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❛ 006 ─ the deer choosing me ❜

〝 La legítima heredera del trono. 〞

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Habían pasado unos pocos días desde aquel encuentro, y Gwayne se encontraba inquieto, como si algo le carcomiera por dentro. Aquel cruce de palabras con la princesa aún resonaba en su mente, con la intensidad de una herida abierta. Sentado en el jardín del palacio, observaba el cielo nublado, mientras su ceño fruncido y su mirada fija en el horizonte revelaban su agitación interna.

Suspiró profundamente, dejando escapar parte de su frustración, cuando notó a un guardián que se acercaba. Este se detuvo por un momento al ver la expresión de Gwayne, antes de avanzar con paso firme, aunque cauteloso.

── Mi lord.── habló el guardián con voz seria, inclinándose ligeramente al acercarse ──. El comandante, sir Criston, me ha enviado para comunicarle que partirán dentro de unos días.

Gwayne alzó la vista lentamente, sus ojos fijos en el hombre que tenía delante. Una sonrisa apenas perceptible curvó sus labios, cargada de ironía.

── Nunca se acabará esta mierda.──murmuró con amargura, como si el peso de esas palabras fuera demasiado familiar.

El guardián, algo desconcertado, inclinó la cabeza hacia un lado.

── ¿Disculpe? ¿Dijo algo, mi lord?

Gwayne negó con la cabeza, dejando escapar un suspiro de exasperación.

── Dígame, usted es sir Finan, ¿verdad?.── preguntó, su tono seco y directo, los ojos clavados en los del guardián.

El hombre parpadeó, sorprendido por el reconocimiento, pero asintió, sin apartar la mirada.

── Así es, mi lord.

Gwayne lo observó en silencio por un instante, como si evaluara cada uno de sus gestos.

── He oído que fue el guardián protector de la princesa Rhaelys.──Su voz se tornó más incisiva──. Tengo una pregunta para usted.

Sir Finan tragó saliva, sintiendo cómo la tensión se apoderaba de sus músculos. Aún así, asintió.

──Por supuesto, mi lord.

Gwayne inclinó la cabeza hacia un lado, con un destello de curiosidad en sus ojos.

── ¿Cree usted que si la princesa Rhaelys se hubiera casado con mi sobrino Daeron, esta maldita guerra nunca habría comenzado?

El guardián frunció el ceño, sopesando la pregunta, que le parecía tan inesperada como peligrosa.

──Bueno.──dudó, midiendo sus palabras──. Creía que sí, pero… conociendo a la princesa Rhaelys, dudo que hubiera aceptado ese compromiso.

Gwayne soltó una risa sarcástica, un sonido bajo que apenas rompió el silencio del jardín.

──Sí, tampoco es como si tuviera muchas opciones, ¿verdad?.──su tono se tornó más incisivo──. Una alianza, un matrimonio… podrían haber evitado todo esto. ¿No lo cree?

Sir Finan se enderezó, decidido a mantenerse firme.

──Puede ser, mi lord. Esta guerra no habría comenzado si no hubiera existido un vínculo entre los familiares.──Dijo con más seguridad──. Pero hay cosas que ni siquiera un matrimonio puede evitar.

Gwayne levantó una ceja, interesado.

──¿Está insinuando que alguien de mi familia debería casarse con los los enemigos para que esta guerra termine?

──No estoy sugiriendo nada, mi lord.──contestó Finan con cautela──. Solo digo que, a veces, los compromisos no son suficientes para detener a los que ya están decididos a luchar.

Gwayne rió de nuevo, pero esta vez su risa fue más afilada, como el filo de una espada.

──¡Vaya pensamiento, sir Finan!.──dijo con fingida admiración──. Qué… perspicaz de su parte.

Sir Finan hizo una inclinación de cabeza, aunque notó la burla en la voz de Gwayne.

──Con su permiso, mi lord…──empezó a dar la vuelta, dispuesto a retirarse, pero la voz de Gwayne lo detuvo en seco.

