❛ 005 ─ Love and desire stunned ❜
〝 enfermo por ti 〞
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Rhaelys se despertó con un sobresalto, el cuerpo entumecido y la piel helada. Sentía un dolor sordo en los músculos, producto de haber dormido en el suelo duro. La oscuridad la envolvía por completo, y en su desesperación, tanteó a su alrededor en busca de alguna ventana, de una rendija de luz, pero no encontró nada. Aquel cuarto no podía ser más que una celda. No había ventanas, y apenas había algunos muebles viejos, polvorientos y rotos, como si nadie hubiera entrado allí en años.
Ni siquiera había pasillos secretos.
──Maldito sea este lugar.──susurró, su voz resonando en la penumbra como un eco perdido.
Su mente volvía una y otra vez al momento en que había pisado aquel maldito palacio, maldiciéndose a sí misma por cada paso dado.
──¿Cómo pude ser tan estúpida?.──se repetía.
Un ruido la sobresaltó: la puerta se abrió con un chirrido, y Rhaelys se levantó de golpe, su corazón latiendo rápidamente, llenándose de ira cuando vio a Gwayne cruzar el umbral con una calma irritante.
──Ah, veo que aún sigues enojada.──comentó con esa voz tranquila que tanto la enervaba. Llevaba un plato con comida en las manos y, con un gesto indiferente, se lo tendió──. Come, debes estar hambrienta.
Rhaelys lo miró con desprecio, luego desvió la mirada al plato. En un arrebato, lo empujó al suelo, haciendo que el contenido se esparciera.
──No quiero tu comida, Gwayne. No tengo hambre.──dijo con voz firme, alzando la barbilla desafiante.
Gwayne soltó un suspiro y observó los restos de comida en el suelo. Luego, lentamente, alzó la mirada hacia ella, sus ojos brillando con una mezcla de irritación y algo que no pudo descifrar.
──Bien, si no vas a comer, al menos ya estás lista.──respondió con frialdad. Se acercó y, sin previo aviso, la agarró del brazo con fuerza──. Te sacaré de aquí. Ya ha anochecido, y esta es nuestra mejor oportunidad para que te largues y no vuelvas nunca más.
Rhaelys intentó zafarse del agarre, sintiendo la presión de sus dedos clavándose en su piel.
Gwayne levantó la capa que ella tenía y le cubrió el rostro.
──Si alguien te ve conmigo, no dudarán en matarte, y a mí me colgarían como traidor.──le advirtió, con una seriedad que la hizo detenerse un segundo.
Ella se quedó callada, pero en su rostro se dibujó una mezcla de confusión y desdén.
──¿Por qué me ayudas?.──preguntó, con el ceño fruncido.
Gwayne hizo una mueca de impaciencia y la empujó un poco más hacia la salida.
──Camina.──ordenó, evitando responder a su pregunta.
Rhaelys rodó los ojos y, aunque sus instintos le decían que debía seguir luchando, optó por obedecer, al menos por el momento. Caminaban rápido por los pasillos oscuros, y Gwayne miraba constantemente a su alrededor, asegurándose de que nadie los estuviera siguiendo. En algunos momentos se cruzaban con guardias, pero ninguno parecía prestarles atención, gracias a la capucha que cubría el rostro de Rhaelys.
Finalmente, cuando estaban cerca de la salida, Gwayne la detuvo bruscamente.
──Vamos por aquí.──murmuró, cambiando de dirección hacia los establos.
──¿A dónde piensas llevarme?.──demandó ella, con el rostro lleno de incredulidad.
Gwayne la ignoró por completo. Sin previo aviso, la alzó por la cintura y la montó en el caballo con una facilidad que la tomó por sorpresa. Rhaelys apenas tuvo tiempo de reaccionar.
──¡Bájame!.──gritó, pero él ya se había subido delante de ella.
──Te llevaré al Bosque Real.──respondió con una sonrisa sarcástica, mientras tomaba las riendas──. Ahí te dejaré y veremos cómo logras regresar sola a dragónstone.
Rhaelys lo miró furiosa.
──¿Te parece divertido?.──siseó, apretando los dientes.
Gwayne no contestó, pero un leve destello de diversión cruzó su mirada.
──Sujétate.──gruñó.── o terminarás en el suelo y con el cuello roto, este caballo es algo brusco.
Ella lo hizo, pero al mismo tiempo clavó sus uñas en su cintura, con una sonrisa maliciosa al escuchar el ligero jadeo que él emitió.
──¿Estás loco, Gwayne?.──le espetó, mientras cabalgaban a través de un sendero oscuro──. ¿Qué ganas con esto?
Él no respondió de inmediato, concentrado en dirigir al caballo por una ruta secundaria. Al notar su silencio, Rhaelys volvió a insistir.
──¡Respóndeme!.──exigió.
Gwayne resopló con irritación.
──¿Sabes? A veces desearía que simplemente te callaras.──replicó con frialdad, apretando las riendas con más fuerza──. Te harías la vida mucho más fácil.
Rhaelys soltó una risa corta, llena de burla.
