- ¡Es un Humvee!, ¡Es un modelo militar! - Hirano se asombra al ver tal vehículo en el patio de la casa de la amiga de la Enfermera Marikawa.

La noche está muy tranquila por el momento, todos logramos llegar aquí sanos y salvos.

- Se parece a un tanque - Vuelve a mencionarlo Shisuka.

- ¿Qué clase de amiga tienes? - Le pregunta Takagi con inquietud.

- No creo que sean capaces de saltar la barrera - Mira Rei toda la estructura de la casa - Podríamos pasar la noche muy bien.

- En cualquier caso, deberíamos... - Takashi es interrumpido por unos pocos zombies que están en la entrada superior de la casa.

Al escucharnos, se percataron de que estamos aquí.

Sin dudarlo, aprieto mis puños con mis últimas energías.

Quiero acabar con esto lo más rápido que pueda. La fatiga me está consumiendo y necesito descansar.

Estoy listo para luchar una vez más

- Komuro, ¿Esto te sirve? - Takagi le ofrece una barra de hierro que encontró en el asfalto.

- Sí, es suficiente. Aléjate - La aparta de él para protegerla.

- Recuerden cubrirse las espaldas - Nos indica Busujima.

- ¡Vamos! - Soy el primero en abrirme paso con mi arma.

Como un escuadrón, subimos por las escaleras.

Acabamos uno por uno, sin miedo, y con la adrenalina corriendo por nuestro cuerpo.

En pocos minutos exterminamos a todos los muertos vivientes del lugar.

¿Lo mejor?, es que no hubieron bajas ni heridos.

Cada vez que sobrevivimos a un ataque, se siente como un logro, no solo para nosotros, sino para toda la humanidad.

Luego de nuestra victoria, Shisuka abre la puerta con la llave de la casa de su amiga.

Ingresamos todos juntos.

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Me miro al espejo después de ducharme.

Mi rostro luce un tanto demacrado.

Y en mi torso descubierto hay algunas pequeñas heridas que no había notado antes.

Lo que he vivido después de que el mundo ha cambiado tan radicalmente me ha dejado secuelas muy visibles.

Recorro mis manos en mi cara húmeda.

Me siento afortunado de estar con vida.

"Toc, Toc, Toc"

- ¡(Y/N)!, date prisa, también queremos entrar - Oigo como Takagi me regaña del otro lado de la puerta.

- Salgo de inmediato - Respondo.

Con calma y con paciencia me visto con mis prendas que limpié y sequé en la lavadora mientras que Takashi y Hirano se duchaban en turnos separados.

Además aproveché el tiempo para cargar la batería de mi teléfono celular.

Lo saco de uno de mis bolsillos y miro la pantalla con la esperanza de recibir un mensaje de Papá y Mamá.

"SIN SEÑAL"

-¡Al diablo con esto! - Lo guardo dentro de mis pantalones.

Muevo la perrilla y al abrirla me doy cuenta que Takagi, Shisuka, Rei y Saeko están esperando delante de la puerta.

- Es todo suyo - Las invito a entrar.

- Ya era hora - Takagi me regaña una vez más.

- La disfrutaremos - Sonríe Rei.

Mientras que las chicas ingresan, subo por las escaleras en donde se encuentran Kohta y Komuro.

Se oyen risas dentro de las duchas, parecen divertirse.

- ¡Aaah! - Oigo unos gemidos de Takagi provenir de la ducha.

No quiero ser un mal pensado, pero ese sonido me ha hecho sentir cosas...

¡NO!, no puedo pensar en algo como esto ahora.

El fín del mundo tal como lo conocemos es una realidad, nuestros valores y nuestros comportamientos que considerábamos normales ya no lo serán. Por eso, es que no puedo permitirme pensar en algo tan banal, y tan pasajero como lo es el sexo.

Mi única prioridad es la de sobrevivir.

- Parece que se están divirtiendo - Comenta Takashi quien está ayudando a Hirano a abrir unos armarios que están reforzados.

- ¿Quieres que la espiemos como lo harían unos hombres de verdad? - Pregunta Hirano con picardía.

- No, no quiero morir tan joven - Komuro ha tomado una sabia decisión - Si no encontramos nada acá, estaremos en problemas.

- ¿Qué es lo que buscan específicamente? - No entiendo nada de lo que pasa entre los dos.

- Estamos buscando municiones - Me responde Hirano sin despejar la mirada.

- A la cuenta de 1...2...¡3! - Gritan los dos al mismo tiempo, logrando abrir los armarios en su totalidad.

Ambos están en el piso producto de la fuerza realizada.

- Buen trabajo, los felicito - Les entrego apoyo moral.

- Eso dolió - Se levanta Komuro y observa lo que hay dentro de los armarios.

Al igual que Takashi, me sorprendo al ver lo que hay allí:

- Hirano, creo que deberías ver esto.

En un vistazo rápido, Kohta ve lo que hay allí y sus ojos adoptan una mirada confiada al ver algunas armas de fuego de estilo militar.

- ¡Lo sabía! - Exclama el experto en armas.

- Shisuka dijo que era la casa de su amiga, ¿Verdad? - Takashi nos pregunta a los dos - ¿Alguien sabe a que se dedica?

- Ni idea, pero creo que deberíamos tomarla prestadas. ¿Que dicen? - Propongo.

- Estoy de acuerdo - Tengo el apoyo de Komuro.