──Aún no se vaya.──Gwayne lo llamó con una calma tensa, casi como un cazador que se deleita antes de dar el golpe final──. Dígame, ¿cómo era la princesa con usted? Sir Criston me dijo que tenían una amistad notable.

El guardián suspiró, tratando de ocultar su incomodidad, y asintió con lentitud.

──Así es, mi lord.──dijo, esforzándose por mantener un tono neutro──. La princesa Rhaelys siempre fue… simpática conmigo, amable, sin duda alguna.

──Ah, una amistad encantadora.──comentó Gwayne con desdén──. Lástima que ella tomó el camino equivocado.

Finan sintió que algo se revolvía en su interior, pero permaneció en silencio, apretando los labios.

──Si tuviera la oportunidad de marcharse de aquí, ¿se uniría a ese bando de desquiciados?.──preguntó Gwayne, esta vez con un tono cortante y decidido.

Por un instante, Finan sintió el impulso de responder con toda la rabia acumulada:

“Si tuviera la oportunidad, sin duda dejaría de ser guardián de unos traidores como ustedes.”

Pero, en cambio, respiró profundamente y dijo con firmeza:

──Solo cumplo con mis deberes, mi lord.

Hizo una reverencia con cierta rigidez y se dio la vuelta para marcharse.

Gwayne lo observó alejarse, sus ojos brillando con una mezcla de burla y satisfacción al notar la tensión que había provocado en el guardián.

El Hightower permaneció un rato más sentado, perdido en sus pensamientos, antes de levantarse y dirigirse a sus aposentos.
Al entrar, se acercó a su escritorio, tomó una pluma, y comenzó a escribir con furia contenida, dejando que las palabras fluyeran en el papel como un torrente imparable.












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Rhaelys estaba sentada en su asiento de piedra, observando con una expresión de desaprobación a su hermano y madre. Cada gesto, cada palabra intercambiada entre Rhaenyra y Sir Steffon, hacía que la incomodidad de Rhaelys creciera. Sentía que su voz no había sido tomada en cuenta en algo que claramente afectaba a todos.
Aquello la molestaba profundamente, pero lo disimulaba bajo una máscara de fría indiferencia. Sin embargo, la rabia latente en su interior era palpable.

──Los dragones solo obedecen a la sangre Targaryen.──murmuró finalmente, rompiendo el silencio con una voz que llevaba una mezcla de reproche y advertencia──. Van a provocar la muerte de un inocente.

Rhaenyra, consciente de la desaprobación de su hija, giró la cabeza lentamente para mirarla.
La preocupación era evidente en sus ojos, pero no flaqueó. Su voz se mantuvo firme cuando se dirigió a Sir Steffon, aunque un leve temblor traicionaba la dureza de sus palabras.

──¿Entiende el peligro, Sir Steffon?.──preguntó la reina, su tono revelando la lucha interna entre la responsabilidad de su posición y el temor que sentía por lo que estaba a punto de pedirle a uno de sus más leales servidores──. No lo estoy obligando a hacerlo. Nunca antes se ha intentado, para reclamar un dragón, debe estar... preparado para morir.

El caballero asintió solemnemente, sin una pizca de duda en su mirada. Su voz resonó con convicción.

──Entiendo el riesgo y lo acepto con gusto. Prometí servir a mi reina con toda mi fuerza y dar mi sangre por la suya. Es mi juramento, majestad.

Rhaelys rodó los ojos con exasperación, sintiendo que la situación escapaba a todo sentido común.

──Vamos a perder a uno de los mejores guardianes y leales que tenemos.──murmuró con desaprobación, sus palabras apenas audibles, como si hablara consigo misma.

Jacaerys, que había estado observando la interacción en silencio, se volvió hacia ella, su expresión endureciéndose.

──Deberías tener un poco de fe en nuestra madre.──soltó, su tono bajo pero cargado de una firmeza que no admitía discusión.

Rhaelys lo miró fijamente, sus ojos destellando con una mezcla de desafío y frustración.