──¿Y te harías la tuya más fácil también,lord?.──preguntó, desafiándolo.
Los ojos de Rhaelys reflejaban el pálido brillo de la luna mientras ambos atravesaban las calles desiertas. Sentía cómo la distancia crecía entre ellos y el pueblo, y la inquietud se apoderaba de su mente. Gwayne había tomado un camino diferente al que ella había usado para entrar, uno más estrecho y oculto, que se adentraba en una penumbra cada vez más espesa.
Las pocas luces que iluminaban las calles del pueblo se desvanecían lentamente, dejando solo el parpadeo distante de las estrellas y el pálido fulgor de la luna para guiar su camino.
Rhaelys miró hacia atrás con temor, sintiendo un nudo en el estómago. La oscuridad del bosque la envolvía, y un pensamiento aterrador cruzó su mente: ¿y si él la dejaba ahí, sola, en la noche?
El caballo seguía su galope constante, adentrándose más y más en el bosque, ocultándolos de las miradas curiosas de cualquiera que pudiera haberlos visto. La ansiedad crecía en Rhaelys, hasta que tomó una decisión impulsiva. Sin pensarlo, se soltó de la cintura de Gwayne y, con un movimiento rápido, se dejó caer del caballo, lanzándose al suelo con fuerza.
Gwayne sintió de inmediato la pérdida de su peso, y aunque el caballo seguía avanzando, tiró con fuerza de las riendas para detenerlo. Maldijo en voz baja mientras giraba la montura, su expresión endurecida por la frustración.
──¡Rhaelys!.──gruñó con enojo mientras giraba el caballo──. ¡¿Qué carajos estás haciendo?!
Rhaelys se levantó rápidamente del suelo, sus piernas temblaban, pero no se permitió vacilar. Comenzó a correr entre los árboles, su respiración rápida y entrecortada. Su mente estaba en blanco, sólo sabía que tenía que alejarse, escapar.
Gwayne, cansado de su comportamiento, instó al caballo a avanzar con más velocidad. Observó cómo Rhaelys corría hacia la orilla de un lago que se divisaba a lo lejos, su figura pequeña y decidida contra la vastedad del paisaje.
──¡Detente ahora mismo!.──gritó con furia mientras obligaba al caballo a acercarse aún más a ella.
Rhaelys odiaba los lagos, los mares, odiaba eso.
Tenia un trauma con eso de su pasado pero en ese momento su miedo se había ido.
Tenía miedo de ahogarse de nuevo.
Rhaelys, sintiendo su cercanía, frenó sus pasos bruscamente. Su pecho subía y bajaba de forma agitada mientras observaba cómo Gwayne descendía del caballo con fluidez, sus movimientos llenos de determinación y frustración. Él caminaba hacia ella con pasos decididos.
──¡No te acerques!.──gritó Rhaelys, retrocediendo un paso.
Gwayne frunció el ceño, claramente exasperado.
──¿Qué mierda te pasa? ¿Crees que puedes escapar de mí?
Rhaelys lo miró con desafío, pero había un brillo de miedo en sus ojos.
──Prefiero arriesgarme en el bosque que seguir contigo. ¡Déjame en paz!
Gwayne apretó los dientes, avanzando otro paso hacia ella.
──No tengo tiempo para tus juegos, Rhaelys. Sube al caballo, ahora.
──¡No!.──exclamó ella, girando rápidamente para escapar de nuevo.
Gwayne soltó una exclamación de frustración.
──¡¿Qué mierda?!.──rugió, viéndola correr otra vez. Respiró hondo, tratando de controlar su creciente enojo, antes de comenzar a perseguirla a pie.
Rhaelys echaba miradas rápidas sobre su hombro, notando cómo Gwayne se acercaba cada vez más. Su corazón latía frenéticamente, sintiendo el temblor en sus piernas mientras corría con desesperación. Quería alejarse de él, de esa sensación de peligro constante. Tiró de su capa, liberándose del peso que le impedía moverse con más rapidez.
"Esta vez es diferente, esta vez, es ella quien quiere escapar".
Tan concentrada estaba en su huida, que no se dio cuenta de lo cerca que estaba del borde del lago hasta que fue casi demasiado tarde. Miró hacia adelante justo a tiempo para ver el peligro, y se detuvo con un sobresalto, tambaleándose hacia atrás con el corazón en la garganta.
Al girarse, su mirada se cruzó con la de Gwayne, que se acercaba con pasos rápidos. Su expresión era un enigma de rabia y preocupación.
──¡No te atrevas a saltar!.──gritó él, intentando detenerla con la voz.
Pero Rhaelys, en su desesperación, perdió el equilibrio y cayó de espaldas al lago.
Gwayne abrió los ojos con sorpresa, su rostro contorsionado por una mezcla de miedo y frustración. Corrió hacia la orilla, su mirada fija en el agua, esperando verla salir a la superficie.
──¡Maldita sea!.──murmuró entre dientes, sus ojos escaneando frenéticamente el agua oscura. Dio unos pasos hacia atrás, dudando.
