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Capítulo 6

— Creo que es por aquí.

Vuelvo a la realidad al oír nuevamente a Takagi.

Estamos en frente del río, en una carretera alternativa bastante amplia con vehículos por doquier, pero obstruida por algunos camiones en uno de los lados.

Nuestro camino para llegar hasta este lugar fue un éxito.

Miro hacia el cielo y noto que el atardecer está cerca.

— Haz estado muy pensativo (Y/N) — Siento la mano de Busujima en mi hombro — No es bueno sumergirte en tu mundo en un momento así, pareces un zombie.

— Creo que tienes razón, lo siento — Parpadeo para tratar de volver de nuevo a al realidad.

Ignoro cuanto tiempo estuve de esta forma, pero por nuestro trayecto y el sol, creo que fue por mucho tiempo.

— ¿Qué debemos hacer ahora? — Pregunta la Señorita Marikawa.

— Intentaremos cruzar al otro lado — Responde la chica de cabello rosa sin titubear.

— ¿Será conveniente? — Miro al río y me percato de que el caudal está subiendo lentamente — No creo que podamos cruzar todos en éstas condiciones, nos demoraremos más de una hora en cruzarlo.

— ¿Qué propones entonces? — Takagi me pregunta casi con irritación.

— Debemos encontrar un bote o algo que nos sirva para navegar.

— ¡Claro!, ¿Dónde encontraremos una tienda que vendan botes para pescar?, ¿Eh? — Takagi está cada vez más cerca de mí.

— Estoy con (Y/N) también — Obtengo el apoyo de Hirano — Además no soy buen nadador y retrasaría a todos.

— ¡¿Y lo dices ahora?! — Le grita Takagi al chico gordinflón.

— Dudo mucho que podamos hacerlo hoy, el caudal sube mucho más rápido — Apunta Saeko al río.

Efectivamente, la fuerza de las aguas no nos permitirá avanzar al otro lado, moriríamos al instante si quisieramos cruzarlo.

— ¿Chi...chicos? — Titubea la Enfermera Marikawa detrás de nosotros.

— ¿Qué ocurre? — Voltea y pregunta Takagi — ¡No puede ser!

Hirano, Saeko y yo volteamos al escucharla gritar.

Un grupo de muertos vivientes se nos acerca a pasos agigantados.

Seguramente sintieron nuestra presencia al oírnos hablar.

No nos queda más que luchar una vez más por nuestras vidas.

Como si fuera un boxeador, preparo mis manos con mis nudilleras en una postura de combate.

En tanto a mi lado, Hirano y Saeko preparan su pistola de clavos y su katana respectivamente, dejando a Takagi y la Enfermera Marikawa atrás.

Respiro tranquilamente, mientras espero que se acerquen mucho más.

Tenemos el terreno a nuestro favor, al ser una carretera muy grande, podremos movernos libremente y luchar  con mayor movimiento.

Poco a poco, se acercan a nosotros.

Ya al estar casi de frente a ellos, Hirano comienza a disparar.

Saeko y yo nos separamos, atrayendo a  a algunos zombies con nosotros.

Tengo alrededor de cinco cadáveres vivientes conmigo que me esperan para pelear.

Si perder más tiempo, y al estar a una distancia prudente de los demás, golpeo con todas mis fuerzas al primero que veo.

Con toda la ira y frustración acumulada de mis recuerdos, logro destrozar el cráneo del primero.

Como un animal salvaje, me abalanzo por el segundo y con el tercero sucesivamente.

Sin problema alguno, pude contra ellos.

— ¡Mueran bastardos!, ¡Mueran! — Golpeo al cuarto y al quinto restante.

Jadeo al ver sus cuerpos en el suelo.

Utilicé demasiada energía en ellos, la fatiga en mi estómago me hace sentir un poco más débil.

Ya cuando creí que podría recuperarme y ayudar a Saeko y Hirano que siguen luchando contra ellos, dos zombies más vienen lentamente a nosotros.

— Esto es malo — Susurro.

Corro hacía donde están esas cosas a casi 8 metros delante de mí y me digno a combatir contra ellos, protegiendo a Takagi y a la Enfermera Marikawa que se refugian detrás de Kohta y Busujima.

— Tal vez deberíamos habernos quedado con Shido, en el autobús — Menciona la señorita Marikawa cubriéndose con su maletín de primeros auxilios.

— ¿No dijiste que odiabas a ese tipo? —  Le recalca Takagi en tono de burla.

—  Sí, pero no me gusta caminar — Se excusa.

