Capítulo 33 | Hannah
-Hannah-
Un nudo quema en la parte posterior de mi garganta. Mis ojos están llenos de lágrimas contenidas. Soy una idiota. No tengo derecho alguno de sentirme de ésta manera, pero lo hago. ¿Cómo pretender que no siento nada cuando sus besos me afectan de ésta manera?, ¿cómo pretender que no me duele el hecho de que una chica guapa como Layla está detrás de él?...
Es una zorra, pero Logan es soltero. Puede hacer lo que le plazca, me guste o no.
— ¡Hannah! —la voz de John me revuelve el estómago, y al mismo tiempo, una punzada de decepción me recorre el cuerpo. Una parte de mí esperaba que fuese Logan quien me buscara—, ¡Maldita sea, Hannah, detente ahí!, ¡no puedes dejar que Layla sepa que te ha afectado!
Me giro sobre mis talones y escupo—: ¡Me importa una mierda lo que Layla piense!, ¡se ha salido con la suya de cualquier modo!
— ¡Logan está loco por ti! —dice, exasperado.
— ¡¿De qué me sirve que esté loco por mí si no hace nada para tenerme?!
— ¡Acaba de besarte, Hannah!, ¡deja de hacer como que no lo ves!, ¡sabes que lo tienes en la palma de tu mano!, ¡deja de ser una idiota y ve tras él! —lágrimas calientes y pesadas caen por mis mejillas. John es la única persona que me habla de ésta manera. No tiene filtros. Dice lo que piensa como lo piensa y de la forma en la que le viene a la cabeza.
Se acerca a mí. Luce triste, desesperado… — ¿Por qué terminaron, Hannah? —está más tranquilo ahora.
— ¿C-Cómo sabes que estuvimos j-juntos? —tartamudeo. Intento sonar estable, pero apenas puedo hablar.
Rueda los ojos al cielo y medio sonríe. —Él me lo dijo.
Limpio mis lágrimas y desvío la mirada. —E-Estar con Logan es… —trago duro—. Es como subir a una montaña rusa. Un día estás arriba, sintiéndote invencible, sintiéndote mejor de lo que nunca te has sentido; y al otro, estás abajo, sintiéndote miserable e impotente…
—Está muy enamorado de ti, Hannah —dice, acariciando mi mejilla con sus nudillos—. Te mira como si fueses la cosa más hermosa del mundo.
Mi corazón da un vuelco furioso. —N-No lo está —mascullo, intentando no ilusionarme demasiado.
—Tú estás loca por él —dice, medio burlándose—. Lo trajiste a casa para las fiestas; eso dice mucho acerca de tus sentimientos hacia él.
Lo miro a los ojos. — ¿Soy muy obvia, no es así? —intento reír, pero me sale horrible.
—Cariño, te lo comes con la mirada —rueda los ojos al cielo. No puedo evitar reír un poco.
—Hannah… —una voz ronca, tranquila y familiar, me habla. Todo mi cuerpo reacciona ante el sonido, provocándome un escalofrío intenso.
Miro por encima del hombro de John y soy capaz de observarlo. Está ahí, con los ojos fijos en mí y expresión preocupada. Abro la boca para decir algo, pero no hay nada que pueda justificar mi comportamiento.
—Me voy —John anuncia. Besa mi mejilla y susurra en mi oído—: Díselo, Hannah, o te golpearé con toda mi fuerza masculina.
Reprimo una sonrisa y lo veo avanzar hasta donde todos se encuentran.
Logan no se ha movido ni un centímetro de su lugar. Me cruzo de brazos. — ¿Quieres caminar? —pregunto, sintiéndome torpe.
Mete las manos en sus bolsillos y se echa a andar en dirección a mí. Cuando me alcanza, avanzamos lentamente, arrastrando los pies en la arena. —Hannah, yo…
—Una vez —lo interrumpo—, en clase de gimnasia en secundaria, escuché a Layla decirle a un grupo de chicas acerca de mis cicatrices. No sé cómo las vio. No quiero averiguarlo… Ese día decidí que debía tenerla de mi lado. Que necesitaba que ella fuese mi amiga para que me dejara en paz —lo miro—. Nunca ha sido mi amiga de verdad y ambas lo sabemos. No sé qué es lo que quiere de mí, pero siempre termina arruinándolo todo.
—Hannah, yo no la besé —se defiende en un susurro preocupado.
