A leeeeer

Reina

—Oh, mi buen dios—Mía se levanta mirando de Marcus a mí—Díganme que esto es una maldita broma. En todo caso, no está siendo para nada chistosa

—Puedo explicártelo...

Levanto las dos manos y aparto al energúmeno que se empeña en dañarme la fiesta, de mi cuerpo.

Es un esfuerzo sin validez.

Es un ser insufrible que la única voz que escucha es la de un vejestorio igual de insufrible.

—¿Qué hay que explicar?—pregunta él mirándome aún con ese brillo malvado tan suyo—¿Que nos gustamos y decidimos darnos una oportunidad?

Pero este...

—Por favor, parala ya—ríe seca Cristal y nos mira incrédula—Este cuentico no se lo creé nadie y si lo que querías era llamar la atención, haz elegido a la persona incorrecta.

Esta maldita me tiene cansada.

—¿Y quién es la correcta?—le pregunto enojada porque me subestime y se crea mucho más que yo cuando es obvio que no es más que un culo fácil.

Al diablo con todo y todos.

Me cansé de que quieran barrer el piso conmigo cuántas veces se le antojen. Creen que porque esquivo sus repugnantes presencias y reservo mis palabras, quiere decir que soy muda e incapaz de defenderme.

—¿Tú, una estúpida inútil que no es capaz de contar dos más dos porque lo único que tiene en la cabeza son todas las poses sexuales que sabe hacer y el dinero que le quitará a su papi para comprarse la cartera de temporada? Eres una recogida de mierda que no merece ni que la miren. No eres agradecida porque te hayan dado una buena vida que ni siquiera mereces. Mi tío debió de estar ciego cuando te eligió.

»¿Quieres joderme porque nunca conocí a mi padre verdadero? ¿Qué te parece esto? Yo sí tuve padres que me amaron por encima de todo y no eran capaces de abandonarme por una bolsa de drogas y tuve padres tan presentes que me enseñaron a ser una mujer con suficiente dignidad incapaz de permitirme caer tan bajo como tú lo haces. ¿Te creés mejor? Aprende a respetar y entender que no eres el centro del universo para que otros también se lo crean.

Cojo mi bolso del suelo y paso por su lado chocando con su hombro.

Me miran como si fuera una extraterrestre que mató a la Reina silenciosa que les gustaba ver.

Estoy más que cansada de todo.

Quiero desaparecer de este colegio lleno de mediocres que se creen que porque sus padres tienen unos cuantos millones pueden pasar por encima de cualquiera.

¿Lo que quieren ignorar? No soy cualquiera.

—¡Reina, espera!—Mía grita detrás de mí.

Me detengo y me giro cruzandome de brazos.

—¿Me dirás qué ya no hablarás conmigo porque "estoy con tu hermano"?—le pregunto de mala manera y con ironía. Es la única que tuvo el valor de hacerse mi amiga a pesar de mi mal carácter y aunque me genera molestia perderla, no estoy dispuesta a aceptar que me señale como los demas—No tienes que decírmelo porque desde que ese imbécil se paró en la mesa supe que me traería problemas y que tú serías protagonista en uno de ellos...

—No digas sandeces. Jamás me alejaría de ti por ésto—niega con la cabeza como si me desconociera—Eres mi amiga por encima de mi hermano y no me importa que estén o no juntos porque seguirás siendo mi solitaria favorita. No quiero que te alejes por esto. Para mi sería un placer que seas mi cuñada porque ese imbécil como lo llamaste nunca conseguirá una mejor chica que tú.

Abro y cierro la boca sorprendida.

Sinceramente esperaba más drama.

Se abalanza sobre mí y me rodea con sus flacos brazos. Me quedo con las manos suspendidas en el aire sin saber cómo gestionar este torbellino llamada Mía. Hace mucho que no recibía un abrazo tan cargado de emociones de parte de alguien que no comparta mis lazos sanguíneos.

—Eh...

Se separa y se arregla los mechones rubios que rodean su rostro de muñeca.

—Te comprendo, Marcus puede joderlo todo en un santiamén y esta vez se pasó. No sé que tiene en la mente como para mentir de semejante manera&musita y rueda los ojos.

Es incómodo tener que admitirle que puede que no sea tan falso lo que dijo.

Si bien es cierto que no hemos formalizado nada. Ya hemos experimentados ciertas cosas que con nadie más me atrevería. El hecho de que lo haya gritado delante de todo el instituto le da más peso a lo que se está formando entre nosotros.

Eso no quita que no debamos tener una sería conversación.

Esto no tardará en llegar a los oidos de nuestra familia y lo que vendrá no será bonito.

En estos días estuve armando unas cuantas posibilidades de lo que podría pasar a continuación ahora que Marcus y yo tenemos este acercamiento tan... inesperado.

No cabe duda de que mi familia me odiaria solo de saber que he estado respirando, más de lo debidamente aceptable, el mismo aire que el nieto de William. Una cosa es Mía, que es como una palomita azucarada a la que mi abuelo no teme que me haga daño, y otra es el malvado que William ha estado formando a su imagen y semejanza para que algún día sea igual o más despiadado que él.

No dudo que sea lo segundo.

Los Winston tienen una maldad universal con la que destruyen y hacen lo que se les venga en gana. Su tío James es el único que no se molesta en destruir a nadie en el plan laboral. O eso es lo que yo sé. Caras vemos, corazones que no sabemos. Sin embargo, no deja de ser un problema menor porque por lo menos no se empeñó en destruirnos a toda costa sin importar quien pueda o no ser afectado a su paso.

Cuando mi abuelo y el abuelo de los niños Winston entran en contienda es muy recomendable que todos estén preparados porque siempre pueden estar preparando el apocalipsis.

Aunque Morel crea que la verdadera lucha la tiene él enfrentandose cara a cara con William, está un poco equivocado.

La verdadera lucha la vivo yo día a día al saber que en cualquier momento mi mejor amiga ya no lo podría ser porque con sus enfrentamientos pueden dañar lo que tanto nos ha costado construir. Una amistad solida. Sé que no llevamos mucho siendo amigas cercanas, porque obviamente en el pasado la evitaba, pero estoy segura de que ahora más que nunca nuestra amistad es verdadera.

Sin embargo, tengo un temor mayor.

Posiblemente no sean nuestros abuelos lo que nos destruya, sino yo misma con mi poca fuerza de voluntad al no poder alejar a Marcus definitivamente y priorizar nuestra amistad.

Si bien es cierto que él es un terco y obsesivo idiota, también es cierto que se alimenta de mi lucha y que en cualquier momento puedo pararla para que él pierda el interés y me deje de una buena vez.

«¿Por qué no puedo simplemente hacer eso?»

Una dulce y amarga pregunta que me repito una y otra vez mientras veo a Mía hablar de lo aliviada que está de que en realidad Marcus y yo no seamos nada y que su hermano simplemente hizo ese espectáculo en la cafetería para llamar la atención, más de lo que normalmente lo hace.