— ¡Chicos, me estoy quedando sin clavos! — Nos grita Hirano comenta luego de disparar.

— ¿No quieres que te preste esto? — Saeko le ofrece su arma luego de derribar a algunos zombies.

— Tengo mis nudilleras disponibles si gustas también — Golpeo con fuerza en el cráneo a un muerto viviente

— ¡No puedo hacer nada mano a mano! — Nos responde a ambos.

— Pues en ese caso — Suspira Busujima — ¡Debemos seguir luchando!

— ¡Aaah! — Oigo el grito de la Enfermera Marikawa.

Volteo y me doy cuenta que torpemente ha caído encima de Takagi.

— ¡Takagi! — Exclama Hirano.

— ¡Rayos! — Saeko comenta también.

A lo lejos, oigo como una motocicleta se acerca a toda velocidad.

El ruido proviene cerca de las camionetas abandonadas.

— ¿De dónde proviene ese sonido? — Derribo a otra de esas cosas.

Inesperadamente, y como si fuera un milagro. Takashi y Rei aparecen arriba de una motocicleta sobrevalando las camionetas como si hubiera una hasta descender con estilo cerca de nosotros, derribando a algunos muertos vivientes.

En una acción coordinaba, Rei que estaba detrás de Komuro, salta y derriba a algunos más con su vara.

En tanto, Takashi conduce su vehículo cerca de Hirano, que ha dejado de lado su improvisada arma al quedarse sin municiones para poder moverse fácilmente ante la presencia de los infectados.

— ¡Hirano! — Komuro le lanza una pistola.

Éste la recibe sin problemas.

Sus ojos se encienden al tener en sus manos un arma de fuego.

Sin dudar, y demostrando su capacidad para manejarla, logra acabar a dos cadáveres vivientes con tan solo una bala.

— Ese tipo es excepcional — Digo con asombro al ver esta inusual acción.

Para finalizar con su entrada salvadora, Takashi conduce cerca de Busujima, y con su mano extendida toma la mano de Saeko, y la arroja cerca de los zombies. Con una acrobacia fenomenal derriba a los restantes con tan solo un movimiento.

Todo acabó.

— ¡Enfermera! — Rei corre hacía  Marikawa para abrazarla.

— ¡Vaya, Miyamoto, qué casualidad! — También está contenta de verla de nuevo — ¡Y Komuro también!

Ve a Takashi acercarse caminando con su motocicleta hacía ella.

— ¿El puente Tokonosu también estaba bloqueado? — Le consulta Saeko sobre la situación de la otra salida de la ciudad.

— Sí, no hay por donde ir — Responde el chico de cabello castaño.

— En ese caso, me alegro que estés bien Komuro.

— A mí también me alegra verte — Le responde con cortesía.

— ¡Y yo qué Takashi! — Takagi aparece detrás de Komuro con una gran cantidad de celos al verlo junto a Saeko.

— ¡Sí!, ¡También me alegro de verte Takagi! — Intenta ser lo más educado posible — ¡Hirano!

— ¡Komuro! — Hirano está emocionado con su nueva arma — ¿Qué es eso?, ¿De dónde la sacaste?, ¿Municiones?. Es la misma Smith Wesson M37 que usa la policía, ¿No?

Me río sutilmente al escuchar su entusiasmo por las armas.

— ¿Eh? — Me observa Rei — Tampoco no nos hemos olvidado de tí (Y/N), es una alegría verte de nuevo.

Miyamoto libera una sonrisa genuina.

Me avergüenzo al verla.

No por su sonrisa, que es agradable a la vista. Sino por que jamás nadie había estado contento por verme.

— Lo mismo digo (Y/N), nos alegra tenerte con nosotros — Takashi se acerca hacía mí y me ofrece su mano para estrecharla.

— Eh...lo mismo digo — Respondo a su acción como corresponde con cierta timidez de mi parte.

— Tenemos que seguir nuestro camino, anochecerá muy pronto — Nos interrumpe Takagi.

— Tienes razón, no nos queda más que avanzar— Saeko apoya la moción también.

Como grupo, caminamos juntos guiándonos por el río que nos acompaña en ésta fría tarde.

Durante el trayecto, Rei y Takashi nos comentaron sus experiencias antes de llegar hasta aquí.

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Luego de algunos minutos de viaje, descansamos un poco a las orillas del río.

Busujima y los demás cuentan el por qué decidimos separarnos de los demás y de nuestra imposibilidad de cruzar el río debido a la subida del caudal.

