Capítulo 59
Miro con mucha detención el mapa de la pared.
Observo una y otra vez la distancia entre China y Japón.
No dejo de preguntarme si esto es lo correcto. No recuerdo haber dudado tanto de mi mismo anteriormente, pero esta vez todo se vuelve confuso y la inseguridad de mi futuro se torna abrumador.
Doy media vuelta para salir de la biblioteca.
Abro la puerta de este salón y lo que hay afuera ya no es tan novedoso como lo era antes: Personas recostadas en el suelo ante la fatiga y el gruñido de sus estómagos.
Hace días que la ayuda debía estar aquí, un retraso esperable en un momento como este, pero que la sociedad japonesa no estaba preparada.
Me animo a caminar y continuar con mi viaje en busca de Hirano.
Miro cada uno de sus rostros con cierta empatía. Si la policía hubiera previsto esto el motín ocurrido hace días atrás ni la hambruna habrían sucedido sin una buena planificación, en una sociedad que vive como una colmena, los vicios de la individualidad humana se dejan caer.
Sus expresiones faciales me hacen recapacitar lo afortunado que somos, desde que llegamos aquí hace cuatro días, hemos podido disfrutar de ciertos privilegios tan solo por ser amigos de la hija del oficial Miyamoto.
Atención médica, cuartos privados e inclusive raciones de comida nos han entregado en desmedro de las demás personas que llegaron antes que nosotros.
La vida se torna más injusta y a la vez más desigual.
— ¡Suéltalo!, ¡Eso es mío! — Oigo gritar a una mujer.
Al voltear, puedo ver como dos mujeres de casi 30 años discuten por lo que parece ser una barra de cereal.
— ¡Mientes!, ¡Es de mi propiedad!— Le responde la otra mujer.
Una fuerte discusión se produce entre ellas, de inmediato comienzan a forcejear entre sí.
Ambas están de pie y con dificultades para mantener el equilibrio por la falta de comida.
Ante las miradas de todos los presentes, esas dos no piensan detenerse en lo absoluto.
Pero no debo distraerme, ni tampoco intervenir, tengo una misión que cumplir.
De este modo, llego hasta el final del pasillo hasta localizar el último salón de clases, ya lejos de toda las personas y el alboroto que se escucha a lo lejos.
Doy dos golpes sostenidos y tres golpes cortos a la puerta de lo que alguna vez fue el salón de manualidades. Ésta fue idea de Takagi como clave secreta ante posibles ataques de los demás sobrevivientes.
Luego de pocos segundos se abre la puerta con cierto misticismo y quien me recibe es Hirano.
— ¡(Y/N)!, ¿Qué haces aquí?, ¿Ocurre algo? — Me pregunta sorpendido al verme.
Puedo notar su rostro sudoroso y con evidentes signos de cansancio en sus facciones. No sé que ha estado haciendo, pero estoy seguro que es algo muy interesante.
— Solo pasaba a saludar, además necesitas compañía, afuera no es seguro. Los recursos se acaban y la gente está desesperada por la ayuda — Libero un bufido — A este ritmo, es muy probable que el virus llegue hasta aquí a causa de la falta de alimentos y medicinas.
— Tienes razón — Kohta escucha atentamente todo lo que digo — Adelante.
Al ingresar, rápidamente Kohta cierra la puerta.
Con una visión panorámica, veo que en las grandes mesas destinadas para el trabajo de madera y otros materiales hay una gran cantidad de piezas de nuestras armas incluidas mis pistolas.
— Te has estado divirtiendo, ¿No es verdad? — Camino por todo el salón, y por donde mire veo herramientas, tuercas y piezas que no puedo identificar. De verdad Hirano ha adoptado este espacio como suyo.
— Hago lo mejor que puedo, sin electricidad ni suficiente luz solar, me he tomado más tiempo del que necesito para mantener nuestras armas.
—Es por eso que no te he visto en éstos últimos días.
— Es verdad, no puedo descuidarlas ni un segundo. Por suerte sabemos que la policía no nos quitarán las armas, pero recuerda que para evitar un enfrentamiento con los civiles, las entregamos de forma voluntaria.
