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Capítulo 49

Agotado, soy el último en ingresar a esta tienda.

Mientras camino, varios recuerdos vienen a mí, a medida que veo a los demás husmear por los anaqueles de la tienda y a Takashi ingresar con apuro  al baño destinado a los empleados.

A pesar de que hay indicios que me señalan que la tienda fue saqueda, no veo mayores daños a la infraestructura ni un desorden tan evidente como se podría pensar.

Quedan varias cosas que nos serán de utilidad si sabemos ocuparlas de buena manera.

Conozco de memoria todos los rincones de este pequeño negocio, solía venir aquí después de ser "liberado" por la policía. Al deambular por los pasillos y fingir comprar algo, descubrí los puntos ciegos de las cámaras, al igual que los espejos ubicados en las esquinas de la tienda. Con gran sigilo, solía robar algunos objetos como lápices, tijeras o fármacos para posteriormente esconderlas debajo de mi ropa.

La verdad no era la gran cosa, pero la sensación de robar con discreción me animaba a seguir haciéndolo cada vez que tenía la oportunidad.

¿Por qué jamás me descubrieron?, pues, verdaderamente compraba algunas cosas como bebidas o alimentos que por razones obvias no pasarían desapercibido debajo de mi ropa y así engañar a los empleados con suma facilidad.

La seguridad de la tienda no era del todo buena, a pesar de tener una especie de detector, era fácil de evitarlos con un tipo de imán cubriendo el producto extraído, algo de novatos se podría decir.

— Debería haber suficiente ropa para protegernos de la lluvia — Saya interrumpe mis pensamientos abruptamente — Espero que podamos evitar mojarnos.

— Que suerte que en la tienda de al lado tuviera ropa, que colección tan diversa — Complementa Rei.

Caminando, veo como Shizuka sostiene con una expresión sonriente una caja de lo que parecen ser...preservativos.

Es increíble que actúe de manera tan infantil y con bastante pudor, cuando nuestra única preocupación es la de sobrevivir.

— Señorita Shizuka, ¿Podría darme uno de esos preservativos? — Pasa Kohta al lado de ella de forma casi imperceptible.

—¡¿Qué?!, ¡¿Necesitas uno ahora mismo?! — Da un sobresalto al mismo tiempo que trata de esconderlos de Hirano.

— ¡Kohta!, ¡Debo golpearte! — Se le acerca Saya con bastante enojo — ¡En serio voy a matarte!

— ¡Espera!, ¡Voy a usarlo para otra cosa! — Rápidamente el chico de lentes toma uno de los preservativos e intenta manipularlo.

— Está todo pegajoso... — Takagi muestra algo de vergüenza al notarlo.

— Lo...lo limpiaré... — Hirano muestra signos de vergüenza también.

Doy unos cuantos pasos y me acerco a ellos como si fuera un espectador.

— Podemos proteger el interior del arma si lo usamos así — Kohta coloca el preservativo en la punta del arma con mucha habilidad.

— ¡Jamás creí que podría usarse de esa manera! — Shizuka se muestra sorprendida al ver todo esto.

— ¿Protegerlas de la lluvia?, ¿Tanto afecta el agua a las armas? — Pregunta Saya con curiosidad.

— La lluvia no es el problema, pero el barro y la suciedad pueden serlo — Hirano nos deleita con su gran conocimiento — Por cierto, Saya, Rei, (Y/N) pueden hacer lo mismo si quieren.

— No puedo hacerlo sola — Le comenta Saya con vergüenza.

— Ven, yo te ayudaré — Shizuka arrastra a Takagi consigo hacía otro lado del estrecho pasillo.

Por mi parte, tomo una caja de preservativos y camino unos cuantos pasos lejos de los demás para trabajar con tranquilidad.

Abro la caja con delicadeza y extraigo el preservativo con cuidado.

Con mi mano derecha, trato de encajar el látex en la pistola ubicada en mi mano izquierda. La pequeña punta del preservativo se deja ver el en cañón del arma. Para finalizar, tiro hacía abajo el preservativo hacía la mitad, y con el látex sobrante intento amarrarla tal como lo vi hacer a Hirano.

— Si que eres ágil con esas cosas — Oigo sorpresivamente a Busujima detrás de mí con un tono ligeramente molesto en su voz.

Volteo con hastío, pero mis ojos hacen énfasis en su pistola que le di, cubierto con un preservativo al igual que la mía.

