto me arrepiento haberme enrollado con él. Mi hermano se puso furioso cuando se enteró y dijo que él personalmente se encargaría de que Vladimir renunciara a los derechos sobre el bebé.
-Creí que Vladimir era diferente, pero que te haya pedido que abortaras me ha decepcionado por completo.
Tessa se sorbió la nariz, la cual estaba roja a causa del llanto.
Estaba decepcionada de Vladimir, mi amiga por fin se había armado de valor y le confesó que estaba embarazada. La reacción fue inesperada cuando solo obtuvo rechazo por parte de él, le sugirió que abortara o que hiciera lo que ella deseaba pero que a él no lo metiera en eso. Alegando que él aún no estaba listo para formar una familia, y que cuando los tuviera únicamente lo haría con alguien a quien amara y que se diese a respetar, no como ella que sin conocerlo ni un poco había accedido a acostarse con él.
Luego de que Vladimir le diera la espalda fue con su familia, la cual era bastante acaudalada. Sus padres eran abogados al igual que su hermano mayor, tenían su propio bufete. Uno de los más conocidos en los Estados Unidos. La reprendieron por no ser cuidadosa, pero al final la acogieron en su casa y le ofrecieron todo su apoyo.
-Es un patán, lo odio, Vio. Lo odio, lo odio, lo odio. -dijo fúrica y rompió en llanto una vez más.
-Tranquila, ese hombre no lo vale. Encontrarás a un hombre que te ame como te lo mereces, Tessa. Ya verás, ese niño será la luz en tu vida.
-Ya lo es, no sabes cuánto me arrepiento haber considerado el aborto.
-Señora, tiene visita -dijo una de las muchacha del servicio llegando hacia dónde me encontraba.
Levanté la vista del computador, y fijé la vista en ella.
-¿Quién es?
-Dicen ser sus padres, Señorita.
Cerré mis ojos con fuerza, y exhalando le contesté
-Hazlos pasar, tráelos para acá. También tráenos algo de beber, jugos estarían bien.
-Enseguida, Señora.
Volví mi vista al computador, Tessa me observaba con curiosidad.
-Hablamos luego, ¿si?
-Está bien.
Corté la videollamada y cerré la computadora para observar a la puerta del jardín donde venían mis padres. Mamá observó alrededor, sonreí con suficiencia.
El jardín era una de las cosas más hermosas de esta casa, había una enorme piscina que parecía que fuera natural, con muchas plantas alrededor y grama en el suelo bien apodada, daba la sensación de estar en un paraíso.
Llegaron al pequeño quiosco donde me encontraba. Permanecí en silencio mientras ellos se acomodaron en las sillas frente a mi.
-Buenos días, hija. Perdona por venir sin avisarte antes -habló mi padre.
Negué y me recosté en la silla. Lo miré con curiosidad, ¿cómo mi padre cambió tanto? Cuando era pequeña él era amor con mis hermanos y yo, pero de repente solo se alejó y se metió únicamente en su trabajo.
-¿Hija? Creo recordar que ustedes renegaron de mi. -dije alzando ambas cejas.
En el rostro de mi padre se marcó la
amargura que le causaron mis palabras.
-Eres nuestra hija, Violette. Siempre lo serás -dijo Elizabeth hablando por primera vez.
-¿A que han venido?
-Queremos solucionar las cosas, hija. Porque como dijo tu madre, siempre serás nuestra hija. Nos duele estar así contigo. Estamos arrepentidos por todo lo que te hemos hecho.
Una sonora carcajada lleva de amargura salió de mi garganta.
-Se nota, eh. ¿Saben que es gracioso? Lo cínicos que pueden llegar a ser, ¿arrepentidos? Como quieren que crea eso sí pasaron cinco años en que no movieron un dedo por saber qué había sido de mi, ¿me buscaron? No, se olvidaron de mi, tanto que ni siquiera me reconocieron. Tantas veces que fui portada de diversas revistas y no fueron capaces de reconocer a su propia hija.