— Quieres que lo ocurrido en la mansión de la Familia Takagi no se repita— Recalco.
— Así es —Toma asiento en una de las sillas.
Casi como un orgullo paternal, me produce cierta tranquilidad al enterarme que Kohta fue el primero en entregar las armas cuando yo estaba inconsciente, pero gracias a la intervención de Rei con su padre fui informado de que pudimos esconderlas en este salón y conservarlas de todas formas.
Soy consciente de lo dificil que debió ser para Hirano entregarlas en un primer momento, tal vez con la finalidad de evitar repetir a toda costa cuando los empleados de la Familia Takagi intentaron arrebatarlas de sus manos. Al fín y al cabo, las armas para Kohta son parte de su identidad y de su forma de ser.
Al igual que mi compañero de equipo, tomo asiento para estar más cómodo.
Al observarlo mejor, algo en él me hizo inquietarme: Su mirada es un tanto distante y penetrante hacía mí, una mirada de desprecio que no puede disimular y que me recuerda a aquellos que me odiaban en la escuela.
— ¿Ocurre algo Hirano? — Me atrevo a preguntarle.
— No, para nada, ¿Por qué lo dices? — Responde de forma muy fluida, como si tuviera una respuesta predeterminada.
— Vamos, puedo notarlo, sé que ocultas algo(...)
Sus expresiones faciales se marcan ligeramente, y sus dientes se apretan un poco entre sí.
—(...)Sea lo que sea, estoy seguro que es contra mí...
— ¡Acertaste!, ¡Es verdad!, ¡¿Estás felíz?! — Se altera notoriamente, una reacción del cual no me lo esperaba genuinamente — ¡No puedo evitarlo!, ¡Pero en cierto modo te detesto (Y/N)!
El eco de su voz se deja caer en éste vacío salón.
— Crei que ya estabamos reconciliados — Admito que sus palabras me dolieron un poco, que Hirano haya podido guardar tales sentimientos y disimularlos me hace sentir culpable — Pero...¿Podría saber por qué?
Observo por la ventana de este salón mientras espero su respuesta.
Esto es algo del cual no me lo esperaba, es un obstáculo que se interpone en mi verdadero objetivo, sin embargo, me causa mucha curiosidad conocer sus razones.
— Lo siento, pero ya no puedo más con esto...no sé si realmente te destesto o no, pero...en ciertos aspectos te guardo rencor y envidia — Su respuesta es bastante confusa.
— Vamos por punto, creo este es el mejor momento para hablar de esto antes que... — Guardo silencio rápidamente evitando hablar demás. Por poco casi meto la pata, y habría derrumbado todo.
— ¿Antes de qué? — Kohta se muestra incisivo.
— Nada, sólo olvídalo — Trato de zafarme — Ahora, ¿Por qué me guardas rencor?
— Tengo un fuerte sentimiento de culpa por lo ocurrido con Asami...yo debí haberle disparado en el Centro Comercial, pero no tuve el valor y me lamento por eso. Pero al verte, siento como si ella no te importara, sigues con tu vida tal como ésta...Asami es solo una víctima más para tí.
— No puedes estar más equivocado Hirano — Me indigno rotundamente que piense que soy indiferente con la muerte de Asami — Tuenes razón en creer que es una víctima más. En este último tiempo tú y yo hemos matado a muchas personas, pero no creas que antes de eso yo era un asesino, solamente era una paria que golpeaba y ejercía la violencia con fines absurdos.
— Pero...¿Acaso no te importaba Asami?
— Me importaba, a pesar de ser muy torpe tenía un espíritu de lucha y una ética muy noble, ella ya era parte de nosotros, y me hubiese gustado que estuviese aquí con nosotros. No creas Kohta que no me lamento por lo que hice, jamás la habrías disparado y yo tuve que hacerlo antes de que fuera tarde — Inhalo y exhalo suavemente, hablar de esto se vuelve más angustiante de lo que imaginé — No quiero que cargues con esto Hirano, no podrás soportar el peso de la muerte de alguien a quien amas, no por ahora...pero en algún minuto tendrás que hacerlo.
