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Capítulo 48

Madrid, España

Una revista fue lanzada por los aires en la mansión Miller. Candy estaba furiosa al ver que ella estaba en la portada de la revista. La prensa amarillista la había catalogado como "Serpiente Venenosa " tal y como la había llenado Vladimir.

Se encontraba humillada, e incrédula con todos los acontecimientos ocurridos, su prometido le había dicho que no en el altar y había sido bastante traumático para ella. Todo había sido una venganza contra ella de parte de Alexandre Johnson. Era increíble lo mucho que había cambiado, estaba realmente guapo, bien vestido y con muchos dinero.

Cuando ella lo conoció era un simple chico que vestía con ropa sencilla y desgastada, era humilde y con una simpatía enorme. Pero ahora era un hombre serio y con un carácter fuerte, ya no había ni sombra de lo que había sido antes. Sentía envidia por su hermana menor, ella era otra de las personas que había triunfado, después de ser aquella regordeta chica a los que sus padres querían casarla con un viejo millonario.

-¡Ahg! ¡Estúpido Vladimir! ¡Estúpido Alexandre! -gritaba enfurecida lanzando cosas al aire.

-¡Candy! ¿¡Qué te sucede!? -exclamó su madre.

-¿¡Qué crees que me sucede, madre!? -preguntó con ironía.

-Pues bien merecido lo tienes, estoy muy decepcionado de ti, hermanita. -dijo Dylan entrando a la sala y sentándose en su sofá frente a Candy.

-Estoy seguro que Violette jamás hubiese hecho algo así -dijo Damien jugando con su pequeña hija.

Este hace unas semanas había llevado a su hija a presentársela a sus padres, estos habían puesto el grito en el cielo por la irresponsabilidad de su hijo y porque en su familia nunca habían tenido hijos fuera del matrimonio, pero la niña era un encanto y al escuchar la desgarradora historia de su madre les había ganado el corazón y habían terminado aceptándola.

-En eso estoy de acuerdo, Violette era tan honesta. Siempre cuidando de no dañar a las personas de su alrededor. -secundó Alejandro.

Elizabeth guardó silencio ante la mención de su último hija. Ella nunca la mencionaba y evitaba el tema lo más posible.

-¿Por qué hablas de ella cómo si estuviera muerta? -preguntó Dylan bastante indignado.

-Porque para nosotros está muerta -dijo Elizabeth con la mirada ida.

-Es indignante lo que dices, madre.

-¿¡Pueden dejar de hablar de ella!? ¡Siempre es lo mismo! ¡Violette nunca hubiera hecho esto, Si Violette estuviera aquí! ¡Siempre ella! -exclamó Candy furiosa.

-Nunca dejaremos de hablar de ella, Violette es mi hermana y nunca dejará de serlo. Y si, Violette es mejor persona que tú. Mira que tu boda solo fue un show para realizar esa dichosa venganza, ¿te imaginas el daño que le causaste a ese pobre chico cómo para que te haya hecho algo así? Seguramente fuiste una serpiente venenosa tal y como dijo Vladimir. Eres una decepción, Candy -dijo Dylan al mismo tiempo que se levantaba del sofá y se marchaba de casa.

-Dylan tiene toda la razón. Ven hija, vamos a dar un paseo.

-Tía Viole es la que conocí en Alemania cuando mi mami todavía estaba viva, ¿verdad papi? -dijo la pequeña Arabella cuando salieron de la sala.

-Si, cariño. Ella es tu tía Violette.

-¿Cuando voy a verla? Quielo verla, papi -pidió la niña.

-Iremos a verla, pero ahora ella está muy triste su hijo se fue.

-¿Cómo mami? -preguntó la niña con tristeza.

-Si, cariño. Como mami.

[...]

Moscú, Rusia.

Violette miró a su esposo detenidamente, sabía que algo planeaban y lo que había sucedido en la boda de su hermana no le había sorprendido para nada.

-Espero te sientas mejor, Adrián.

Él miró detenidamente a su esposa, examinando su expresión, la cual no demostraba nada.

-No lo sé, pero cuando le dije lo que tanto había anhelado en estos años, me sentí bien. Sentí que me había quitado una gran carga de encima.

Violette negó con la cabeza y se acercó a él sentándose en su regazo.

-Pero habían diversas maneras de hacerlo. Pero como te había dicho antes, no te reprocharé nada. Tú eres un adulto capaz de tomar sus decisiones por sí solo.

-Por eso te amo -dijo él envolviendo el cuerpo de su mujer con sus manos.

Besó sus labios con lentitud disfrutando del contacto con su esposa. Pero la situación se fue intensificando poco a poco, haciendo que el deseo por yacer juntos creciera y no era para menos, la pareja desde hacía varias semanas que no tenían contacto sexual.

Él la cargó hacía la habitación depositándola con suma delicadeza en la cama, esa noche le hizo el amor de forma delicada, contempló el cuerpo de su esposa como si lo viese por primera vez. La llevó a la cima del placer en diversas ocasiones, disfrutaron de su cercanía y el momento para repetirse lo mucho que se amaban el uno al otro.

Esa noche solo fueron ellos y nadie más. Se olvidaron de todo aquello que los atormentaban y fueron egoístas.

Al día siguiente se dedicaron a ir a pasear por la fría ciudad, disfrutando de las esculturas y de lo bueno de la ciudad. Por la noche tomaron su vuelo de regreso a New York dónde los estaba esperando su rutina.

-¿Cuando iremos a España? -preguntó Violette entrando a su habitación.

-La próxima semana me parece bien, tengo algunas cosas que resolver en la empresa antes de salir.

-Tengo miedo -susurró.

Su esposo la abrazó por detrás y dejó un beso en su hombro.