"¿La dejaría sola allí?"
pensó. No. No podía. No así.
Dentro del lago, Rhaelys luchaba por nadar hacia la superficie, pero el agua estaba helada, y su cuerpo se tensaba ante el frío implacable. Sintió que el agua la arrastraba hacia abajo, y, de pronto, ya no tuvo más fuerzas para luchar. Su cuerpo empezó a hundirse, sus ojos se cerraron mientras se dejaba llevar.
Gwayne se maldijo a sí mismo, sus pensamientos eran un torbellino de confusión.
──¡Dioses, nunca me perdonaré por lo que voy a hacer!.──exclamó con voz quebrada antes de lanzarse al agua con un chapoteo.
Nadó con fuerza hacia el cuerpo de Rhaelys, que flotaba inerte en la superficie. La sujetó por la cintura y, con un esfuerzo sobrehumano, nadó de vuelta a la orilla. El frío era penetrante, un mordisco en su piel, pero se negó a detenerse.
Al llegar a tierra, colocó a Rhaelys con cuidado sobre el suelo. Su rostro estaba pálido, y sus labios, de un azul desvaído. Gwayne la miró con desesperación mientras su mano temblorosa se posaba sobre su mejilla.
──Rhaelys, despierta.──dijo con urgencia, su voz llena de preocupación.
Ella no reaccionó, y el miedo empezó a apoderarse de él. Se inclinó más cerca, tratando de contener su propia respiración agitada.
──¡Rhaelys, maldita sea, despierta!.──gritó, hizo un esfuerzo en su pecho.
Después de varias compresiones, ella abrió los ojos de repente, tosiendo con violencia, expulsando agua de sus pulmones.
Su rostro mostraba miedo y un toque de locura, parecía como si estuviera reviviendo algo de su pasado.
Gwayne dejó escapar un suspiro de alivio, pero antes de que pudiera hablar, Rhaelys apartó su mano de un manotazo.
──¡Aléjate de mí!.──murmuró con desprecio, su voz áspera.
Gwayne la miró, su expresión cambiando de preocupación a incredulidad.
──¿En serio? ¿Así es como me lo agradeces?.──espetó, con una mezcla de enfado y desconcierto.
──¡Nunca te pedí que me salvaras!.──replicó ella, arrastrándose por el suelo para alejarse de él──. Preferiría estar muerta antes que seguir soportando tu compañía.
Por un instante, Gwayne no supo qué decir. Las palabras de Rhaelys eran como cuchillos, cortándole profundamente. Respiró hondo, su mente nublada por una mezcla de emociones que no podía nombrar.
── es enserió? Tu eras la que me perseguias como una maniática y ahora quieres que me aleje de ti?.──replicó con frialdad──. Parece que estás más interesada en desafiarme que salvar tu vida.
Ella lo miró con un odio palpable, sus ojos brillando con una furia helada.
──Quizás porque aún tengo algo por lo que luchar, algo que tú jamás entenderías.
Gwayne se quedó en silencio, sus ojos nunca apartándose de los de ella. La respiración de ambos se entremezclaba con el frío aire de la noche, mientras las palabras no dichas flotaban entre ellos como una sombra ineludible.
Gwayne soltó un leve gruñido de molestia al ver la desaprobación de ella.
──Solo quería saber cómo te encontrabas.──dijo con un tono algo cansado mientras se levantaba del suelo, su mirada aún fija en ella, que permanecía sentada──. Deberías agradecerme que te salvé la vida, desagradecida.
Rhaelys alzó la mirada, encontrándose con los ojos de Gwayne, que la observaba desde arriba. Apretó sus manos contra el suelo.
La de cabellos platinos se puso de pie y dirigió su vista hacia el lago. Un escalofrío la recorrió al sentir más frío en su cuerpo.
Pudo escuchar los pasos de Gwayne alejándose, pero no dijo nada. Permaneció en silencio, quieta, mirando hacia el lago. Su cuerpo temblaba de frío; apenas podía mantenerse en pie.
──Estás temblando.──se oyó la voz del Hightower detrás de ella.
──Estoy bien.──respondió alzando las manos en un gesto de molestia──. Simplemente déjame sola. ¿No es eso lo que querías? Pues hazlo.──pronunció con mayor enojo.
Gwayne soltó un leve suspiro. Se acercó con la capa que ella había dejado caer y la colocó sobre sus hombros.
Rhaelys se dio la vuelta rápidamente al sentir la tela sobre su ropa fría y húmeda.
──Lo acabo de encontrar, deberías taparte.──dijo mirándola fijamente──. Estuviste varios minutos en el lago.
Rhaelys relajó su expresión, confusa. Se cruzó de brazos, no por molestia, sino para mantenerse caliente, aunque era inútil.
──¿Y tú?.──preguntó con delicadeza, por primera vez──. También te has mojado.
Dirigió su mirada hacia el cuerpo de Gwayne, notando cómo su ropa húmeda se pegaba a su piel, marcando ligeramente su figura. Rápidamente alzó la mirada hacia el rostro cansado del hombre.