En mi voz había resentimiento y en mis palabras habían reclamos.
-Perdónanos por favor hija. -pidió mi madre.
-Así tan fácil, ¿no?. Quieren que los perdone para que dejen de sentir esa carga, esa culpabilidad. Pero ¿qué hay de mi? ¿Saben cuantas veces los necesité? Y no sólo estoy hablando de estos últimos cinco años, esto viene desde antes. Tú, madre. Parecía que me odiabas ¿qué te hice para que me tratarás así? ¡Dime, ¿que hice?!
En este momento las lágrimas inundaron mis ojos.
-¡Nada! ¡Perdóname, ¿si?! Yo solo quería que mis hijas fueran perfectas. Que fueran como yo lo fui, esa fue la manera en que me criaron a mi.
-¡Excusas baratas, madre! ¡¿Por qué con Candy era diferente?!
-¡Porque ella era perfecta! ¡Ella era el prospecto de hija que quería!
-¡¿Perfecta? ¿Sabes el daño que tu perfecta hija ha causado? ¿Tienes idea?! -pregunté exaltada.
-¿A caso te hizo daño a ti? -preguntó mi padre.
Me levanté de la silla, miré a un punto fijo del jardín mientras recordaba lo que mi hermana me había hecho.
-Lo hizo -susurré lo suficiente alto para que ellos pudiesen escuchar.
-Imposible, es tu hermana.
-Ese día... descubrí a mi hermana teniendo sexo con quien era mi novio. Y ella sabía muy bien quién era él, lo había planeado todo. Ella le propuso que me enamorara, que fingiera ser mi novio. Quería divertirse y quería que yo fuera su juguete.
Escuché jadeos de parte de ellos, no quise verlos. En este momento lo único que quería era que se fueran y no volvieran a aparecer en mi vida, pero eso sería cobardía de mi parte el no enfrentar aquello.
Si Adrián estaba enfrentando su pasado, él cuan era bastante doloroso, ¿por qué yo no lo haría? Él me consideraba valiente y muy capaz de enfrentar esto. Y no iba a defraudarlo.
》La marca, VIROMI que mi abuela me heredó, gracias a ella salí adelante. Había una cláusula donde pedía explícitamente que Candy fuera la imagen, y sabiendo que ella me traería muchos problemas la mandé a llamar. Firmó el contrato, al principio no me reconoció. Pero cuando lo hizo, lo único que trató fue hacerme la vida imposible como cuando éramos pequeñas. Se burló cuando tuve un aborto a causa de una golpiza que me dio mi ex novio. Estaba muy sensible y a ella le importó poco, trató de meterse con mi marido. Pero gracias a Dios, el jamás le prestó atención.
Me di la vuelta y los miré con los ojos empañados. Mi madre estaba abrazada a mi padre, llorando. Mi padre parecía destrozado, con lo que les había relatado.
-¡Oh, hija! No teníamos idea de todo el daño que te estaba causando tu hermana.
-¡¿Y cómo lo sabrían? Ni siquiera me dedicaban diez minutos para preguntarme cómo me iba, mi madre se la pasaba más interesada en las compras que haría y qué spa visitaría cada día. O qué color de uñas se aplicaría. Y tú, padre, pasabas pensando en qué investirías tu dinero, buscando la manera de cómo reproducirlo más. No sé si algún día podré perdonarlos, tal vez con el tiempo lo haga. O tal vez no lo haga.
》Pero aún quiero saber la verdadera razón por la que tú, madre, me tenías tanta aberración.
Elizabeth se separó de mi padre y con los ojos inundados de lágrimas, me miró para luego bajar la mirada.
