Capítulo 27 | Hannah
-Hannah-
Hace casi dos meses, Logan Lerman y yo terminamos.
No sé a cuántos chicos ha golpeado por mi culpa desde entonces. Fueron cuatro hasta que dejé de enterarme. La última vez que hablé con él, las cosas no salieron bien. Le pedí que dejara de golpear gente sólo porque si, y terminamos discutiendo peor de lo que jamás habíamos discutido.
Sé que es impulsivo, violento, celoso y posesivo. Sé que me hace daño. Sé que es un imbécil la mayoría del tiempo; sé que está destruyéndome..., y a pesar de saber todo esto, lo extraño. Lo echo tanto de menos, que he estado a punto de correr a su departamento a mitad de la noche sólo para pedirle que me acepte de vuelta.
La música electrónica taladra en mis oídos. El bajo y la batería retumban en las bocinas instaladas en la enorme discoteca. La casa Gamma, nuestra casa; ha organizado una fiesta de fin de semestre en uno de los lugares más grandes de la ciudad.
Es la última fiesta del curso, justo el último día de clases, antes de que todo el mundo vaya a casa por las vacaciones de navidad. Yo volveré a Los Ángeles en unos días, poner distancia entre Logan y yo es lo que necesito para olvidarlo. Soy tan patética, que sigo esperando a que un día me busque para arreglar las cosas.
— ¡Esto está increíble! —Steph se hace sonar por encima del rugido estridente de la música—, ¡definitivamente, éste lugar es mejor que el del año pasado!
Una risa idiota me asalta cuando veo a una bola de chicos del equipo de fútbol, corriendo en ropa interior por todo el lugar. Steph rueda los ojos al cielo. —Idiotas —masculla y nos abrimos paso entre la gente.
— ¿Vendrá Colton? —le pregunto una vez que estamos en la barra.
— ¡Sí! —Chilla emocionada—, ¿puedes creer que llevemos cinco meses saliendo?, jamás había durado tanto con un chico.
—Cinco meses no es mucho tiempo —observo.
— ¡Para una chica como yo, lo es! —sonríe y río con ella.
— ¿Siguen aferrados a pasar navidad juntos? —digo, una vez que tengo un refresco de cola entre mis dedos.
—Sí. Él dice que en su casa no van a molestarse y no quiero que mi mamá vea éstos tatuajes, así que… —se encoje de hombros—. No pienso salir de la habitación de ése hotel.
—No tenías porqué decirme eso —hago una mueca de asco y ella ríe.
—Cuando te suceda, vas a comprender a qué me refiero —me guiña un ojo.
Antes de que pueda replicar, su teléfono suena y sonríe. —Es Colton, ¿me esperas aquí?, no tardo.
—Ve —le guiño un ojo—. No demores demasiado.
—No lo haré —dice—, coquetea un poco mientras vuelvo. Necesitas un chico para iniciar el próximo semestre con el pie derecho.
Una punzada de dolor atraviesa mi pecho. No quiero iniciar el semestre con ningún chico… Al menos, ninguno que no sea Logan Lerman. Me obligo a sonreírle, pero sus palabras calan dentro de mi pecho.
—Iré a buscar a Jess —grito, señalando en dirección las mesas donde dijo que estaría.
—De acuerdo, te llamo si no te encuentro —me guiña un ojo.
Avanzo entre la apretujada multitud. Jess dijo que estarían en las mesas del fondo del lugar, así que es allá hacia donde me dirijo. Cuerpos sudorosos y eufóricos me impiden el paso, así que tengo que buscar un espacio libre para pasar.
Unas manos grandes se posan en mis caderas y la alarma se enciende en mi sistema. Intento liberarme del agarre firme y tosco, pero se aferran al material de mi vestido.
— ¡S-Suéltame! —chillo, apretando las muñecas de quien me sostiene. Mis uñas se clavan en la carne blanda de mi agresor.
— ¿Quieres bailar? —aliento caliente y repugnante golpea mi oreja. Me retiro, haciéndole saber que no quiero que se me acerque.
Tiro un pisotón con la punta de uno de mis tacones y el imbécil maldice a mis espaldas, liberándome.