—Lo sé —asiento, sonriendo con tristeza—. Yo me lo busqué, de cualquier modo. No debí haberle dicho que estaba contigo.
— ¿Le dijiste que estabas conmigo? —siento su mirada fija en mí, pero me obligo a no mirarlo. El calor de mi vergüenza está ruborizando mi rostro. Hago una mueca, pero me niego a decir una palabra—. ¿Por qué?
—P-Porque no quería que se acercara a ti —mascullo.
— ¿Estás celándome?
— ¡No! —exclamo, medio horrorizada. Medio avergonzada.
—Estás celándome —noto la diversión en el tono de su voz—. Hannah Lynn Wickham está celosa. ¿Quién iba a decirlo?... ¿no te parece un poco tarde para esto?
— ¿Te estás burlando de mí? —lo miro, alzando las cejas con incredulidad.
Una sonrisa burlona se extiende por su rostro y se encoje de hombros. —Puede que si esté burlándome un poco.
Mi boca cae abierta por el asombro y la indignación, así que me obligo a alejar la vista y mirar hacia el océano. Caminamos en silencio unos momentos antes de que vuelva a hablar—: ¿Estás enojada conmigo?
—No —digo, porque es cierto.
—Estás enojada —afirma.
— ¡Por supuesto que no!
—Hannah, estoy borracho. No me escuches cuando esté borracho. Soy un imbécil cuando bebo.
—Eres un imbécil todo el tiempo —acoto, mirándolo de reojo.
Hace una mueca. —Bueno… Soy más imbécil que de costumbre —una risita brota de mis labios y él sonríe radiante. —. ¿Eso de ahí es una risa? —Dice—, ¡Dios!, ¡estoy haciendo reír a Hannah!, ¡que alguien me traiga mi maldito premio ahora!
— ¿Estás diciéndome amargada? —Exclamo—, ¡Me río todo el tiempo!, ¡no soy una amargada!
—Pero yo nunca te hago reír —dice. Noto el filo triste en el tono de su voz—. Es bueno saber que te hice reír, para variar.
—Me has hecho reír más veces de las que crees —las palabras salen de mi boca por sí solas.
Se encoje de hombros. —Supongo que me lo perdí, entonces —dice—. Me encanta escucharte reír, Hannah.
Un silencio cómodo se asienta entre nosotros mientras nos sentamos en la arena de cara al mar. —Si no hubiese venido, ahora mismo estaría en mi departamento comiendo pizza, viendo una mala película —dice.
—Estarías en una fiesta —afirmo—. Poniéndote borracho.
—Y después de estar muy borracho, te escribiría un mensaje de texto que no enviaría —dice y lo miro sólo para saber si está bromeando, pero su mirada está fija en el océano.
— ¿Qué tan borracho estás, Logan? —pregunto, medio sonriendo.
—Bastante borracho —admite—. Es probable que mañana no pueda mirarte a la cara por la jodida vergüenza.
— ¿Puedo hacerte una pregunta?
—Adelante —medio sonríe.
— ¿P-Porqué decidiste venir conmigo?
Lo piensa unos instantes. —Porque no podía soportar la idea de pasar las vacaciones sin verte. No quería estar a kilómetros de distancia de ti.
El silencio sólo es interrumpido por el constante sonido de las olas rompiendo en la costa. —Éste lugar es increíble —dice en un murmullo.
—Es precioso, ¿verdad? —sonrío.
—Lo es —asiente sin mirarme—. Últimamente, he pensado mucho en mi hermano, Lucas.
— ¿En qué piensas? —digo, mirándolo con curiosidad.
—En que deseo arreglar las cosas con él. No me siento listo para intentar arreglarlo todo con mi familia, pero creo que sería un gran paso. No era sólo mi hermano, ¿sabes?... Era mi mejor amigo.
—Creo que deberías llamarle —lo aliento—. Ya sabes, desearle feliz navidad. Sería un buen comienzo.
—Me da miedo buscarlo y que me mande a la mierda.
—Es tu hermano, Logan. Por supuesto que no va a mandarte a la mierda. Subestimas demasiado a las personas que te aman.
—Destruí a mi familia —su ceño se frunce—. Algo entre nosotros se quebró en el momento en el que se enteraron de lo que le hice Thomas. Yo rompí algo entre nosotros.
—Deja de culparte —digo, irritada—. No tienes la culpa de lo que sucedió entre ustedes. Cometiste un error. Todos cometemos errores.
