Apareciiii

Espero se disfruten el cap, es cortico pero prometo que vendré con más en esta semana próxima. He tenido inconvenientes personales que me han quitado tiempo para escribir pero, ya estoy organizando todo para actualizarles siempre ❤️

Besitos 💋

Reina

Suspiro aliviada cuando escucho sus pasos alejarse y me froto la cara. Salgo del cubículo y me paro frente al lavamanos mirando cómo mi piel parece más blanca de lo normal y viendo mis labios hinchados de tanto morderlos.

Me lavo las manos sintiendo como la pesadez del miedo porque me descubran y abandonan mi cuerpo.

No está de más temerle a unas chicas que organizan una noche de pelea solo por buscar atención de un hombre.

Eso muestra lo mal que están de la cabeza.

Abandono el baño, no sin antes mirar si alguna de las dos está rondando los pasillos.

«En serio, me dejaron traumada»

Avanzo a la biblioteca y me relajo aún más porque ya no siento la sensación de que me están siguiendo.

Temo hablar con el abuelo sobre ello porque sé que tomará medidas tan drásticas que no me dejará más opción que abandonar la preparatoria para educarme en casa. Además, será un gran adiós a mi libertad cuando me gradue y adiós a la universidad.

De la única forma que me dejará salir será con un ejército y me veo en la obligación de desistir de eso.

También sería como llamar aún más la atención de mi atacante.

Todavía recuerdo el mensaje que recibía cuando llegué esta mañana.

Desconocido: Mientras más miedo me muestras más dulce es todo esto. Lo estás haciendo muy bien, linda.

Me tocaba ir al club de natación pero es algo a lo que tengo que rehusarme.

Sé cuándo estoy a punto de entrar en pánico y en este momento lo estoy.

-Buen día, chica-David el bibliotecario me dice cuando entro sin saludar.

Le devuelvo el saludo vagamente y me apresuro a llegar a donde está la última mesa.

No me toma por sorpresa que David me salude. Aún es igual de asocial que yo, es muy extraño que yo lo pase por alto y como es la primera vez pues su reacción es aceptable.

Desde mi puesto puedo ver a quien entra y a quien sale además de su puesto en la recepción. Me mira de forma muy extraña y trago saliva con pesadez.

En serio, estos días lo estoy pasando más de la mierda que de costumbre.

-¡Bu!-truenan y yo salto en mi asiento cayendo al suelo.

«Ahora sí que quedo como una ridícula»

-¡No jodas, ¿Por qué hiciste eso?!-grito por lo bajo porque odio que todos me estén mirando para escuchar lo que diré a continuación.

-¿Por qué es divertido?-cuestiona sin expresar lo que predica.

-Eres un verdadero idiota, casi se me sale el corazón por la boca-replico.

Se sienta a mi lado y cruza las piernas de manera elegante y pasa las dos manos encima de su vientre.

No sé porque Daniel una vez más se acerca a mí, ¿Qué busca? ¿Encontrar puntos débiles para decirle a sus amigos y que tomen venganza por lo del otro día?

Lamo mis labios resecos y no pierdo el brillo de interés que posa en ellos.

Es incómodo.

Muy incómodo.

Es la primera muestra que da de que no es gay.

Nunca se ha hablado de que se acuesta con mujeres o hablando con alguna más allá de lo debido.

Ya entiendo el interés insano de los demás en nosotros.

Cualquiera lo interpretaría a su manera.

En cualquier caso me incluyo.

-Eso ya me lo ha dicho antes-repite lo que le dije en la piscina aquella noche.

La primera vez que hablamos por lo menos luego de tantos años en los que éramos desconocidos.

No solo conozco a Marcus desde pequeños sino también a Héctor y Daniel. Cuando el primero decidió convertirse en el rey demonio los demás lo siguieron. Desde luego Daniel nunca fue tan agradable y Héctor tampoco pero, no puedo aludirle que eran tan malvados como ahora.

-¿Qué quieres de mí?-pregunto malhumorada-Ya me está cansando esta habladera contigo.

-Solo han sido dos veces...

-Y ya es suficiente.

-Tienes tan buenos modales que interrumpes antes de que se termine de hablar.

-Y tú eres tan agradable que vienes a hablar conmigo aún sabiendo que no me interesa ni verte.

-¡Au!-finge sentirse herido-eso fue realmente cruel.

Ruedo los ojos y me cruzo de brazos.

-¿Qué quieres?-repito.

Se levanta y se sienta del otro lado de la mesa para quedar frente a mí.

-Quiero que me digas porque eres tan confianzuda con alguien que acabas de conocer-dice sin arandelas.

Enarco una ceja y no le respondo de inmediato.

Se refiere a Roy, ¿cierto?

Sé que no le cae bien.

Todos lo sabemos en realidad.

Pero no entiendo porque pone tanta atención en él.

-¿Te importa por?

-No me estás entendiendo-se inclina en la mesa acercándose más de la cuenta mí-Ese pelele de mierda no es tu amigo.

-¿Qué sabes tú si no lo conoces?

-Lo conozco lo suficiente como para saber que no te conviene juntarte con él.

-¿Y debo creerte por?

Niega con la cabeza y hace lo que para él es una sonrisa normal.

-Por lo que veo tendrás que descubrirlo sola. Ese imbécil ya te tiene comiendo de su mano.

Una carcajada se me escapa y poso la mano en mi boca cuando David me da una mala mirada. Por lo menos ya no es la extraña de hace un momento.

-Eres tan gracioso-todo apice de gracia me abandona-Roy es un amigo increíble que se molesta en preocuparse por mí y por Mía. Ha sido mucho mejor de lo que ustedes conocen. Sé que no solo tú estás en esta huerga idiota de que dejemos de ser amigo de él porque ustedes los trillizos del infierno trabajan solos. Alejense de nosotros y dejar en paz a la gente que no le interesa su existencia. También dile al hijo de puta de Héctor que en cuanto lo vea lamentara haberse metido con mi amiga, ¿Entendiste?

-Wow, eres capaz de maldecir. Pensaba que la princesa Müller no podía decir siquiera un "mierda" pero, te has superado-es lo único que dice.

Invoco toda la paciencia posible y me levanto. Cualquier deseo por leer se fue a la mierda.

-Solo te advierto que si nos atacan, nosotros lo haremos con más agresividad porque aquí ya nadie está para someterse ante ustedes.

Lo dejo con la cara en blanco y a la salida choco la palma con David.

No estoy para estas pendejadas porque hoy en la noche mi tío y su familia regresan a cenar con nosotros y tengo que tener la mente despejada porque algo me dice que no saldrá tan bien como Fabricio pensó que sería hace unos días.