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Capítulo 46

— ¡Claro!, ¡La policía fue enviada a la ciudad con lo cual tomarían todas sus armas! — Takagi realiza una rabieta producto de la frustración — ¡¿Por qué no lo pensé antes?!

Con desesperación, al igual que un lobo hambriento, me muevo entre los distintos estantes en busca de alguna carpeta llena de documentos.

A pesar de que nuestra principal misión sea buscar armas y municiones, mi preocupación será encontrar mi expediente a toda costa.

Lamentablemente, no encuentro nada, todo está vacío, ni tampoco hay señales de algún archivo o algo similar en esta habitación.

— ¡Tenemos que darnos prisa! — Oímos a Saeko mientras lucha contra uno de "Ellos! — Debemos irnos, no podemos quedarnos aquí a esperar a que vengan más.

— ¡Espera! — Grita Hirano para detener a Busujima —  ¿Y el cuarto donde guardan las pruebas?, ¡Es donde suelen guardar las cosas ilegales!, ¡Y eso tendría que incluir armas!, no forma parte del equipo de policía, así que cabe la posibilidad de que hayan algunas ahí.

— ¡Eso está en el tercer piso! — Comenta Rei — Recuerdo haberlo visto en primaria, vi armas en aquel entonces!

¿Un almacenamiento de pruebas ilegales?, posiblemente deba ser un lugar muy seguro y custodiado, y como tal, sería un perfecto lugar para encontrar mi expediente:

— ¿Qué estamos esperando?, ¡Vamos ahora mismo!

Me muevo hacía las escaleras en donde Saeko nos espera.

— ¡Rei y yo tomaremos la delantera! — Tomo el liderazgo de esta misión — ¡Saeko!, vigila detrás de nosotros.

— ¡Lo que tú digas (Y/N)! — Sonríe Busujima al recibir mi orden.

— Te ves muy animado, tú rostro luce mucho mejor — Miyamoto me mira fijamente a los ojos — Has estado muy apagado.

— Tuve una mala noche, es todo — Le hago saber, aunque no pensé que se reflejaría en mi rostro — Pero ahora, tengo motivos para vivir.

Subimos por los peldaños sin perder más tiempo.

Elevo la mirada, y veo a dos oficiales convertidos en zombies.

Preparo mis nudilleras y mi ballesta, listo para disparar. No me quedan muchas flechas, tendré que optimizar las munciones que me restan, creo que debo darle un buen final a mi querida amiga.

Con destreza y en una actitud temeraria golpeo al primero en su cabeza con mi ballesta, mientras que al segundo con algo de incomodidad lo golpeo con mi mano cubierta con las nudilleras metálicas que protegen mis puños.

Ambos caen inmóviles al suelo.

Sin perder tiempo, insisto en alcanzar más arriba a través de los peldaños.

Al llegar al tercer piso, veo a dos oficiales más atraídos por el escándalode hace un rato.

— ¿Estás lista? — Pregunto a Rei al estar junto a mí.

— ¡Listo! — Exclama mientras se dirige sin piedad hacía ellos.

Corro a su lado, mientras recargo una de mis últimas flechas. De inmediato, realizo mi primer tiro de larga distancia hacía su cabeza.

En tanto Miyamoto dispara a su contrincante, yo hago lo mismo con otra flecha, para posteriormente acercarme a toda prisa y golpear su cabeza con mi puño, el crujido de su cráneo resuena estrepitosamente, haciendo que mi rival caiga sin excepción al suelo.

Por otra parte, Rei también logró acabarlo sin problemas.

— ¡Ahí está el final del pasillo! — Me indica Rei el último cuarto, en un estrecho pasillo con algunos cuartos a la derecha y una ventana a la izquierda.

— ¡Estamos cerca! —Tiemblo ansiosamente.

— Tranquilos...— Saeko toma la palabra  — Takashi, lo importante es tener algunas armas, ¿No es así?

— ¡Así es! — Le responde Komuro.

— En ese caso, deberíamos saber lo que estamos buscando... — Muestra su mirada asesina, junto con un movimiento suave de su lengua — ¡Justo aquí(...)!

Antes de que pudiéramos reaccionar, se abre una puerta justo detrás de Saeko, en la cual emerge un policía con un equipamiento anti disturbios. Con gran agilidad, Busujima clava su espada en el cuello del hombre.

Todo éste rápido movimiento me hace creer que estuvo planeado desde un principio.