— Podría decirse lo mismo de tí Saeko, eres ágil con las manos, tienes experiencia en ello al parecer — Volteo nuevamente para concentrarme en mi segunda arma.

Pero a la espera de una respuesta que nunca llegó, volteo nuevamente hacía ella.

Su rostro denota incomodidad mezclado con un ligero rubor en sus mejillas, pero al percatarse de que mis ojos se posan en ella, prefiere cambiarla a una más seria.

Como si nada, pasa a mi lado ignorándome por completo.

Doy un suave y largo respiro. Desearía poder ignorar a Busujima y seguir como si nada, pero ella no parece querer olvidarlo, ¿Qué quiere de mí?, ¿Tanto le molesta que me haya acostado con Shizuka?...creí que era más madura que eso.

—(...)Es mi primera vez con uno... — Oigo la voz temblorosa de Takagi.

— No está del todo mal — Veo como la adulta del grupo procura animarla.

— ¡Hey Kohta!, ¿Para qué sirven los preservativos realmente? — Alice, con su inocencia, realiza una peculiar pregunta que deja petrificado a Hirano.

— Bueno...yo nunca he usado uno... — Kohta titubea mucho al responder por obvias razones.

— ¡¿Por qué?!, ¡¿Cómo nunca has usado uno?! — insiste Alice con una expresión bastante alegre.

— Bueno...son para adultos y yo no lo soy... — Hirano se ve apenado y patético ante su respuesta.

— Tranquilo, ya crecerás... — Le digo a Kohta sumado con un pequeño golpe en su espalda para animarlo.

— ¿Ya has usado uno antes? — Percibo la respiración agitada de Takagi detrás de mí.

— ¡¿De verdad?!, ¡¿Cómo se siente?! — Me observa Alice con asombro.

— ¡Shhhhh!, ¡No es necesario preguntar! — Interviene Shizuka muy nerviosa antes de que yo lo hiciera— ¿No debe...deberíamos prepararnos ya?

En ello, me muevo por los pasillos de la tienda escapando de este bochornoso momento.

Al recorrer una vez más, me percato que al final de uno de los pasillos, en una de las estanterías hay una caja de oxicodona, un fármaco conocido para aliviar el dolor por un tiempo prolongado.

Con disimulo muevo mis piernas para alcanzarla. Seguramente durante el saqueo se llevaron muchas de éstas que suelen estar bajo llave por los empleados que trabajan aquí.

Solía adquirir éste fármaco en el mercado negro, en este país solo se puede obtener mediante receta médica por lo que mucha gente recurre a la ilegalidad para consumirlas sin prescripción.

Recuerdo que la primera vez que consumí una píldora creí que moriría, mi ritmo cardíaco comenzó a acelerarse que pensé que en cualquier momento sufriría un ataque al corazón. Pero por suerte pude controlarlo, al pasar los minutos sentí como mi humor cambiaba de un segundo a otro.

Al salir de ese estado al día siguiente me sentí más vivo que nunca, vi la vida con otros ojos, pero lamentablemente mis problemas seguían allí, el desprecio por mi vida y por mis padres no se habían desvanecido, si quería superar  esas emociones debía continuar consumiendo drogas, así lo hice hasta alcanzar algunas más duras como la marihuana y el dappo habu.

Ahora, con todos los golpes que he recibido, tanto físicas como emocionales, es el momento adecuado para consumirlas...

— ¡¿Qué crees que haces?! — Inesperadamente veo la mano de Miyamoto sobre mi muñeca.

Elevo la vista para ver a Rei que con su mirada juzgona me liquida con sus ojos color café.

— No es nada... — Me animé a decir en voz baja para evitar que los demás se entrometan, pues, nadie notó lo que está ocurriendo entre los dos.

— Por favor (Y/N), no lo hagas, no lo necesitas — Su mirada denota una genuina preocupación en ellos.

— No sabes lo que dices Rei, puedo cuidarme solo, así lo he hecho desde hace mucho tiempo. Sé lo que hago, soy responsable de mis propias decisiones y de sus consecuencias.

— Ahora no estás solo, nos tienes a nosotros. Ya no volverás a sufrir — Con sutileza, mueve mi mano y me obliga s soltar las cápsulas en donde las había obtenido.