En tanto yo miro fijamente al cielo, presenciando como el anochecer pronto caerá sobre los cielos de Japón.

—(...)Creo que deberíamos descansar un poco — Propone la enfermera  Marikawa — Sé de un lugar donde podemos ir, podemos ir a pie.

— ¿La casa de tu novio? — Pregunta Takagi.

— ¡No!, la casa de una amiga — Se pone muy nerviosa al defenderse, una actitud similar a la de una niña —  Viaja mucho por su trabajo, así que me dio las llaves. Paso por ahí a limpiar cuando ella no está.

— ¿Es un apartamento? — Pregunta Hirano — ¿Tiene una buena vista?

— Sí, es un piso justo al lado del río, y hay un supermercado muy cerca. ¡También tiene un auto!, se parece a un tanque, ¡Es así de grande!

Realiza una extraña pose con sus manos.

— La verdad es que estoy muy cansada — Siento el agotamiento de Takagi en su voz —  Me gustaría darme una ducha mientras aún haya electricidad.

No es una mala idea, pasaremos la noche bajo techo y necesito cargar mi teléfono celular.

— ¿Komuro? — Lo miro a los ojos.

— ¿Qué ocurre?

— Debes estar algo cansado por lo de hoy, ¿Podrías prestarme la motocicleta?, creo que sería una buena idea adelantarnos con la Señorita Marikawa para ver como está la zona antes de pasar la noche allí.

— Está bien, ¿Seguro que puedes manejarla?

— Ya he manejado una de éstas antes, no es muy difícil.

— Esperaremos a tu regreso — Saeko toma mi hombro como ya es la costumbre.

— ¡Será emocionante!, nunca he viajado en motocicleta antes — La señorita Marikawa está ansiosa por acompañarme.

Con plena confianza me subo a la motocicleta.

Por su parte la Enfermera Marikawa se sube detrás de mí, y se sostiene rodeando mis abdominales.

Siento un leve sonrojo al sentir sus manos allí, y de como sus pechos ejercen presión en mi espalda.

— Regresen pronto por favor — Nos pide Rei con amabilidad.

— Volveremos lo más rápido posible — Muevo el acelerador de la motocicleta.

— ¡Wohooo! — Exclama mi acompañante al tomar velocidad.

— ¿Qué tan cerca está esa casa? — Muevo mi cabeza hacía atrás para que pueda escucharme mejor.

— Está a cinco minutos de aquí — La oigo decir.

Mientras me abro paso entre los vehículos abandonados en la carretera, escucho las instrucciones de la mujer de cabello rubio:

— Debes girar a la derecha y entrar por esta zona residencial — Apunta a la salida señalizada a casi ocho metros de nosotros.

Aumento la velocidad para salir lo más rápido de la carretera.

— ¡Ay! — Las manos de la Enfermera bajan casi a la altura de mi entrepierna mientras que su cabeza está apoyada en mi espalda.

Olvidaba que es la primera vez que sube a una motocicleta, seguramente no está acostumbrada a los cambios drásticos de velocidad.

Disminuyo fluidamente la velocidad de la motocicleta con la intención de no hacer sentir mal a mi acompañante, no me gustaría que se desmayase en medio del camino.

Sería una gran responsabilidad velar por su seguridad.

Miro superficialmente lo que seguramente alguna vez fue un tranquilo barrio residencial.

— Allí es — Apunta a una gran casa a veinte metros de nosotros.

Desacelero a casi una manzana del lugar, para observar mejor lo que será nuestra guarida.

— ¿Por qué te detienes aquí? — Pregunta.

—  Necesitamos a los demás para inspeccionar adentro, no podré luchar contra esas cosas yo solo si es que aparecen.

— ¿Crees que soy un estorbo?, ¿No es así? — Percibo como su voz está un tanto afligida.

— ¡¿Qué?!, ¡No es verdad!

— ¿Piensas que no podré defenderme si ellos van tras de mí, verdad?

La señorita Marikawa desciende de la motocicleta y camina un par de pasos por la acera, se detiene bajo un farol.

Miro hacía el cielo y me doy cuenta de que ya está oscureciendo e inmediatamente la luz de la farola se enciende, permitiéndome ver a la mujer con claridad.

Noto que su mirada está baja en una actitud melancólica.

Apago el motor y desciendo del vehículo  para acercarme a ella.