──No estuve mucho tiempo en el agua, por suerte. Aún creo que puedo mantenerme.──respondió, intentando sonar amable, pero sin lograrlo.
Rhaelys asintió levemente y desvió su mirada hacia los alrededores.
──Vete.──dijo con calma──. Querías dejarme aquí e irte, ¿verdad? Entonces, ¿qué estás esperando?
Gwayne suspiró.
──No pienso abandonarte aquí sola, y menos en tu estado.
Rhaelys guardó silencio ante esa respuesta; no sabía qué hacer. Soltó una risa nerviosa.
──Quédate aquí. Buscaré algo para prender una fogata y que se...──miró su ropa──... que se seque tu ropa.──terminó, alejándose.
Rhaelys lo observó irse, permaneció quieta, apretando sus manos con más fuerza alrededor de su cuerpo, tratando de ahuyentar el frío.
Pasaron unos minutos hasta que Gwayne regresó y comenzó a encender la fogata. Rhaelys se acercó y se sentó mientras él avivaba las llamas.
Gwayne se sentó a su lado. Aunque no quería, al menos ambos debían mantenerse calientes, y estar lejos uno del otro no les serviría de nada.
Permanecieron en silencio un rato. Rhaelys arrojaba pequeñas piedras al fuego para entretenerse, hasta que rompió el silencio.
──¿Por qué lo hiciste?
──¿Hacer qué cosa?
──Salvarme.──lo miró fijamente.
Gwayne continuó mirando hacia la fogata.
──Porque después de todo eres un ser humano. No creo que mi conciencia me hubiera dejado dejarte sola mientras te ahogabas.
──¿Esa será tu respuesta?.──preguntó con curiosidad.
──¿Qué respuesta esperas?.──dijo, dirigiendo su mirada hacia ella.
──La verdad.
──¿Recuerdas lo que te dije ayer? Esa es mi respuesta a tu pregunta.
──¿Deseas matarme con tus propias manos?.──replicó con burla──. Qué forma más rara de confesar tu amor por mí.
Gwayne frunció el ceño ligeramente.
──No estoy confesando nada sobre ti, princesa. Estás equivocada,que te haya salvado no significa que te amo.
Rhaelys soltó una risa burlona.
──¿Te burlas de mí?.──preguntó molesto.
──¿Tú qué crees?.──sonrió levemente, lanzando la última piedra al fuego.
──Mejor quedémonos callados.──dijo desviando la mirada hacia las llamas.
──¿Qué harás después de esto?.──Rhaelys parecía incapaz de permanecer en silencio──. ¿Volverás a King's Landing y me dejarás aquí?
──Exacto.──respondió, tratando de controlar su irritación ante tantas preguntas de la princesa──. Cada uno seguirá su camino, y espero que tú, princesa, me dejes en paz.
Rhaelys apoyó la mano en el suelo y, con su ayuda, se acercó un poco más a Gwayne.
──Nunca.──dijo con una sonrisa burlona.
Gwayne rodó los ojos y trató de levantarse, pero Rhaelys lo detuvo, agarrando su mano.
──¿Piensas irte tan rápido?
──¿Algún problema con eso? Ya tienes una fogata. Además, no creo que necesites mi protección, veo que sabes defenderte muy bien.
Rhaelys relajó su expresión, mostrando una preocupación genuina mientras observaba a Gwayne con una mirada casi suplicante.
──No quiero que te vayas.──murmuró en voz baja, su tono casi inaudible, pero cargado de una vulnerabilidad que no solía mostrar.
Gwayne, con la mirada fija en las llamas, pareció no escucharla, o quizás prefirió ignorarla.
Trató de levantarse de nuevo, moviéndose con una firmeza que delataba su deseo de poner distancia entre ambos. Pero antes de que pudiera alejarse, Rhaelys apretó mas su mano, deteniéndolo con un toque suave pero firme.
──Quédate, al menos hasta el amanecer.──dijo con determinación, su voz más clara esta vez, casi como una súplica disfrazada de orden.
Gwayne frunció ligeramente el ceño, el brillo de las llamas reflejándose en sus ojos oscuros. Suspiró resignado, como si estuviera librando una batalla interna, y finalmente se sentó de nuevo a su lado, su gesto mostrando una mezcla de resistencia y rendición.
Rhaelys sonrió con satisfacción al ver que él accedía.
Era una sonrisa pequeña, pero en sus ojos se reflejaba una chispa de triunfo. Lentamente, como probando los límites de su paciencia, se atrevió a apoyar su cabeza en el hombro de Gwayne. Él se sobresaltó ligeramente al sentir su cercanía inesperada, su cuerpo se tensó instintivamente.
──¿Qué haces?.──preguntó, su voz más baja, pero no del todo hostil, como si intentara contener el desconcierto que sentía.
──Solo quédate quieto.──respondió ella, su tono algo cansado, sus ojos aún fijos en las llamas──. No te estoy haciendo daño. Solo quiero quedarme a tu lado.──dijo con suavidad, en valyrio, como si esas palabras llevaran un peso especial que él no podría comprender.