Llevo la palma de mi mano a mi mejilla derecha para apoyar mi rostro en él.
El remordimiento de aquella vez me consume más de lo que podría haber previsto.
— Siempre haz sido así...siempre intentas ser el héroe — Menciona esto con un evidente tono de molestia.
En otra situación, habría reaccionado de mala manera como lo he hecho anteriormente, pero ahora, todo es distinto, debo ser más abierto de mente y entenderlo mejor.
— ¿Tienes envidia de mi manera de ver el mundo? — Muestro una sonrisa casi sarcástica — No es tan divertido ser yo.
— Eres un mentiroso, eras muy popular en la escuela.
— ¿Popular?, ¿Lo dices en serio? — No puedo evitar reír a carcajadas ante tales afirmaciones — Era una escoria Hirano, fui golpeado en muchas ocasiones, siempre era el chico marginado de todos los trabajos de la escuela y además las chicas creían que era un pervertido.
— Aún así las chicas te amaban por eso, hablaban de tí como si fueras una celebridad.
Al escucharlo, como una suerte de maldición, no pude evitar recordar una vez más el tiempo que pasé junto a Busujima:
"He estado enamorada de tí desde primer año(...)"
"(...)Los rumores que se comentaban por los pasillos me fascinaban(...)"
"(...)Sentía que había algo en tí que debía descubrir, quería saber todo acerca de ese chico(...)
— ¿Y qué?, jamás tuve novia — Entrego una respuesta tajante — Renuncié a ello para encontrar un significado a mi vida.
— De todas formas eras bastante interesante y lo sigues siendo ahora...puedo notarlo cuando Takagi y Saeko están junto a tí, se sienten atraídas de inmediato. A pesar de tu mala fama, seguiste adelante, eras un buen estudiante, tienes un cuerpo trabajado, eres millonario y sabes luchar, ¿Cómo podría competir contra eso?
— Te equivocas amigo al creer que es una pelea de ganadores y perdedores. Todo lo que dices es cierto, pero no es mi motivo de orgullo, ¿Crees que obtuve algo tangible con esos logros tan insignificantes?, la verdad es que nada — Me posiciono para mirarlo a los ojos — Si quieres ligar con chicas no seas como yo, ese es mi consejo.
— Es fácil para tí decirlo, mírame, soy un chico gordo obsesionado por las armas, ¿Qué chica se enamoraría de mí?...además no parezco interesarle de esa forma.
Su estupidez no me deja para nada indiferente, es increíble que a pesar de esos anteojos que lleva puesto, ,no pueda ver más allá de sus narices.
— ¡No vivas de las apariencias Hirano, eres mucho mejor partido para Takagi que yo! — Le digo con bastante enojo por su incompetencia
— ¿De verdad lo crees? — Observo su rostro sorprendido.
— Lo digo con toda honestidad, tú jamás ingeriste drogas para evadir tu realidad, nunca fuiste atrapado por la policía, y ni mucho menos compraste un arma con la finalidad de matar a tus padres — Miro hacía el horizonte con mi respiración un poco agitada— Eres mucho mejor que eso Kohta, tus padres te aman, tienes una cabeza mucho más fría para solucionar los problemas y no lleno de basura como la mía, no vives con fantasmas del pasado ni deambulas a través de literatura autoestructiva, eso no es genial, es horrible. Solo se tú mismo y obtendrás los resultados que te mereces.
Su silencio torpe me indigna un poco. Balbucea tímidamente como si quisiera decir algo, pero no puede.
— Creo que hay algo que debo comentarte — Evito a toda costa este incómodo silencio — Tal vez no sea lo correcto, pero en cierto modo rechacé a Takagi oficialmente, insistí que debía intentar algo contigo.
— Si lo dices así, me siento mucho más patético — El tono de su voz es más apagado.
— Tienes razón, sin embargo, Saya aceptó. Entró en razón al recalcar que tú eras el hombre ideal para ella, estuviste a su lado en todo momento y además sus padres confiaron en tí para que la protegieras.