──La tengo, pero no creo que dure mucho.──respondió, su voz afilada como una daga──. Me largo de esta reunión tonta.

Con una determinación que no admitía oposición, Rhaelys se levantó de su asiento, su capa ondeando tras ella mientras se dirigía hacia la puerta. Jacaerys la observó un momento, inmóvil, antes de decidir seguirla, su expresión oscilando entre la confusión y la preocupación.

Apenas había salido del salón cuando un guardián la detuvo, su semblante solemne.

──Mi princesa, esto llegó para usted.──dijo, entregándole un pequeño papel doblado.

Rhaelys lo tomó con manos tensas, y su semblante mostró una ligera sorpresa al leer el mensaje. Su expresión, normalmente controlada, se suavizó apenas un instante.

“me gustaría verla princesa rhaelys, creo qué tengo una propuesta para usted, espero verla en el bosque”

──Gracias, sir.──respondió, su voz más suave, casi amable, antes de girar hacia Jacaerys que la seguía de cerca.──Preparen a Moonfyre.──ordenó con una firmeza que no dejaba lugar a preguntas, mientras se dirigía hacia la fosa de los dragones.

──¿Piensas salir?.──preguntó Jacaerys, confusión nublando su voz mientras trataba de seguir el ritmo acelerado de su hermana──. ¿Por qué?

Rhaelys se detuvo un momento, girando para mirarlo. Sus ojos, normalmente tan controlados, mostraban una mezcla de determinación y algo que Jacaerys no pudo identificar del todo, quizá una sombra de preocupación.

──Tengo algo importante que hacer, Jacaerys. Dile a nuestra madre que regresaré lo antes posible.──dijo, sin dar más explicaciones, antes de continuar hacia la fosa.

Moonfyre, su imponente dragón de escamas plateadas, emergió de la oscuridad con un rugido bajo, como si sintiera la urgencia en el corazón de su jinete.
Rhaelys se acercó a él con una familiaridad que solo los verdaderos jinetes de dragones entendían, y sin titubear, subió a su montura.

──Rhaelys.──llamó Jacaerys desde el borde de la fosa, su voz llena de preocupación contenida──. No sé qué pretendes hacer, pero al menos ten cuidado.

Rhaelys, ya acomodada sobre Moonfyre, se volvió para mirarlo una última vez, sus labios esbozando una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

──Lo haré.──prometió, antes de dar la orden a Moonfyre de alzar el vuelo.

Mientras el dragón batía sus poderosas alas y se elevaba en el aire, Jacaerys se quedó observando su partida, su pecho apretado por una mezcla de angustia y miedo.
No sabía qué pretendía su hermana, pero algo en él deseaba con todas sus fuerzas que regresara sana y salva.

El vuelo hacia el bosque fue breve, pero para Rhaelys se sintió como una eternidad. Su mente estaba absorta en la carta que había recibido, en las implicaciones de aquel misterioso mensaje. Su corazón, normalmente controlado, latía con un nerviosismo que apenas lograba contener.

Moonfyre descendió con suavidad, sus garras rozando el suelo del claro con apenas un murmullo. Rhaelys desmontó con agilidad, sus ojos encontrando de inmediato la figura que la esperaba.

Allí estaba Gwayne, junto a su caballo, su postura tensa como si anticipara un conflicto.

Moonfyre, percibiendo la inquietud de su jinete, acercó su enorme rostro al hombre, soltando un gruñido bajo que hizo que Gwayne retrocediera instintivamente. El dragón lo observaba con ojos que parecían arder con un fuego interno.

──Me alegra saber que leyó mi carta.──dijo Gwayne, su voz temblando ligeramente mientras tragaba saliva, claramente intimidado por la imponente criatura que tenía frente a él──. No tiene que darme órdenes para que me baje del caballo.──añadió, intentando mantener su dignidad intacta.

Rhaelys sonrió, pero no era una sonrisa amable; era una sonrisa llena de advertencia.