Suspiro antes de hablar, lo que menos necesitamos ahora es de una pataleta de una niña:

— No me malinterprete, claro que usted puede defenderse por si misma., pero míreme — Muestro mis manos y exhibo mis nudilleras — Soy el único que está armado de los dos. Si algo llegara a pasarle no me lo perdonaría.

Hay un largo e incómodo silencio.

— Siempre intentas proteger a los demás — Cambia drásticamente su actitud — Eso es lo que más me gusta de tí.

— ¿Qué? — Me muestro sorprendido.

— Siempre intentas proteger a los demás, aunque eso te signifique terminar golpeado por otros. ¿Sabes?, aunque no sea lo correcto, pero me gustaba que fueras a la enfermería de la escuela para curar tus heridas, estar junto a tí me producía felicidad.

Veo como sus mejillas están rojas.

Con mi corazón latiendo no puedo evitar comentar:

— ¿Por qué razón...mi presencia la hacía felíz?

— Por que te quería solo para mí — Desvía su mirada como una colegiala enamorada.

Avergonzado, desvío la mirada también.

Es extraño, pero es la primera vez que recibo una confesión de una chica, jamás creí que la atractiva Enfermera del Instituto se fijaría en mí.

Con valor, trato de mirarla.

— ¿Señorita Marikaw...?

— ¿Qué opinas sobre mí (Y/N)? — Me interrumpe mirándome a los ojos — Sé que somos opuestos el uno del otro: Tú eres una persona que lee libros; Y yo soy una mujer al que le fascina la moda. Eres un chico fuerte e inteligente; Yo soy débil y torpe. Si fuera una estudiante de secundaria seguramente me habría fijado en tí, te habría amado como nadie y habría quitado el dolor que reflejan tus ojos. Por favor responde, ¿Qué opinas sobre mí?

Respiro profundamente una y otra vez.

Mi cuerpo tiembla de pies a cabeza.

No estaba preparado para un momento como éste:

— ¿Qué...qué opino sobre usted?...este...es una persona muy atractiva...y sus gustos de la moda están bien(...)

Ahora me siento mal por pensar que era una persona banal e ignorante.

—(...)Francamente me alegra que esté con vida junto a nosotros señorita Marikawa.

— Por favor puedes llamarme Shisuka — Sonríe — Me gusta que seas sincero conmigo (Y/N), sé que en tu interior hay bastante bondad, me gustaría que todoso vieran lo que yo veo en tí.

Se me acerca con total naturalidad, abrazándome y llevando mi rostro a sus grandes pechos.

En una actitud casi maternal, lleva sus manos a mi espalda, y acaricia mi dorso suavemente, navegando por mi cuello hasta llegar al cabello.

Repite este movimiento un par de veces más.

Con relajo, me dejo atrapar por sus suaves manos, dejándome llevar por el cariño de una mujer.

— Si no hago esto ahora, tal vez me lamente después — La oigo susurrar mientras mi rostro sigue atrapado en sus cálidos pechos.

Toma de mis hombros y me separa ligeramente de ella.

En un gesto totalmente inesperado, lleva su boca hacía la mía. Atrapándome con sus labios y su lengua sumergida dentro de mí.

Sus manos sostienen mi rostro con deseo y pasión. Mi entrepierna está totalmente ardiendo, por primera vez, caigo ante la lujuria de una mujer.

Separando su boca de la mía con paciencia, deja una estela de saliva que proviene de su lengua y que no parece cortarse a medida que nos distanciamos.

Con una actitud coqueta, llena de sensualidad, interrumpe con sus dedos el hilo de sus fluidos que nos mantenía unidos.

Sus mejillas están sonrojadas y su mirada es como la de un animal al ver a su presa.

Doy unos pasos hacía atrás.

— Eeh...este...yo...será mejor que regresemos antes de que los demás se preocupen — Evito formar un silencio incómodo, no tengo palabras para situaciones como esta.

En momentos así, extraño a Busujima, ella siempre sabe que decir en éstos vacíos.

— Sí, creo que tienes razón. No quiero que piensen lo peor.

La Enfermera  Marikawa actúa como si nada de esto hubiera pasado, cambiando a su actitud despreocupada y torpe.

Miro a mi alrededor y me aseguro que no haya ningún zombie en el área.

Subo a la motocicleta.

Inmediatamente Shisuka sube detrás de mí.

Mi corazón late desenfrenadamente.

Acelero nuestro vehículo y regreso por el camino de vuelta.

Evito hablar con mi acompañante. No tengo el valor y no puedo verla de la misma forma ahora.

Odio está horrible sensación dentro de mí.

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