Capítulo 4
Han pasado algunas horas desde que nos separamos de Takashi y de Rei.
Luego de seguir por nuestra ruta, finalmente llegamos a la ciudad, específicamente cerca del puente Onbetsu.
Pero lamentablemente estamos dentro de un embotellamiento vehicular, algo que nos ha demorado bastante.
Cuando faltan 15 minutos para la medianoche, y el fín de este horrible día, mi conversación con la Enfermera Marikawa no ha sido muy productiva que digamos:
— (...)¿Cuál es su libro favorito Señorita Marikawa? — Pregunto con cansancio, con la intención de no conciliar el sueño.
— Mmm...déjame pensar, déjame pensar — Sostiene su mano en el mentón de forma pensativa sin descuidar su vista del volante — La verdad es que no tengo ninguno, nunca he disfrutado leer, no suelo hacerlo muy a menudo.
Responde una vez más con una actitud infantil. No puedo creer que alguien que debe estar informada de los últimos avances de la medicina pueda ser tan ignorante.
— Déjame ahora a mí(...)— Sonríe al pensar en una pregunta. Hemos estado preguntándonos cosas por casi una hora que esto ya ha perdido totalmente la gracia.
Ahí va de nuevo...
Me lanzará una pregunta muy banal...
—(...)¿Qué diseños de zapatos prefieres, los de Louboutin o los de Aquazzura?
Así ha sido la tónica de este "juego" que hemos desarrollado: Yo suelo hacer preguntas relacionadas con el conocimiento; Y ella en cambio me realiza preguntas de moda.
No nos entendemos en lo absoluto.
— Ni idea, no sé de esas cosas — Respondo con hastío.
Nuestra conversación se ve interrumpida al oír afuera las ordenes de la policía a través de un megáfono:
— El exterior no es seguro!, ¡No dejen sus vehículos!, ¡No importa lo que pase!(...)
Bajo nuestra perspectiva, gracias a todos los vehículos de adelante, no logramos ver que tan lejos está la policía de nosotros.
Jamás creí que diría esto, pero es la primera que me siento seguro al estar cerca de los encargados del orden local.
Mi relación con la autoridad no ha sido muy buena, muchas veces me metí en problemas y terminé encerrado en el calabozo de la oficina policial.
Y para el colmo, mis padres siempre terminaron pagando la fianza.
Solían controlarme en demasía gracias al poder del dinero.
Como empresarios, solían arreglar todo de esa forma.
Eran completamente inútiles en su labor como padres.
— (...)Repito, ¡No dejen sus vehiculos, no importa lo que pase!
— Nos estamos moviendo a un kilómetro por hora — Escucho la voz de Saeko.
— A este ritmo no lograremos llegar antes del amanecer — Responde Takagi
Inesperadamente, el estómago de Hirano resuena por toda la camioneta.
"Brrrr"
— ¡Cállate!, ¡Contrólate!, ¿Quieres? — Takagi se enoja al escuchar ese sonido provenir de las tripas de su compañero.
— ¿Controlarme?, tengo mucha hambre — Trata de defenderse Hirano.
"¡Bang!, ¡Bang!, ¡Bang!"
Miro por la ventana, y observo que cerca de nuestra posición hay una barrera custodiada por unos militares, que alejan a los muertos vivientes del tráfico.
Sus balas hacen caer uno a uno a los zombies que se acercan.
El sonido de la pólvora salir del arma, hizo gritar a las chicas del 3-A.
— No pasa nada — Oigo la voz del maestro Shido intentando calmarlas — Aquí están a salvo, no pasará nada.
— Profesor... — Oigo la voz de una de las chicas un tanto impresionada.
Volteo hacia atrás y presencio la escena: Ese idiota está abrazando a sus estudiantes con un cariño excesivo.
— Cerdo degenerado — Susurro irritado.
—(...)No tienen nada de qué preocuparse, todo saldrá muy bien.
Veo también que Saeko, Takagi y Hirano observan con asco, al igual que yo ésta escena.
Volteo hacía el otro lado, prefiero ignorarlo.
Además, las ganas de dormir me invaden profundamente.
Mis ojos se cierran con lentitud, observando con la mirada difusa las luces de los vehículos delanteros.