──Ya veo que no.──dijo, su tono irónico mientras notaba el nerviosismo en los ojos de Gwayne──. No se preocupe, a Moonfyre no le gusta comer personas, pero tal vez su caballo sí llegue a ser devorado si se muestra inquieto.

El dragón dio un paso adelante, sus ojos fijos en Gwayne, quien intentó mantenerse firme, pero el temblor en sus manos lo traicionó.

──Aún no, Moonfyre.──dijo Rhaelys en valyrio, su voz baja pero cargada de autoridad──. Te daré la orden cuando sea necesario.

Gwayne la miró, su expresión ahora marcada por una mezcla de inquietud y confusión. La princesa, por su parte, observaba cómo su dragón comenzaba a alejarse lentamente del hombre, sin apartar los ojos de él.

──Bien, dígame, lord, ¿por qué quería mi presencia?.──preguntó finalmente, su tono frío como el hielo, dejando de lado la sonrisa que había usado para intimidarlo.

Gwayne respiró hondo, intentando recuperar la compostura.

──Una propuesta, como decía la carta.──respondió, esforzándose por mantener la voz firme──. Sé que eres la siguiente heredera del trono.

──La cual me fue robada por tu sobrino.──lo interrumpió bruscamente, sus palabras cargadas de veneno.──Aunque claro, supongo que eso es lo que tu familia considera justo.

Gwayne apretó los labios, conteniendo una réplica mordaz. No era el momento para discutir por el pasado.

──Jaehaerys ya no está.──dijo con suavidad, en un tono que mezclaba respeto y tristeza──. Aún el trono puede ser tuyo, después de Aegon.

Rhaelys lo miró con escepticismo, su expresión ahora más calculadora.

──¿Qué clase de propuesta es esta?.──preguntó con un deje de burla.── Ambos sabemos perfectamente que Aegon preferiría morir antes que ceder el trono a la hija de su enemiga. Para obtener el trono, lo que tendría que hacer es...

──Usurparlo.──la interrumpió abruptamente Gwayne, su voz firme, mirando a los ojos a la joven Targaryen.──como lo hizo él con Rhaenyra, según tu lealtad.

La expresión de Rhaelys cambió, y por un momento, su mente se llenó de confusión. Las palabras de Gwayne resonaban en su cabeza, pero había algo que no encajaba.

──¿Qué es lo que quieres, lord.──Rhaelys repitió, su voz cargada de desconfianza, mientras sus ojos se entrecerraban, tratando de leer más allá de las palabras de Gwayne.

El hombre exhaló lentamente, como si pesara cada palabra antes de soltarla al viento. Su mirada no se apartó de los ojos de la princesa, intentando transmitir la seriedad de su propuesta.

──Quiero que esta guerra termine, que el enfrentamiento entre tu madre y mi sobrino llegue a su fin.──dijo finalmente, su tono denotando cansancio y, quizá, una pizca de desesperación──. Creo que tú eres la indicada para reinar, para ocupar ese trono y poner fin a este conflicto, pero para eso debes estar sentada en el trono, ser nombrada reina de los Siete Reinos, y hacer que todos te acepten.

Rhaelys lo observó en silencio por un momento, sus pensamientos girando en torno a lo que acababa de escuchar. Sus ojos, fríos y calculadores, se afilaron al responder.

──Mi madre es la reina, y mi destino es seguirla en la línea de sucesión al trono. Para eso faltan años.──replicó con firmeza, aunque en su interior sintió una leve punzada de duda.

Gwayne no se dejó intimidar por su tono. Dio un paso más cerca, su postura adoptando una actitud casi desafiante.

──¿Pero quién está ahora mismo sentado en el trono?.──inquirió con un tono más incisivo──. Ella no lo está.

Las palabras de Gwayne tocaron una fibra sensible en Rhaelys. Sentía una mezcla de indignación y frustración burbujeando bajo la superficie de su ser.

Apretó los labios y asintió levemente, consciente de que había algo de verdad en sus palabras, aunque no quisiera admitirlo.