Gwayne frunció el ceño más profundamente, claramente molesto.
──No hables en valyrio, sabes perfectamente que no hablo ese idioma.──se quejó, con una mezcla de irritación y una curiosidad que no quería admitir.
Rhaelys sonrió, divertida por su reacción.
──Por eso hablo en valyrio.──replicó con una mirada traviesa, inclinándose un poco más hacia él.── para que no me entiendas.
Gwayne entrecerró los ojos, sintiendo una mezcla de frustración y algo más que no podía definir.
──Qué forma más rara de expresarte, mi princesa.──dijo, con una sonrisa leve, casi involuntaria, que apenas logró controlar.
Rhaelys volvió a sonreír, con una ternura inesperada, y apoyó su cabeza en su hombro nuevamente, dejando que el silencio se instalara entre ellos.
Por un momento, el mundo pareció detenerse alrededor de ellos. Permanecieron así, en una quietud extraña pero reconfortante, hasta que Gwayne rompió el momento perfecto con su murmuró.
Tenías que ser un Hightower
──Cuando amanezca, vete.──dijo de repente, su tono cambiando bruscamente a uno gélido y distante──. Mantente lejos de mí, y si es posible, también tu familia de la mía. Quiero mantenerme lejos de ti.
Rhaelys lo miró, sorprendida por su cambio repentino. La frialdad en su voz no coincidía con la cercanía de antes, y algo en su interior se tensó.
Rhaelys frunció el ceño y alzó la cabeza con desafío, sus ojos encontrándose con los de él, oscuros y llenos de emoción contenida.
──¿Quieres?.──preguntó, su voz baja pero desafiante──. ¿O simplemente te estás obligando a decir eso?
Gwayne dudó por un momento, su mirada se desvió hacia el fuego como si buscara respuestas en las llamas. Suspiró levemente antes de responder, su voz casi quebrándose.
──Yo... quiero.──afirmó, pero había una vacilación en sus palabras──. Es mi decisión.
Rhaelys lo miró con una mezcla de tristeza y determinación.
──Podré cumplir todos tus deseos, Lord Gwayne.──dijo suavemente, cada palabra cargada de una intensidad que lo desarmaba.──pero alejarme de ti nunca.
Gwayne apretó los dientes, sus manos se cerraron en puños, tratando de mantener el control sobre sí mismo.
──¿Acaso no lo entiendes?.──dijo, su tono más alto, lleno de frustración mientras se movía, haciendo que Rhaelys se alejara un poco de él.
Ahora estaban sentados frente a frente, tan cerca que podían sentir el calor de sus cuerpos, pero tan distantes como dos extraños.
──¿Mi repugnancia hacia ti no es obvia?.──continuó, su voz resonando con una dureza forzada──. Rhaelys, tú solo me provocas asco, molestia y rechazo. Nunca llegaría a amar a una mujer como tú.
Sus palabras cayeron como una losa entre ellos, un nudo se formó en su garganta mientras hablaba, como si con cada palabra una parte de él mismo se rompiera. Pero no se detuvo. No podía detenerse.
Rhaelys lo miró fijamente, su rostro se mantenía inexpresivo, pero sus ojos reflejaban un dolor profundo que no podía ocultar. Sentía una necesidad urgente de llorar, de dejar que las lágrimas fluyeran, pero se contuvo.
No iba a permitirse ser vista débil, no delante de él.
──Mientes.──dijo con seriedad, su voz firme pero temblorosa──. Todo es una farsa tuya.
Antes de que él pudiera responder, Rhaelys avanzó con rapidez, sus manos se movieron hacia él, sujetando sus hombros con fuerza. Gwayne sintió el dolor agudo de sus uñas clavándose en la tela de su traje, su respiración se aceleró al sentir su contacto.
──Me deseas.──susurró ella, su voz apenas un aliento contra su piel.── y eso te enfurece.
Sus manos apretaron más fuerte, como si su odio fuera mayor que cualquier otra emoción que pudiera sentir.
Gwayne sintió el calor del toque de Rhaelys, su intensidad, la desesperación y la furia en sus movimientos.
Su respiración se volvió irregular cuando vio cómo ella se acercaba más, su rostro a escasos centímetros del suyo. Podía sentir el aliento cálido de la princesa contra su piel, su proximidad lo desarmaba, lo dejaba sin aliento.
──Dilo.──exigió, deteniéndose a un suspiro de distancia de sus labios, su tono era una mezcla de súplica y desafío──. Dilo, Gwayne... admítelo.
Gwayne apretó la mandíbula, sus ojos se fijaron en los de ella, llenos de fuego y pasión, pero también de confusión y miedo.
Las palabras se atascaban en su garganta, su cuerpo entero temblaba bajo el peso de sus emociones, como si una parte de él estuviera a punto de ceder a ese abismo que tanto temía.
──No.──susurró finalmente, pero incluso mientras decía la palabra, su voz traicionaba su indecisión, su propia mentira.