Doy un suave bostezo antes de conciliar el sueño.
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— Eso es, en lugar de guiarnos por intereses personales, deberíamos encontrar un lugar seguro para aprender a trabajar como un equipo(...)
Abro los ojos lentamente con molestia al oír la voz del Profesor Shido.
Miro por el vidrio, y me percato de que ya es de día.
La señorita Marikawa está apoyada en el volante, sus ojos denotan cansancio.
Creo que es hora de que cambie de lugar otra vez.
—(...)Para comenzar, no deberíamos tratar de llegar hasta nuestras familias, hasta que seamos un equipo organizado(...) — Continua con su discurso a los borregos, quienes alguna vez fueron sus estudiantes.
¿Cómo pude convivir con ellos por tanto tiempo?, de tan solo pensarlo me da vergüenza.
Me levanto de mi asiento para estirar un poco las piernas.
Por las vidrios laterale se observa a una fila enorme de personas caminando al lado de los vehículos, incluido el nuesto.
La gente ya prefiere caminar a que estar en sus vehículos para avanzar.
Miro hacía atrás y mis ojos ven al Maestro Shido, seduciendo a una de sus estudiantes.
El poder lo ha corrompido, sus delirios como líder mesiánico ya lo invadieron por completo.
En tanto, Hirano y Takagi, que están sentados juntos, parecen estar ideando un plan.
Creo que iré hacia ellos, además, Saeko quien está detrás de ellos también se pone de pie para escuchar.
—(...)Vaya, Komuro nunca está cuando se necesita, pero aún así, tenemos a (Y/N) de nuestro lado, y es un chico mayor que nosotros — Oigo decir a Takagi con claridad y de forma pensativa.
— Takagi, ¿Te gusta (Y/N) no es así? — Hirano mira el reflejo de la ventana, percatándose que estoy cerca de ellos, lanzando una pregunta que puede ser muy embarazosa.
— ¡Eso es una tontería! — Exclama con vergüenza la chica de lentes.
Takagi voltea rápidamente al sentir la presencia de Saeko y la mía.
Fingiré que no oí eso...
Justo detrás de mí, se suma la señorita Marikawa también.
— ¿Qu...qué? — Nos observa a los tres, la chica de cabello rosa con mucho nerviosismo.
— Estoy preocupado por Takashi y Rei — Saeko cambia de tema rápidamente, evitando que este sea un momento incómodo — Espero que podamos encontrarlos a salvo.
— Estarán a salvo, debes confiar en ellos — Miro a Busujima, que tiene la mirada hacía afuera.
— Por supuesto que están a salvo, Komuro es muy listo — Takagi me mira desde su asiento.
— Puede que lo sea o no, pero el deseo de vivir los mantendrán alertas, es un instinto básico — Comento — La noche es muy peligrosa, y más en una situación así...
—(...)Como miembros del Instituto Fujimi, tenemos que mantenernos unidos, y demostrar de lo que somos capaces, — Ese idiota no ha dejado de parlotear — Hay que mantener el orgullo, es decir, lo que se bajaron del bus: Komuro y Miyamoto, ya no se califican como uno de nosotros, para vivir tenemos que estar unidos
— Esto está cada vez peor — Takagi ya está harta de él, al igual que todos.
— Será mejor alejarnos de ellos — Camino hasta el asiento del piloto — Señorita Marikawa, yo tomaré el mando, ¿Está bien?
— Por supuesto, eres muy amable — Se sienta en el puesto del copiloto muy entusiasmada.
En tanto, los demás, toman asiento en los lugares delanteros, evitando estar lo más cerca posible de esos idiotas.
Los vehículos siguen sin avanzar.
— Parece un fanático religioso en reclutamiento — Mira Saeko el espectáculo del Profesor.
— Suena como un reclutador de algún tipo de secta — Takagi lo observa también — Mira a aquellos que los escuchan, son una secta. Acabamos de presenciar el nacimiento del culto Shido.
¿El culto Shido eh?, que buen nombre.
— La situación afuera se pone aún peor — Saeko mira a través de la ventana, más gente baja de sus vehículos para evitar el embotellamiento — Creo que para salir de aquí tendremos que ir a pie. Tenemos que cruzar el puente Onbetsu y llegar a la estación de policía del Este. Tenemos que ir, (Y/N) y yo le hicimos una promesa a Komuro.
Takagi está algo nerviosa, tal vez por que Busujima mencionó a Komuro. Y es algo obvio, ella siente algo por él.
— Komuro realmente no sale de tu cabeza — Menciona con nerviosismo la chica de lentes — ¿No crees que piensas demasiado en él?, ¿No te preocupa tu propia familia?
— Por supuesto que sí, pero solo tengo a mi padre y ahora él está en el extranjero. Lo único importante es cumplir mi promesa, y la promesa que le hice a Komuro — Sonríe Busujima.
Al escucharla, no puedo evitar mirar mi teléfono.
"SIN SEÑAL"
Ya no me sorprende, dudo mucho que hayan intentado comunicarse conmigo.
En total solo fui un estorbo para sus vidas.
— ¿Y ustedes donde viven? — La enfermera Marikawa interrumpe mis pensamientos para iniciar una conversación.
— Mi casa está cerca de la de Komuro, al otro lado del puente Onbetsu — Takagi es la primera en responder.
— Mis padres no están aquí — Ahora es el turno de Hirano — Pero...seguiré a Takagi hasta el fín del mundo.
— Qué romántico — Comento con sarcasmo.
Takagi se aleja unos pasos de él con cierta incomodidad.
— ¿Dónde está tu familia Hirano? — Saeko evita una vez más un momento bochornoso.
— Mi padre es comerciante de joyería y está en Ámsterdam, mi madre es diseñadora de modas y siempre está en Paris(...)
Mis ojos se abren al escucharlo. Sus padres son muy similares a los míos, ellos también son gente que se dedican a los negocios, pero seguramente los suyos, a diferencia de los míos, planearon a su hijo.
Me gustaría hablar con Hirano a solas en algún momento, tengo muchas preguntas acerca de él.
De pronto, oigo a la señorita Marikawa reír:
—(...)Seguramente si esto fuera un manga, tu padre sería capitán de un barco, ¿No, Hirano?
— En realidad ese era mi abuelo — Responde con vergüenza el chico de lentes — Mi abuela era una violinista.
— Hagan lo que hagan, quiero ir con ustedes — La adulta del grupo se pone de pie.
— ¿Está segura? — Pregunta Takagi
— Mis padres murieron, y mi familia vive muy lejos. Aunque no sea apropiado, el Profesor Shido no me cae muy bien.
Todos liberamos una sutil carcajada culposa.
— ¿Y que hay de tí (Y/N)? — Me pregunta Busujima — ¿Dónde piensas ir?
Intenté pasar desapercibido una vez más, pero no pude hacerlo.
Creo que tendré que inventar una mentira, o algo por el estilo para evitar hablar sobre mí
— (Y/N) vive en los suburbios, cerca de la zona Oeste — La señorita Marikawa responde por mí.
Siento un escalofrío por todo mi cuerpo.
Por una milésima de segundo, me sentí acosado, pero no, entré en razón rápidamente.
En varias ocasiones fui a la enfermería en donde ella trabajaba, muchas veces curó mis heridas y mis contusiones cuando me metía en problemas. No es de extrañar que haya visto mi expediente clínico en más de una ocasión.
Pero aún así, se siente extraño que haya comentado esa información tan deliberadamente.
— ¿Y que hay de tus padres? — Takagi me mira a los ojos como lo suele hacer últimamente.
Ya a estás alturas, con la presencia de la Enfermera Marikawa dudo que pueda mentir...
— Ellos están en Beijing por asuntos de negocios.
— ¿Irás por ellos? — Hirano realiza la pregunta que no quería escuchar.
— Entonces, ¿Qué haremos? — Tomo la palabra y cambio de tema abruptamente.
Sé que es de mala educación, pero no pienso comprometerme a nada, ni ante nadie.
— Por ahora, debemos atravesar el puente Onbetsu — Takagi responde lo que ya es obvio, pero no está demás repetirlo.
— ¿Qué está pasando? — Shido se acerca al escuchar nuestras voces — Creo que deberíamos ser un equipo.