Me giro para mirarlo y veo al mismo idiota que me llamó ‘zorra’ en la fiesta a la que fui con Logan hace unos meses. — ¡No vuelvas a ponerme un dedo encima! —escupo, y me abro paso entre la gente, sin esperar su respuesta.
Apenas he avanzado unos pasos, cuando una mano se envuelve en mi muñeca, tirando de mí hacia atrás. Forcejeo intentando liberarme, pero es imposible. Me vuelco para encararlo. Él me mira de arriba a abajo con expresión deseosa y sugerente.
— ¿Quieres que te folle? —sonríe.
Mi corazón golpea con fuerza contra mis costillas, mis manos tiemblan, mi garganta está seca. Estoy aterrorizada, pero me las arreglo para intentar liberarme de su agarre.
Mi muñeca es torcida en un ángulo doloroso y jadeo, mientras tira de mí en su dirección. Su pecho golpea con el mío, y su respiración caliente con aroma a alcohol, me invade.
—Soy mejor amante que Lerman —dice—. Ya lo verás.
—S-Suéltame —forcejeo, pero mi muñeca es torcida aún más.
—Vamos —empuja de mí con brusquedad y la bilis sube a mi garganta. Su mano libre se coloca en la parte trasera de mi cabeza, enredando las hebras de mi cabello entre sus dedos, tirando un poco de él.
Me tambaleo entre la gente. Nadie parece darse cuenta de lo que está pasando. — ¡V-Voy a gritar si no me dejas ir! —chillo, forcejeando una vez más.
—Te reto a que lo hagas —susurra contra mi oreja—. Nadie va a ayudarte. A nadie le importa lo que pasa en éstas putas fiestas.
— ¡Auxilio! —grito, y tira de mi cabello con fuerza, haciéndome gemir de dolor.
— ¡Cállate, maldita perra! —escupe antes de empujarme con brusquedad.
Nos dirigimos a una de las puertas de emergencia del local. Estoy a punto de echarme a llorar. Estoy aterrorizada.
— ¡Suéltame! —Chillo—, ¡Por favor, suéltame!
Abre la enorme puerta de la salida de emergencia. No puedo creer que nadie haya hecho nada por detenernos. El aire helado me golpea de pronto. Estamos en un callejón oscuro.
Me empuja fuera del lugar y me tambaleo hacia adelante, siendo liberada de su agarre. Intento correr, pero su brazo se envuelve en mi cintura, tirando de mí hacia atrás. Mi cabello es tirado con fuerza, y un sollozo ahogado brota de mi garganta.
Siendo su nariz pegándose en mi garganta, antes de aspirar profundamente, gimiendo de placer. —Hueles tan bien —susurra contra mi oído.
Lágrimas calientes y pesadas se deslizan por mis mejillas cuando su mano libre traza el contorno de mi figura. No quiero que me toque. Estoy asqueada. Quiero vomitarle encima.
—P-Por favor, no —sollozo.
Cuando ahueca uno de mis pechos, forcejeo desesperadamente.
Tira de mi cabello tan fuerte, que creo que va a arrancarme el cuero cabelludo. Me obliga a caminar hasta que mi cara está presionada contra el concreto del edificio. Intento liberarme, pero tira de mi cabello hacia atrás y empuja mi cabeza hacia adelante. El dolor estalla en mi cabeza cuando siento el golpe del concreto contra mi cráneo.
Mi visión se nubla de los bordes y escucho un grito adolorido. Sé que el grito es mío, pero no se siente como si lo fuera. Voy a desmayarme. A penas puedo sostenerme en pie. No tengo control alguno de mi cuerpo...
De pronto, el agarre en mi cabeza se va, la presión que me mantenía pegada al concreto se ha ido. No hay nada que me sostenga, así que caigo de rodillas al suelo.
Estoy desorientada, el mundo se mueve debajo de mis pies, y no puedo enfocar nada. La parte activa de mi cerebro me dice que debo huir, pero mis extremidades apenas me responden. Estoy aturdida, adolorida, temblorosa…
Un gruñido se filtra a través de la bruma que envuelve mi cabeza, y me obligo a mirar un punto fijo en el suelo.