──Porque le fue robado.──respondió, su voz tensa, cargada de emoción contenida.

Gwayne dejó escapar un suspiro, rodando los ojos con un gesto de impaciencia.

──Mi propuesta es ayudarte a llegar a tu destino mucho antes de lo que imaginas. Estoy seguro de que Rhaenyra aceptaría cualquier cosa, siempre y cuando al menos su sangre siga en el trono, y no la de Alicent, mi hermana.──explicó con un tono de urgencia──. Este conflicto no beneficia a nadie, ni siquiera a mí.

Rhaelys frunció el ceño, tratando de discernir las verdaderas intenciones de Gwayne.

Sabía que él no hacía esto solo por altruismo; había un juego de poder detrás de cada palabra, cada mirada.

──¿Ayudarme en qué forma?.──preguntó finalmente, su tono aún cargado de escepticismo.

Gwayne sonrió ligeramente, inclinando la cabeza hacia ella.

──Dándote mensajes que te serán útiles, Rhaelys──dijo, su voz grave y sincera.──Información que no servirá de nada contarle a tu madre, porque no le sería de mucha ayuda en este punto de la guerra. Necesitas saber lo que sucede realmente en el corazón de tus enemigos, conocer sus debilidades, sus miedos... y yo puedo dártelos.

Se hizo un silencio tenso entre ambos, solo roto por el crujir de las hojas bajo el viento. Rhaelys contempló la propuesta, su mente trabajando rápidamente, sopesando los pros y los contras. Finalmente, decidió hablar, rompiendo el incómodo silencio.

──Esta guerra no es mía.──dijo con voz firme, pero con un leve temblor que delataba su indecisión──. Es una guerra entre mi madre y tu sobrino. No entiendo por qué tratas de forjar una alianza con una simple princesa.

Gwayne se adelantó otro paso, acercándose más a ella. Su mirada se volvió más intensa, sus ojos afilados brillando con una determinación férrea.

──No eres una simple princesa, Rhaelys.──respondió, su tono firme y claro.── Eres la heredera legítima del trono, la que puede traer la paz nuevamente a los Siete Reinos. Tú puedes poner fin a este derramamiento de sangre, y permitir que yo regrese a Oldtown sin problemas, sin el peso de la culpa y la guerra.

Rhaelys levantó una ceja, observándolo con cautela, como si estuviera analizando cada palabra, cada gesto. Sabía que detrás de su discurso había un motivo oculto. Siempre lo había.

──¿Qué me darás a cambio si acepto tu alianza?.──preguntó finalmente, su tono mostrando una mezcla de curiosidad y desafío.

Gwayne enderezó la espalda, sus ojos aún fijos en los de ella. Su voz se volvió más firme, como si su vida dependiera de su respuesta.

──Lealtad.──declaró con convicción, sin vacilar ──. Mi lealtad será únicamente para ti. Arriesgaré mi vida para que te sientes en el trono, y al menos, puedas detener esta guerra de una vez por todas.

Rhaelys lo miró durante un largo momento, evaluando la sinceridad en sus palabras. Su corazón latía con fuerza; sabía que aceptar esa oferta significaba caminar sobre una cuerda floja.
Pero la posibilidad de poner fin al conflicto... era una tentación que no podía ignorar fácilmente. Se quedó en silencio, dejando que las palabras de Gwayne calaran en su mente, reflexionando sobre los riesgos y las ventajas de tal alianza.

──Y si fallo...──empezó, su voz apenas un susurro, casi temerosa de pronunciar la pregunta.

──Entonces, moriré a tu lado, princesa.──respondió Gwayne sin titubear, con una extraña calma que lo hacía parecer casi noble, casi heroico.

Rhaelys sintió un estremecimiento recorrer su cuerpo ante la audacia de aquella respuesta. Finalmente, asintió lentamente, una pequeña sonrisa curvando sus labios, llena de desafío y un toque de aceptación.

──Bien.──murmuró, extendiendo su mano para sellar el trato──. Pero recuerda, lord Gwayne, si me traicionas, no habrá lugar en este mundo ni en el otro donde puedas esconderte de mí...o de mi dragón.

