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Capítulo 44

Unos pasos firmes se escucharon al caminar por el asfalto, un hombre vestido con un pantalón negro, camisa negra de cuello alto y una gabardina beige oscuro. Sus ojos estaban cubiertos por unos lentes de sol estilo aviador, al igual que sus manos estaban cubiertas por unos guantes negros de cuero.

El hombre entraba a la estación de policía con su semblante serio, en la sala de espera su amigo James Hutson quien era el encargado de aquella estación y de la ciudad.

-Hutson -saludó con seriedad el hombre que recién entraba.

-Williams -devolvió el saludo -Sígueme, es por aquí.

Comenzaron a caminar seguidos por dos policías más.

-Todos están al tanto, las cámaras estarán apagadas así que tú tranquilo y tómate tu tiempo.

-Te lo agradezco.

-No es nada, según lo que me contaste se lo tiene más que merecido. -Se detuvieron frente a una celda con dos reclusos con vestimentas anaranjadas.

-Es esta, Señor Williams -dijo uno de los policías.

-Tienes visita, White. Hoy es tu día de suerte, te traen un pequeño presente.

El reo al escuchar al oficial se puso alerta y observó a detalle a los hombres allí presentes. Su demacrado rostro palideció al reconocer a uno de los hombres, Adrián.

El oficial abrió la celda y dejó entrar a Adrián.

-Tiene diez minutos, Señor Williams -dijo cerrando la celda con Adrián adentro.

-Por fin tengo la desgracia de conocerte, White. Pero al parecer tú me conoces bastante bien tanto que hace un par de meses dijiste que Violette te era infiel conmigo cuando recién la conocía. Me dio tanta rabia aún sin conocerla ni sentir nada por ella, ahora ¿te imaginas lo que siento al enterarme que golpeaste a la mujer que amo y que por tu culpa perdió a nuestro bebé? No, no te lo imaginas.

Scott no dijo nada, sólo se encogió en su mugrienta camilla. Los demás presos abuchearon a Scott al escuchar a Alexandre contar el por qué estaba preso.

-¡Ella arruinó mi carrera! -exclamó en defensa.

Adrián se acercó a él con las manos en los bolsillos y sonriendo cínicamente, habló:

-No, ella no te arruinó nada. Tú solito te buscaste eso, ¿creíste que saldrías ileso al meterte conmigo? Muy absurdo de tu parte, White.

-¡Púdrete, Williams! Me quitaste a mi mujer -siseó

Enfurecido caminó a sacadas y tomándolo del cuello lo sacó de entre la camilla e impulsándose lo aventó contra los barrotes de hierro de aquella celda.

-Yo no te quite nada, ella era libre cuando me comprometí con ella. Tú no la supiste valorar y la perdiste, pero fuiste tan mal perdedor y trataste de destruir su carrera. Es por eso que no vi inconveniente hacer una llamada y arruinar la tuya -se encogió de hombros añadiendo con simpleza: -Ya sabes, ojo por ojo.

A causa de la mala alimentación que Scott llevaba y los malos tratos de parte del resto de los reos, su energía era poca y por eso era un gran esfuerzo poder defenderse de Adrián. Este último estaba bastante dolido por lo que le había hecho a su esposa y a su bebé.

Segado por la ira, el rencor y el dolor, Adrián se le fue encima propinándole golpes en diferentes partes del cuerpo. Scott a duras penas pudo defenderse, gritaba por ayuda cuando sentía que ya no podía resistir más a los golpes, eso hizo entrar a Adrián en si, y se detuvo. Él no era un asesino, suficiente iba a tener con los años que le caerían por violencia.

Los oficiales llegaron enseguida y abrieron la celda, Adrián se salió colocándose a la par de Hutson.

Los demás oficiales ayudaron a Scott a levantarse y a llevárselo a la enfermería para que lo curasen. Lo que pasase con él simplemente no le importaba.

-Gracias Hutson, te debo una.

-No es nada, Williams. Te deseo suerte en el juicio.

Adrián sonrió con cinismo. Agregando;

-Mejor deséale suerte al reo. Me encargaré que la condena sea larga y tortuosa. -Dijo dándose la vuelta y yéndose del lugar.

Subió a su auto y condujo hacia la empresa de Violette, ella le había pedido que fuera por algunos documentos y algunos bocetos a medio terminar. Necesitaba de alguna forma mantener su mente ocupada.

Él entró a la empresa a paso firme, con aquella frialdad en su rostro que tanto le caracterizaba, con su porte masculino llamando la atención de todas las personas en especial la población femenina de la empresa.

Entró a la oficina de Violette después de haber saludado a Tessa, quien ya estaba al tanto que el esposo de su jefa iría a reemplazarla el día de hoy.

Alexandre buscó los papeles que su esposa tanto le había encomendado, cuando los halló estaba dispuesto a marcharse cuando recibió una llamada de Violette.

-¿Estas bien? -preguntó con preocupación.

-Si, estoy bien, cariño. No te preocupes.

-¿Cómo no hacerlo con todo lo sucedido?

-Lo sé. Adrián se que estas bastante ocupado con tu empresa y que trabajo te sobra pero...

Él sonrió al comprender que era lo que ella deseaba pedirte.

-Claro que puedo cubrirte, solo dime que es lo que tengo que hacer. Sólo te digo que soy muy malo para diseñar.

Violette soltó una risita al escucharlo decir aquello.

-Muchas gracias, por eso y más es que me enamoré de ti. Tessa te dirá lo que tienes que hacer.