Rhaelys se acercó un poco más, hasta que no quedó espacio entre ellos. Su mano se deslizó desde su hombro hasta su rostro, acariciando su mejilla con una suavidad inesperada, como si cada movimiento suyo buscara arrancarle la verdad que él tanto se empeñaba en negar.
──Dilo, Gwayne.──repitió, con una mezcla de dulzura y peligro en su voz──. Porque yo ya no tengo miedo de lo que siento.
Gwayne cerró los ojos, como si el peso de sus palabras lo aplastara, su mente se debatía en un torbellino de emociones contradictorias. Por un segundo, solo un segundo, se permitió la posibilidad de ceder... de admitir lo que realmente sentía. Pero cuando abrió los ojos de nuevo, su rostro estaba endurecido, su resolución intacta.
──No.──dijo de nuevo, esta vez con más firmeza──. Nunca.
Rhaelys lo miró con intensidad, sus ojos buscando en los suyos una chispa de verdad, algo que pudiera salvarlos a ambos de la tormenta en la que estaban atrapados. Pero lo único que encontró fue la frialdad de un hombre que luchaba contra sí mismo, que no podía o no quería aceptar lo que su corazón dictaba.
Gwayne parpadeó varias veces; su respiración se cortó de repente, y sus labios temblaron ligeramente al sentir la cercanía de los de Rhaelys. Podía oler la fragancia ligera de su piel, una mezcla de brisa marina y cenizas, y esa proximidad lo desorientaba, haciéndole perder el equilibrio entre lo que quería y lo que debía hacer.
Rhaelys observó su lucha interna, su mueca de incertidumbre, y sintió cómo una rabia contenida brotaba en su pecho.
Estaba harta de sus silencios, de sus vacilaciones. Sin pensarlo más, rompió la distancia entre ambos, cerrando los ojos mientras sus labios se unían a los de Gwayne.
Fue un contacto frío al principio, como la primera helada del invierno, pero rápidamente sintió cómo el cuerpo de él reaccionaba con un estremecimiento involuntario. Apretó sus manos con más fuerza sobre los brazos de Gwayne, intentando que no escapara, que no se apartara de ella.
Gwayne sintió un deseo punzante atravesarle el pecho, como si un fuego oscuro comenzara a arder en sus entrañas. Quería resistirse, debía resistirse... pero se encontraba atrapado en el remolino de sensaciones que Rhaelys provocaba en él.
Sus manos se tensaron, pero en lugar de apartarla, se quedaron donde estaban, como si hubieran perdido toda voluntad de obedecerle.
La mano de Rhaelys dejó de sujetarlo y, con suavidad, viajó hasta su rostro, acariciando su mandíbula con la yema de los dedos.
Ese contacto hizo que Gwayne, con un esfuerzo casi desesperado, se separara del beso. Su respiración estaba entrecortada, sus ojos brillaban con una mezcla de confusión y deseo. Sentía la mano de Rhaelys aún sobre su piel, tan cercana que podía contar cada una de sus pestañas plateadas.
──¿Qué sucede?.──susurró ella, una sonrisa pícara asomando en sus labios──. Le ha gustado, no lo niegue.
Gwayne negó con la cabeza, nervioso, incapaz de apartar la vista de los ojos de ella.
──Si me hubiera gustado... yo no la habría dejado separarse de mí ni un instante.──dijo, su voz temblando ligeramente──. Haría que el beso durara mucho más.
Rhaelys frunció el ceño, su expresión mezclada entre la incredulidad y la molestia.
──¿Me dice que beso mal?.──insinuó con un tono ácido, desafiándolo a contradecirla.
Sin decir una palabra, Gwayne la empujó al suelo, posicionándose encima de ella, sus ojos ardiendo con una determinación feroz.
En ningún momento sus manos tocaron el cuerpo de la Targaryen, pero la intensidad de su mirada era como una llama que amenazaba con consumirlos a ambos.
──Debería enseñarte cómo realmente se besa, tonta.──murmuró con voz ronca. Antes de que Rhaelys pudiera replicar, aplastó sus labios contra los de ella con fuerza.
La ropa de ambos seguía húmeda, pegándose a sus cuerpos con cada movimiento.
El frío de la noche se filtraba en sus huesos, pero al estar tan juntos, el calor de sus cuerpos se entrelazaba, creando una extraña mezcla de sensaciones.
Gwayne sentía como si una fiebre lo estuviera consumiendo; su rostro estaba pálido, casi translúcido a la luz de la fogata. Rhaelys, por su parte, disfrutaba de cada segundo del contacto, de cómo su piel respondía al roce del cuerpo de Gwayne, de cómo su aliento cálido se mezclaba con el suyo.
Pero algo en su interior cambió cuando sintió que Gwayne comenzaba a vacilar de nuevo. Su respiración se volvió más débil, y sus manos temblaron ligeramente al apartarse de sus labios, manteniendo sus frentes pegadas, con sus miradas conectadas como si fueran dos imanes.
──No debo hacer esto.──murmuró él con voz trémula, sus ojos cerrados como si estuviera en agonía──. Pero no puedo detenerme.
Rhaelys sintió un escalofrío recorrerle la columna vertebral. Podía ver la lucha interna en los ojos de Gwayne, la forma en que su razón y sus emociones batallaban ferozmente. Pero también sentía la cercanía de su aliento, el calor que emanaba de su cuerpo.
Él dejó que su rostro cayera sobre su cuello, dejando que sus labios se deslizaran con suavidad sobre la piel de ella, provocando un estremecimiento en todo su ser.
Rhaelys cerró los ojos, entregándose por completo a esa sensación, mientras los labios de Gwayne marcaban su cuello con besos lentos y deliberados.
Gwayne sabía que estaba cruzando una línea peligrosa, que estaba a punto de acostarse con la hija de su enemigo.
Pero cada vez que intentaba apartarse, una fuerza invisible lo arrastraba de nuevo hacia ella. Su mente gritaba que debía detenerse, pero su cuerpo se negaba a obedecer.
Finalmente, con un esfuerzo que parecía arrancarle el alma, apartó sus labios del cuello de Rhaelys y se alejó de su cuerpo, cayendo al otro lado, jadeando, tratando de recobrar el control.
Tenía un aspecto de enfermo después de tocar esa fría agua.
Rhaelys se incorporó rápidamente, su ceño fruncido en una mezcla de frustración y confusión.
──¿Por qué te detuviste?.──preguntó, su voz temblando con una mezcla de nerviosismo y rabia.
Gwayne negó con la cabeza, sin saber qué decir, sin saber cómo explicar el torbellino de emociones que lo consumía.
──Esto... esto está mal.──murmuró, su voz apenas un susurro.
Rhaelys se levantó bruscamente, dando unos pasos al otro lado de la fogata, su rostro endurecido.
──¿Por qué?.──insistió con una voz insegura, su tono temblando de una forma que odiaba, porque la hacía parecer débil.
Gwayne la miró fijamente, sin contestar, sus ojos reflejando la tormenta interna que se libraba en su interior.
──¿Por qué siempre me ilusionas así?.──replicó con más fuerza, sus ojos llenos de una furia silenciosa──. Te gusta hacerme sentir mal, como una estúpida.
──No es eso...
──Entonces dime la verdad.──lo interrumpió con dureza──. Dime que me amas como yo te amo.
Gwayne cerró los ojos con fuerza, como si esa confesión lo hubiera golpeado físicamente. Sus manos se apretaron hasta que los nudillos se volvieron blancos.
Rhaelys lo miró, esperando, deseando que dijera algo, pero él permaneció en silencio.
Sus labios temblaron, pero ninguna palabra salió de ellos. Finalmente, ella soltó un suspiro de resignación, se dejó caer en el suelo y se tapó con la capa.
──Que duerma bien, lord.──dijo con frialdad, su voz quebrándose ligeramente al final──. Espero que mañana ya no esté aquí.
Gwayne observó su rostro durante unos largos minutos, capturando cada detalle: la curva de sus labios, la palidez de su piel, el brillo plateado de su cabello bajo la luz del fuego. Hizo una mueca, tratando de apartar sus sentimientos, y cerró los ojos, tratando de encontrar algo de paz en el sueño.
Podría haberse ido en ese mismo momento, desaparecer en la noche oscura, pero no quería dejarla sola en el bosque. No esa noche.
Cuando el amanecer despuntó, Gwayne fue el primero en despertar. Se giró y vio a Rhaelys dormida aún, acurrucada bajo su capa. Su rostro parecía más tranquilo en su sueño, vulnerable de una forma que lo hizo sentir una punzada en el pecho.
Con cuidado, se acercó a ella, agachándose a su altura. Sin pensarlo demasiado, llevó su mano al cabello plateado de ella y apartó un mechón que caía sobre su rostro.
──No voy a mentir, mi princesa, usted es una tortura deseable.──murmuró, casi inaudible, esperando que ella siguiera durmiendo.
Se levantó con cautela, dejándola sola, al menos con la luz del día ya en el cielo. Rhaelys sabría qué hacer cuando despertara.
Horas después, Rhaelys despertó de golpe, mirando a su alrededor con el ceño fruncido. Notó que Gwayne ya no estaba.
Una leve sonrisa apareció en sus labios al recordar el beso, el calor de su cuerpo, la intensidad de su mirada. No podía dejar de pensar en ello mientras comenzaba a caminar, buscando el camino de regreso a Dragonstone.
Aunque deseaba tener a Moonfyre con ella, sabía que debía llegar por su cuenta.
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Jacaerys caminaba con el ceño fruncido, sus pasos resonaban por el pasillo mientras se dirigía al salón de reuniones. Su mente estaba absorta en pensamientos sobre los últimos informes de la guerra, cuando se detuvo en seco. Allí, entrando por una puerta lateral, vio a su media hermana mayor, Rhaelys, con su ropa manchada de tierra y sangre seca, y su rostro reflejando el cansancio.