-No temas, eres valiente, has pasado por cosas duras, podrás con ello. Además cuentas con el apoyo de tus hermanos ¿cierto?

-Tienes razón, Damien y Dylan siempre me han apoyado.

-Vamos a ducharnos y luego descansamos un poco, ¿te parece? -dijo Adrián dándole leves empujones hacia el baño.

Se dieron una ducha y luego se acostaron en la cama, fue cuestión de minutos para que se durmieran. El largo viaje los había dejado agotados.

Al día siguiente fueron a sus empresas, Violette se molestó ante la irresponsabilidad de su hermana al no haber asistido al trabajo. Sabía que estaba pasando por situaciones difíciles pero en este momento se le necesitaba con urgencia. Faltaban algunas fotografías y ella era quien debía modelarlas.

-¿Pero quien se ha creído? -preguntó con molestia Rob.

-Déjala que se tome tres días, pon a otra en su lugar. -dijo Violette

-Tú siempre tan amable, querida.

Violette solo le sonrió y fue hacia donde su amiga, Tessa. Quién parecía zombie de lo ojeruda que estaba.

-¿Hablaste con él?

-No, no tuve el valor.

-No te presionaré con esto, es tú responsabilidad. Sabes que cualquier decisión que tomes te apoyaré pero no significa que estoy de acuerdo.

Tessa sólo agachó su cabeza, su amiga en ciertas ocasiones solía ser dura, pero en el fondo sabía que tenía razón. Vladimir tenía derecho de saberlo, de allí dependía de él si estar presente en su vida o no. Pero ella cumplía con su responsabilidad de decirle.

-Cancela todo lo que tengo para la siguiente semana.

Dicho esto Violette ingresó a su oficina y sentándose en su silla de cuero se puso a pensar en la situación de su amiga.

Cuánto ni anhelaba ella que su bebé hubiese nacido y su amiga que deseaba abortar aquella criatura. Porque la conocía demasiado bien como para afirmar que eso era lo que ella estaba considerando y por eso no le había dicho a Vladimir.

Pero decidida en no volver a opinar en las decisiones que su amiga tomase se puso a trabajar.

Mientras Alexandre se encontraba en su oficina concentrado en su trabajo se vio interrumpido por la puerta ser abierta y una Tiffany con una panza de embarazada de algunos cuatro meses entró a la oficina con unos sobres en mano.

-¿Qué haces aquí, Tiffany? -preguntó Alexandre con el ceño fruncido.

-Estoy embarazada, Alex. Y es tuyo.

Alexandre la miró de arriba abajo para luego soltar una carcajada llena de humor.

-¿Enserio, Tiffany? No pensarás que crea eso ¿o si? -arqueó una ceja.

-Sabía que dirías algo así, aquí está la prueba de paternidad. La última vez que nos vimos me encargué de tomar uno de tus cabellos. Al final de todo siempre saldrás siendo padre, Alex.

-No seas ridícula, Tiffany. No he vuelto a estar contigo desde antes que me casara y eso es hace como seis meses.

Enojada lanzó el sobre al escritorio, Alexandre lo tomó y lo revisó. Negó con la cabeza y la miró seriamente.

-Estoy harto de que traten de arruinar mi matrimonio. ¿Es que no puedo ser feliz, carajo? -se exaltó con bravura.

-Si tan solo te hubieras casado conmigo nada de esto te estaría ocurriendo -dijo Tiffany acercándose felina a Alexandre.

-Supéralo de una vez, Tiffany. Lo que tuvimos alguna vez fue algo pasajero, una aventura nada serio. Te pido disculpas si te di falsas esperanzas y sobre todo por aquel golpe que te di...

-Lo merecía -dijo para tratar de quedar bien con él.

-¿Pero qué cosas dices, Tiffany? No digas eso, ninguna mujer merece ser golpeado por un hombre. Me arrepiento de mis actos y espero me perdones.

-Yo te amo, Alex -sollozó

-Tú no me amas, Tiffany. Lo que tú tienes es una profunda obsesión. Vete y no vuelvas, por tu bienestar y por el mío, no trates de engañarme con ese embarazo ambos sabemos que es un cojín el que traes allí. -dijo señalando su abultada barriga.

Tiffany soltó un chillido y golpeando su zapato contra la alfombra del piso se dio la vuelta rumbo a la puerta, pero antes que eso ocurriese Andrés entró a la oficina topándose con su hermanastra. Frunció el ceño y le observó la panza con confusión.

-¿Qué te metiste allí? ¿Estas embarazada? Juraba haberte visto hoy por la mañana con tu vientre bastante plano mientras te ejercitabas -dijo Andrés.

Una sonora carcajada masculina sonó a sus espaldas.

-Te lo dije -habló desde atrás Alexandre.

Andrés con las muchas ganas de molestar a su odiosa hermanastra jaló el pequeño cojín que llevaba debajo de su blusa.

-Estás demente, Tiffany.

-Todo lo que hice por ti, lo hice por el profundo dolor que me desgarra el alma el no tenerte, Alex. Pero me daré por vencida, al comprender que te has enamorado de ella. Te perdono, Adiós Alexandre.

Dicho esto se retiró de la oficina, sintiendo el ya mencionado dolor. Siendo una sensación de alivio al mismo tiempo , ya había hecho planes si el anterior no funcionaba. Se iría a otro país y olvidaría todo lo ocurrido en New York.

Gracias por leer❤️❤️

Este capítulo es un poco aburrido, pero es que no todo tiene que ser drama. Pero prepárense el próximo capítulo Violette y Alexandre irán a España, al país donde ninguno de los dos quería volver.

Los quiere,

Jakelin Amaya

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