Ahora, Miyamoto sostiene mi otra mano y la lleva a la altura de nuestras cinturas, dejándome indefenso y expuesto como nadie lo ha hecho.

— Debió ser difícil saber la verdad — Me mira con melancolía — Que Papá haya hecho un trato con tus padres debió ser difícil de asimilar, no sé lo que ocurre en tu cabeza, pero tu rostro te delata y eso me preocupa. Haz sido muy fuerte (Y/N), debiste afrontar la muerte de Asami

Verla así, tan preocupada por mí me hace sentir patético. No es la primera vez que recibo el apoyo de Miyamoto, ya lo hizo aquella vez en el Centro Comercial cuando intenté quitarme la vida.

Su dulzura, su dedicación y su empatía contagia por completo mi cuerpo lleno de pecados. Takashi es muy afortunado al tener a una chica como ella, tal vez tuvieron sus diferencias en el pasado, pero sé que están hechos el uno para el otro.

— (...)No quiero que caigas en malas decisiones, eres nuestra fortaleza (Y/N), ya te lo he dicho antes, sin tí este grupo no habría sobrevivido.

— ¿Zeke? — Observo por el rabillo de mi ojo como Alice persigue a su compañero canino que se escabulle detrás del mostrador.

— ¿(Y/N)?...¿Me estás escuchando? — Dirijo la vista a Rei que me mira con enojo.

— ¿Ah?...¡Lo siento!, Zeke me distrajo — Respondo torpemente y avergonzado al no escuchar claramente las hermosas palabras de Rei.

— ¿Una linterna rara?, ¿Qué es eso? — Mis ojos se posan nuevamente en Alice que sostiene un objeto un tanto extraño.

— ¡Cuidado!, ¡Es un lanzaredes! — Hirano reconoce el aparato en las manos de Alice.

Inexplicablemente, Shizuka está en las nubes, y muestra una expresión con bastante líbido en su rostro.

No quiero imaginar en qué clase de perversiones pasarán por la cabeza de esa mujer.

— (...)Es una red normal, solo debes sostenerlo, tirar la pequeña cuerda hacía atrás y lanzar la red — Kohta nos proporciona la información necesaria.

Tanto Rei como yo, nos acercamos cerca de Hirano.

— ¿Qué?, ¿Usa pólvora?, ¡Es más peligroso de lo que creía! — Shizuka mueve sus manos como si tuviera miedo de manipular el lanzaredes.

— Estoy seguro que usa gas, así que no tenemos de que preocuparnos — Hirano la tranquiliza por completo.

— Oooh, ya veo.

— No puedo creer que deba lavarme las manos con agua gasificada — Irrumpe Komuro proveniente de los baños intentando crear un tema de conversación.

— Se...Señorita Shizuka... — Oímos a Kohta con la voz muy temblorosa — ¿Qué...qué está haciendo?

Inexplicablemente, vemos con la hermosa mujer guarda el lanzaredes entre sus pechos.

— No debe hacer eso — La regaña Takagi.

— Parece ser el sitio más adecuado para guardarlo — Sonríe nerviosamente Miyamoto.

— ¿Están listos? — No lo pregunta Saeko que mira fijamente hacía el exterior, contemplando las gotas de la lluvia caer en el pavimento — No hay más tiempo que perder.

— Todos, cúbranse, es hora de partir — Ordena Takashi.

Rápidamente, nos vestimos con las ropas encontradas en la otra tienda.

Lo único que pude conseguir fue un abrigo de gabardina de color negro más cercano al color gris. Parece ser una talla más grande, pero no me incomoda en lo absoluto, al contrario, su capucha cubre considerablemente mi cabeza

Antes de salir, una caja de preservativos llama mi atención en el piso. Sin dudas lo recogí y me fui sin causar sospechas en los demás.

Afuera, a mi lado, veo como las demás lucen sus improvisados atuendos para la lluvia, siendo a mi juicio, Saeko la que tiene más estilo de todo el grupo.

Desearía decirle lo bien que luce vestida así. Pero sé que sigue enojada conmigo, y no quisiera provocarla.

Solo debo mantenerme al margen y ocultar éstos deseos humanos que no puedo evitarlos.

Tomo la delantera hacía la salida de la tienda, con el peso de mi mochila cargando en mi espalda.

Uno por uno los demás van detrás de mí.

Ya en la salida, miro hacía atrás y todos están en sus respectivas posiciones.

— Adelante — Comenta Busujima con un paraguas en su mano derecha.

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Nuestros pasos resuenan en los pequeños charcos que acogen la vía con cada gota de lluvia que cae del cielo.

El sonido de éstos no pasan desapercibidos, debemos ser cautelosos y evitar llamar la atención de esos monstruos.

Ha pasado más de media hora, y ya nos adentramos en un barrio residencial, específicamente el lugar donde viven Takashi y Rei.

Me muestro algo ansioso, genuinamente espero que ésta misión sea un éxito y no nos llevemos otra decepción.

Inesperadamente, Miyamoto corre hacía uno de esos cadáveres que está a unos veinte metros de nuestra posición.

Sin misericordia, logra retenerlo para que Takashi pueda dar el tiro de gracia.

Nadie se atreve a hablar, con tan solo realizar algunos sonidos nos podemos comunicar a la perfección.

— Creo que yo debería tomar la iniciativa — Busujima es la primera en hablar.

— ¡Pero estamos cerca de nuestras casas! — Reclama Komuro sin entender el motivo de Saeko.

— No conoces esta zona tan bien como nosotros — Rei trata de hacerla razonar también.

— Por eso exactamente — Saeko los mira a ambos con su paraguas protegiéndola de la lluvia — Las víctimas que encontremos, quizás sean sus vecinos.

Con elegancia, Busujima retira la espada de su funda.

— ¡¿Estás insinuando que no podremos matar a nuestras familias?! — Por primera vez, veo a Takashi perder la compostura — ¡No llegamos hasta aquí sin(...)!

— Amigos y familia son distintos — Interrumpe Saeko con bastante misterio.

Una fuerte tensión entre ambas fuerzas se percibe en el aire.

— Saeko tiene razón Komuro — Me posiciono al lado de la campeona de kendo — ¿Crees que si ves a uno de tus vecinos podrías matarlo?, piénsalo, tu juicio se nublaría y encontrarás miles de excusas para no matarlos. Es preferible que Saeko los elimine con el mayor honor posible.

— ¿Tú serias capaz de matar a tus padres y a tus vecinos (Y/N)? — Rei me lanza su pregunta sin despegar la mirada de la mía.

— No lo dudaría ni un segundo en hacerlo — Dejo entrever una sonrisa confiada — Sus vidas no me interesan en lo absoluto.

Un fuerte escalofrío recorre mi cuerpo al pronunciar esas últimas palabras sin ser consciente de éstas. Siento que fue innecesario, me hace sentir culpable, ¿Por qué razón?, por que creo que me estoy mintiendo a mi mismo.

Rei, evidentemente shockeada por mi respuesta trata de buscar cierto consuelo en Komuro que tan solo atina a adoptar una expresión seria en su rostro.

— Entonces está decidido — Entrego la última palabra demostrando autoridad por sobre nuestro líder — Busujima tomará la delantera en nuestro pelotón.

Doy una suave palmada en la espada de Saeko.

Ella me mira con sus penetrantes ojos:

— Gracias... — Cubre parte de su rostro con el paraguas como solían hacer las Geishas.

— De nada, debemos apresurarnos — Me muestro indiferente ante ella.

Nos movemos con calma por la calle de este barrio residencial.

Los minutos pasan y cada vez más nos adentramos en las estrechas calles. Esto podría convertirse en una trampa por el reducido espacio si no podemos coordinarnos bien al momento de pelear.

— Takashi, solo para confirmar, ¿A quién buscamos? — Mira Busujima hacía atrás.

— A la madre de Rei — No titubea Takashi en su respuesta.

De pronto, unos fuertes pasos se oyen en frente de nosotros.

Como era de esperarse, un grupo de "Ellos" caminan hacía nuestra posición.

No deja de llamarme la atención como se conforman, insisto en mi sorpresa al verlos como un grupo al igual que nosotros.

— ¡Hay unos cuantos de ellos en la intersección detrás de nosotros! — Saya nos alerta evidentemente asustada.

Volteo tembloroso al sentirme acorralado en este estrecho espacio.

¡¿Qué?!, ¿Acaso ellos...?, ¡No!...¡Sería ilógico!

La idea de que haya habido una coordinación entre ellos y que hayan preparado una emboscada es poco probable a la vez muy aterrador.

Pero jamás imposible.

Mi respiración se agita al creer que éstos monstruos han alcanzado un nivel básico de conciencia.

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