──¿A dónde estuviste?.──preguntó, su tono más helado de lo habitual mientras se acercaba a ella con determinación.──Desapareciste sin decirme nada.
Rhaelys rodó los ojos ante la urgencia en la voz de Jacaerys, como si ya estuviera acostumbrada a sus constantes cuestionamientos.
──Quería averiguar algo.──respondió con desdén, encogiéndose de hombros.──Nada importante.── Su voz se tiñó de indiferencia, mientras dejaba escapar un leve suspiro.
──Desapareciste un día entero, Rhaelys.── insistió Jacaerys, sin levantar demasiado la voz, pero con un tono cargado de desaprobación.──¿Al menos nuestra madre sabía que te habías ido?
──De hecho, sí.── replicó Rhaelys, cruzando los brazos sobre su pecho y clavando su mirada en él.──Fue ella quien me dio esa tarea, salir de Dragonstone.── Observó cómo la expresión de Jacaerys se endurecía aún más, y no pudo evitar sonreír levemente, disfrutando de la reacción que había provocado en su hermano.
──¿Cómo está Moonfyre?.── preguntó, cambiando abruptamente de tema.
──Está inquieto.──contestó Jacaerys, mirándola de arriba abajo con una mueca de desaprobación.──¿A dónde te metiste? Pareces un desastre.
──Inquieto...──repitió Rhaelys, ignorando el comentario sobre su apariencia.──Quizás quiera salir un rato, volar tal vez.
──Los cuidadores dicen que está más inquieto de lo normal, más caprichoso...── replicó Jacaerys, su mirada se endureció como si culpase a Rhaelys por el comportamiento de su dragón.──¿Volar? ¿Acaso se te olvidó cómo regresó después de que lo llevaste a la guerra? Gracias a los dioses volviste con vida.
Rhaelys apretó los labios, sintiendo el peso de las palabras de su hermano. Su tono era un regaño velado, pero no tan cargado como el de su madre. Bajó la mirada, sintiendo un nudo de culpa en su pecho.
──Aún su vuelo es débil.── añadió Jacaerys, ahora con una preocupación que parecía más profunda.──No está listo para volver a luchar.
──Iré a verlo.── replicó Rhaelys con firmeza, alzando la cabeza de nuevo.──Me preocupo por mi dragón.
Jacaerys la detuvo, tomándola del brazo con más fuerza de la necesaria.
──Si de verdad te preocupas por él, nunca debiste ir a esa guerra sabiendo que Moonfyre apenas tiene la experiencia de una batalla, y casi muere en esa.── Su voz sonaba a reproche, pero también a un hermano que intentaba protegerla de sus propias decisiones.
Rhaelys frunció el ceño, irritada por la verdad en las palabras de Jacaerys.
Moonfyre apenas había luchado en una guerra, y en esa ocasión había resultado herido gravemente.
Pero cuando Rhaelys lo reclamo cambio bastante.
Desde entonces, el dragón había sido mimado, mantenido lejos del conflicto, algo que, ahora se daba cuenta, había sido un error. Ella había sido imprudente, impulsiva... y había puesto en riesgo a su dragón.
Jacaerys inclinó la cabeza, observando algo en el cuello de Rhaelys. Frunció el ceño con curiosidad.
──¿Qué es eso?.── preguntó, tocando con un dedo una mancha oscura en la piel pálida de su hermana.
Rhaelys se estremeció ante el contacto, dando un pequeño brinco de sorpresa.
──¿Qué? No hagas eso.── protestó, apartándose de su mano.
──Entonces dime qué es.──insistió Jacaerys, tocando la mancha de nuevo, causando que la piel de Rhaelys se enrojeciera aún más.
Rhaelys apartó su mano con un movimiento brusco y dio un paso atrás.
──No es nada.──dijo con voz tensa.──Es solo un moretón.
Jacaerys alzó una ceja, evidentemente no satisfecho con la respuesta.
──¿Un moretón?.──repitió, dejando que la palabra se deslizara de sus labios con incredulidad.──Bien, como sea.── murmuró finalmente, girando sobre sus talones para alejarse, pero se detuvo antes de dar el primer paso.
──Antes de ir a ver a Moonfyre, date un baño. Apestas a sangre y humedad.
Rhaelys lo fulminó con la mirada, irritada por el comentario, pero luego levantó una manga de su ropa y la llevó a su nariz, frunciendo el ceño al percibir su propio olor.
──Sí, lo haré.──replicó con disgusto.
Jacaerys soltó una ligera sonrisa, finalmente satisfecho, y continuó su camino por el pasillo, dejando a Rhaelys sola con sus pensamientos y el peso de sus errores.
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Tal vez en los próximos capítulos escribiré sobre un poco del pasado de Rhaelys y sus pequeños traumas que tiene, sinceramente siempre me gusta agregar al menos pequeños detalles sobre el pasado de mis personajes.
Así para que tenga su personalidad propia, que no sea una simple oc qué hice por que si.
En fin, ethan rosier el mejor personaje que hice en todos mis fanfics.
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