— Y lo somos — Me pongo de pie y tomo la delantera — Ya tenemos nuestros propios planes. Esto no es más que una excursión de niños de primaria, no estamos obligados a seguirlo.
Puedo ver como sus nuevos adoradores me miran con recelo.
Hay un silencio incómodo entre ambos bandos, la tensión se deja caer.
— Si decidieron marcharse, por favor, adelante — Su actitud se vuelve más malvada — Japón sigue siendo un país libre. Pero...sería una pena que se marchara Enfermera Marikawa. Dada la situación, no podemos perder a nuestra enfermera. ¿Qué dices?, ¿Te quedas con nosotros?
Extiende su mano en símbolo de propuesta.
— ¡NO LE TOCARÁS UN SOLO PELO A ELLA!, ¡¿ME ESCUCHASTE?! — Grito con ira — Jamás permitiré que alguien como tú se acerque a ella.
Miro a mis compañeros, y tanto la señorita Marikawa como los demás denotan un rubor en sus mejillas.
Al igual que ellos, yo también me sonrojo por mi acción.
Es como si esto fuera una escena de algún film romántico.
— Siempre intentas jugar al héroe, ¿No es así (Y/N)?, siempre buscas el protagonismo, intentas ser un aporte a la sociedad Japonesa, pero al final, terminas siendo el villano de la historia. Además, sus estudiantes necesitan más que nunca a alguien como ella.
Camina unos pasos más.
"Zaaap"
Una de las municiones de de Hirano pasa al lado de mi oreja, y muy cerca de la mejilla de Shido, impidiéndole acercarse.
Todos miramos esto con asombro.
— ¿Hi...Hirano? — El excéntrico Profesor cubre su mejilla con temor.
— Fallé intencionalmente — Sostiene su arma con fuerza — ¿Desde cuando eres tan violento?
— ¿Cuántos creen que he matado en el Instituto?, por otra parte...¡SIEMPRE ME HA TRATADO COMO UN TONTO!
Su voz está algo temblorosa, pero por sobre todo, rabia, rabia al estar cerca de alguien como él.
— (...)Pero lo soporté, ¡Lo he soportado durante toda mi vida!, ¡Yo quería una vida normal!, así que lo soporté. Pero ahora no más. ¡Ser normal no significa nada!...es por eso que puedo matar...puedo matar incluso a los vivos.
— Hirano... eso es... — Shido retrocede con pavor.
— ¡Busujima!, sigue adelante — Ordena Hirano — Yo los cubriré.
El chico de lentes y de contextura robusta se posiciona delante de mí, protegiéndonos a todos.
Busujima sin dudar, abre la puerta del vehículo:
— Eres un hombre Hirano.
Después de Saeko, Takagi y la Enfermera Marikawa salen del vehículo.
— Ve con ellas Hirano — Tomo su hombro — Ya haz hecho mucho por nosotros, hay algo que debo decirles antes de irme.
— ¡Lo haré! — Sale del autobús y deja la puerta abierta para que pueda marcharme.
Luego de algunos segundos, empiezo a hablar.
— Escuchen todos ustedes(...)
Saco de la funda que está debajo de mis pantalones mi cuchillo de cacería que no había sido utilizado antes.
Pretendía utilizarlo en una situación de vida o muerte.
Pero vale la pena usarlo ahora.
—(...) Jamás tuve el valor para decirles esto, pero convivir con ustedes fue lo peor que me pudo haber pasado. Bajo sus ojos siempre fui un delincuente o una lacra, pero recibí palizas por ustedes, créanme o no, sus vidas en el Instituto hubiera sido peor si no fuera por mí(...)
Doy unos pasos cerca de la puerta, con mi cuchillo en mano y en posición amenazante.
— Pero ahora, ya nada me importa, ustedes no me importan y les deseo lo peor. Ojalá que se mueran, malditos bastardos.
Salgo del autobús y cierro la puerta con adrenalina evitando una respuesta, ni tampoco ver sus reacciones.
Doy un pequeño respiro antes de correr, e ir tras los pasos de mi equipo.
Pero me detengo para guardar mi cuchillo.
No quiero ensuciarla todavía.
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