Capítulo 11
Amoreeeees, he regresado.
Espero disfruten muchísimo este capítulo, a mí me encanta el mood de Reina aquí 🤭
Por favor no olviden votar, compartir con sus Amix y comentar.
Reina
-¿Y qué tal va todo en el instituto, cariño?-pregunta Karen, la esposa de Fabricio.
Mi tío parece ansioso al otro lado de la mesa, lo sé porque mi mirada no se ha despegado de él hasta ahora que Karen busca sacar conversación.
Tanner come como bestia que lleva días sin probar pan y Cristal mira el teléfono a cada minuto ignorandonos a todos maravillosamente.
«Gracias al cielo»
-Genial-simplifico.
Su sonrisa vacila por un momento y eso hace que me de un poco más de pena. Tuvo la mala suerte de quedar amarrada a esta familia donde claramente no se siente tan aceptada. Es tan buena que Florencia o Morel con sus comentarios fuera de lugar la hacen terminar yéndose en llanto.
Así es en mi familia.
El más débil es comido por el más fuerte. No importa si es familia. No somos los peores, pero tampoco somos santos de la devoción de nadie.
Apenas soporto a Tanner y tener a su familia completa me da pesar y un deseo irrefrenable de abandonar la mesa.
-¿Qué es lo que tienes que decir-pregunta Morel mirando a su hijo.
-Bueno, tengo un proyecto en mente-lo miro fingiendo interés. Siempre viene con ideas nuevas donde lo único que hace es malgastar el dinero de mi abuelo-Lo estuve hablando con mi esposa e hijos, y también me apoyan en esto. Espero que tú también lo hagas.
«Espiri qui tú tambin li hagis» ruedo los ojos y él no tarda en mirarme con cara de pocos amigos.
-¿Algún problema Reina?-pregunta entre dientes.
-Ninguno, tío-sonrío y parpadeo varias veces con inocencia. Es un método que siempre funcionaba con Morel.
Su expresión no cambia, sin embargo se suaviza cuando enfoca al abuelo.
-Háblame de ello. Por lo visto es interesante que tu esposa lo aprobó-sonríe.
La última vez se montó un negocio sin decirle nada a Karen y la pobre mujer duró una semana viviendo con nosotros. Se la pasaba por las esquinas en llanto y a mí me tocaba consolarla y escuchar lo decepcionada que estaba de "Fabi". A Florencia le da alergia la gente llorona y más las que no comparten lazos sanguíneos con ella.
-Se trata de una inversión a una empresa amiga, es una petrolera igual que la de nosotros y el dueño es alguien confiable. En un mes veremos resultados, lo que inviertes, será triplicado. No puedes negar que es una buena oferta...
-Espera ¿Inviertes? ¿acaso tú no puedes hacerlo? Tengo entendido que también eres rico, ¿no?-intervengo con fingida inocencia.
Sus manos se aprietan en puños y con la mirada depredadora que me mira sé que mi comentario no le ha sentado bien.
-Se equivocó de palabras, ¿verdad mi vida?-los labios de Karen tiemblan dejando claramente al descubierto que los nervios la carcomen.
Conozco lo astuto que es el tío Fabricio y sé perfectamente que en ningún momento usó mal las palabras.
-Lo soy-responde Fabricio de mala gana ignorando a su esposa. Morel lo mira enarcando una ceja-Pondremos la misma cantidad, ya te dije, el negocio es confiable.
-¿Sabes que existen los fraudes a pesar de que conozcas al dueño?-le pregunto con obviedad.
-Reina, en conversaciones de grandes los niños no se meten. Agradecería que no comentes al respeto-mi tío entrecierra los ojos.
-Su opinión es valida-contradice Morel-Puedes creer todo lo que quieras en esa persona y a la hora de la verdad puede estar engañándote.
-Papá, ¿acaso tengo cara de adolescente fácil de engañar?-me mira y capto la indirecta-Confía en mi. En caso de que la cosas salgan mal, que está lejano de suceder, te pagaré el dinero que inviertes. El dueño de la petrolera busca inversionistas para éste proyecto que se estará realizando tan pronto como obtenga el presupuesto requerido. Sabes lo difícil que es ser nuevo en este negocio y no tener a nadie que te apoye, no le des la espalda que ya después verás tus ganancias.
Eso último abre una brecha ya que Morel también inició sin ningún apoyo, incluyendo a su familia que nunca creyeron en sus ideales.
-Está bien-se frota la barbilla-Confiaré en que las cosas saldrán bien y que cada peso me será devuelto en caso de que las cosas salgan mal-se inclina hacia adelante-No me decepciones en esto.
Fabricio está rebosando de felicidad y el que le ordene a Bertha que traiga el mejor vino para celebrar lo confirma.
Tengo el presentimiento de que las cosas no saldrán bien, sin embargo me mantengo calla al igual que Florencia que se mantiene al margen de todo.
Es desconcertante no escucharla quejarse por algo y la mirada pensativa que tiene me pone en duda ya que es raro verla de esta manera.
Nuestras miradas se encuentran y ella asiente haciéndome saber que está bien, el que siga en el aire no me convence del todo.
-¡Esto va a ser un palo!-sus hijos parecen avergonzados de su padre que da saltos de emoción.
Todo el tiempo anda con deseos de ganar dinero a como de lugar. No entiendes en que lo invierte realmente, hasta que ves la costosa ropa que carga su familia y los lujos exagerados que se dan.
Nada que le deje un beneficio que en un futuro le pueda ser de provecho.
No es que mi abuelo, Florencia o yo no nos demos gustos costosos; la cosa es que tenemos autocontrol. Ellos no. Tristemente les depara una vida llena de ruinas por el hombre que dirige su hogar ya que en los ojos se le nota lo ambicioso y materialista que es. Cuando lo pierda todo será realmente digno de ver.
Florencia se retira dando una excusa barata de que mañana tiene que madrugar.
La familia invitada también se va y mi abuelo se encierra en su despacho.
Me detengo en la puerta de la habitación de Florencia cuando paso por el pasillo y toco dos veces.
-¿Si?-escucho su voz amortiguada por la puerta.
-¿Puedo pasar?-pego la frente a la madera queriendo escuchar un sí-Me quedé con deseos de hablar contigo.
Se hace un silencio al otro lado y cuando creo que no me responderá vuelve a hablar.
-Lo siento, Rei-carraspea-Ahora no puedo, como dije antes tengo que madrugar y no puedo desvelarme.
En otro momento no se hubiese negado. Cansada está de quedarse hasta altas horas de la noche hablando con Sveta por videollamada conmigo.
Decepcionada término yéndome a mi habitación. Después de la cena de mierda estoy cansada y también necesito dormir.
Me pongo mi pijama de conejitos rosa y me acuesto en mi deliciosa cama, la paz del sueño no llega y las piedras que impactan en el ventanal me hacen salir corriendo a la terraza, para ver a Marcus abajo con la próxima piedra que importaría contra mi ventana en lo alto para lanzarla.
-¿Qué es esto? ¿un acto vandálico?¿estás loco?-grito por lo bajo-Mi abuelo puede verte, inteligente.
Se encoge de hombros y sonríe de lado.
-No sería para tanto-pero, ambos sabemos que sí aunque él le reste importancia-¿Acepta una noble invitación de este plebeyo, señorita Müller?
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