Poco a poco, mi mirada va enfocándose en la mancha de aceite que se encuentra debajo de mí. Los ruidos vuelven con la misma lentitud.
Un grito de dolor estalla en mis oídos, pero no es mío. Mi vista recorre el lugar y tardo unos segundos en notar las dos figuras tiradas en el suelo, forcejeando y peleando.
Entrecierro los ojos, intentando descubrir qué está sucediendo.
Todo mi mundo se detiene cuando lo veo. Logan Lerman está sobre el chico que estaba manoseándome. Está golpeándolo con brutalidad, y es la primera vez en mi vida que agradezco que esté golpeando a alguien.
Las lágrimas vienen a mí como un torrente desesperado y angustiante. — ¡L-Logan! —sollozo.
Él se pone de pie. A distancia, soy capaz de notar cómo su pecho sube y baja con su respiración agitada. Atesta una patada a la figura que está tirada en el suelo, inmóvil, y mira en mi dirección.
No puedo ver su expresión por la oscuridad de la noche, pero avanza hacia mí.
Cae de rodillas cuando está lo suficientemente cerca. Sus ojos azules están teñidos con ira, impotencia y ansiedad. Mis lágrimas se vuelven aún más intensas. Intento contarle lo que pasó, pero todo suena como un balbuceo inteligible.
—Está bien —susurra. Su voz suena más ronca que nunca—. Estás bien, Han. Estoy aquí.
Su mano ahueca mi mejilla y cierro los ojos con fuerza. —I-Intentó…
—Shhhh —me interrumpe—. No lo digas. Si lo dices, voy a matarlo. Te juro que soy capaz de matarlo.
Me obligo a mirarlo. Hay impotencia y desesperación en su rostro —V-ven aquí —tartamudea, tirando de mí en un abrazo fuerte y seguro.
No puedo dejar de llorar. No puedo dejar de agradecerle a Dios que Logan apareciera. No puedo dejar de aferrarme a él con todas mis fuerzas.
Los nudillos me duelen de tanto que aprieto las manos alrededor de su camisa; no puedo dejar de balbucear incoherencias y Logan no deja de susurrar palabras tranquilizadoras en mi oído.
Después de lo que parece ser una eternidad, me aparto de él, obligándome a mirarlo. — ¿C-Cómo s-supiste que estaba aquí? —susurro.
Me mira fijamente a los ojos antes de desviar la vista. Mi ceño se frunce ligeramente y él aprieta los labios.
—Sabía que estarías aquí —susurra—. En la fiesta. Por eso vine… Yo sólo…, sólo quería verte.
Mi corazón da un vuelco furioso, pero me obligo a mantenerme serena. Pasa una mano por las hebras oscuras de su cabello y me mira de nuevo.
—Te vi llegar con Steph —dice—, y no dejé de mirarte hasta que un imbécil se acercó a intentar hacer plática conmigo. Me distraje tres minutos antes de perderte de vista, y fue entonces cuando el idiota que intentaba hablarme, me dijo que mi ex-novia era tan zorra, que estaba follando con alguien en el callejón.
Su mandíbula se aprieta con fuerza y su ceño se frunce. —Yo sé que no eres así —su voz suena aún más ronca de lo que alguna vez creí posible—. Una parte de mí sabía que algo no estaba bien, así que salí para ver qué encontraba.
—Y-Yo no quería y él… —sollozo.
—Lo sé —susurra. Su mano ahueca mi rostro—. Lo sé, Han. Fue una trampa. Algo para molestarme. Algo para… —se detiene en seco. La ira está invadiendo su rostro y el tono de su voz—. Voy a matarlos —escupe—. Voy a matarlos a los dos.
— ¡N-No! —tartamudeo, envolviendo mis brazos en su cuello—, p-por favor, no. No lo hagas. Por favor.
Sus brazos se envuelven en mi cintura. —Si ese hijo de puta te hubiese hecho algo… —gruñe y aprieto los ojos con fuerza.
—Q-Quiero ir a casa —susurro—. Llévame a casa, Logan.
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