"¡Crash!, ¡Crash!, ¡Crash!"

Es el sonido de los mostradores de la joyería romperse.

Con la parte posterior de la ballesta, hago trizas el vidrio hasta obtener los bellos anillos de oro que tanto deseo.

Miro a mi alrededor en esta pequeña tienda ubicada en el primer piso: Levemente iluminada por los rayos del sol y de refinadas paredes blancas, con los escaparates que exhiben los lujosos artículos destinados para la clase más adinerada de este país.

Me detengo para afinar mis sentidos ante la probable presencia de esos malditos cadáveres que se niegan a pudrirse.

Al no oír nada, tomo los anillos y los encajo en mis dedos anular, medio e índice de mi mano menos hábil con un fín más bien estético.

Inmediatamente, mis ojos se posan en uno de los escaparates en donde veo una cadena de oro sosteniendo una barra de oro de casi 50 milímetros por 14 milímetros en su ancho.

Tan solo es un capricho, pero lo deseo, deseo tenerlo en mi cuello y lucir mi estatus en el nuevo mundo.

— No dejaré que nadie ponga sus pies encima de mí, no toleraré que sus miradas ni sus palabras me denosten — Camino hacía el collar de oro protegido por un vidrio de alta seguridad — ¡No me contendré!, ¡Si tengo que matar!, ¡Mataré sin misericordia!.

Al pronunciar mis últimas palabras, nuevamente con la ballesta, destrozo el vidrio con todas mis fuerzas e ira acumulada.

Los pequeños trozos se desprenden y caen como si fueran una lluvia de perseídas en el firmamento.

En situaciones normales, las alarmas de esta refinada joyería habrían detectado este robo.

Con cierta obsesión, sostengo el collar con mis dedos y cubro mi cuello con mi nueva adquisición.

— Esto se siente tan bien — No dejo de admirarme con mis joyas.

"!No eres más que un cobarde (Y/N)!"

"¡Hay días en los cuales no sé por que decidí darte a luz!"

"¡Eres incapaz de sentir empatía por los demás (Y/N)!, Solo piensas en tí y en nadie más(...)"

—Salgan...salgan...váyanse de aquí...váyanse de aquí(...) — Comienzo a temblar y a sudar al escuchar las voces de Papá y Mamá en mi cabeza. Creí que ya lo había superado, que esto era parte del pasado, pero ahora los oigo más fuerte —(...)¿Por qué ahora?, ¿Por qué tenía que pasarme esto justo ahora?

"¿Te dices ser inteligente y me lo preguntas?"

—¡YA BASTA!, ¡SALGAN DE MI CABEZA! — Me tomo el cabello con ambas manos al oír la voz de mi Padre como si estuviera respondiendo a mi pregunta.

Su voz se oye tan claro que casi siento como si estuvieramos juntos en la misma habitación.

Siento náuseas y una fuerte presión en mi pecho. Todo me da vueltas, es como si el síndrome de abstinencia hubiera regresado.

"No eres más que un sujeto irresponsable y un delincuente"

— ¿Ahora tú Hirano? — Cierro los ojos con fuerza para apagar su voz que resuena en mi cabeza — Ya no los soporto, ya tengo suficientes problemas como para pensar en ustedes ahora.

La imagen de Saya, Kohta y Saeko con sus miradas penetrantes y de resentimiento en contra de mí, hace que una horrible sensación de angustia recorra por todo mi cuerpo.

— Ya no soporto esto, la verdad es que debo poner fín a esto de una vez por todas.

Salgo de la tienda con lentitud, por los pasillos del Centro Comercial hasta encontrar el baño más cercano

Mis piernas se sienten pesadas, mis brazos están perdiendo mucha fuerza y voluntad para moverse. Además, mi cabeza de vueltas y vueltas, soy incapaz de procesar las voces de aquellos que me atacan.

Al ingresar al baño de hombres, veo que no hay nadie aquí. Las luces están apagadas, por lo que no hay suficiente luz ingresando.

Puedo ver mi oscuro reflejo en el vidrio, la verdad es que mi imagen luce algo tenue, pero no es algo que me moleste en lo absoluto.

Me desprendo de la mochila y de mi ballesta hasta dejarla caer, el ruido que producen podría llamar la atención de "Ellos" si quisieran, por lo que  hipotéticamente no tengo mucho tiempo para hacerlo.

Miro por última vez el collar de oro antes de llevar mi mano a mi pierna y extraer el cuchillo de su funda.

Elevo ligeramente mi cuello para acercar la punta de la hoja a mi tráquea.

Cierro los ojos con el fín de agudizar mis sentidos e involucrarme mucho más en este proceso.

Respiro profundamente un par de veces para asimilar este momento.

En una suerte de monólogo, y como despedida, quiero escuchar mi voz por última vez:

— Creo que es todo...es la única solución razonable a esto, ya no quiero vivir de esta forma, con sus voces atormentado mi cabeza una y otra vez — Libero un suspiro forzado — ¿Quién diría que esta arma la adquirí para posiblemente acabar con la vida de mis padres y ahora estoy a punto de terminar con la mía?. Jamás habría pensado en dejar el mundo terrenal,  si no hubiera sabido que mi existencia representaba un problema para Mamá y para Papá, estar de pie, vagando por este mundo era la máxima expresión de rebeldía por ser unos padres horribles.

Doy un leve suspiro antes de apretar el cuchillo fuertemente.

— Esto no debe de terminar así (Y/N)...— Oigo la voz de Rei detrás de mí.

Abro los ojos asustado al sentir su inesperada presencia en este lúgubre baño.

Puedo verla en el espejo, ella me recibe  con una dulce sonrisa.

De pronto, sus manos rodean mi cintura y su cabeza apoya mi sudorosa espalda.

— No tienes que hacer esto (Y/N)... — Susurra con un tono de tristeza — No eres así, tú nunca te das por vencido.

Disminuyendo la presión de mis dedos en el cuchillo le respondo:

— No me conoces Miyamoto, no sabes nada sobre mí.

— Tienes razón, tal vez no sepa mucho sobre tí, pero me gustaría seguir haciéndolo como lo hemos hecho en éstos últimos días juntos — Apoya su mejilla en mi espalda y libera un suave suspiro que me da mucha tranquilidad — Te oí decir que tienes problemas con tus padres, y sé que eso te atormenta, que no puedes lidiar con todo eso. Conozco los rumores que se hablaban de tí en la escuela, me parecías una persona muy fascinante e interesante.

— Eso fue en el pasado, ahora todo es diferente, ¿Que sentido tiene recordar esa parte de nuestras vidas que se esfuma con el paso del tiempo? — Dejo ver un tono de desgano en mis palabras.

— Por que todavía eres un luchador (Y/N) — Vemos como Komuro ingresa al lugar con confianza en sí mismo — Sabes como imponerte ante las adversidades de la vida, rendirte no es parte de tí...

— Takashi... — Miyamoto lo mira sin separarse de mí.

En tanto, mis manos tiemblan ante la presencia de Komuro. Me siento como un idiota, y un sentimiento de vergüenza inunda por todo mi cuerpo, que me hace sentir culpable.

— Esta no es la solución a tus problemas amigo — Takashi se acerca, y retira suavemente el cuchillo dedo por dedo — Debes seguir luchando, pero hay veces en las cuales necesitamos la ayuda de los demás para mantenernos de pie.

— ¿Qué sentido tiene continuar?, soy un lastre, un estorbo para los demás — Lo miro sin mostrar un ápice de debilidad ni de tristeza en mis palabras — No tengo a nadie, así ha sido y así será.

— Siempre nos tendrás a nosotros (Y/N) — Rei me aprieta contra ella con energía y compasión — Somos tus amigos, y los amigos suelen discutir a veces, todo estará bien, ya verás que todo quedará en el pasado, y se esfumará...

— Exacto amigo — Me sonríe Takashi — Hirano, Busujima y Saya están muy apenados por lo ocurrido. Esto no es fácil para nadie, todo sucede tan rápido que olvidamos los sentimientos de los demás, estamos juntos en esto y no te dejaremos atrás.

Sus palabras tienen sentido, pero aún así no estoy totalmente convencido:

— ¿Qué ganan con estar con alguien como yo en su equipo?, les he causado varios problemas, prefiero seguir mi propio camino que perjudicar a otros con mis malas decisiones.

— ¡Eres muy importante para nosotros (Y/N)!, ¡Sin tí no habriamos sobrevivido cuando nos separamos en aquel tunel! — Los brazos de Rei me aprietan con más fuerza.

— ¿Qué quieres decir? — Me impresiono al escucharla decir eso.

— Rei tiene razón — Comienza a relatar Komuro — En ese momento tuvimos miedo, hicimos nuestro mayor esfuerzo para sobrevivir y no decaer, fuimos atacados por un psicópata en una estación de servicio, fue horrible aquel sentimiento. Vimos con nuestros propios ojos como las personas utilizaban las armas para destruir y no para proteger a los demás(...)

Takashi toma un pequeño suspiro antes de proseguir:

—(...)A pesar del miedo que sentimos, siempre nos preguntamos: ¿Qué haría (Y/N) en una situación como ésta?, y la respuesta fue...luchar, el lucharía para vivir un día más.

— Intenté decírtelo en la mansión de Takagi — Rei se separa de mí para observarme a través del reflejo del espejo — Tú eres una parte fundamental dentro del equipo, todo lo que viviste te ha dado una fortaleza de la cual hemos aprendido de tí.

— Vamos amigo, no te rindas, sé que podemos contar contigo — Takashi estrecha su mano para sellar el pacto.

Luego de algunos segundos, y al no hallar algún argumento, extendí mi mano con vergüenza y pena por mi mismo.

— Estamos juntos en esto — Me sonríe Miyamoto.

— Vamos, salgamos de aquí — Toma Komuro de mi hombro como si fuéramos los mejores amigos — Por cierto, que buen gusto tienes.

Señala al oro que rodea por todo mi cuello.

Suelto una risa incómoda, lo había olvidado totalmente.

Salimos del baño y la luz que atraviesa los vidrios del Centro Comercial, me permiten ver a los demás del grupo a unos metros de nosotros, esperándonos a nuestra llegada con una gran sonrisa.

Al parecer, nuestra pelea será parte del pasado, y daremos vuelta la página para escribir un nuevo capítulo de nuestras vidas.

Las palabras duelen, hieren como si fueran balas. Pero las palabras duelen más cuando ese alguien te importa...y ellos son lo más importante para mi  ahora.

Ahora lo veo todo diferente, jamás había necesitado de alguien, nunca tuve un amigo en quien confiar, pero ahora sé que no estoy solo, los tengo a ellos de mi lado.

De todas formas, soy consciente de que en algún momento nuestros caminos se separarán...pero ahora tan solo quiero disfrutarlos al máximo.

Eso es lo que quiero ahora...