— ¿Por qué decidiste rechazarla? — Levanta su mirada casi como si quisiera juzgarme.
— Por qué elegí a Shizuka como mi compañera de vida. Admito que me siento atraído por Saya tanto física como intelectualmente, es una chica de mi tipo, sin embargo...en el fondo quiero que sea felíz, y la única persona que puede hacerlo eres tú amigo mío. Quiero que seas su primera opción, que la hagas sentir especial.
Estrecho mi mano hacía la suya en señal de compañerismo.
Hirano no duda en estrechar su mano contra la mía, pero de todas formas la expresión de su rostro denota cierta inquietud.
— Quiero que seas sincero conmigo (Y/N) — Inhala y exhala con mucha ansiedad — ¿Tú y Saya tuvieron algo?
No puedo evitar sonreír a tal inquietud, por alguna razón, me produce bastante gracia su pregunta un tanto infantil.
— Solo un beso y nada más — Confirmo sus sospechas.
— ¿Jamás durmieron juntos? — Se muestra sorprendido al oírme decir eso.
— No Hirano, nunca lo hicimos.
— ¿Por qué? — Por extraño que parezca, presiento como si estuviera frustrado por no revolcarme con Takagi.
— Principalmente por que no se dio la oportunidad, y el único momento que podríamos haber hecho algo Saya no estaba dispuesta a hacerlo.
— ¿Me garantizas que jamás te acostarás con ella?
— No puedo hacerlo Kohta — Recuerdo el trato que hice con Shizuka — Como tampoco puedo impedir que te acuestes con la Señorita Marikawa.
— ¿Qué? — Se ve muy sorpendido por ésto último.
— Tal vez no lo entiendas, pero nuestros valores sociales fueron modificados radicalmente. Es probable que en un futuro necesitemos repoblar nuestras comunidades, y para evitar defectos genéticos, debamos procrear con nuestras compañeras de equipo — Tengo demasiado pudor al comentarle algo tan íntimo como el sexo a alguien como Hirano, todavía no he desarrollado tal grado de confianza on él — Quien sabe que en un futuro te acuestes con Rei o con Saeko, pero eso es algo que no te puedo asegurar.
— Si que eres raro (Y/N) — Su reacción no fue la que yo esperaba, inclusive no puede evitar reír a carcajadas por mi comentario —De todas maneras, creo que ya recibí suficiente con el beso de la Señorita Marikawa y verla desnuda en la gran casa de su amiga(...)
Cielos...había olvidado eso...
Ese maldito pervertido vio a Shizuka desnuda...
pero en cierto punto no puedo enojarme con él, ya estamos a mano.
—(...)Pero pasando a otro tema, doy gracias de que estés con nosotros (Y/N) — Retoma sus palabras — Tu fortaleza y tu manera de ver las cosas nos inspiró a todos, sin tí jamás habríamos sobrevivido.
— ¿De verdad lo crees? — Estoy avergonzado de escucharlo provenir de él.
— Sí, a pesar de que hemos tenido nuestras diferencias, nos hemos ayudado mutuamente por un fin superior. No sería descabellado pensar que tal vez podríamos haber sido amigos en la escuela, tal vez nuestra afición por las armas nos habría acercado.
Un fuerte nudo se asoma por mi garganta al imaginar una realidad distinta a la que viví, estoy emocionado, como si quisiera llorar. Todos en el equipo me han hecho pensar en como sería mi vida si los hubiera conocido antes, ¿Tal vez habría sido alguien normal?, ¿Mi vids sería diferente a lo que es actualmente?
No obstante, no puedo dejar que éstos pensamientos me detengan, debo recordar por qué vine aquí en primer lugar y no desviarme de mi objetivo.
—Mmm...¿Kohta?...
— ¿Qué ocurre? — Sus mejillas se ruborizan ligeramente.
— Debo pedirte un gran favor — Procuro sonar lo más serio posible para evitar dobles intenciones — ¿Crees que puedas tener algunas armas listas para mañana?, hay algo muy importante que debo hacer.
Ahora, comienza la verdadera operación...
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