Capítulo 47
Con su mejor vestido de gala Violette entró a la iglesia donde se llevaría a cabo la ceremonia, con su brazo entrelazado con el de su marido, deslumbraban en aquel lugar, llamando la atención de la mayoría de los invitados.
La pareja con mayor influencia en el mundo de los negocios, comentaba la gente. Muchos se acercaron a saludarlos, deseando llamar su atención y que de algún modo hablar de los negocios. Muchos de los empresarios que empezaban agarrar poderío deseaban ser socios de alguno de ellos, en principal de Alexandre.
Entre los personajes que se acercaron, llegaron unos que hicieron que el corazón de Violette diera un vuelco y que se aferrara más al brazo de su esposo. Se contuvo de darles la espalda y salir corriendo. Y eso hizo, no quería que sus padres la reconociesen, aún no era el momento. Le susurró a Alexandre al oído que iría al baño para luego desaparecer.
-Señor Williams, es un placer verlo por aquí. Permita presentarnos; Alejandro y Elizabeth Miller -dijo el señor enfundado en un traje negro.
-Mucho gusto -saludó Alexandre reconociendo a sus suegros.
-Desde hacía mucho quería conocerlo, señor Williams. -dijo Alejandro.
-Hoy se presentó su oportunidad, Señor Miller.
-Si, usted es bastante mencionado por España. Y su empresa es una de las más exitosas.
-¿Usted también es empresario?- preguntó Alexandre fingiendo ignorancia respecto a él.
Elizabeth se sintió ofendida al oír preguntar aquello a ese empresario. Nunca los habían tratado de aquella forma, siempre los reconocían y solían alagarlos. Pero aquel hombre hablaba con ellos con un desinterés bastante grande y con aburrimiento.
-Si, Señor. Tenemos una muy importante empresa en España.
-Cabe añadir que somos los padres de la novia -habló por primera vez Elizabeth.
Alexandre frunció el ceño ante el comentario fuera de lugar de aquella mujer.
-No lo sabía. Ciertamente mi amigo no me mencionó a los familiares de su prometida -dijo con su semblante serio.
Por dentro estaba bastante molesto, como era posible que esas personas hubieran dañado tanto a Violette.
-¡Oh! ¿Acaso es usted amigo de nuestro querido yerno, Vladimir? -preguntó sorprendida Elizabeth.
-Por supuesto, podría decir que él está entre mi círculo amistoso.
-Es grato saber eso -dijo Alejandro.
Él ciertamente se encontraba interesado en hacer negocios con Adrián. Necesitaba con urgencia asociarse con él.
-Me gustaría algún día hacer negocios con usted... -añadió. Pero se vio interrumpido por una llamada entrante en el móvil de Adrián.
-Si me disculpan.
-Claro, ve muchacho.
Adrián se alejó y contestó inmediatamente al ver que el remitente era Violette.
-¿Qué pasa, cielo?
-No me puedo quedar aquí. No los quiero ver, no quiero que me reconozcan. Además me ha afectado mucho verles, Adrián. Hacía cinco años que no les veía.
-Espérame, me voy contigo.
-No, tú tienes muchas cosas que hacer aquí. Se que algo planeas, no me engañes Adrián. No me opondré, pero recuerda lo que te dije. La venganza no te llevará a nada, y si la devuelves quiere decir que eres igual a ella.
-Ya está hecho, no hay marcha atrás.
-Nunca es tarde. Nos vemos en el hotel, te amo.
Ella colgó la llamada, se escabulló de la iglesia y se marchó hacia su hotel en el que se estaban hospedando durante su viaje a Moscú, ciudad natal de Vladimir.
Adrián guardó su celular y volvió junto a sus suegros.
-Disculpen, era mi esposa.
-No hay problema, para nuestras mujeres siempre debe haber tiempo.
-Estoy de acuerdo. Entonces volviendo al tema, decía usted de negocios. Dentro de unas semanas iré con mi esposa a España y me encantaría reunirme con usted para hablar más profundo de nuestras empresas.
Eso alegró mucho a la pareja frente a él.
-¡Eso sería maravilloso! Me encantaría conocer a su esposa. -dijo Elizabeth.
-Si, podríamos organizar una cena en mi hogar -dijo Alejandro emocionado.
-Sería maravilloso.
[...]
La música nupcial comenzó a sonar, todos los invitados se colocaron de pie para ver pasar a la novia, quién era llevada por su padre al altar donde la esperaba su prometido.
La novia conectó su mirada con Vladimir, estaba muy feliz de casarse con él. En los últimos años sus padres habían comenzado a presionarla con respecto al matrimonio, ya que prontamente llegaría a los treinta.
Los reporteros grababan cada paso que ella daba, lucía bastante espléndida. Con un vestido corte sirena que se amoldaba a su cuidada figura.
Su padre la entregó a su prometido, y así fue dado el comienzo de la ceremonia. Andrés y Adrián estaban a la expectativa, esperando su momento.