-Salir embarazada de ti, fuel algo que no planeamos. Estaba en la cima de mi carrera, me habían advertido que si volvía a salir embarazada perdería todo. Y lo perdí todo, mi carrera se fue a la mierda, luego de tenerte, tuve la famosa depresión post parto. No te odiaba, al contrarío te amaba como a todos mis hijos. Pero por alguna razón no soportaba verte, te quería lejos. Tu abuela se enojó mucho conmigo, tú te pegaste tanto a ella, parecía que ella fuera tu madre, porque estoy segura que la quisiste como madre. Cuando me recuperé y quise recuperar el tiempo perdido, ya tú estabas bastante alejada de mi, me tenías miedo. Así que una vez más me alejé de ti, pero esta vez resentida contigo. Engordaste y eso lo odié, pensé que tratándote así, dejarías de comer tanto.
》Pero te perdí, te perdí. Y eso me mata, me mata lentamente. No te reconocí porque estabas tan cambiada, estás tan bella, hija mía. Aunque no me perdones, quiero que sepas que lo entiendo. Pero también quiero que sepas que te amo, siempre lo hice. Fui pésima madre, todo lo hice mal. No te busqué aunque la angustia me mataba por no saber nada de ti, pero fui cobarde al no buscarte.
Las lágrimas fueron inevitables, centré la mirada en la persona que nos observaba de cerca, Adrián, mi amado esposo. Me miraba con tristeza. Movió sus labios articulando las palabras Fuerza, tú puedes , y eso fue lo que necesité para lanzarme a los brazos de mi madre.
Aunque me causó mucho daño, lo necesitaba. Al final era mi madre, era la persona que me había traído al mundo. Cometió errores, y muy grandes. Pero ahora me estaba pidiendo perdón, y ¿quién era yo para no perdonarla?
Ella me envolvió con sus brazos, mi padre se unió a nuestro abrazo.
¿De qué me serviría el odio y el rencor? De nada, sólo se encargarían de amargar parte de mi vida, si de verdad quería empezar de nuevo, debía olvidar algunas cosas. Dejar lo que había ocurrido donde pertenecía, en el pasado.
-Perdóname, hija. Me dejé llevar por la codicia y la avaricia de tener más de lo necesario. Aquel hombre estaba enamorado de ti y vi la oportunidad de que nuestra fortuna creciera.
-Danos una última oportunidad, una en donde te prometeremos hacer las cosas bien. Te demostraremos lo mucho que te amamos. Pero la culpabilidad de lo que hicimos fue la principal razón por la que no te buscamos.
-No prometo nada, pero intentaré perdonarlos, porque no puedo olvidar de un día para otro todo lo sucedido.
-Gracias, gracias hija. Eres una mujer admirable -dijo mi padre, abrazándonos fuertemente.
-Lo es, Señor Miller. Es por eso que me siento afortunado de que ese corazón suyo me pertenezca como el mío le pertenece el mío a ello. -la voz de Adrián se hizo escuchar, ocasionando que nos separáramos.
Allí con la mirada triste y a la vez alegre nos contemplaba. Entonces, reaccioné e imaginé lo que había pasado con su familia legítima. Sin pensarlo dos veces corrí a su lado y me abalancé a sus brazos. Con rapidez él me envolvió con sus brazos, enterró su rostro en mi cuello.
-No pasa nada, mi única familia son los Williams -dijo con la voz grave.
-Si, ellos son tus padres. Unos que te aman con todo el corazón. Tal vez no seas su hijo de sangre pero estoy segura que eres su hijo de corazón. Te aman, Alex -dije tomando su rostro ente mis manos, mirándolo a los ojos.
Él me miró con amor, y tomando mi rostro de la misma manera que yo el suyo, unió nuestras bocas, en beso suave y lento, acariciábamos nuestros labios con suma delicadeza.
-Te amo, Violette.
-Yo te amo aún más.
Me separé de él para voltear a ver a mis padres, esperaba que no me decepcionarán. Pero había algo en mi corazón que me decía que esta vez las cosas sería diferentes.
-Never be alone. -susurró Adrián a mi oído en un perfecto inglés .
Gracias por leer ❤️
Cada vez el final está más cerca. Presiento que está a un capítulo y el epílogo.
Espero sus opiniones, si superan los 200 comentarios les daré un capítulo en esta semana, y el sábado estaría subiendo el epílogo.
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Los quiere;
Jakelin Amaya
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