Él no dudó en aceptar su mano, rodeándola con firmeza, sus ojos clavados en los de ella con una intensidad que quemaba. Ambos permanecieron así, como dos guerreros en un campo de batalla, probándose mutuamente, midiendo las fuerzas del otro.

──No te traicionaré, princesa.──prometió con un tono solemne──. Mi lealtad, mi vida... son tuyas a partir de ahora.

Rhaelys asintió lentamente, sintiendo una extraña mezcla de alivio y temor. Aceptaba la alianza, pero sabía que con ella venían consecuencias que aún no podía prever. Ambos se miraron fijamente.

El viento soplaba entre los árboles, como si la misma naturaleza contuviera la respiración ante la alianza recién forjada.

──Yo también te prometo algo, lord.──habló Rhaelys con una calma calculada que desmentía la intensidad de sus palabras──. Yo, Rhaelys Targaryen, prometo ofrecerte mi protección, lord Gwayne, y protegerte de cualquier daño que pudiera amenazarte.

Gwayne se mostró sorprendido por el tono serio, y aunque intentó ocultarlo, una leve sonrisa asomó en sus labios. Rhaelys apretó su brazo un poco más, como subrayando la seriedad de su compromiso.

──Pero ten en cuenta esto, te estoy protegiendo a ti, y solo a ti. No a Alicent, ni a Aegon, ni a Aemond, ni siquiera a Helaena y a su hija Jaehaera.──sus palabras salieron con una fluidez que denotaba una seguridad aterradora.── Sus pérdidas no me importan, de hecho, para mí, serán un triunfo.

Las palabras de Rhaelys causaron una preocupación palpable en el rostro de Gwayne. Él asintió levemente, sintiendo el peso de su amenaza.

──También debo decir lo mismo, mantengo esta alianza solo contigo, Rhaelys, no con Rhaenyra.──afirmó con una seriedad que igualaba la de ella.

──Y si te atreves a traicionarme o mentirme, no dudaré en matarte. No importa dónde te escondas, te buscaré y te daré un destino poco honorable.──su voz era una amenaza velada, un murmullo que parecía resonar en el bosque con una frialdad inquietante.

Rhaelys apretó su mano en un gesto decisivo y luego lo soltó, dando un paso atrás como si firmara el contrato final.

──Di que soy la legítima heredera del trono o no confiaré en ti.──dijo con firmeza, su tono cargado con una mezcla de autoridad y control que no dejaba lugar a dudas.

Gwayne iba a abrir la boca para responder, pero Rhaelys lo interrumpió con una mirada fija, exigiendo acción en lugar de palabras vacías.

──No quiero simplemente promesas, quiero una demostración real.──sus ojos violetas reflejaban una mezcla de seriedad y desesperación, como si ella disfrutara del poder que tenía sobre él.── Arrodíllate y demuestra tu lealtad.

Gwayne, a pesar de su esfuerzo por mantener una expresión impasible, no pudo evitar una ligera mueca de desdén. Lentamente, comenzó a doblar la rodilla, su mirada fija en el suelo mientras su enojo y frustración se contenían bajo una fachada de obediencia.

──Reconozco a Rhaelys Targaryen como la heredera al trono y la reina de los Siete Reinos.──dijo con una voz áspera, sin apartar los ojos de ella, mientras ella mantenía su mirada fija en el suelo, observando la sumisión que exigía.

Rhaelys respondió con una sonrisa maliciosa antes de dar la vuelta con una elegante gracia, como si la aprobación de Gwayne no fuera más que un pequeño inconveniente en su camino.

──Eres un hombre leal, lord.──dijo, complacida──. Me alegra verlo.

Gwayne se puso de pie inmediatamente al ver que ella se giraba para irse.

──Espere.──dijo rápidamente──. Aún no te vayas.