- Springfield M1A1 Super Match - Hirano ya se nos adelantó y está sosteniendo un rifle - Lo mejor es que es semiautomática, por que la serie M14(...)

- Apreciamos tu valioso conocimiento sobre armas, pero necesitamos saber(...) - Trato de que nos enseñe a como usarlas.

-(...)¡Ni siquiera es legal en Japón!... - Claramente no me ha escuchado - ¡Una Knight SR-25 reforzada!. Espera, no se pueden conseguir estos en Japon(...)

Sostiene ahora otra arma de gran potencia.

Me alejo de ambos unos cuantos pasos para reflexionar:

Por una parte, las coincidencias nos han beneficiado enormemente, todo encaja perfectamente como en un rompecabezas: Tenemos a un chico geek experto en armas; a una campeona nacional en kendo; una chica que sabe utilizar la lanza; a una sabelotodo; y además la Enfermera de la escuela tiene una amiga que trabaja con armas de fuego

A lo que me lleva a una segunda reflexión, y es sobre la persona que vive en esta casa:

No debe ser una coleccionista de armas, ni tampoco una aficionada. Tal como lo dijo Kohta, incluso hay algunas que son ilegales de conseguir, y la licencia para portar un arma de fuego ya es alta como para tener más de una.

A juzgar por el Humvee que está afuera estacionado, puedo inferir que es miembro de alguna fuerza militar, es casi obvio de deducir.

-(...)¡La otra en el armario es una ballesta! - Me veo interrumpido por las comentarios extasiados de Hirano - ¡Modelo inspirado en el arco que usaba Robin Hood!

- Tomaré esa si no les importa - Me acerco al armario y tomo la ballesta.

Soy ignorado por los dos: Mientras Hirano sigue en su mundo de armas, Takashi toma una escopeta y la observa.

Me siento bastante poderoso con esta arma.

Es bastante simple, pero me agrada un poco las armas de época medieval. Es algo que he leído mucho en novelas históricas.

-(...)Aunque no esté cargada no deberías apuntarle a alguien - Kohta se muere de susto al ver como Komuro le apunta casualmente con su escopeta.

Ignorando esto, busco por la habitación más municiones que pueda utilizar para mi nueva arma.

No demoré mucho hasta encontrar con ellas dentro de otro armario.

- (...)En una guerra como esta, no hay rendición o negociaciones - Kohta ha entrado en una fase que es de esperarse en un momento así, está aceptando lo que es inevitable.

- Sí, tienes razón - Afirma Takashi.

Los dos, toman sus armas y se miran fijamente como camaradas.

- Bajaré al primer piso, necesito algo de espacio - Les digo antes de salir de la habitación, dejando en su lugar la ballesta y las flechas como las encontré.

Una vez más soy ignorado completamente.

Bajo hasta el primer piso por las escaleras.

Camino en dirección a la sala de estar, evitando las duchas en donde se oyen a las chicas divertirse.

En la primera planta hay dos sofás bastante cómodas.

Al recorrer un poco el lugar veo que hay una gran repisa con muchos libros allí.

Como un niño en una jugueteria miro con interés cada uno de los libros.

Me sorprende que sea muy variado, pero la balanza se inclina a temáticas relacionadas a la guerra y a las armas.

Aunque al pasar de libro en libro, hubo uno que llamó profundamente mi atención: América de Franz Kafka.

Un libro poco conocido del autor, pero atrapante en varios pasajes.

Me sorprende que tenga un libro como éste en su colección.

Esta obra fue uno de los primeros que leí en el Instituto Fujimi.

Fui en varias ocasiones a la biblioteca de la escuela en mi primer año, buscaba un refugio dentro de todo lo que me pasaba.

Puse mis ojos en ese libro de bolsillo que llamó profundamente mi atención, tal vez fue por el título que me recordó a mis padres al hablar siempre del sueño americano.

En ese entonces, sin pensar en las consecuencias, robé el libro y me lo llevé a casa.

- Tal vez deba echarle un vistazo.

Tomo el libro y me siento en los cómodos sofás.

Estar sentado y leer un libro es un lujo que seguramente pocos puedan hacer.

Reviso algunas páginas y comienzo a leer la primera página:

- "Cuando Karl Rossmann, muchacho de dieciséis años de edad a quien sus pobres padres enviaban a América porque lo había seducido una sirvienta que luego tuvo de él un hijo, entraba en el puerto de Nueva York a bordo de ese vapor que ya había aminorado su marcha, vio de pronto la estatua de la diosa de la Libertad, que desde hacía rato venía observando, como si ahora estuviese iluminada por un rayo de sol más intenso. Su brazo con la espada se irguió como con un renovado movimiento, y en torno a su figura soplaron los aires libres(...)"

Este libro, hizo sentirme identificado por alguna razón, tal vez por que el protagonista se siente abandonado por sus padres o tal vez por que vive situaciones desafortunadas por culpa de los demás.

Este libro me adentró mucho a las otras obras de Kafka, además de leer a otros autores como Nietzche o Sartre.

Todos ellos formaron mis pensamientos, de deseos de autodestrucción y la búsqueda de mi propia existencia, algo totalmente contradictorio. Pero dicha contradicción me daba un propósito que yo mismo creé para combatir la ansiedad a la muerte.

- ¡(Y/N)!, ¡Ven!, ¡Debes ver esto! - Komuro me grita desde arriba, interrumpiendo mis pensamientos.

Por su tono voz, dejo de lado el libro y dejo el cómodo sofá para subir lo más rápido posible hacía arriba.