Capítulo 1
Reina
Presente...
No hace falta mucho tiempo para que tu vida se ponga patas arriba. Solo hacen falta unos minutos o simplemente segundos. Luego de aquella mañana todos los días me preguntaba qué hubiese pasado si ellos no hubieran muerto.
«¿Qué estuviera haciendo si ellos estuviesen aquí?»
Lástima que deba quedarme con la curiosidad. Cuando mis padres murieron dejé de ser la niña llena de sueños y sonrisas. Ya no vivía como los demás niños.
Quedé vacía.
Mi psicólogo dice que con el tiempo mis heridas cerrarán y volveré a conocer la felicidad. Mi abuelo y tía no creo que piensen lo mismo. Hace mucho perdieron la esperanza de que yo vuelva a ser la Reina que todos adoraban porque traía felicidad.
Tampoco es que necesiten esa versión de mí.
-La recogeré cuando usted me lo pida señorita, Reina-dice Robert, el chófer de mi familia.
-Salgo a la misma hora, Robert-le respondo tomando mi bolso-No tengo que avisarte porque no perderé el tiempo en nada que me retrase.
Asiente comprensivo y yo me coloco mis audífonos antes de salir a la algarabía de adolescentes felices por presumir de sus vacaciones. La preparatoria Mannford es una de las más reconocidas de los Estados Unidos. Es donde todos los padres de la alta sociedad quieren que sus hijos estudien para llevarse el mérito de que su descendencia estudió en el mejor colegio y que gastaron el dinero que un trabajador promedio gana en un año en dos meses de colegiatura.
La estructura es antigua, pero a la vez moderna. Tiene tres pisos y seguridad por todos lados para proteger los hermosos niños de mami y papi. En el almuerzo no se come como en un colegio normal porque lo que hay es un restaurante que se adapta a las necesidades de los estudiantes. Aquí dan clases los famosos más reconocidos del arte, abogacía, medicina, escritores, cocineros, reposteros y muchos más que te preparan para todo lo que te vendrá en el futuro.
Sí, un poco ostentoso.
Hay una estatua del fundador, Jonathan Mannford, que se alza orgullosa en la fuente que está en la entrada. Incluso los portones de este lugar son de oro. No hay tantas cámaras, solo las suficientes como para captar algo que se pase de los límites y de lo que el consejo deba estar pendiente. Los superiores no quieren terminar desechos en el pantano solo por quedar con un vídeo de las travesuras de los alumnos.
-¡Hola!-me saluda Mía.
Es mi vecina y una terca compañera de clases que no puede entender que no quiero tener amigos. Solo vengo a este lugar por el simple hecho de quiero culminar la secundaria y mudarme lejos de lo que conlleva ser parte de mi familia. No vengo a vivir la vida de un adolescente normal que busca vivir una vida llena de amigos y recuerdos bonitos.
Al diablo con eso y las expectativas de mi psicólogo de que al final de este año dejaré mi pasado atrás porque eso nunca pasará. Nunca olvidaré la expresión devastada de mi abuelo y los gritos de Mía y su hermano Marcus. Puede que esté más ligada a ellos de lo que imagino, sin embargo, tampoco me molestaré en investigarlo porque son demasiado famosos para mi gusto y principalmente el hermano es insoportable.
Incluso más que cuando éramos pequeños. Los Müller tenemos la orden estricta de no acercarnos a los Winston desde que nacimos. Morel y William tienen una extraña contienda desconocida que arrastró con todo el linaje y que mi prima Cristal y su hermano Tanner se pasan por el culo a la hora de acercarse a los hermanos Winston.
-Hola, Mía-respondo de mala gana.
Ella es la única que está exonerada de las garras de mi abuelo Morel.
Eso no quita que no quiera hablarle.
-¿Qué tal tus vacaciones?-pregunta con más ánimo del que me gusta tolerar en las mañanas. O en el resto del día.
-Muy bien porque en ningún momento vi las caras de estas personas o de tu familia. Gracias por preguntar-respondo fingiendo estar en su misma sintonía.
Rueda los ojos y se cruza de brazos.
-¿No piensas dejar la amargura atrás este año?-señala a nuestro alrededor y luego me señala a mí-Todos están felices menos tú. Deberías dejar de imitar a tus tías.
-¿Crees que criticando la forma de ser de mis tías cambiaré?-enarco una ceja-Que buena motivación, chica.
La esquivo y avanzo por el mar de personas a mi casillero.
-Solo digo que deberías vivir acorde a tu edad. Eso no te quitaría un pedazo. Al contrario, sonreirás con más frecuencia y dejarás de vestir como chica de las cunetas, por cierto, mis respetos para ellas. Te verías más hermosa y hasta conseguirás novio-arrugo el ceño y ella se encoge de hombros-Lo siento amiga, pero la verdad duele.
Abro mi casillero y acomodo los libros que estaré usando este año.
-No somos amigas así que no me llames así-luego de tener todo en orden y ver el horario que como de costumbre dejan en la caja metálica, cierro el casillero.
Mía me mira ofendida y con las dos manos en la cintura.
-Eres tan descortés. Mira que todos en desearían que por lo menos mirara en su dirección y tú me rechazas.
-La cosa es que no soy todos-musito y me dirijo a mi salón.
Antes de entrar miro por encima de mi hombro encontrándome con ella en el mismo sitio.
-Lo siento amiga, pero la verdad duele.
Digo lo último con ironía y entro a mi primera clase para comenzar el día en mi infierno personal.
El salón es lo suficientemente grande como para albergar cincuenta estudiantes. Una gran pantalla está detrás del escritorio de profesores y frente a ésta están los pupitres que más que unos comunes y corrientes te hacen sentir que estás en una oficina de lujo. Encima de estos hay laptops de último modelo que solo se usan para las clases. También tenemos nuestro baño personal.
«Por lo menos hacen valer cada peso que se invierte»
-Buenos días, chicos-saluda el director Mikael Roswell. Es el más joven que ha tenido la preparatoria en muchos años y estoy segura de que no tardarán en clavarle las garras. Es guapo y simpático. Lo que las chicas perversas Mannford buscan para corromper.
-Espero este año pueda ser grato e inolvidable para cada uno de ustedes. Hemos agregado algunas cosas para que se sientan cómodos y como sus padres queden satisfechos y sean de los mejores por los métodos que implementamos para que, más que venir a estudiar sobre la lengua española o las matemáticas, ustedes puedan divertirse y no verle el lado agrio a la educación-algunas chicas se enrollan el cabello y lo miran coquetas. Ruedo los ojos y dejo salir un largo suspiro. Si vieran lo tontas que se ven dejarían de avergonzar nuestro sexo-Pasen feliz día y recuerden que para cualquier cosa que necesiten tienen a Samantha para ello.
Su asistente saluda y luego de unas palabras más se despiden dándole paso a la profesora de historia.
-Muy bien, chichos...
Es interrumpida cuando la puerta es abierta y los reyes de Mannford hacen su entrada.
Marcus Winston.
Héctor O' hara.
Daniel O' hara.
Ellos se sientan en los primeros asientos, que cabe decir nadie se atreve a usar por miedo a las consecuencias, y se cruzan de brazos al mismo tiempo.
Son como los trillizos del infierno.
Por lo visto este año sí que será interesante porque donde están ellos siempre hay problemas.
Por lo visto este último año sí que será inolvidable después de todo.
***
¡Holaaa!
Bienvenidxs al mundo de Reina y Marcus, una historia llena de Amor/Odio, problemas familiares, buenos amigos y emociones intensas.
¡Espero que este libro pueda ser de tu agrado!
Hasta el próximo capítulo ✨
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