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Capítulo 20

Con calma, desciendo por las escaleras.

Casi al llegar al primer piso veo como Takashi, Rei y Saeko están reunidos.

— ¿Siempre intentas seducir a las personas? — Pregunta Miyamoto al observar el atuendo de Busujima que tiene a Takashi sin palabras.

Para ser honesto, yo también estoy impresionado.

— Sa...Saeko, te ves muy bien, ¿Pero tienes tiempo suficiente para estar lista? — Pregunta Komuro con nerviosismo. 

— Creo que podré estar lista(...) — Noto que Saeko sostiene una espada de muy buen diseño.

Me pregunto quien se la obsequió, y de si se habrá olvidado del arma que le di en el templo.

¡Bah!, eso no es lo importante

—(...) Además, si vas a traer a tus padres necesitamos suficiente gente para guiarlos.

— ¿Qué ocurre? — Me animo a descender al primer nivel de la mansión.

— Llegas justo a tiempo (Y/N) — Rei es la primera en notar mi presencia — Buscaremos a nuestros padres y los traeremos aquí. En dos días más el padre de Takagi y su equipo se irán de de la mansión y reunirán a las familias de los empleados.

De pronto, veo que Hirano, Saya, Alice y Zeke llegan desde uno de los pasillos del primer piso.

Y como si estuviera todo calculado, Shisuka desciende por las escaleras.

 — Me parece lo correcto, por supuesto que me sumaré tamb...

— ¡Rei! — Grita Takashi al notar que Miyamoto corre con ira en dirección a la puerta principal — ¿Qué sucede?

MIyamoto sin prestarnos atención, abre la puerta y pronuncia las siguientes palabras:

— ¡Oh!, es admirable Shidou Sensei.

Mis ojos se ensanchan al escucharla decir eso.

¿Qué?, ¿Cómo es que él está aquí?

Al igual que los demás, corro hasta donde se encuentra Rei.

Y efectivamente, el hombre que alguna vez fuera mi profesor en el Instituto Fujimi, se encuentra justo aquí, acompañado de uno de los hombres de confianza de la familia Takagi.

Al verlo con mis propios ojos no puedo evitar pensar en sus estudiantes. Si el está en este lugar, de seguro que aquellos con quien tuve un mínimo vinculo escolar se encuentran en este lugar tambíen.

— Mi...Miyamoto... — Shido parece sorprendido al ver a Rei con su arma apuntándole — Me alegro que estés a salvo.

— ¿Sabe por qué soy tan buena con la lanza? — No deja de apuntarle con el filo del cuchillo — Es por que aprendí a utilizar una bayoneta. Mi padre, el mejor en la prefectura de policía me enseñó, usted le hizo sufrir demasiado, ¡Él nunca se rindió ante nada, pero tenía lágrimas en sus ojos cuando se disculpó conmigo!, él soportó la culpa de que yo me atrasara un año(...)

Sostiene con firmeza su rifle al hablar.

—(...)¡Yo sé que usted fue el único que pudo hacerle eso a
mis calificaciones!, pero me contuve, por que me dijo que él podía arrestarlo a usted y al Senador Shidou si su investigación salía bien. Pero ahora...

El filo hace contacto con su mejilla con mucha suavidad.

— ¿Vas...vas a matarme? — El idiota de lentes la mira con soberbia — ¿Vas a convertirte en una criminal aún cuando tu padre es un oficial de policía?

— ¡Mira quién habla! — Le recrimina Rei al recordar que él mismo asesinó a uno de sus estudiantes cuando éste le pidió ayuda para escapar de la escuela.

— ¡Entonces mátalo! — Oímos que detrás de nosotros interviene el padre de Takagi acompañado de su mujer — Conozco al padre de este hombre, el Senador Shidou, pero en éstos tiempos todo eso ya no importa, si lo deseas ¡Mátalo!

Con la atención puesta en ellos dos, camino con sigilo por detrás de los demás y me escabullo bajo la lluvia en busca de los idiotas de la clase.

Sé que deben estar en algún lugar de la mansión.

Me habría quedado a ver el desenlace de esta historia, pero ahora, hay algo que debo hacer y que es más importante.

Me aseguro de que nadie esté detrás de mí a medida que me muevo por el exterior de la gran edificación.

Tan solo recorrí algunos metros hasta encontrar con el autobús del cual nos marchamos.

Y tal como esperaba, veo a esos idiotas allí.

Con las gotas golpeando mi cuerpo y los truenos retumbar en los cielos,me dirijo hacía ellos.

Al acercarme noto que todos están abrazados, una escena bastante romántica a decir verdad.

— Jamás creí que los encontraría en este lugar— Llego hasta ellos con frialdad.

— Pero miren quien está aquí, no es más que (Y/N), ¿Qué pasa?, ¿Acaso vas a amenazarnos? — Me pregunta Yuuki, la popular chica de cabello naranjo.

— ¡Sí  idiota!, ¿Qué harás ahora eh? — Se suma Tsunoda con prepotencia.

— ¡Vete a la mierda!

— ¡No eres más que un estorbo!

— ¡Trata de matarme si puedes!

Les oigo gritar a los demás estudiantes.

Las expresiones faciales al atacarme verbalmente me hacen preguntarme si alguna vez habría tenido la oportunidad de encajar con ellos alguna vez.

Pero la única posibilidad de que esto sucediera fuera una realidad habría sido en una especie de dimensión paralela.

Un pensamiento bastante inútil en lo absoluto.

— ¡Vamos!, ¿Qué  haces aquí?, ¿Eh? — Tsunoda me empuja con fuerza, haciendo que me desestabilice gracias al difícil agarre de pies por la lluvia.

— No he venido para ofrecerles la bienvenida, ni servirles un poco de té(...)

La lluvia está empeorando cada vez más.

—(...)No hay lugar para ustedes aquí, marchense antes de que sufran las consecuencias.

Los miro con odio y rencor.

— ¿Quién eres tú para decirnos qué hacer? — Recalca Tsunoda — Además, debemos ayudarnos entre nosotros, ¿No lo crees?

Hay algo de cinismo en sus palabras.

Los miro fijamente a cada uno de ellos.

Por alguna razón, en sus miradas noto algo extraño.

Sus pupilas están levemente dilatadas, como si hubieran recibido una especie de epifanía.

Una epifanía del "Culto de Shido"...

— Yo mismo los desterraré a golpes si no se marchan.

Aprieto mis puños, que están equipados con mis fieles nudilleras.

— ¿Tú no cambias eh? — Se entromete Yuuki en la discusión — Para tí, todo se soluciona con violencia, ¿No es así?

La odio, la detesto.

Es la típica chica "popular" de la escuela que cree que su palabra lo es todo.

No sé con cuantos chicos se habrá revolcado esta zorra, pero estoy seguro de que si le hubiera ofrecido dinero, no dudaría en poner mi miembro en su boca como la puta que es.

Es una chica bastante limitada y no tiene más

Sé que es inferior, pero su actitud altanera me hace detestarla mucho más.

— La violencia es la única solución para deshacernos de la escoria de esta sociedad... — Muerdo la parte inferior de mi labio.

No sé por que hago esto, ¿Qué quiero conseguir con exponerme ante ellos?

Lo único que consigo es quedarme empapado como un indigente.

— ¡La única escoria aquí eres tú (Y/N)! — Tsunoda me apunta con el dedo — Siempre haz sido un lastre para la clase, no eras más que una piedra en el zapato para nosotros.

— ¡Así es! — Yuuki me apunta también, bajo la atenta mirada de los otros estudiantes que me observan con desagrado — Solo dabas mala fama a todos en el salón, por tu culpa éramos conocidos como los compañeros de clase del violento pervertido de chicas.

¡Eso es cierto!

— ¡Nos diste mala fama!

Aportan los otros chicos como expectadores en un circo romano.

Sus palabras me hieren, me duelen y me molestan.

Pensar que más de alguna vez expuse mi vida por ellos.

En especial por Yuuki y las otras chicas de mi salón, cuando algunos estudiantes de tercer año las fotografiaban a escondidas en los camerinos.

No soportaba la idea de que esas imágenes se distribuyeran y un montón de degenerados se excitaran con ellas.

Por suerte evité tal acto, pero ellas jamás lo sabrán y no vale la pena mencionarlo ahora.

— ¿Qué ocurre (Y/N)?, ¿Te quedaste sin palabras? — Tsunoda me empuja otra vez.

Doy unos pasos atrás producto de ello.

Tsunoda...

Eres un idiota...

Si tan solo supieras que gracias a mí, los chicos de tercer año no se robaron tu dinero que dejaste en tu mochila en primer año.

Yo lo recuerdo, yo estaba allí.

Todos ustedes estaban en clases de deportes. Aquel día yo había ido a la enfermería para curar algunos golpes que recibí el día anterior, lo que me excusaba de faltar a esa clase específicamente.

Luego de mi tratamiento con Shisuka, fui al salón de clases para estar a solas un momento.

Tenía ligeras molestias en mis brazos que me impedían moverlo con facilidad.

Cuando abrí la puerta, para mi sorpresa vi a tres chicos husmeando en la mochila de Tsunoda, uno de ellos tenía algunos billetes en sus manos y los otros dos revisaban con paciencia los compartimentos de éste.

En resumen, intenté echarlos del salón a aquellos estudiantes que ya conocía de pleitos anteriores. Por mi falta de fuerza en mis puños no pude vencerles y recibí una golpiza, sin embargo logré quitarles el dinero y lo devolví en su lugar.

— ¡Vamos!, ¡Di algo fracasado! — Tsunoda vuelve a provocarme — Estoy seguro que quieres llorar, ¿Eh?, ve tras la falda de tu mamita para secar tus lagrimas de perdedor.

Todos se ríen ante su infantil incitación.

— ¡Eres un hijo de mamá (Y/N)!, ¡Eres un niño rico mimado! — Yuuki lanza una vulgar risotada que me hace hervir la sangre.

Con furia en mis ojos y tocado por sus palabras, corro como un animal tras ella con la intención de golpearla fuertemente.

No me importaría golpear a una mujer en este momento.

No iré a la cárcel, ni mucho menos seré juzgado.

¡Que se vaya al diablo esa zorra!

¡La mataré!

Pero antes de que mi puño impactara en su rostro, el chico alto de cabello rubio detiene mi ataque interponiendo su mano en frente de su cara, recibiendo toda la fuerza en ella.

Con su otra mano, golpea fuertemente mi ojo gracias a mi endeble defensa.

Caigo estrepitosamente en el húmedo cemento,  y ruedo por los suelos con suma facilidad.

— No eres más que un cobarde — Veo los zapatos de Tsunoda en frente de mí, mientras intento levantarme.

Al subir la mirada, observo que [número] chicos me rodean como si esto fuera una película de mafiosos.

— He esperado esto por mucho tiempo (Y/N) — Retoma sus palabras — Siempre soñé con humillarte y dejarte en tu lugar, eras un tipo muy detestable en la escuela, siempre querías llamar la atención...

— Mientes... — Me pongo de pie con dificultad — No sabes nada sobre mí...

— Admítelo, no eres más que un bebé haciendo una pataleta, de seguro que no tienes la suficiente atención de mamá y papá...

— ¡CIERRA TU MALDITA BOCA! — Me enfurezco con su desagradable voz.

— No estás en posición para exigir aquí — Su tono de voz es más seria.

Como si todo estuviera pre meditado, los otros dos chicos se abalanzan sobre mí y me golpean hasta dejarme en el suelo.

Pero no se detienen, y me patean con mucha ira.

No puedo luchar contra los tres a la vez, estoy en una evidente desventaja, cada respuesta que haga no será para nada eficaz.

Tan solo puedo cubrir mi cabeza y encoger mi cuerpo lo más que pueda para amortiguar los duros golpes que recibo.

Me siento como un niño indefenso e impotente por no poder hacer nada.

Una parte de mí quiere llorar, y cerrar los ojos hasta que esto se detenga.

Sus golpes ya no me duelen, los he aceptado y he admitido mi derrota bajo la lluvia.

— ¡USTEDES!, ¡LARGO DE AQUÍ! — Oigo gritar a un hombre.

De inmediato, todos dejan de patearme.

Por su voz, deduzco que es empleado de la familia Takagi.

Estoy salvado...

— Ya no son bienvenidos aquí — Siento la presencia de Busujima también — Son órdenes del señor Takagi Souchirou.

— ¿Quién eres tú para darnos órdenes? — Tsunoda levanta la vista.

— Créeme que no querrás saberlo — Puedo ver que Saeko desenfunda su nuevo sable.

Sin poder levantarme, veo que el chico del 3-B se sorprende al ver el arma.

De pronto otros hombres de la mansión se suman a ellos y rodean a todos los estudiantes para que no puedan escapar.

— Creo que fuiste salvado (Y/N) — Yuuki se inclina para mirarme — Si pudieras ver tu rostro, seguramente que te darías lástima a ti mismo, el famoso chico malo del Instituto Fujimi ahora está en el suelo pidiendo clemencia, ¡Eres patético!

Libera una risa burlesca que resuena por todo el lugar.

— Nunca habrías encajado con nosotros — Continua Tsunoda — Jamás fuiste parte de nuestro salón, nunca te consideramos como un compañero, ni mucho menos como un amigo, no eras más que una molestia para todos...

Antes de que pudiera terminar de hablar, el grupo de hombres lo detiene como si fuera un policía y es escoltado lejos de aquí.

Me levanto con complicaciones mientras que la lluvia no deja de parar.

Todos los estudiantes del 3-B son obligados por los hombres a subir a la camioneta escolar en el cual vinieron.

Llevo mi mano en mi nariz, y caigo en cuenta que estoy sangrando.

Mierda.

Recibí una fuerte paliza.

— ¿Te encuentras bien? — Veo a Saeko acercarse con su cabello mojado y su ropa empapada.

— No quiero hablar de eso — Evito hacer contacto visual, me siento patético y como un perdedor ante una chica que conoce el arte del combate.

—Ven, estás mojado, te resfriarás — Toma de mi mano y me arrastra con ella en dirección a la mansión.

Cabizbajo, noto que en dirección contraría a nosotros, se nos acerca el Maestro Shido escoltado de unos hombres que de seguro lo llevan al vehículo escolar.

Cuando ambos nos cruzamos, me doy cuenta que el hombre, que alguna vez se dedicó a enseñarme en el aula, me sonríe con una expresión malvada y maniática.

Jamás tuve alguna relación con él que no fuera como estudiante, nunca intercambiamos ideas, ni le pedí un consejo ni orientación sobre mi futuro.

Me era una persona indiferente, que no valía la pena mi atención.

Sin embargo, presiento que si nos hubiéramos llevado bien, tal vez habría intermediado con mis compañeros de clase para que me aceptaran en su grupo...

¡Basta!

No quiero pensar en ello, eso es historia pasada y debo mirar hacía adelante, quiero suprimir esas ideas que surgen como demonios en mi cabeza.

Espero que esta sea la última vez que nos veamos, y deseo que se pudra en el infierno junto a los demás.

Volteo mi cabeza y observo con detención como es obligado a ingresar al vehículo.

Busujima no se detiene y sostiene con fuerza mi brazo para llevarme hasta la mansión.


— Olvídalo (Y/N), no vale la pena — Tiene una mirada muy seria que me transmite mucha confianza.

— Tienes razón Saeko, debo superar esto.

Ambos caminamos juntos al igual que en aquella tarde que tuvimos que sobrevivir los dos en la ciudad.

Observo con disimulo el perfil de su rostro.

Mi corazón late al mirarla.

No es amor ni atracción física lo que siento en este momento, es el sentimiento de protección que me provoca al ser arrastrado por Busujima.

Que haya notado mi ausencia con los demás, y que haya decidido voluntariamente ir a buscarme, me causa mucha gratitud hacía su persona.

También quisiera demostrarle cuanto me importa, una chica como ella nace cada 100 años...

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