-Está bien. Descansa y recuerda que te amo. Nos vemos en la tarde.

-Eso haré, yo igual te amo. Cuida mi empresa.

-Por supuesto.

La llamada se colgó y él soltando un suspiro fue hasta la puerta y llamó a Tessa para que le dijese lo que tenía que hacer.

-Ahora mismo hay otra prueba de diseño, y también los ensayos para el próximo desdile. Y es muy importante que se les supervise, las modelos tienden a encapricharse cuando no está Violette u otro superior.

-Muy bien, llévame allí.

Bajaron cinco pisos y se dirigieron al salón donde se llevarían a cabo los ensayos los cuales estaban a punto de comenzar.

-Buenos días -saludó llamando la atención de todos, incluidos diseñadores, estilistas y modelos -Soy Alexandre Williams, y el día de hoy estaré encargado de la empresa ya que mi esposa no se encuentra en buenas condiciones.

Todos contestaron su saludo ,estaban sorprendidos de verlo allí, reemplazando a su esposa. Las mujeres se encontraban extasiadas al saber que dicho hombre las estaría supervisando, muchas de ellas habían soñado tener algo con el guapo y exitoso empresario, pero toda esperanza se había ido abajo cuando se casó con su jefa. Para ellas , ambos formaban una espléndida pareja, ya que su jefa era una empresaria de mucho éxito y sobre todo hermosa y de buen corazón. Por eso era que todas ellas la respetaban y sabían que ese hombre era prohibido para ellas.

-Señor Williams es un honor tenerlo con nosotros -dijo Rob.

Alexandre asintió en respuesta y tomó asiento donde le correspondía y dio la orden de que comenzaran. Miraba algunos rostros preocupados y eso lo alertó de que algo no marchaba en orden.

-¿Qué sucede? -preguntó.

-Es una de las modelos, Señor Williams. Se suponía que tendría que haber llegado hace media hora y aún no llega.

-¿Es ella puntual?

-Temo que no, ella siempre suele tardarse bastante. A esa mujer nadie la controla.

Alexandre se quedó callado, si había algo que le molestaba esa era la impuntualidad y la irresponsabilidad.

-¿Es ella importante? -volvió a preguntar.

-Si, es la imagen de la marca.

-No podemos perder tiempo esperándola, ella no es más importante que ninguno de los presentes. Comiencen.

El ensayo comenzó y él, aunque no era un experto en ello, hizo algunas observaciones y corrigió algunos errores.

Veinte minutos después la famosa modelo se presentó, caminaba con prepotencia mientras hacía sonar sus tacones contra el porcelanato.

-Lamento la demora -dijo desdeñosa aún sin reparar en la presencia de dicho empresario.

-Dígame Señorita, ¿acaso se cree usted más importante que los que nos encontramos aquí en la sala para hacernos esperar? -preguntó con voz dura levantándose de su silla y observando a la modelo, que claramente sabía quién era.

-Lo siento, pero es que estoy arreglando los preparativos de mi boda y ... -Se vio interrumpida por la potente voz masculina de Adrián.

-¿Cree que a nosotros nos importe eso? Su deber como empleada es estar aquí a la hora que se le impuso. Si hay algo que no tolero y estoy seguro que mi esposa también, esa es la irresponsabilidad.

-Y ¿usted quién es para hablarme así? ¿Qué no sabe que yo soy la nieta de la antigua dueña? -dijo con altanería y llena de enojo al haber recibido aquella reprimenda.

-Soy el esposo de la dueña y además de eso soy socio de esta empresa, Señorita ...-levantó las cejas fingiendo no saber su apellido.

-Miller.

-Señorita Miller. Vaya a su lugar de trabajo y espero que esto no vuelva a ocurrir.

Furiosa se fue a su camerino, maldiciendo a aquel hombre tan frío y aire poderoso.

-Continúen -ordenó volviendo a su silla.

Los ensayos continuaron, el observó todo, mandó a alguien que tomase un video para enseñárselo a Violette. Una vez hubo terminado él regresó a la oficina, Tessa le dijo que tenía que revisar algunos documentos.

Él se sentó en la silla tras el escritorio, encendió la computadora y se sorprendió al descubrir que esta ya estaba encendida. Dispuesto a salirse de la página se detuvo al ver una grabación. Sintió curiosidad por saber que era lo que contenía aquel video.

Él ciertamente respeta su privacidad, pero se veía tentado a abrir aquel archivo. Le dio play y instantes se arrepintió de ver aquello.

Se sintió el hombre más ruin, no pudo defender a su esposa. En el video se miraba casi todo lo ocurrido, excepto cuando la golpeó estando ella en el piso, la cámara no alcanzó a grabarla a ella pero si a Scott.

Durante el transcurso del video no pudo resistirse a que una lágrima solitaria resbalara por su mejilla. No se imaginaba la angustia que había sentido su esposa en ese momento.

Maldecía a Scott por lo que le había hecho.

-Las pagarás caro, Scott. Haré de tu estadía en la cárcel, un verdadero infierno. Eso lo prometo como que me llamo Alexandre Williams.

Redactó un correo y adjuntando el video lo envió a los abogados encargados de defender a Violette.

Mientras se juraba que durante su existencia a su esposa jamás volvería a pasarle eso. Jamás.

Gracias por leer ❤️❤️

Agradezco mucho su comprensión. Espero que hayan disfrutado de este capítulo, desde ahora la novela ha entrado a la recta final. Faltan solo pocas cosas por resolver y lo bueno se acerca.

PD: Alexandre en multimedia.

Los quiere,

Jakelin Amaya

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