Comenzó a buscar frenéticamente en sus bolsillos un amuleto, mientras Rhaelys, intrigada, lo observaba. Cuando finalmente sacó la daga, sus ojos se abrieron ligeramente con sorpresa.

──Esto es tuyo.──dijo Gwayne, acercándose a ella y extendiendo la mano.

──Pensé que la habías dejado tirada o, peor aún, destruida.──respondió Rhaelys, tomando la daga y mirándola con un destello de felicidad en sus ojos.

──Al principio iba a hacerlo, pero vi que siempre la llevas contigo. Incluso cuando estuviste en Oldtown, llevabas esa daga. Supe entonces que debe ser algo importante para ti.

──Lo es.──respondió ella, sin apartar la mirada de la daga──. Fue un obsequio de mi padre. Me dijo que, si quería, podía darle un nombre.

──¿Y lo tiene?.──preguntó él, curioso.

Rhaelys asintió, levantando la vista hacia él con una sonrisa sutil.

──Kinslayer.──dijo, y una sonrisa algo maliciosa apareció en sus labios.

Gwayne asintió lentamente, entendiendo el significado que ella le daba al nombre.

──Creo que es un nombre algo sobrevalorado para un objeto no tan grande como una espada.──opinó, esperando ver cómo reaccionaría la princesa.

Rhaelys frunció levemente el ceño y, con un movimiento rápido, apuntó con la daga al pecho de Gwayne.

──¿Crees que mi daga está sobrevalorada? No sabes cuántas vidas ha segado y cuántas heridas ha infligido. Incluso a ti.──su tono era tranquilo, pero su frialdad era palpable. Movió la daga hacia el cuello de Gwayne, donde había una cicatriz.

Gwayne movió la cabeza con molestia, y Rhaelys sonrió con una burla fría.

──Podría derrotarte en combate si quisiera.

Gwayne prestó atención de inmediato a esas palabras.

──¿Estás tan segura de eso?.──insinuó, dudando de sus habilidades.

──Entonces te lo demostraré.──respondió ella con firmeza──. Hagamos un combate ahora mismo. ¿Aceptas?

Gwayne dudó por un momento, pero al ver la manera en que Rhaelys mantenía su propuesta y esa maldita sonrisa burlona en su rostro, aceptó.

──Bien, hagámoslo.──dijo, viendo cómo Rhaelys bajaba la daga y comenzaba a moverse para ponerse en posición.

Gwayne sacó su espada y también adoptó una postura de combate.
Ambos permanecieron inmóviles hasta que Rhaelys hizo su primer movimiento. Gwayne lo evitó hábilmente, deslizándose a un lado.

Con una determinación renovada, apretó su espada y replicó el ataque mientras ella se encontraba de espaldas. Rhaelys reaccionó de inmediato, empujándolo con un pie en el pecho, haciendo que vacilara hacia atrás, pero manteniendo su postura.

En un movimiento rápido, sus armas se cruzaron, y el sonido metálico resonó en el aire. Se encontraron en una encrucijada de acero, sus rostros tan cerca que podían sentir el aliento del otro, mientras sus ceños fruncidos y respiraciones entrecortadas reflejaban la tensión del combate.

Gwayne empujó a Rhaelys hacia atrás con un impulso decisivo de su espada. Ella retrocedió, tambaleándose, y sus ojos se abrieron de par en par al ver que Gwayne se preparaba para un nuevo ataque.

Giró rápidamente, pero tropezó y cayó al suelo al doblarse el pie. Sin embargo, en lugar de ser una desventaja, utilizó la caída a su favor, apretando su daga y pasándola con agilidad sobre la piel de la rodilla de Gwayne.

Él soltó un leve gruñido y trató de agarrarla, pero ella, con otro movimiento hábil, lo hizo caer al golpear su rodilla con el pie. Gwayne cayó casi a su lado, y ella aprovechó para subirse encima de él, colocando la daga en la misma dirección de su cicatriz.

──Y así es como te estaría cortando el cuello, dejándote desangrar.──dijo con una sonrisa burlona──. He ganado.