— Lo hiciste bien Saeko — Le doy mis cumplidos.

— Gracias... — Muestra un rubor en sus pómulos.

— ¡Woow! — Inesperadamente Hirano salta hacía la habitación en donde se encuentra el hombre, dispuesto a abalanzarse encima de él — ¡Oh!,
¿Es una MP5 SFK de fuego rápido?, ¡Tiene un silenciador y todo!, ¡Y tres cartuchos de recarga!...¡Y unaM92 vertec con dos cargadores adicionales!

Ante esto, veo que Saeko no deja de observarlo con extrañeza.

— Señorita Shizuka...— Alice lo mira con mucho miedo — Parece que Kohta se está divirtiendo, da más miedo que "Ellos".

Sostiene con firmeza a Shizuka.

— Todo el mundo tiene que sobrevivir de la mejor manera — Dijo la bella Enfermera.

Al acercarme, me percato que hay una pistola en el piso a unos metros de nosotros que no ha sido vista por Hirano.

Me muevo para recogerla, posiblemente le perteneció al oficial que Saeko eliminó.

Tiene muchas balas en su interior.

— Deberías usarla Saeko — Me acerco hacía Busujima ofreciéndole el arma — Es tu premio por acabar con él.

— No...no sé cómo usarla — Titubea al recibirla.

Se sonroja mucho más al ver el arma que le di.

— Te enseñaré a usarla, puedes llevarla en tu pierna mientras tanto— Intento mostrarme seguro — Recuerda que me debes una lección con tu espada, no lo olvides.

— ¡Eh!...¡Sí claro! — Se exalta brevemente al recordarle, seguramente ella lo olvidó.

—(...)Estaremos mucho mejor con éstas ¿No lo crees? — Pregunta Takashi a Hirano mientras lo observa sostener a su nuevo "juguete".


— Serán de ayuda, pero una nueva SMG y una pistola con cargadores no nos harán invencibles — Mis ojos se posan en la nariz de Kohta que se desangra al sostener el arma — Lo que realmente necesitemos son municiones, un silenciador no deshace el sonido totalmente, en cualquier caso, no estamos listos para disparar cuando lo deseemos.

De inmediato, toma del taladro manual para salir de la habitación y enfocarse en el almacenamiento de pruebas ilegales.

Luego de algunos minutos y sin que pidiera mi ayuda, Hirano pudo aflojar la puerta de la habitación.

Con los ojos abiertos y un fuerte sentimiento contraído en mi pecho, decido ingresar primero.

— ¡(Y/N)!, ¡Espera! — Intenta detenerme Komuro con su mano sosteniendo mi brazo.

— ¡Debo hacerlo! — Doy una suave sacudida a mi extremidad, evitando que me detenga.

Ingreso a un cuarto oscuro, siendo la luz del exterior la única iluminación que hay en este lugar.

Veo que hay muchas cajas y carpetas almacenadas en anaqueles.

En tanto, Komuro y los demás ingresan también.

— Por dónde buscar... — Me digo con nerviosismo. Hay tantas cajas y papeles que me tomará una eternidad en revisarlas todas.

— Yo te ayudaré — Siento la mano de Rei en mi hombro.

Asombrado, veo que ella está a mi izquierda.

— ¿De veras? — Tan solo pude decir.

— ¡Así es! — Sonríe Miyamoto de manera muy cálida.

— ¿Por qué?, ¿Qué ganas con hacerlo?

— Lo haré por que es importante para tí — Muestra una sonrisa mucho más sincera, sus ojos brillan a pesar de la oscuridad que nos rodea.

Me ruborizo ante sus palabras, giro mi rostro hacía los demás como distracción: Veo que ya encontraron algunas armas.

— Muchas gracias — Intento devolver la misma amabilidad que Miyamoto. Es una chica fantástica, es muy amable conmigo a pesar de su personalidad fuerte y estoica.

— ¡Bien! — Señala unas caja de un anaquel ubicado en el fondo de la habitación — ¿Ves la cajas que están ahí?, tienen una "X" marcada, recuerdo que Papá guardaba los expedientes en esas cajas.

— ¿No me digas todo ese anaquel son los expedientes?

— Así es... — Suelta un bufido de tan solo imaginar el esfuerzo.

— ¡Kohta! — Veo que Alice llama su atención.