—Maté a una persona, Hannah —suena torturado—. Ese no es un error. Mentir es un error. Matar a alguien es…
—No cambia nada, Logan —susurro—. No cambia lo que la gente siente por ti. Yo… — ‘yo te amo, aún sabiéndolo’ —, yo sé que ellos te aman por sobre todas las cosas.
—Si me aman, ¿por qué no me han buscado?, ¿qué se los impide?...
—Quizás están esperando a que seas tú el que dé el primer paso —digo—. No eres una persona fácil de lidiar cuando estás molesto. Quizás ellos sólo esperan a que seas tú quien dé el primer paso.
Un bufido brota de sus labios y niega con la cabeza. —Quizás sólo deba olvidarme de que existen.
—Logan… —sueno igual que mi madre cuando me regaña, pero no me importa.
— ¡Oh, maldita sea!, ¡no uses ese tono conmigo! —Se queja, haciendo un puchero—. Te pareces a mi mamá cuando hablas así.
Una risa idiota brota de mis labios y bajo la mirada. —Será mejor que nos vayamos.
Asiente. —Si… Mañana debo levantarme temprano.
Mi ceño se frunce. — ¿Para qué? —pregunto, curiosa.
—Tengo que entrenar algo. Correr un poco, estirar los músculos… Entrando de vacaciones tengo una pelea.
— ¿Puedo ir contigo?
— ¿A la pelea?
—No —Sonrío—. A correr. Debo sacar a los perros un rato, de todos modos.
—No vas a aguantar mi paso —advierte.
— ¿Estás retándome?
—Estoy afirmándolo, Hannah.
—Eso lo veremos, Lerman —entrecierro los ojos—. Soy bastante persistente. Puedo correr lo mismo que tú. Terminaré hecha polvo, pero puedo hacerlo.
Una sonrisita se desliza por sus labios. —Eso quiero verlo, Wickham. Hablas mucho, veamos si tus palabras concuerdan con tus acciones.
Una risa me asalta y el calor vuelve a mi pecho. No puedo creer que, a pesar de todo, las cosas entre nosotros estén marchando de ésta forma. Nunca habíamos pasado tanto tiempo sin pelear.
~*~
Logan toma una taza de café en la mañana, argumentando que no tiene resaca; que sólo necesita despertar un poco, pero no le creo. Se queja, también, de que uno de los gatitos no lo dejó dormir en toda la noche. Está malhumorado e irritable, pero sorprendentemente, lo encuentro adorable.
—Deja de quejarte —ruedo los ojos al cielo, poniéndole la cadena a Sultán, el rottweiler de Michael.
Logan está sosteniendo a Richie y Puff, los dos labradores de mi mamá. Los animales están inquietos, mueren por salir a la calle.
En cuanto abro la puerta, los perros salen disparados, casi tirando a Logan al suelo. Reprimo una carcajada mientras cierro la puerta detrás de mí. Elegí llevar a Sultán porque es el más tranquilo de los tres.
Logan ríe cuando uno de ellos pasa entre sus piernas, doblando su brazo de forma antinatural. — ¡Dios mío, cómo odio a los perros! —masculla mientras lo alcanzo.
—Gracias por hacer esto —sonrío.
—Acabemos con esto de una vez—dice, y comienza a trotar. Los perros siguen su paso y yo corro justo detrás de él. Cuando llegamos al parque que está a unas calles de mi casa, Logan aprieta el paso, pero no me dejo intimidar.
Apenas estamos dando la séptima vuelta al perímetro, pero ya me encuentro jadeando. Logan está perfectamente. Su respiración es acompasada y ligera. Se detiene un poco, dejando que lo alcance, y dice—: ¿Puedo pedirte algo?
—Si —jadeo.
— Puedes decir que no…
—Sólo dilo, Logan —estoy a punto de arrojar los pulmones por la boca.
— ¿Podrías acompañarme a casa de mi hermano? —me detengo en seco, mirándolo con incredulidad.
— ¿Q-Qué? —jadeo.
—Queda de camino de regreso a Nueva York —se apresura a decir—. Sólo nos desviaríamos un poco. No tenemos que ir ahora mismo o en estos días. Cuando estemos de camino de regreso… ¿Me acompañarías?
A pesar de que está a punto de darme un ataque respiratorio, sonrío. —Por supuesto.
—Bien —sonríe, nervioso—. Ahora mueve tu culo, que aún nos faltan seis vueltas más.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro