Capítulo 19
Afuera las gotas de lluvia caen sin cesar.
La cálida mansión nos ofrece un cómodo refugio para protegernos.
Mi única diversión, por el momento, es ver por la ventana del pasillo como el agua navega hasta tocar tierra firme.
— ¡Ah!, ¡Maldición! — Una voz femenina interrumpe mi momento de entretenimiento.
Noto que a mi lado está Shizuka con su teléfono celular en mano y con una actitud de evidente frustración.
— ¿Ocurre algo? — Observo como su mirada está puesta en su móvil.
— No logro recordar el número de mi amiga, ¡Esto es el colmo! — Me responde con una especie de pataleta.
— ¿Cómo pudiste olvidar su número?, ¿Acaso no la tienes dentro de tus contactos?
— ¡Iba a hacerlo después! — Me da una respuesta bastante infantil.
Sin darme cuenta, saco mi teléfono de mi bolsillo y como es la costumbre el mensaje que he leído desde que todo comenzó sigue ahí.
"SIN SEÑAL"
Tal vez sea mi teléfono, pero si Shisuka intenta comunicarse con su amiga, entonces podría pedirle el suyo para...
— ¿También deseas comunicarte con alguien especial para tí (Y/N)? — Me pregunta con curiosiodad al ver mi teléfono.
— No, quería chequear algo nada más — Comento con indiferencia — Asumo que tu amiga y tú son muy cercanas.
— Sí, y la verdad es que estoy muy preocupada por Rika — Baja la mirada al recordarla — Hace tiempo que no he tenido noticias de ella, y lo único que sé es que está en el aeropuerto de Tokonosu en alta mar.
— ¿Ella es parte del Equipo Especial de Asalto, no es así?
Shisuka no pretende responderme, luce nerviosa, como si quisiera ocultar un secreto.
Y lo entiendo, el equipo SAT es una unidad bastante secreta dentro de la policía japonesa encargada de asuntos terroristas y de seguridad nacional, inclusive las identidades de los integrantes de aquella organización se mantiene en anonimato.
— Era algo muy evidente — Comento — Con esa cantidad de armas a su disposición, era de esperarse que fuera miembro de una organización como esa. Pero debo decir que solamente adiviné en mi respuesta.
— Jamás dejas de sorprenderme — Aplaude impresionada como una niña.
— No es para tanto, pero no te preocupes, guardaré el secreto a los demás.
Un breve silencio ocurre entre los dos.
En tanto continuo observando como las gotas caen allá afuera con mucha tranquilidad.
— ¿Qué harás ahora? — Oigo preguntar a la mujer de cabello rubio.
— Pues la verdad no tengo nada planeado, creo que podría ir a mi habitación y dormir una siesta mientras tanto.
— ¿Puedo ir contigo? — Noto el enrojecimiento de sus mejillas — Hemos estado muy distantes últimamente, no hemos estado solos desde que llegamos aquí. Tengo la ligera sensación de que quieres evitarme, y puedo entender por qué.
Sus ojos se posan fijamente sobre los míos y sostiene su teléfono celular con ambas manos llevándola a la altura de su pecho en una actitud defensiva.
— ¿Por qué haría algo como eso? — Estoy sorprendido ante su inesperada sospecha.
— Creo que fui muy descortés por haberte besado la otra noche...espero que puedas perdonarme — Realiza una reverencia para disculparse.
Su cabello se mueve hacía su rostro al descender y regresa a la normalidad cuando ella está en posición natural.
— No debes preocuparte por esas cosas — Sonrío al sentirme tocado ante la extraña ternura e inocencia de Shisuka — Por cierto, ¿No deberías de cuidar a Rei?, ¿Dónde están Alice y Zeke?.
Miro por el pasillo al percatarme de que no están junto a Shisuka, los había ignorado por completo.
— Te preocupas demasiado, Rei está en la habitación de Komuro, lo vi entrar ahí. Y Alice está junto a la madre de Saya. ¿Ves?, tenemos tiempo para los dos.
Sonríe con despreocupación.
—Bueno...siendo así...creo que puedes acompañarme — Llevo mi mano hacía mi nuca con incomodidad.
Caminamos unos cuantos metros hasta la puerta de mi habitación.
Estoy un poco nervioso, intento mostrarme lo más sereno posible, pero tener a una mujer en mi habitación me deja bastante inquieto.
Muevo la perilla y nos disponemos a ingresar.
— Siéntete cómoda — Cierro la puerta y libero un suave bufido.
La habitación es bastante grande, incluso podría ser comparada con una "suite" de un hotel de lujo.
Enciendo la luz al estar un poco oscuro producto de la lluvia que impide el ingreso del sol.
Shisuka tranquilamente toma asiento al borde de la cama.
— Ven conmigo, no seas tímido — Da unas suaves palmadas a la cama para que esté junto a ella.
Lentamente me acerco y me siento justo al lado de la atractiva Enfermera.
— Rescuesta tu cabeza en mis piernas, déjame complacerte — Sostiene mi cabeza y la apoya en sus suaves muslos.
Con sus manos, acaricia mi cabello una y otra vez.
Odio tener que pensar en esto justo en este momento, pero al sentir las suaves caricias de la hermosa Enfermera de la escuela, no pueda evitar recordar a mi madre.
Jamás recibí ningún afecto corporal de su parte, ni un abrazo, ni una palmada en la espalda. Tan solo recibí indiferencia y gritos de que se lamentaba por tenerme.
Prácticamente fui criado por las mucamas y empleadas de la casa. Ellas me proveían lo necesario para que pudiera vivir un día más.
En resumidas palabras, buscando siempre la mayor utilidad al menor esfuerzo como padres.
Una actitud demasiado corporativa.
— ¿En qué piensas (Y/N)? — Me pregunta Shisuka con una suave voz.
— En nada importante, solo disfruto el momento — Claramente le dije una mentira piadosa.
Sin embargo, no quiero pensar más en mi madre ni en mi padre. Por ahora tan solo quiero centrarme en Shisuka y no ser un bastardo malagradecido con ella:
— ¿Shisuka?
— ¿Qué ocurre? — No deja de mover sus manos en mi cabellera.
— ¿Hay algo que pueda hacer por tí?
— Estar aquí a solas contigo es lo mejor que podrías hacer por mí...sin embargo, hay algo que me gustaría mucho.
— Por favor dime, y yo lo cumpliré.
— En realidad son dos cosas — Lleva una de sus manos en su mentón en actitud pensativa — Pero la verdad es que me gustaría recibir un beso de tu parte de vez en cuando. No dejaré que Takagi y Busujima acaparen toda tu atención.
Esto último lo menciona con un tono ligeramente molesta.
— ¿No estarás celosa de unas chicas de secundaria verdad? — Inicio una suerte de flirteo con ella.
— No...no es eso... — Trata de disimular sus emociones — Pero no me gusta la idea de compartirte con las demás chicas.
De un segundo a otro, me separo de ella y me coloco de pie enfrente de la hermosa mujer de cabello rubio y de ojos castaños.
Shisuka continúa sentada al borde de la cama.
— Bien, lo haré — Doy un respiro profundo — Es lo menos que podría hacer por tí.
Lentamente me inclino hacía su cuerpo y sostengo sus mejillas con suavidad.
Ella ya está en una posición de espera: Sus labios están ligeramente estirados y sus ojos están totalmente cerrados.
Mi corazón no deja de palpitar y mis piernas tiemblan un poco.
Mi respiración está agitada a medida que acerco mis labios con lentitud hasta tocar las de ella.
Con una ligera pasión, nuestras lenguas vibran entre sí y se mueven al ritmo de nuestros instintos más primitivos.
Me siento como un novato al hacer esto, y por alguna razón tengo una sensación de estar indefenso ante la atractiva Enfermera.
De pronto, siento como las manos de Shisuka se posan encima de las mías, como si no quisiera que me separase de su piel.
Pero lentamente, y al necesitar de mi espacio me separo con la mayor elegancia posible.
— Eso fue mágico — Comenta en un susurro.
— Sí...estuvo bien — Mi rostro se enrojece al no poder expresarme con otras palabras.
— Me gustaría que hicieras esto más a menudo — Sigue en un estado de calma en la que no deja de susurrar.
— Podría hacer el esfuerzo — No estoy tan convencido de mi mismo — Por cierto, ¿Qué otra cosa querías de mí?
— Creo que no es el momento para ello, ya lo verás — Deja un rastro de misterio que me inquieta un poco — Será mejor que nos vayamos antes de que los demás sospechen.
—Es lo mejor, yo saldré primero — Camino hacía la puerta — Espérame tan solo unos segundos para que puedas marcharte de aquí.
— Me gustaría quedarme unos minutos más aquí si me lo permites — Con total libertad y de actitud infantil se recuesta en mi cama — Estoy bastante cómoda.
— Esta bien — Sonrío forzadamente — Te veré al rato.
Abro la puerta para marcharme, pero no antes de mirar por el pasillo.
Perfecto, no hay nadie.
Cierro la puerta, y la última imagen que veo antes de que se cierre por completo es a Shisuka apoyada en mi almohada con comodidad como si quisiera conciliar el sueño allí.
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