— ¿Qué ocurre? — Voltea hacía la pequeña infante del grupo.

Pooodemos...usaaar...eeeesto — Ilumina su rostro con lo que parece ser una linterna a la vez que cambia su voz para sonar mucho más terrorífico.

— ¡AAAAAH! — Kohta libera un grito de genuino temor.

— ¡Lo hice! — Le comenta Alice a Shizuka con emoción por su cometido.

Ante esto, me doy cuenta que esa linterna podría ser de utilidad.

— ¡Alice(...)! — Intento comunicarme con la niña de cabello burdeo, pero me veo interrumpido al ver que Shizuka tiene en su posesión la linterna.

—¡(...)Deberíamos haber buscado equipo eléctrico que funcionara con batería en el Centro Comercial!— Takagi realiza una de sus rabietas de niña genio — ¿Por qué no pensé en las baterías que todavía funcionan?, ¡Mierda!, ¡Estoy perdiendo mi inteligencia!, ¡Me estoy volviendo idiota!(...)

— ¡Saya! — Se le oye decir a Shizuka.

— ¿Qué quieres? — Voltea hacía la Enfermera.

Ooooooooh — Enciende la linterna, pero en vez de apuntar bajo su rostro, la luz ilumina en su gran busto.

Kohta ante esto, no puede evitar reaccionar de una forma...un tanto felíz.

— ¿Estás asustado? — Le pregunta Shizuka al verlo de esa forma.

— Creo que me he orinado encima — Le comenta Hirano con bastante alegría.

— Se supone que debes alumbrar más arriba — Alice guía la mano de Shizuka para que pueda hacerlo correctamente.

— Quizás nadie sea perfecto, pero nadie debería ser tan idiota — Piensa Takagi en voz alta, sin percatarse de ello.

— ¿Puedes darme la linterna? — Me acerco a Shizuka.

— ¡Claro!, ¡Ya me divertí! — Me la entrega de muy buena manera.

Inmediatamente, regreso hacía el anaquel con las cajas agrupadas, pero esta vez con una fuente de luz.

— Dime, Rei, ¿Los expediente se ordenan con base en el orden del alfabeto?

— Sí...creo que sí... — Miyamoto titubea al responder.

— Bien, siendo así será más fácil — Sostengo el borde inferior de la linterna con mi boca mientras mis manos bajan algunas cajas para posteriormente abrirlas.

— ¿Por qué? — Se acerca a mi lado con curiosidad.

— No tengo un apellido muy común aquí — Comento con dificultad a medida que reviso el contenido de la caja.

Bajo otra caja para revisarla.

Mis ojos se abren al reconocer mi expediente con facilidad.

Sabía que tendría suerte.

Sostengo la linterna con una mano, a la vez que extraigo lentamente mi expediente.

Mis manos tiemblan al sostenerlo, creí que sería imposible, pero finalmente lo tengo.

Doy un respiro hondo antes de dar una mirada al contenido.

Al abrirlo, veo mis datos básicos como: mi nombre, fotografía e información sobre mi tipo de sangre, rama familiar y la dirección de mi hogar.

— ¿Ese eres tú? — Apunta Miyamoto a la fotografía — ¡Luces diferente!

— Es de la primera vez que me detuvieron — Suelto un bufido al sentirla tan cerca de mí, creí que podría leerla a solas, pero me equivoqué rotundamente.

Muevo las siguientes páginas para echarle un vistazo fugaz:

— Robo de vehículos...Agresión en la vía pública...porte de armas...drogas...y nada más.

— ¡¿Qué?!, ¿¡Nada más?! — Exclama Saya al escucharme hablar — ¿En...entonces los rumores de la escuela eran ciertos?

Bien...ahora tengo a alguien más disfrutando de esto como si fuera un circo.

Antes de que pudiera evitarlo, noto como todos los que están en la habitación me rodean con curiosidad.

— Los expedientes no mienten — Le hace ver Miyamoto, cada vez que alguien es detenido, una hoja es agregada al expediente.

— Francamente, creí que tendría más cargos en mi contra — Le dije con indiferencia.

— De verdad eras un chico malo (Y/N) — Interviene Shizuka en un tono nuy coqueto.

— Por eso es tan espeluznante — Alice se esconde detrás de Shizuka al lanzar aquellas palabras.

En tanto, mientras todos trataban de decir algo, viéndose interrumpidos unos a otros, un ligero trozo de papel cae del expediente.

Sin prestar la mayor de mis atenciones, lo recogí como si nada.

Al leerlo, mis ojos se abrieron escandalizado al confirmar mis sospechas más profundas.

Tiemblo al leerlo una y otra vez.

¡¡CUARENTA MIL MILLONES DE YENES EN UN SOLO CHEQUE!!

Una cifra más que exorbitante, ¿Lo peor?, la firma correspondía a un timbre de mis padres.

Con los ojos abiertos y exasperado, reviso mi expediente en busca de más información.

Hasta que, llegué a la última página sin nada relevante que rescatar.

— ¡Lo sabía!, ¡Lo sabía! — Sostengo mi cabeza con ambas manos, dejando caer tanto el expediente como el cheque.

— Vamos, cálmate — Takagi trata de tranquilizarme con inseguridad al ver mi reacción — Tal vez deberías explicarnos...

— ¡Ellos estuvieron detrás de todo! — Grito ahogadamente — Por eso jamás fui a la cárcel, creí que era dueño de mi vida, de mi destino.

— Rei, ¿Tú sabias de esto? — Saya realiza una mirada inquisidora a Miyamoto.

— Mmm...ahora todo tiene sentido... — Comenta Miyamoto cabizbaja — Papá tenía razón...

— ¡¿Qué quieres decir?! — Sostengo los hombros de Rei con impaciencia  — ¡¿Sabías de esto?!

— Algo así — La chica de cabello castaño respira profundamente — Papá me comentó que había un chico que solían traerlo aquí muy a menudo, siempre nos decía a Mamá y a mí que era liberado en todas las ocasiones. Al preguntar por qué lo hacía, él respondía que tenía unos Padres maravillosos...

— ¡¿Qué?! — Aprieto los hombros de Rei — ¡DEBES ESTAR BROMEANDO!

— ¡Auch! — Jadea al sentir el dolor — No pensé que eras tú (Y/N)...Papá jamás nos dijo de tu nombre...tal vez quería mantener el secreto para que no se difundiera en la escuela...

— ¡Ya basta (Y/N)!, ¡Le haces daño! — Komuro toma de mis hombros para separarme de ella.

— Lo siento...me dejé llevar — Desvío la mirada con vergüenza por mi actuar — Me da asco de solo pensar que fueron capaz de sobornar a la policía solo para liberarme... "Padres Maravillosos", vaya forma de llamarle a la corrupción(...)

Cierro los ojos y libero un suspiro pesado antes de continuar:

— Como los detesto, ellos siempre estuvieron al tanto de mis andanzas, ¡Y fueron incapaz de respetar mis decisiones!, si debía ir a la cárcel, ¡ESE ERA MI DESTINO!...¿De qué sirve buscar la libertad si ellos me cohartaron?...No tiene sentido, siempre fui el hijo no deseado, ¡La paria que los obligó a vivir juntos!, ¡La paria que los obligó a fingir ser una familia felíz ante los demás!...¡Todo era mentira!...¡Yo no les importaba(...)!

En una suerte de catarsis, me incliné en la pared y me senté para ordenar toda la información que deambulaba por mi cabeza.

La idea de no ser el dueño de mi vida me produce ira, acompañado de impotencia y humillación al ser controlado desde las sombras.

El sueño de anoche...y ahora esto, de verdad Dios me odia, o tal vez la idea de él me detesta. Si hay alguien a quien considere inequívocamente como lo más lejando de su imagen y semejanza, ese soy yo, de ser así, tendría todo el sentido del mundo atacarme de esa forma.

Al adentrarme más en mis pensamientos, no dejo de sentir ira y vergüenza por la increíble estrategia de la inútil Policía japonesa: Fácilmente pudieron haberlo cobrado de inmediato , pero decidieron guardarlo para evitar sospechas, tal vez al agregar una hoja a mi expediente ellos veían el cheque y sabían que no debía ir a la cárcel. De esa forma, podrían hacerse del dinero en un plazo en donde nadie les cuestionaria tales ingresos.

De reojo, me percato que nadie me dirige la palabra, sus rostros demuestran que no saben que decir ni que hacer.

No los culpo, debe ser bastante incómodo tratar de consolar a alguien como yo, inclusive Shizuka, con quien comparto un vínculo mayor es incapaz de darme aliento.

— Vamos (Y/N), sé que puedes superarlo, deprimirte no te ayudará en nada — Noto como Busujima, con su amor rudo, se asoma por la puerta de la habitación, a pesar de no estar aquí, ella estuvo pendiente de todo mi monólogo. En lo más profundo de mi alma, sabía que podía contar con ella — No eres así, eres fuerte, sabemos que siempre te antepones ante la adversidad.

Al verla mejor, nos percatamos de que lleva en su pierna, la pistola que le entregué. Decidió equipar lo en su pierna, específicamente en su muslo derecho.

Tanto Hirano como Takashi reaccionan como unos pervertidos al ver la piel descubierta de Saeko.

De forma opuesta, Rei y Saya sienten vergüenza y a la vez envidia ante la escultural figura de la chica de tercer año.

— ¡Wow!, ¡Se ve genial! — Alaban Alice y Shizuka de forma coordinada como ai fueran madre e hija.

— ¿Te sientes mejor? — Me pregunta Saeko.

Al verla a los ojos, percibo una mirada coqueta y a la vez, una sonrisa traviesa que se asoma por su rostro.

— No tengo otra alternativa — Respondo con desánimo — Ya nada tiene sentido.

— No quiero ser aguafiestas, pero...lo mejor será irnos — Sugiere Shizuka de forma muy tímida.

— Es cierto, no quiero que nos quedamos aquí y que esas cosas nos coman por mi culpa — Me pongo de pie con indiferencia.

Sostengo mi ballesta para canalizar mi ira y los sentimientos de autodestrucción que me consumen.

Con mi mano menos hábil Intento extraer una de mis flechas de mi espalda.

Pero...¡Sorpresa!...ya se acabaron.

¡Mierda!

— Ten, úsalas — Oigo como detrás de mí se encuentra Takashi.

Volteo con rapidez, y al percatarme, veo que en sus manos hay dos pistolas de color negro.

— Debes deshacerte de tu ballesta (Y/N), nuestras armas son inservibles, tenemos éstas que son nuevas — Insiste con energía.

Libero un bufido de muy mala gana, pero tiene razón, ya no me sirve, debo dejarla atrás, aunque me duela.

La arrojo lejos de mí, para posteriormente recibir las dos armas que me entregó nuestro líder.

El ruido del impacto de la ballesta en el suelo resuena por toda la habitación, y posiblemente en los alrededores también.

A pesar de tener mis nudilleras y mi cuchillo, utlizar armas de fuego no me vendría nada mal, al fín y al cabo, tengo experiencia en usarlas.

— Vámonos — Les digo a los demás mientras camino hacía la salida.

— Sé que podrás con esto — Saeko sostiene mi hombro al pasar a su lado — Estaré a tu lado para animarte al igual como lo haces conmigo. No lo olvides, somos almas gemelas, esas fueron tus palabras...

Siento una extraña sensación en mis músculos.

Ante las palabras de Busujima, tengo la tentación de voltear y mirar a Shizuka, pero no debo hacerlo.

Había olvidado que le dije que éramos almas gemelas, lo recuerdo, fue en aquella estructura abandonada en donde pasamos la noche. Se lo dije para motivarla a que matara a esos zombies que nos rodeaban.

Puede parecer muy conveniente de mi parte, y no tengo reparos en admitirlo. Pero aún así, insisto de que Saeko es mi alma gemela y no cederé ante eso.

— ¡Saya! — Cambio el ambiente de un segundo a otro — ¿Dónde debemos ir?

— Miyamoto, ¿Sabes dónde está la oficina de telecomunicaciones? — Takagi le pregunta a Rei.

— ¡En el ático! — Nos señala con rapidez.

Tomo la delantera, y me muevo por las escaleras.

Todo se vuelve más lento

Detrás de mí, de los últimos, Takashi y Hirano abandonan sus armas en la habitación en donde está mi ballesta.

Ellos también dejaron atrás su armamento, para abrazar a sus nuevos compañeros metálicos.

La ira y el odio me consumen por completo, la frustración es canalizada en mis manos.

Quiero golpearlos, quiero golpear a mis padres por humillarme de esa manera.

Siempre fueron así, el poder del dinero lo arreglaba todo. Solo fui mercancía para Mamá y para Papá.

Creí que era libre, creí que me había librado de aquellas cadenas sociales que me impedían surgir, supuse que era responsable de mis propias decisiones, pero no fue así.

Detrás de mí...

...El dinero me protegía.

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