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Capítulo 30

Con las manos en los bolsillos, camino tranquilamente por los pasillos del Centro Comercial.

Sin embargo no dejo de estar alerta ante cualquier inconveniente que se nos presente al igual como lo hace un felino.

— ¿Podrías ir más rápido?, a tu ritmo, seguramente llegaremos al anochecer — Miro hacía atrás en donde se encuentra Alice caminando con Zeke entre sus brazos.

— Uh...sí...lo siento — Intenta apresurar el paso e ir a mi lado. Es bastante obvio que no está cómoda conmigo, de todos los integrantes del grupo, con la última persona con quien quisiera ir a una tienda de mascotas es conmigo, eso es más que obvio.

En general Alice es una niña alegre y muy sonriente con los demás, pero junto a mí es bastante retraída y temerosa.

— Aquí es... — Señala con su dedo una tienda de estrecho espacio con grandes ventanas de vidrio por donde atraviesa la luz y una puerta que nos permitirá ingresar.

Al acercarnos puedo notar que no ha sido abierta desde hace algunos días, seguramente el encargado de este lugar no tuvo la oportunidad de abrirla el día en que todo esto ocurrió.

— Como lo sospechaba — Giro el picaporte para confirmar que está trabada.

— Lo siento... — Susurra Alice al no abrirse la puerta.

También la expresión de Zeke es de ligera tristeza.

— No te preocupes — Le digo confiado — Entraremos de todos modos.

— ¿Pero...cómo? — No está muy segura de ello.

— Necesitaríamos un clip o una tarjeta de crédito...

— ¡Yo tengo uno! — Sin soltar a Zeke, extrae de su bolsillo un clip para papel y me lo entrega con mucha energía, olvidando por un segundo su actitud retraída hacía mí.

— Esto nos servirá — Sostengo el clip con mi mano más hábil.

Es una suerte que Alice llevara consigo un clip, es común que los niños lleven cosas que a simple vista son inútiles, pero que en momentos de supervivencia se vuelven una herramienta necesaria.

Desarmo el pequeño clip de metal hasta formar una línea recta con una pequeña curvatura en la punta.

— Mira y aprende — Le digo antes de incrustralo en la cerradura y moverlo con mucha paciencia.

Estoy demasiado concentrado que no me molesta sentir a Alice y a Zeke tan cerca mío.

Ella realmente se tomó en serio mi consejo de "Mira y aprende" que no despega la mirada en el picaporte.

— ¡Voilá! — Exclamo mientras la puerta se abre ligeramente — He roto mi propia marca.

— ¡Wow! — Alice mira perpleja, como si se tratase de un show de magia — ¡Eso fue genial!

— Gracias — No me molesta recibir sus halagos de vez en cuando — Tengo experiencia.

Recuerdo brevemente como en una suerte de flashback, las veces en las que abría en la escuela los casilleros de los estudiantes de tercer año que estaban resguardados por candados de baja calidad. Simplemente les robaba algunos lápices, o algo de dinero que torpemente guardaban allí. Ellos jamás me descubrieron, al fín y al cabo eran unos buenos para nada.

Abro la puerta para permitirnos ingresar.

— ¡Muchas gracias (Y/N)!

No duda en decírmelo antes de entrar y dejar a Zeke en el suelo para que pueda caminar libremente.

A simple vista no es una tienda muy llamativa, ni muy grande, más bien es bastante común, con productos de todo tipo para mascotas como: Alimentos, juguetes y productos de aseo.

Recorro los pocos pasillos que hay aquí, a medida que oigo a Alice divertirse con Zeke.

Pero algo me hizo detenerme de inmediato, vi un pequeño acuario con muchos peces nadando despreocupados de un lugar a otro.

— No sobrevivirán mucho — Acerco mi rostro para contemplar sus movimientos — Sus esperanzas de vida disminuyen con cada segundo que pasa, si estuvieran en su ambiente natural existiría una gran probabilidad de que logren sobrevivir.