-Candy Leonore Miller acepta usted a Vladimir Merosov como su esposo para amarlo y respetarlo en la salud, en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en las buenas y en las malas hasta que la muerte los separe.
-Si, acepto.
-Vladimir Merosov acepta usted a Candy Leonore Miller como esposa para amarla y respetarla en la salud, en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en las buenas y en las malas hasta que la muerte los separe.
Vladimir guardó silencio, miró a su prometida y luego regresó su mirada al frente. Y sonriendo contestó:
-No.
Los invitados se alarmaron y ahogaron gritos sorprendidos. Alejandro y Elizabeth, junto con los hermanos: Dylan y Damien, se pusieron de pie.
-¿Qué? -preguntó una furiosa Candy.
-Lo que escuchaste, no me quiero casar contigo. Jamás lo haría con una serpiente venenosa que ha dañado a muchas personas. Dime Candy te suena Alexandre Jhonsom, a ese pobre chico al cual humillaste y le rompiste el corazón. Pues ¿qué crees? Es mi mejor amigo y te manda saludos.
Candy no podía con tanto, se sentía humillada, avergonzada y sobre todo furiosa. Nunca pensó que el tal Alexandre se vengaría, pensó que sólo habían sido palabras vacías.
Pero que equivocada estaba, se lo había devuelto de la misma forma.
Adrián salió de aquel lugar antes que alguno de los novios salieran. Candy salió desesperada para afuera, él al verla sonrió y la siguió.
Ella se hizo un ovillo en una esquina bastante apartada de la entrada y para nada concurrida. Soltó sollozos, sin poder creer aún lo que le habían hecho. Levantó la mirada al escuchar pasos, frunció el ceño al reconocer al hombre frente a ella.
-¿Qué hace usted aquí? No estaba invitado.
-No lo creo, señorita. Olvida por un momento que soy el empresario con más éxito en la actualidad. Su ex prometido me invitó, es mi socio.
-¿Y qué está haciendo aquí conmigo? ¿Acaso ya le aburrió su esposa? -preguntó burlesca.
-Sólo vengo a preguntar algo. -dijo tranquilamente dando pasos hacia ella y metiendo las manos a sus bolsillos.
-Váyase mejor, quiero estar sola.
Él asintió con la cabeza desinteresado, se puso de cuclillas y tomó delicadamente su mentón. Sobó su mejilla y sonrió, la miró directamente a sus ojos y con amargura preguntó:
-¿Qué se siente, Candy? ¿Que se siente estar en las nubes y caer de picada al suelo? ¿Qué se siente que te humillen de la peor forma? Dímelo, necesito oírte.
-Imbécil.
-Mira cómo es la vida, mi hermosa Candy -dijo con sarcasmo lo último, era de esa forma como él solía llamarla.
Ella abrió los ojos impresionada, reconociéndolo.
-Imposible.
-Hace quince años me hiciste lo mismo, juré vengarme. Pero te burlaste y me dijiste que era un inútil que no tenía ni donde caer muerto, que era un pobre huérfano -rió -pero mírate, estás acabada. Igual cómo me dejaste a mí, pero con la gran diferencia que yo te quería y tú a él no lo hacías.
-¡Cállate! ¡Maldito huérfano! ¡Donnadie!
-No seas estúpida, ya no soy un huérfano tengo padres, unos que me quieren y que me adoptaron al año de que me dejaste. Ya no soy un donnadie, tengo mil veces más dinero que tú, lee la lista de Forbes para que compruebes. Alexandre Williams es mi nombre.
Candy se negaba a creer todo aquello. Eso no podía ser cierto.
-¡No puedes ser él!
-Lo soy, y respondiendo tu anterior pregunta, jamás me aburriría de Violette. Ella es una mujer excepcional, maravillosa y a la cual amo con todo mi corazón.
Le dio leves toques en la frente con dos de sus dedos para luego ponerse de pie y caminar a la salida donde lo esperaba su chofer.
Andrés le dio leves palmadas en la espalda para subirse al mismo coche, donde ya se encontraba Vladimir en el interior de este.
-Todo está hecho, las puertas del mundo del modelaje para Candy están cerradas. Sólo falta que tú esposa la despida y estará completado. -Dijo Andrés.
-Gracias.
-No lo agradezcas, eres nuestro amigo.
Él solo asintió y permaneció en silencio, un sentimiento de vacío inundó su ser. Sonrió de lado al recordar que su esposa tenía razón, pero para su paz mental era necesario. Gran parte de su ciclo estaba cerrado. Ahora solo faltaba cerrar una parte más y todo estaría listo para comenzar de nuevo.
Gracias por leer❤️
¡Por fin! Uno de los capítulos más esperados. Espero haber cumplido sus expectativas.
Cada vez falta menos para el final.
Los quiere,
Jakelin Amaya
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