Gwayne la miró fijamente, pero no pudo evitar una sonrisa, y Rhaelys también lo hizo, su satisfacción evidente. Se levantó de él y se sentó a su lado, ambos algo agotados pero satisfechos por el enfrentamiento sabiendo que ese instante había sido un alivio en medio de la tensión constante.

Gwayne se giró hacia ella con una expresión de preocupación.

──Cuando... estuvimos esa noche en el bosque.──empezó, su voz cargada de incertidumbre.──¿tenías alguna pesadilla mientras dormías?

──¿Por qué lo preguntas?.──inquirió Rhaelys, intentando ocultar su inseguridad tras una fachada de molestia.

──Te vi moverte inquietamente, parecias asustada.──dijo Gwayne rápidamente, tratando de no incomodarla──. Está bien si no quieres hablar de ello...

──No me gusta la oscuridad del bosque, y mucho menos junto a un lago... eso fue todo.──respondió ella, su voz temblando ligeramente.

Gwayne se quedó en silencio por un momento, intentando comprender su angustia.

──Entiendo.──dijo finalmente, aunque él mismo sabía que no podía entender completamente su experiencia.

“no, nunca entenderás nada, nunca sentirás lo que yo sufri ese dia”

Rhaelys pensó para sí misma

Gwayne, intentando calmar el ambiente, tomó su mano entre las suyas. A pesar de sus reservas, lo hizo con una suavidad inesperada.

──Dentro de unos días partirán los soldados de Aegon.──dijo Gwayne, soltando un largo suspiro de cansancio, como si el peso de su deber lo agobiara──. Yo también iré.

Rhaelys asintió lentamente, asimilando la información con una expresión contemplativa. Su mente parecía girar en torno a las implicaciones de esa noticia.

──Gracias por darme ese dato.──dijo, esbozando una sonrisa que buscaba ser agradecida pero que también escondía una leve inquietud──. Esta información podría ser útil para mis propios planes.

Gwayne la observó con curiosidad, sin estar del todo seguro de lo que ella tenía en mente. Rhaelys, consciente de su mirada, decidió seguir con la conversación.

──Pero antes de que te vayas, ¿podría al menos... verte?.──preguntó, su tono revelando una mezcla de nerviosismo y una pequeña dosis de esperanza.── Me gustaría tener la oportunidad de pasar más tiempo contigo.

Gwayne frunció el ceño, considerando la solicitud mientras su mente corría con posibles complicaciones.

──¿Verme? Bueno, si nadie se da cuenta de mis escapadas y no hay riesgo de levantar sospechas, entonces sí.──respondió con una cierta vacilación, pero también con una promesa implícita de cumplir.

──Perfecto.──dijo Rhaelys, su sonrisa se amplió al sentir que la negociación iba por buen camino.── Te enviaré una carta si cambio de opinión o si simplemente quiero verte antes de tu partida. Asegúrate de que la carta llegue a tus manos y no a otras, ¿de acuerdo?

La firmeza en su tono dejaba claro que no estaba dispuesta a aceptar fallos en su solicitud. Gwayne la miró a los ojos, reconociendo la seriedad de su demanda.

──Me aseguraré de eso.──contestó, su voz era tranquilizadora.── No te preocupes, haré todo lo posible para que la carta llegue directamente a ti.

Rhaelys asintió, satisfecha con la respuesta, y un aire de resolución se asentó entre ellos. La conversación se estaba acercando a su fin, pero ambos sabían que la intriga y la tensión continuarían después de su separación.













































































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No pregunten por que escribi una alianza entre estos dos loquitos, quise agregarle trama al fanfic y puros piropos y besos me parece aburrido, OK.

La forma en que Rhaelys no se deja confiar en casi nadie amo, me encanta como describí este personaje.

🙈les voy comunicando que muy pronto o bueno en unos de esas semanas sacaré mi libro original por aquí, "juegos del sacrificio" y bueno tengo un canal de difusión, vayan a entrar que doy avisos muchas veces, el link esta en mi perfil.

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