Miro al lado en uno de los anaqueles de la tienda, una cantidad considerable de alimento para peces almacenados en bolsas de plástico.

Tomo uno y lo abro para alimentar a aquellos animales que están indefensos y sumidos en su propia cárcel de vidrio de la cual no podrán salir.

Sus vidas ya están condenadas, sin embargo quiero creeer que les he dado un par de días más para que puedan disfrutar de su propia existencia.

— ¡Son muy bonitos!, ¿No lo crees?

Doy un pequeño susto al notar a Alice que está parada justo a mi lado, con la mirada fija puesta en aquellos peces que llaman su atención.

— Sí...son muy bellos.

Suspiro al observarlos.

Esta es la primera vez que doy de comer a otro ser vivo. Jamás tuve una mascota, mis padres detestaban la idea de tener a un animal merodeando por nuestra casa, y no querían que las sirvientas tuvieran la idea de cobrar un pago extra por los cuidados de un animal.

Ahora, con todo esto, podría considerar  a Zeke como mi primera mascota, en cierto punto evidido a Alice y de su relación con éste, algo me dice que ya ha tenido una mascota y que seguramente tiene los conocimientos básicos para como cuidar de uno.

— ¿(Y/N)? — La pequeña chica interrumpe mis pensamientos — ¿Podrías abrirlo?

Noto que entre sus manos tiene una caja de plástico que protege un hueso de caucho de más o menos 16 centímetros de alto con 3 centímetros de grosor.

— ¿Este es el juguete que quiere Zeke? — Tomo la caja y lo abro sin problemas.

—¡Guau! — Ladra nuestro amigo peludo con entusiasmo.

— Aquí tienes — Arrojo al piso el juguete.

Con energía, Zeke se dispone a morderlo y jugar con él.

— Felicidades — Alice acaricia a su leal compañero, flexionando sus rodillas para alcanzar su nivel.

Los observo a ambos con una sonrisa, débil y casi perceptible, espero que la amistad  que ambos han forjado pueda perdurar para siempre...ambos se necesitan mutuamente para vivir en este nuevo y horrible mundo.

— ¿(Y/N)?.... — Me mira Alice desde el suelo con preocupación.

— ¿Qué quieres ahora?.

— ¿Cómo pagaremos esto?

— No lo haremos — Me muestro indiferente a su inquietud.

— ¿Pero eso no sería robar? — Su inocencia y su falta de criterio en un momento apocalíptico como el que estamos viviendo me hace irritar levemente.

— Así es, no hay nadie aquí, y de seguro que el dueño no vendrá a revisar su tienda en mucho tiempo.

— ¡Estamos haciendo algo malo! — Se pone de pie con indignación, como si quisiera regañarme.

Al parecer ha perdido el temor hacía mí, tiene el valor para regañarme como si fuéramos iguales.

— Sí, pero con nuestro mal actuar hemos ayudado a alguien que realmente lo necesitaba — Le apunto a Zeke que no deja de jugar con su juguete — No pretendo decirte que esto es lo que debes hacer, tan solo piénsalo de todas las aristas posibles y atente a las consecuencias de tus actos.

Alice claramente no me entiende en lo absoluto, pero aún así intenta reflexionar a mi consejo.

— ¡Aquí están! — Oímos de pronto la voz de Busujima en la entrada de la tienda — Rápido, necesitamos de tu ayuda.

— ¿Qué sucede? — Me muestro inquieto ante su presencia.

En mi cabeza se forman miles de escenarios negativos: Desde un motín del otro grupo en contra de Asami, hasta una grave gripe que afecte a uno de nosotros.

— Te lo diré en el camino, solo acompáñame — Me invita con su mano a acercarme a ella.

Junto a Alice y Zeke vamos detrás de los pasos de Saeko que corre por los pasillos hasta salir de la tienda.

Mi cabeza da vueltas y vueltas que una fuerte presión se asoma por mi pecho.

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